Capitulo 3: Gran día. Gocchan.
Mitsuki salió de su casa apresuradamente, corrió hasta el auto de su esposo y entró.
—¡Vamos, debemos llegar rápido!- exclamó ella casi en un ataque de pánico y ansiosa.
—Tranquila cariño, el hospital solo está a diez minutos.- trató de mantener la calma el alfa, aunque también estaba ansioso.
Era el gran día del nacimiento de su nieto, fueron llamados por el alfa peli-verde hace unos minutos dando la noticia que iban hacia el hospital.
Las cosas se movieron muy rápidas después de eso, en cuanto llegaron al hospital fueron directamente a la sala de espera, se encontraron allí a uno de los amigos de su hijo. Pronto más de los amigos de su hijo y nuero llegaron, con ellos la madre del alfa.
—¡Ay que nervios!- chilló Kaminari mordiendo sus uñas.— ¿Como crees que sea el cachorro? ¿Un mini Deku o un mini Kacchan?
Habló tratando de aligerar el ambiente ansioso, cuando supieron el sexo del cachorro, se alegraron bastante al saber que era un varón, todas las cosas que compraron para la criatura fue color azul, naranja y verde después de eso. Al igual que la decoración del cuarto, fue pintada con colores fríos para varon.
Los demás comenzaron a comentar sobre si sería igual a Katsuki, a Izuku o una mezcla de ambos.
Mientras, en el interior del cuarto en donde estaba un Omega pujando para hacer salir su hijo al mundo, un peli-verde trataba de que cuero cabelludo no fuera arrancado de su cabeza, al igual que su mano no fuera partida por la presión.
—¡Todo es culpa tuya, te voy a castrar maldito!- exclamó el omega con el rostro rosa por el esfuerzo, al tiempo que jalaba los cabellos del alfa.
—¡Ka-kacchan, respira cariño!- el alfa trataba de calmarlo, aunque en su posición no podía hacer mucho.— ¡Vamos Kacchan un poco más!
—¡A ti no se te está abriendo el culo, ya cállate!- chilló de nuevo el Omega jalando con más fuerza el pelo de Izuku.
Los doctores miraban la escena sin saber que hacer. Las enfermeras no decían nada y solo se limitaban a lo que les pedía el doctor a cargo.
—Se-señor Midoriya, empuje un poco más por favor.- pidió de forma amable el doctor un poco temeroso, no quería que el rubio dirigiera su furia hacia el también.
Katsuki trató de respirar hondo tratando de calmarse un poco, apesar de echarle la culpa al pecoso y tratarlo de la mierda en ese momento sabía que no podría hacerlo sin su compañía, apretó por reflejo la mano que del alfa tenía sujeta.
Como si el agarre del pecoso le transmitiera fuerzas. Apretó los dientes tratando de pujar con todas fuerzas.
El lugar quedó en silencio un momento, antes de que el llanto de un bebé sonara en la habitación. Katsuki aún tenía la respiración algo agitada, pero el dolor en su parte baja ya no estaba, por lo que podía calmarse tratando de recuperar aire.
Izuku a su lado miraba como todo estaba borroso, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar. Le dolía mucho la cabeza y sentía que su mano estaba rota.
—¡Felicidades, es un cachorro muy sano!- una de las enfermeras llegó al lado de ellos con un pequeño bulto en sus brazos.
Katsuki rápidamente abrió los ojos y estiró sus brazos para recibirlo, sintió el calor de su cachorro en los brazos y lo miró con detalles.
El cabello de color rubio ceniza cubría como una pequeña lana la cabeza del pequeño, además se miraba alborotado, justo como el suyo. Un par de pequitas, muy chiquitas apenas visibles cubrían sus mejillas regordetas.
No pudo evitar acariciar su pequeño rostro con las yemas de sus dedos, sonrió cuando el cachorro arrugó su carita ante su tacto. El pequeño abrió sus ojos mostrando un color verde esmeralda brillante.
Fue como la gota que derramó el vaso, sintió sus propias lágrimas de felicidad caer por su rostro al ver esa cosita tan hermosa en sus brazos.
—¡Mira Deku, es nuestro cachorro!...- habló con alegría, pero no recibió respuesta del alfa.— ¿Deku?
Miró a su lado y encontró al alfa medio muerto, parecía como si el alma del peli-verde saliera de su boca y no miraba en ningún punto en específico.
—Creo que lo maté.- murmuró el rubio para si mismo, sacudió su cabeza y alzó una mano para darle un golpe al alfa.— ¡Por una mierda Deku, fuí yo quien tuvo al cachorro y no estoy así!
Izuku despertó de su trance y miró al rubio con su pequeño en brazos, la reacción fue como se lo pudo imaginar antes.
