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Capitulo 2: Dulce espera y Hormonas problemáticas.


Se inclinó de nuevo sobre la taza del baño vaciando todo el contenido de su estómago.
Las arcadas eran fuertes, podía sentir como todo su desayuno de esa mañana salía al escusado.

Mientras, el alfa peli-verde acariciaba con cuidado su espalda. Tenía la idea de que era lo que le estaba haciendo mal, y por eso no podía ocultar su emoción.

-S-sigues sonriendo y voy a matarte.- le dijo el rubio antes de volver a vaciar lo poco que le quedaba en el estómago.

-Perdón, pero no puedo evitarlo.- le sonrió de forma cariñosa y compresiva, estaba contento, no era algo que pudiera evitar de forma simple.

Katsuki bajó el agua mirando con asco, después se levantó a lavarse la boca. Izuku solo lo miraba desde una pequeña distancia, no quería enojar lo enserio.

Ya había pasado una semana desde que volvieron de su luna de miel, aunque para el rubio fue algo corto también la pasó de lo mejor. Aunque poco después de volver se había empezado a sentir mal, algunos mareos y cambios de humor, no quiso decir nada para no tomar falsas esperanzas, y los síntomas empeoraron así que ahora era seguro.

-¿Quieres que programe la cita para hoy, o quieres que sea después?- preguntó el pecoso.

No quería presionar al rubio, pues se como se sentía mal no lo quería fatigar más, Katsuki escupió agua al lavamanos y después se secó la cara con un paño.

-Vamos de una puta vez, mientras más pronto empiece con los medicamentos que me van a mamdar mejor.- razonó el rubio.

Además ir al doctor para hacer una prueba también servía para muchas cosas, también quería saber cuánto tiempo llevaba en cinta.

Izuku asintió y fue por el auto, Katsuki se terminó de alistar y comió una menta para quitarse el mal aliento.

Después de salir en dirección al hospital les tocó esperar un poco a la doctora.

Chiyo era una doctora conocida por ambos, ella era también la enfermera principal de la academia U.A, aunque también trabaja en el hospital.
Ella al verlos les sonrió con nostalgia al recordarlos.

-¡Jóvenes, Katsuki, Izuku!- saludó la anciana con las enormes gafas.- ha pasado un tiempo, crecieron mucho.

-Ricobery girl.- saludó el alfa, Katsuki también se alegró al verla, aunque no lo demostró mucho, y solo asintió con la cabeza.

-Solo díganme Chiyo muchachos.- la anciana los guió hasta su oficina y ahí empezaron la preguntas rutinarias.

Después le tomaron una muestra de sangre al rubio junto con una muestra de orina. Les dijeron que tenían que esperar un par de horas mientras que llegaban los resultados.

Katsuki tenía una ligera ansiedad, movía una de sus piernas como tic nervioso y colocaba de forma inconciente una mano sobre su vientre, el alfa solo lo miraba con cierta ternura, tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos en ella.

-Eres alguien muy sano Kacchan, verás que no habrá nada fuera de lo normal.- animó el pecoso sabiendo de lo que podría estar preocupado el rubio.

Katsuki solo lo miró y asintió, aunque sabía que era alguien sano, aún no podía evitar en pensar cosas.

La palabra defectuoso que le habían dicho de joven se repetía en su cabeza en ese momento. Era cierto que el no era como los demás omegas, físicamente era un poco más fuerte, de carácter difícil y no sumiso.

Tenía miedo de que algo en sus genes fuera afectar a su cachorro, ¿Y si quizás podría tener riesgos de aborto?

La nariz de Izuku se arrugó un poco al oler el aroma de nervios y miedo que salían del Omega. Los efectos secundarios del embarazo ya estaban afectando al rubio.

—Kacchan.- lo llamó haciendo que el rubio volteara hacia el.— no pienses en cosas que te puedan causar mal, respira hondo ¿Si?

