6
Quería hablar de ella con Andrew pero nunca encontré un momento, por lo que llamé a su puerta un sábado en la mañana.
—Hola, Jude, pasa—me invitó su madre. Era una mujer encantadora y yo en serio amaba los panqueques con arándanos que cocinaba algunos domingos por las mañanas, eran únicos.
—Gracias...—cuando llegamos a la sala quise preguntar por Andrew, pero ella se adelantó.
—Está en la casa de Marge, su tía, creo que volverá junto con Diana en unas horas.
—¿Puedo ir a su habitación?
—Claro—me concedió aunque estaba algo confundida—, mi casa es tu casa.
Subí las escaleras velozmente hacia su cuarto y rebusqué en su escritorio una nota adhesiva o algún papel y un lápiz.
"Ve al restaurante de la esquina a las cuatro, no faltes porfa. Jude :)"
Eso escribí y me despedí de su madre para ir a casa.
Me puse una blusa con mis vaqueros favoritos y unas converse antes de irme y comencé a caminar hacia el restaurante.
¿Qué haría? Seguramente tratar de aclarar nuestra situación, pedir disculpas por algo y no ponerme nerviosa. Al menos intentaría lo último...
Al entrar saludé a Kylie y me senté en la primer mesa que vi cerca de la entrada, para ver si Andrew llegaba.
—¿Esperas a alguien?—me preguntó.
—Estoy esperando a Andrew...
—¿Quieres pedir algo mientras lo haces?
Lo pensé. Traía conmigo veinte dólares. ¿Por qué no?
—Un jugo de frambuesa, por favor...
Esperé al menos una hora después de las cuatro y aún no aparecía por la puerta. Había pedido al menos cinco jugos y había ido al baño unas tres o cuatro veces pero no aparecía.
Cuando creí rendirme lo vi entrando por la puerta y me divisó e hizo un gesto con su cabeza. Se sentó en frente mío con una expresión preocupada y a la vez nerviosa.
—¿Está todo bien?
—Yo... no. No está nada bien, andrew, lo sabes—lo miré a los ojos y desvió la mirada de la misma manera en la que lo había hecho cuando... bueno, ya saben.
—Tienes razón—reconoció.
Por fin. No me gustaban las charlas en donde se confiesan cosas o en las que hay conflictos pero debíamos resolver esto de una forma u otra.
—Hemos peleado demasiado y me gustaría saber cómo vamos a quedar...
—¿Quedar de qué?—se extrañó.
—Como amigos, extraños o novios...—expliqué aunque me miro asqueado con la última palabra.
—No lo sé.
—¿Pero qué quieres tú?
Se quedó pensativo.
—Una empanada.
—No me refería a...
—De pollo—concluyó mientrasllamaba a Kylie y sacaba su billetera.
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