Fue abrazado por un peli-verde llorando a mares.
—¡Kacchan, es tan hermoso!- chilló como cachorro, frotando su rostro contra el del rubio.— se parece mucho a ti.
Izuku creía que miraba a los ángeles más bellos en la tierra, su pequeño en brazos de su madre era la mejor imagen del mundo. No pudo contener su emoción y sacó su celular para tomar varias fotos.
Después de eso tuvieron que llevarse al cachorro para hacerles la revisiones de rutina, además de que el rubio necesitaba descansar.
Izuku salió de la habitación con una sonrisa en el rostro, no le importaba en ese momento su dolor de cabeza o si su mano estaba fracturada, se sentía feliz y satisfecho con su vida.
—¿Como salió todo?- preguntó su madre en cuanto lo vió llegar a la sala en donde todos les estaban esperando.
La sonrisa grande del peli-verde los relajó, sabían que era una buena señal si el pecoso estaba tan alegre.
—Todo está bien, Kacchan descansa y pronto podrán verlo.- sonrió soltando brillitos y flores de su cara.
Los demás lo felicitaron y su madre lo abrazó llena de alegría. Poco después les avisaron que podían verlo, todos quedaron maravillados al ver el pequeño cachorro en brazos de la enfermera al otro lado del vidrio.
—¡Es muy parecido a Blasty, pero sus ojos son verdes!- chilló Denki mirando con anhelo al pequeño.
Kirishima y los demás estaban igual, el alfa de cabellos rojos no podía esperar mucho también para el tener a su cachorro. Aún no era el momento para ellos, la carrera musical que tenían les dificultaba el trabajo de poder tener uno, pero pronto buscarían la manera.
Las únicas personas que no estaban allí era Uraraka e Iida, la castaña había dado a luz no hace mucho y debía cuidar de su pequeña, estaba en su primer mes por lo que no podía salir de casa y el alfa se negó a ir al hospital.
Pero las felicitaciones por mensajes no hicieron falta, además de las fotos que le sacaron al cachorro para enviarlas. Mitsuki no cabía en su felicidad, al fin había podido conocer a su nieto.
Masaru estaba asombrado con los genes de su esposa e hijo, no sabía cómo le hacían para que los pequeños salieran muy parecidos, pero cayó en cuenta que tanto su esposa como su hijo eran de genes fuertes, así no debía resultar tanto asombro que salieran con mucho parecido físico.
Sonrió con un poco de comprensión, sabía el trabajo que iba a tener el pobre alfa de cabellos verdes, solo esperaba que su nieto heredará algo de la personalidad de su padre, si no, tendría que tener mucha paciencia porque las peleas se volverían rutina en su hogar.
(...)
Katsuki acostó al pequeño en su cuna, dejó que la melodía tranquila para cachorros sonara en el aire, salió casi de puntillas de la habitación para no despertarlo.
Cuando estuvo fuera de peligro dejó escapar un suspiro, cuidar de un cachorro era difícil, más de lo que creyó.
Además era madre primerizo, eso ponía las cosas un poco más complicadas, aveces no sabía que hacer y lo desesperaba. Pero para su suerte, su pecoso, madre y suegra siempre estaban allí.
Aunque los peli-verdes eran mejor que su madre, esa vieja del demonio siempre buscaba la manera de golpearle la cabeza cada vez que cometía un pequeño error.
"Pendejo, el cacharro no se carga así"
"Ten más delicadeza, bruto"
"El pañal va así, idiota"
Esas frases se habían vuelto algo habitual esos últimos días, pero agradecía de manera interna las enseñanzas de su madre.
Bostezó caminando a la cocina, allí estaba el alfa moviéndose de un lado al otro terminando las cosas para la cena, el rostro de Izuku se miraba algo cansado y con ojeras.
Los dos estaban iguales, aunque el peli-verde trataba de ayudar bastante para que su pareja no tuviera toda la carga, ayudaba levantándose por la noche cuando el pequeño lloraba por su pañal sucio, solo dejaba que el rubio le diera de comer y fuera a dormir de inmediato.
Había pedido unas vacaciones así que podía quedarse en casa por un tiempo sin preocuparse más por el trabajo. Agradecía bastante eso.
—¿Gogo-chan ya se durmió?- preguntó secando sus manos con un paño y el rubio asintió.— a la comida le falta poco.
Izuku fue hasta el Omega y lo abrazó hundiendo su rostro en su cuello, el aroma a leche y miel llenaba sus pulmones relajándolo mucho. Era como una anestesia o incienso que llenaba su cuerpo volviéndolo dócil. Soltó un ronrroneo pegando más el cuerpo del rubio al suyo.