El pecoso acentuó un poco su aroma, el rubio suspiró llenando sus pulmones del aroma tranquilo del alfa relajando un poco su cuerpo. El mismo no se entendía, no sabía porqué de repente le aparecieron todas esas idea estúpidas en su cabeza.

Dejó caer su cabeza en el hombro del peli-verde, a Izuku le parecía algo tierno, aunque tendría que tener cuidado con los cambio de humor del rubio de ahora en adelante.

—Quiero sacarte una foto.- pensó en voz alta al ver como Katsuki se frotaba levemente con él.

—Te reviento el teléfono en la cara si lo haces.- le respondió el rubio sin dejar de frotarse, aunque lo miraba con ojos asesinos.

—Entiendo.- no se iba a arriesgar, sabía que no hablaba en broma.

El tiempo pasó hasta que fueron llamados de nuevo, Katsuki se sentó al lado del pecoso en la silla al frente del escritorio en donde estaba Chiyo, la anciana miraba con sus gafas los análisis del papel.

-¡Felicidades! Están en dulce espera,- dijo ella alegre viendo la cara de felicidad que tenían los menores.- tiene poco más de tres semanas, está todo en orden también.

Eso relajó al rubio, eh Izuku le hizo un gesto de "te lo dije", la mayor siguió dando su explicación y al final le entregó al rubio una hoja de papel con todas las vitaminas que necesitaría.

—Los cambios de humor, los antojos y otras cosas irán viniendo y pasando, algunos serán fuertes otros no, no todos los embarazos son iguales,- comenzó la anciana la información.- el joven Katsuki no podrá hacer grandes esfuerzos, tampoco puede estar a la exposición de estrés o un alfa molesto; ya que es más susceptible al aroma y por ende también sus instintos estarán más sensible.

Katsuki sabía que no debía de preocuparse por alfas molestos y violentos, su pecoso no era del tipo territorial -solo en ciertas ocasiones, las cuales el mismo causaba a propósito-, lo que si serian un problema era sus cambios de humor, aunque eso lo tendría que lidiar el pecoso.

Chiyo siguió explicando para que estuvieran al tanto y programó otra cita para dentro de un mes, al final salieron con el aire de felicidad a su alrededor.

—Deku, tengo hambre.- dijo el rubio cuando estuvieron en el auto.

—¿Seguro, que quieres comer?- preguntó no muy seguro, pues nadie sabía si después de comer no volvería a vomitar, pero no sé lo podía negar.

En eso estaban pasando por un local de comida rápida, eran hamburguesas exactamente y el rubio miró para esa dirección e Izuku lo entendió.

Solo esperaba que de verdad no le diera ganas de vomitar después. Aparcó en el puesto y el rubio abrió la ventana para pedir.

-Un combo con doble queso y salsa picante extra.- pidió el rubio y a los pocos minutos la comida se le fue entregada, Izuku no sabía si decirle que era demasiado para él, pero prefirió callar.- hay que avisarle a los viejos y a tu madre.

Comentó el Omega mientras le daba un mordisco con gusto a su hamburguesa. Izuku asintió, sabía que la noticia les iba alegrar bastante, sonrió imaginando la cara que pondría los mayores al saber que pronto serían abuelos.

Katsuki siguió con su comida hasta acabarla toda, después de eso Izuku encendió el auto para ir de nuevo al apartamento, Katsuki solo suspiró satisfecho mirando al frente.

El rubio buscó su celular, y miró un mensaje que le había llegado hace un rato, pero no se había dado cuenta.

//

Mensaje.

De: Vieja bruja.

Oye mocoso, Inko y Masaru preguntan si pueden venir el fin de semana para cenar.

//

Arrugó el entre cejo mirando el mensaje, lo pensó un momento y al final aceptó, aprovecharían la cena para decir la noticia sobre la espera del cachorro.