Katsuki solo se dejó hacer, le gustaba esos mimos. Después se separaron y fueron hasta la barra de la cocina en donde tomaron asiento.
—Kacchan, ¿Quieres tomar algo?- preguntó por si su pareja necesitaba de algo en ese momento.
—Una taza de café cargado.- respondió el rubio soltando un pequeño suspiro.
—La cafeína no es buena para el cachorro, lo siento.- murmuró el peli-verde viendo como el rubio hacia un puchero inconforme.
—Joder.- se quejó el rubio mirando como el peli-verde se levantaba para revisar la comida.
Poco después colocaron la mesa y se sentaron a comer, eso hasta que antes de que el rubio se comiera su primer bocado el llanto de un pequeño sonara en el lugar. Antes de que rubio dijera algo vió como el pecoso se levantaba para ir por el cachorro, no dijo nada y solo comió.
Miró como poco después el pecoso volvía con su cachorro en brazos, le murmuraba cosas en tomó suave jugando con el.
—Eres alguien escandaloso ¿Sabias?- sonrió de lado al oírlo.— por lo menos deja comer bien a Kacchan, el necesita buenos nutrientes para darte mucha leche.
El pequeño cachorro balbuceaba cosas inentendibles mientras tenía una cara divertida, Izuku le seguía dando reproches de forma cariñosa.
—¿Sabes que el no entiende ni mierda verdad?- preguntó cuando el alfa se sentó a su lado en el comedor.
—Si sé, pero es divertido hablarle.- sonrió como un cachorro y siguió entreteniendo a Gogo mientras el rubio comía.
Katsuki comió un poco rápido, no quería que se le enfriara mucho la cena de su alfa, terminó y tomó al pequeño Gogo en sus brazos, Izuku empezó a comer tranquilo.
Gogo se agitaba entre los brazos del rubio inconforme, parecía que quería volver con el alfa. Katsuki arrugó el entre cejo y refunfuñó.
—Estuviste nueve meses en mi panza, tuve que aguantar tus caprichos y ¿prefieres estar con el que solo te metió allí?- Katsuki sonrió divertido cuando el pecoso casi se ahora con la comida, al tiempo que un sonrojo lo cubría.
—Kacchan, ¿Que cosas les estás diciendo?- Katsuki se rió de la cara avergonzada que tenía el pecoso.
—Dije las cosas como son. Además no entiende nada, aún.- sonrió con malicia mientras el pecoso seguía quejándose sobre su hablar.
Gogo parecía divertido con toda la situación, y la discusión tonta que tenían los mayores.
Después de cenar y lavar los platos fueron a su habitación, el pequeño Gogo aún no quería dormir, a decir verdad para ser solo un cachorro de casi un mes tenía mucha energía.
Katsuki jugaba con el moviendo de lado a lado un pequeño cascabel de juguete. Izuku no perdió tiempo y sacó su celular para tomar una foto de la escena, le gustaba ver lo gentil y tierno que era el Omega con su cachorro.
Era una faceta que solo él podía ver y saber que el Omega tenia, le hacía sentir cierta superioridad sobre los demás.
Sonrió con ternura cuando el rubio le cerraba los ojos al pequeño para que durmiera y Gogo solo los abría de nuevo riendo.
—Deku, dile que se duerma.- murmuró el rubio volviendo a cerrarle los ojos al cachorro, pero con el mismo resultado de antes.— tenía que ser hijo tuyo.
Rió por lo bajo, no podía creer que el Omega tuviera una riña con su pequeño cachorro, le era demasiado tierno, en cualquier momento le daría un ataque de diabetes.
—Se está burlando de mí, mira su malvada sonrisa.- Katsuki creía ciegamente que el pequeño mocoso era más listo de lo que aparentaba, solo se hacía el inocente para salirse con la suya.
"Es hijo de Deku después de todo."
Pensó con ironía.
Deku podría parecer un ángel caído del cielo, pero esa fachada inocente solo escondía un demonio que el conocía muy bien, y a quien iba a engañar.
Sacar a flote el lado oscuro de su alfa le encantaba, esa faceta dominante y perversa.
Lo llevaba a los límites de su placer, haciéndole tocar el cielo.
Suspiró profundamente tratando de calmarse, no era el momento para estar pensando en cosas cachondas, no tenían tiempo ni energías para ello.
Cuando al fin durmió a su criatura y la llevó a su cuna, regresó a su cuarto tirándose como peso muerto a su cama. Estuvo tranquilo hasta que sintió unas manos traviesas sobre su cuerpo.
—Kacchan, vamos a darnos un baño~- la voz ronca del pecoso sonó en su oído dándole un escalofrío.
Lo único que recibió el pecoso fue un gruñido perezoso. Katsuki no tenía ni fuerzas para quitárselo de encima, lo único que quería en ese instante era dormir hasta la mañana siguiente. Pero el pecoso testarudo lo sacó de la cama para cargarlo al baño.