—Deku, la vieja bruja nos invita a cenar el fin de semana.- informó a su pareja quién volteó hacia él con notable alegría, al parecer estaría pensando lo mismo que él.

—Podemos aprovechar esa ocasión.- comentó el pecoso sin quitar su sonrisa.

Al llegar a su hogar el cenizo pasó directo a su cama tirándose sobre el colchón boca abajo, dió una bocanada de aire sintiendo el aroma de su pareja y el suyo mezclado.

—¿Vas a dormir?- Izuku lo miraba desde el umbral de la puerta, creyó que tal vez la hamburguesa le había caído mal, pero se relajó al verlo acostado.

—No, pero déjame un rato así.- le respondió en un gruñido, algo avergonzado.

El alfa solo rió por lo bajo y salió a su despacho para revisar algunos exámenes de su clase. Katsuki por su parte se internó entre las sábanas para frotarse en ellas, soltaba algunos ronrroneos mientras lo hacía.

Estaba muy cómodo, un maullido lo hizo alzar la cabeza. Durazno lo miraba desde el piso con cierta curiosidad, movía su cola de manera lenta, miró a la gata sintiéndose descubierto por su fechoría, aunque era algo tonto ya que solo era un animal.

Katsuki le hizo un gesto de silencio y la gata ladeó su cabeza sin entender.

El resto de día pasó sin preámbulos, no ocurría nada grave en la veterinaria así que podía estar tranquilo y dejar que Koda hiciera las revisiones de los animalitos que llegaban a ella, además sabía que el alfa estaba más que encantado mientras lo hacía.

Las clases de Izuku eran solo tres horas en la mañana, así que podía traer el trabajo a casa, además de escribir sus libros, aunque con su gran imaginación no le resultaba tan difícil.

Los pocos días que quedaban para el fin de semana pasaron rápidos, entre más mareos y un par de cambios de humor, pero nada grave.

Katsuki iba en el auto junto a su pareja mientras comía un bote de helado de fresas con chocolate, ni siquiera le gustaban las cosas dulces pero allí estaba, llenando su estómago de porquerías antes de la cena.

—¿No crees que es demasiado, y si no puedes comerte la cena por estar lleno?- preguntó el alfa mirando de reojo al rubio, el problema no era que comiera helado, era que ya llevaba tres botes de medio litro.

—¡Tu solo cállate, yo como lo que se me venga en gana!- gruñó el rubio comiendo más helado.

El pecoso no le dijo nada, no quería que se enojara más de lo que parecía estarlo, Chiyo había dicho que había que mantenerlo con poco estrés.

Katsuki se terminó su helado al ver que ya estaban cerca de él hogar de sus padres, sabía que su madre no iba saber al momento que estaba en cinta, aunque su aroma haya cambiado no podía destinguírse mucho ya que estaba mezclado todo el tiempo con el del pecoso.

Izuku tocó el timbre, pasos se escucharon y después la puerta se abrió, era su madre, ella al verlos los invitó a pasar dándoles un abrazo.

—¡Me alegra que ya hayan llegado!- dijo Inko alegre, sabía que los dos estaban ocupados y no los había visto desde la noche de bodas.— ¿¡Como les fue, se divirtieron?!

Fueron con la mayor hasta la sala, allí se encontraba Masaru y Mitsuki recién llegaba con un té.

—La pasamos muy bien, nos hacía falta unas vacaciones. Llegamos con energías renovadas.- Izuku sonreía con un ligero sonrojo en las mejillas.

"Claro, si por renovar energías te refieres a estar como conejos en celo."

Pensó el rubio con gracia mientras se sentaba en el sofá, tomó un té y dió un sorbo, hizo una pequeña mueca al sentir como el sabor dulce que le había quedado del helado se fue por el nuevo líquido caliente.

—Me alegra saber eso, ya era hora de que se le fuera un poco el mal genio a ese mocoso.- habló la Omega rubia mirando con malicia a su hijo, ganándose un gruñido de su parte.— aunque creo que necesitan más, aún tiene esa cara de perro.