—Kacchan, no te puedes dormir así, primero un baño.- un suspiro resignado salió del rubio.
Pronto ya estaba desnudo metido en la tina, con su espalda siendo tallada por la esponja que tenía el alfa, en realidad lo estaba disfrutando. Cerró los ojos dejando que la sensación lo envolviera, podía sentir el agua tibia resbalar de su cuerpo y chapotear al agua.
Dejó escapar un gemido pequeño cuando la esponja pasó por su pecho, era sensible en esa parte, y más por la lactancia que producía para su cachorro.
—¿Que estás haciendo?- preguntó aún con los ojos cerrados sintiendo las manos sobre sus pectorales, frotando y amasando.
—Solo estoy limpiando, es todo.- murmuró el pecoso fingiendo inocencia mientras seguía con su labor, decir que no le encantaba los pechos abultados y llenos de leche de su Omega, era una total mentira.
Obviamente Katsuki no le creyó, conocía bien esa mente pervertida como para saber que el alfa solo estaba "limpiando", pero a decir verdad también disfrutaba de los toques así que lo dejó pasar, o casi.
Las manos del peli-verde fueron descendiendo de sus pechos hasta su abdomen, y más abajo.
—Deku.- soltó como advertencia cuando sintió como las manos del alfa acariciaban sus lonjitas, las que le habían quedado después del embarazo.
Recuperaría su figura una vez tuviera tiempo, por el momento se quedaría así.
—¿Si Kacchan?- preguntó el alfa sin dejar de tocar y acariciar, bajó un poco más una de sus manos tanteando el terreno más la entrepierna del rubio.
—D-deku, ahora no.- soltó un suspiro al sentir la mano áspera sobre su pene, si quería, pero sabía que no era un buen momento. Estaba cansado y lo único que deseaba era dormir un buen rato.
—No estoy haciendo nada, solo limpio.- Izuku al final se resignó, sabía el cansancio que tenían, no quería molestarlo.
Después del baño y colocarse solo una camisa del pecoso junto a unos bóxers se tiró de nuevo a su cama, sintió que estaba en una suave nube esponjosa y muy cómoda.
Sintió los brazos del alfa rodearlo, pegándolo a su pecho, no hizo más que frotarse un poco y ronrronear.
No pasó mucho para quedarse dormido.
—Duerme bien Kacchan.- fue en un susurro, la voz del pecoso fue lo último en escuchar antes de cruzar el umbral hacia el país de los sueños.
(...)
Así como los días fueron pasando también las semanas. Los meses, ya su pequeño Gogo tenía siete meses. Gateaba como perrito por la casa siguiendo a los gatos que le tenían pavor, sus pobres colas no aguantarían más tirones por parte del pequeño.
La noticia de que el bastardo bicolor esperaba un cachorro también, no les sorprendió mucho, a quien si le cayó como sorpresa fue a su padre, Enji se desmayó cuando supo la noticia de que su hijo estaba en cinta, o eso fue lo que le contó el pecoso.
Sus amigos también le contaron, el pelos de mierda y el Pikachu estaban planeando tener decendencia, le dió condolencias a la pobre y desafortunada criatura que sería el hijo de esos dos idiotas. La Alien y la emo aún querían disfrutar más de sus vidas en juventud, así que ella decidieron no tener cachorros por el momento.
Había escuchado también por allí, que la cola de caballo había formalizado una relación, aunque no recuerda con quién exactamente.
—Bien Gogo, ven conmigo hay que recuperar tiempo perdido.- tomó al pequeño en sus brazos y lo llevó hasta una de la habitación en la casa, aún habían varias habitaciones desocupadas, por lo que las podía usar a su antojo.
Instaló un pequeño gimnasio en uno de los cuartos vacíos, no hace más de una semana habían comenzado con una rutina de ejercicios, cosas básicas, estiramientos y flexiones era lo más esencial.
Colocó al pequeño Gogo en una de las esquinas de la habitación, había allí un montón de cosas para que se entretenga. Gogo hizo un gesto con la cabeza mirando al rubio como empezaba con sus ejercicios, cada vez que sucedía no podía evitar mirarlo con curiosidad, también quería probar, aunque no podía ni mantenerse de pie por mucho tiempo. Aún así no quitaba el echo de le parecía interesante y miraba a su madre hacer los ejercicios con detalle.
Tal vez si miraba como él hacia las cosas podría aprender. Katsuki terminó una hora después con su rutina, siempre estuvo al pendiente de su pequeño, y sabía que lo miraba sin quitarle la vista de encima. Fue hacia el y lo tomó de sus manitas para que hiciera amagos de pararse.
—Ven mocoso, yo te ayudo.- Gogo se emocionó al ver que era tirado por los fuerte brazos del rubio hasta quedar parado.
Sentía sus piernitas de gelatina, pero las manos de su madre no lo dejaban caer.
—Vamos, un pie frente al otro.- Katsuki jaló con cuidado del cachorro haciendo que moviera un poco sus pies, Gogo rió dando un par de pasos, tal vez era ayudado por su madre, pero aún seguía siendo un gran logro para el.— bien, así es.
Katsuki se sentía orgulloso de su pequeño, sabía que pronto ya iba comenzar a caminar, también debería enseñarle hablar.
Después de un poco más lo cargó dándole un poco de mimos, fue con el hasta la cocina, pronto llegaría Deku del trabajo y tenía que preparar el almuerzo.
—Haber mocoso, di papá.- le murmuró el rubio hacia el pequeño quien frunció el entre cejo sin entender bien.
—¡B-ba-ba!- chilló el pequeño agitando sus brazos, Katsuki negó mientras lo sentaba en su silla para cachorros que había en la cocina.
—Di, pa-pá.- movió de forma algo lenta sus labios para que Gogo pudiera captar sus movimientos.
—Da-da.- exclamó el pequeño riendo, no era la palabra que buscaba pero al menos era algo.
Pero como era su hijo, tendría que aprender a decir por lo menos una palabra bien antes de los ocho meses, incluso él había dicho su primera palabra en ese tiempo definido.
—Entonces, di mamá.- no le gustaba mucho la idea de que le llamara como mujer, pero técnicamente era la madre y el fonema "ma" era más sencillo de aprender que el fonema "pa"
—¡Ba-da!- Gogo no entendía bien lo que tenía que hacer, el solo agitaba los brazos en el aire mientras balbuceaba cosas sin sentido.
—¡Maldición! Solo di mamá.- no entendía porqué le costaba tanto decir una mísera palabra que era más fácil que respirar.
Gogo dejó de hablar mirando como el rubio solo refunfuñaba, Katsuki dejó al cachorro aun lado mientras el preparaba la comida, se le estaba haciendo tarde y además también tenía algo de hambre.
No pasó más de media hora cuando la puerta principal fue abierta, un "estoy en casa" se escuchó por el lugar, Gogo reconoció la voz de su padre, se alegró haciendo más ruidos y agitando sus brazos de forma energética.
—¡Da!- chilló el pequeño en cuanto divisó la cabellera verde entrar a la cocina.
—Bienvenido.- Katsuki seguía con su labor de cocinar, no podía descuidar la comida o se le quemaría.
Izuku miró a su pequeña familia sintiéndose bendecido, llegar a casa y encontrar a sus dos amores en ella era lo mejor del mundo. Olfateó el aire sintiendo el aroma de la comida entrar en sus pulmones, eso y el aroma a leche y miel le daban una gran bienvenida.
—¡Mi pequeño Gocchan!- exclamó el pecoso caminando hasta su cachorro dejando varios besos en su frente.
—¿Ya me cambiaste?- preguntó el rubio fingiendo indignación y enojo, en realidad le gustaba mucho ver como el pecoso se comportaba con su pequeño.
—¿Qué? No, claro que no. Ustedes dos son lo más importante que tengo, nadie puede reemplazarlos.- el alfa fue hasta donde estaba el rubio y lo abrazó por detrás dándole un suave beso en la mejilla.
Un ligero sonrojo cubrió las mejillas del rubio, no entendía como era que el pecoso podía ser tan cursi aveces. Más no le reprochó nada y solo se dejó mimar.
Gogo miraba a sus padres con sus ojitos brillantes, llenos de admiración, le gustaba ver en ellos esas muestras de afecto, siempre hacían el aire armonioso y ligero.
—¡Ma..ma...!- el hablando del pequeño llamó la atención de los mayores, al parecer sería su primera palabra.— ¡Ma...!
—¡Vamos Gocchan, di mamá!- apoyó el alfa buscando su celular, grabaría la primera palabra de su pequeño.
Katsuki también estaba ansioso, dejó lo que estaba haciendo y apoyó a su cachorro para que siguiera.
—¡Ma... Maldición!- exclamó Gogo al final riendo y dejando a los mayores en silencio.
El pequeño ignoraba la cara de piedra que tenía su padre y los nervios que tenía su madre.
"¡De todas las jodidas palabras del mundo!"
Reprendió internamente el omega sintiendo un escalofrío por su cuerpo.
—Kacchan.- llamó el alfa haciendo que el rubio diera un pequeño brinco en su puesto.
—¿S-si?- Katsuki maldecía a su mala suerte y su vocabulario no apto para menores, aunque desde pequeño también decía groserías, no lo hacía todo el tiempo, y menos en presencia de su vieja bruja.
—La primera palabra de Gocchan ah sido una grosería, ¿Por qué?- Izuku estaba ido, no podía creer que la primera y dulce palabra de su cachorro fuera una grosería de esa magnitud.
—Ni idea, seguro que fue por culpa de la vieja bruja que vino ayer.- se excusó volviendo a su labor de terminar el almuerzo.
Izuku no le creyó ni un pelo, pero no podía hacer mas que negar un poco con la cabeza y mirar a su cachorro quien sonreía inocente.
—¡Ma...!- exclamaba el pequeño rubio riendo, por suerte no podía repetir esa palabra con mucha facilidad.
—Por el momento, no repitas todo lo que escuches ¿Si?- acarició con cariño el rostro de su pequeño.
Katsuki miraba todo en silencio, sabía que debía mantener su vocabulario a raya, más de ahora en adelante, los pequeños parecían loros, repetían todo lo que decían los adultos. Aunque sabía que siendo por sus genes era de esperarse que pasara algo como eso.
Suspiró derrotado, miró como el pecoso jugaba con Gogo tratando de que dijera algo más que solo "ma" o "maldición", debió enseñarle mejor el fonema "pa" antes que el "ma"
Tal vez no estarían en esa situación tan vergonzosa.
Gogo chillaba feliz, no se había dado cuenta del cambio en el ambiente y solo sonreía por las cosas que el alfa le hacía.
Al sentarse a comer Katsuki trató de darle una papilla al pequeño, sabía que no era tan necesario a su cortos meses, pero era para que se fuera acostumbrando a la comida, además solo eran frutas en puré, no le hacían ningún mal.
—Haber mocoso, di ah- Gogo miró la pequeña cuchara que se acercaba como proyectil a su boca, apartó la cara en el último segundo haciendo que el rubio le ensuciara una mejilla.— no hagas eso, y di ah.
Por más que trato de convencerlo el pequeño Gogo no abría su boca. Izuku miraba divertido como el rubio luchaba para que el cachorro comiera algo, sin éxito alguno.
—¿Comes por las buenas o por las malas?- Katsuki se estaba molestando, su pequeño era un testarudo que ni siquiera le hacía caso.
Gogo solo volteó la cara apretando su boca, no conocía otra cosa que no fuera el pezón de su madre, era eso o nada.
—¿Y si lo intentas con el truco del avioncito?- sugirió el pecoso, no quería que sus amores fueran a pelear, además era buena idea, su madre siempre le contó que cuando era pequeño y no quería comer usaba ese método.
Katsuki suspiró y movió la cuchara de un lado al otro alrededor del pequeño Gogo, el cachorro miraba como la cuchara se movía para los lados haciendo que quedara hinotizada mirando su trayectoria, de repente sintió como si pequeña boca era invadida.
¡Fue cruelmente engañado!
Pero, esa cosa rara sabía bien. Era suave y dulce, algo frío pero le gustaba. Aunque era mejor el pezón de su madre.
—Mira, ¡si le gustó!- victorió el pecoso mirando como el pequeño saboreaba la papilla.
—¡Ja, yo la hice, claro que le iba a gustar!- después de eso el pequeño Gogo recibía la papilla sin tanto problemas.
Después de la comida el pequeño Gogo se quedó dormido, fue puesto en una suave manta sobre el suelo, hacía algo de calor sus podría estar más fresco.
Katsuki estiró sus brazos por encima de su cabeza, estaba cansado. Los cachorros si daban un buen trabajo, por eso pensó que cuando el pequeño Gogo tuviera unos ocho o diez años pensaría en tener otro.
Izuku estaba sentado en el sofá cuando sintió como alguien se sentaba a su lado, Katsuki se apegó a él colocando su cabeza en su hombro.
El alfa volteó hacia el rubio dándole suaves besos en su mejillas, poco a poco buscó su labios. Necesitaban un tiempo a solas, siempre estaban al pendiente del pequeño Gogo y hace meses que no tenían intimidad.
Quizás ese momento sea uno bueno.
Los besos subieron de nivel, el pecoso metió su lengua dentro de la cavidad bucal del rubio. Katsuki jadeó con anhelo sintiendo la lengua del alfa explorar su boca con hambre, Izuku lo hizo recostarse en el sofá mientras seguían en medio del beso.
—Es-espera Deku.- jadeó el rubio contra la boca del alfa, aunque fue ignorado por el, además Katsuki también quería un poco de "amor"
—Gocchan está durmiendo, será rápido ¿Si?- Izuku sentía su polla apretar sus pantalones, necesitaba descargar un poco su libido, no podría aguantar mucho.
Al final Katsuki se resignó ante la mirada de súplica que tenía el pecoso, él también estaba ansioso y necesitado por una buena ronda de sexo.
Las manos traviesas del peli-verde se metieron bajo la ropa del rubio, deslizó una de ellas por su abdomen hasta su pecho, los apretó sacando más de un jadeo en el Omega. Le gustaba lo suave, blando y calentito que era.
—D-deku.- gimió el rubio contra la boca del alfa sintiendo su rostro arder.
Sintió que pronto su entrada comenzaba a lubricar, el tiempo de abstinencia le estaba pasando factura. Izuku se concentró en su trabajo de hacer sentir bien al rubio, le alzó la camisa buscando con su boca los pezones erectos y duros.
Lamió entre el valle de sus pechos y después chupó uno de los botoncitos rosa. Izuku sintió como si boca se llenaba con la leche materna del rubio, era tibia y deliciosa en su parecer.
—¡N-no!- Katsuki trató de apartarlo, le gustaba la sensación pero la leche era para su cachorro, no para su pervertido alfa.— ¡S-suelt-ahh!~
Con los jadeos y gemidos que soltaba no se creía ni a si mismo, e Izuku lo ignoró siguiendo con labor, chupó utilizando un poco más de fuerza haciendo que el rubio arqueara su espalda soltando un gemido quebrado.
Izuku bajó su mano libre hasta la entrepierna del rubio y la metió entre su ropa interior, apretó un poco su pene y después pasó hasta su húmeda entrada que se contraía ante su toque.
—Kacchan estás tan mojado.- le murmuró con la voz ronca en la oído, eso le hizo da un escalofrío al rubio junto a varios espasmos.— ¿Quieres que entre?
Preguntó metiendo un poco uno de sus dedos en la pequeña entrada rosa, Katsuki movió un poco sus caderas para buscar más contacto, pero el pecoso sacaba el dedo sabiendo la fechoría del rubio, no iba cumplir su pedido si no se lo decía.
—En-entra ya.- Katsuki se rindió, necesitaba algo dentro suyo en ese momento, y no le importaba tener que dejar un poco su orgullo.
El Omega sintió como dos dedos del alfa entraron en su interior, pudo sentir a la perfección los dedos gruesos entrando hasta el fondo, casi tocando su próstata con tan solo tenemos allí. El sonido del chapoteo se hizo mas fuerte en cuanto Izuku comenzó a dar embestidas con los dedos, también los movía como tijeras expandiendo y tocando hasta donde alcanzaban.
Los gemidos del rubio eran ahogados por los labios del pecoso, Katsuki tenía sus manos por encima de su cabeza dejando su cuerpo a mercer de su pareja. El sofá no era muy cómodo pero no podía quejarse mucho de eso, prefería algo mejor que nada.
Sentía su lubricante salir de su entrada, resbalar a su ropa y manchar un poco el sofá, los dedos del pecoso se movían cada vez más rápido llenándolo de placer, pronto otro dedo fue agregado a su interior haciendo que su entrada fuera más expandida.
Izuku se separó del beso irguiendose para admirar al rubio, llevó su mano libre hasta el pene del Omega y comenzó a masturbarlo, eso hizo que Katsuki arqueara con más fuerza su espalda mientras apretaba los dedos de sus pies, estaba cerca de su clímax, no podría aguantar mucho. Estaba de pierna abierta, alzadas, con el pecoso entre ellas, su ropa mal acomodada y sus pantalones a medio bajar, siendo masturbado.
Perfecta posición para una foto, desde el ángulo en donde estaba Izuku, desde allí tenía una visita completa del panorama.
La entrada del rubio se apretó de repente alrededor de los dedos de Izuku, al tiempo que se corría sobre la manos del pecoso, el semen de Katsuki salpicó un poco sobre ambos, aunque la mayoría cayó sobre el pecho del rubio.
Izuku sacó sus dedos del interior de Katsuki lamiendo el resto de lubricante que había quedado en ellos, esa acción hizo avergonzar al Omega, aunque no era como si el pecoso no hubiera echo algo como eso antes.
—Tan delicioso como siempre, Kacchan.- le murmuró el pecoso con sus ojos oscurecidos, llenos de deseo.— me gusta tu sabor.
El alfa se inclinó sobre le pecho del rubio lamiendo el resto de semen que había caído allí, pasó su lengua por todas las partes en donde había dejando limpio todo. Hacia suspirar a Katsuki de forma continua, la calidez de la lengua pasando sobre su abdomen era muy placentera.
Después de quedar satisfecho se apartó, no sacó los pantalones del rubio pero si alzó más sus piernas para tener acceso libre a su entrada, sostuvo las piernas del omega con una mano mientras que con la otra bajaba sus propios pantalones y su ropa interior, sacando de su prisión a su pene que le dolía desde hace un rato.
Ansiaba más que nada en ese momento hundirse en el rubio y hacerlo un desastre, oírlo gemir y gritar su nombre, quería sacarse de encima todo esos meses de abstinencia en ese momento.
Sabía que no tenía un condón, además de que el rubio aún no comenzaba con su tratamiento de pastillas anticonceptivas, pero sabía que si no se corría en el interior del Omega no pasaba nada, trataría de sacar su pene antes de eyacular.
Entró de forma lenta, pero sin detenerse hasta que llegó al fondo. Para Katsuki, la sensación de ser llenado por la polla de su alfa después de tanto tiempo, fue tan exquisita que casi se corre de nuevo solo por eso.
Colocó las manos sobre los hombros del alfa cuando éste comenzó con embestidas suaves, apenas salía hasta la mitad y volvía a entrar. Poco a poco fue subiendo la velocidad, el sonido de las pelvis al chocar, y los gemidos mal contenidos del rubio era lo único que se escuchaba en la sala.
—Me apretas tanto.- Izuku le susurró con sorna en el oído, sabía que al rubio le gustaba cuando le hablaba cosas sucias.— tan húmedo y apretado, ¿Me extrañaste tanto?
—¡C-calla...ah!~- no pudo terminar la oración, en ese instante una embestida fue directo a su próstata haciendo que dejara salir un gemido en lugar de palabras.
Izuku sonrió con malicia dando estocadas más fuertes en ese punto, conocía todos los lugares favoritos del rubio, y sabía de sobra que le encantaba ser embestido con fuerza allí.
Los espasmos no tardaron en recorrer el cuerpo del omega con más frecuencia, las embestidas le hacían poner la vista borrosa por las lágrimas de placer, trataba de contener sus gemidos colocando una mano sobre su boca, aunque no hacía mucha la diferencia. Katsuki se sintió de nuevo cerca de su clímax apretando por reflejo con fuerza su entrada, al mismo tiempo que sus gemidos se volvían más quebradizos.
El alfa embestía fuerte y rítmicamente, golpeaba la próstata del rubio con cada embestida, trató de alargar más el momento, pero el tiempo sin hacerlo solo le hacía más difícil aguantar un poco más.
Izuku también se sentía cerca de correrse, por lo que embistió con más fuerza, siendo directo y preciso a la próstata del Omega, salió después de unos minutos, a poco segundos de correrse, eyaculó entre las piernas del rubio ensuciando su abdomen.
Katsuki se corrió también entre ambos, su semen y el del pecoso se mezcló sobre su cuerpo, sentía su respiración agitada, sus oídos zumbaban con y su corazón latía desenfrenado.
—Mi Kacchan, tan perfecto.- halagó el alfa mirando con cariño a su pareja.
Izuku se quitó la camisa para limpiar el pecho del rubio y se inclinó sobre él para besarlo de nuevo.
—¡Da-da!- el chillido del pequeño los puso de piedra.
Como en una película de terror, los dos adultos giraron sus rostros de forma lenta por respaldo del sofá hacia atras. El pequeño Gogo iba hacia ellos gateando mientras los miraba y sonreía.
Katsuki no supo de dónde sacó fuerzas en ese momento y mandó a volar al pecoso lejos de él en un empujón, el estruendo hizo que el pequeño detuviera su andar lo cual el rubio aprovechó para arreglarse un poco la ropa.
Saltó del sofá y fue hacia el pequeño para cargarlo.
—¡¿N-no se supone que estaba dormido?!- le preguntó al pequeño como si le fuera a responder.
Gogo ladeó la cara arrugando un poco su nariz, su madre olía a raro, pero no sabía a qué, no era tan desagradable. Aunque tampoco le gustaba ese nuevo aroma.
—¡Da!- fue todo lo que respondió alzando sus manitas.
Katsuki tenía la cara roja de vergüenza, dió las gracias internamente que el pequeño no vió nada comprometedor. Aunque aún era muy pequeño para entender la situación, no evitaba que fuera muy vergonzoso.
Izuku se sobaba la cabeza y miraba como el rubio se alejaba con el pequeño, no podrían hacer algo como eso de nuevo.
Por el bien de la inocencia de su pequeño, tanto como por su propio bien. Sabía que si Gogo los encontraba en algo como eso de nuevo, Kacchan no se lo iba a perdonar.
(...)
Ah~
Embeces la bida no es komo keremos jpg -inserte imagen de mishi tristón-
No tengo mucho que decir xDxD
Me gustó mucho escribir éste cap, espero les haya gustado leerlo.
Alguna duda??
Hasta la próxima.
Zaorycast. ✨✨✨
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