—¿¡Que has dicho bruja!?- gritó el rubio enojado, Mitsuki les hizo un gesto de "¿Lo ven?"

Inko suspiró levemente con una sonrisa, Izuku solo sonrió y tomó asiento al lado de su pareja.

—Cariño, no deberías de molestar tanto a nuestro hijo.- comentó el alfa mayor tomando un sorbo de su té, a decir verdad ya extrañaba esas discusiones tontas.

Katsuki chasqueó la lengua molesto, miró a su madre y padre quienes estaba relajados y contentos, su suegra también estaba tranquila y feliz.

El aire tenía una armoniosa combinación que también lo relajaba, se sentía bien en su pequeña manada. La mano de Izuku se entrelazó con una de las suyas, el pecoso aclaró su garganta tomando la atención de todos en ese momento.

—Bueno, sé que antes habían preguntado por esto y no creo que una sorpresa tan grande pero, Kacchan y yo seremos padres.- dió la noticia el pecoso dejando el lugar en silencio.

Katsuki tenía un ligero sonrojo en las mejillas, miraba esperando la reacción de los mayores, y como era de esperarse los chillidos de alegría no tardaron demasiado.

—¡Ya era hora!- chilló Mitsuki contenta.

—Felicidades muchachos.- Inko se limpió con rapidez unas lágrimitas que le habían salido.

Masaru sonrió, él también estaba muy feliz y no esperaba la hora para ver el pequeño cachorro de su hijo, aunque él no sería quien lo iba a tener, pero sería un orgullo para él cuidar cuando pudiera a su nieto.

Katsuki sintió su corazón acelerarse, la emoción en el aire era palpable y muy cálida.
Chiyo no mentía cuando dijo que sería más sensible a los aromas.

La cena pasó entre risas y más gritos, Katsuki se quejó con su madre por haberle servido demasiada comida, pero la rubia contrarestó diciendo que ahora tenía que comer por dos.
Izuku tuvo que intervenir, ya que sabía que el Omega había comido cosas antes de ir a cenar.

Todo fue bien esa tarde, y al volver a casa Katsuki quedó dormido en el asiento copiloto del auto, por lo que el pecoso tuvo que hacer maniobras para llevarlo a dentro del apartamento y no despertarlo en el intento.

(...)

No sabía que hora era pero se sentía fastidiado, no dejaba de dar vueltas en la cama tratando de encontrar una posición cómoda, cuando al fin pareció que iba conciliar el sueño de nuevo su estómago rugió.

"Por una mierda."

Pensó con molestia el Omega, tenia hambre, se le antojó de repente comer un delicioso ramen picante, además de un helado de chocolate como postre.

Imaginar esa comida solo hizo que su estómago volviera a rugir. Se sentó en la cama y miró el reloj, eran las tres de la mañana.

Izuku dormía plácidamente a su lado, parecía un buen sueño.
Eso lo molestó un poco, ¿Por qué el pecoso si podía dormir bien y él no?

Sacudió con algo de fuerza al pecoso para despertarlo, éste se despertó desorientado y miró al rubio con los ojos soñolientos.

—¿Ocurre algo Kacchan?- preguntó en medio de un bostezo mientras se frotaba un ojo.

Katsuki se sintió algo tonto en ese momento, podría haber ido él solo a la cocina y prepararse el ramen sin molestar a su esposo.

Pero el era Katsuki y nunca se retractaba de nada.

—Tu cachorro tiene hambre.- habló con un ligero sonrojo, Izuku se tomó un momento para digerir lo dicho por el rubio y terminó por sentarse en la cama.

Miró el reloj y suspiró, era muy de madrugada pero por su Kacchan y su cachorro haría lo que fuera.

—¿Que quieres comer ahora?- preguntó entre otro bostezo mientras se levantaba de la cama.

—Ramen y helado.- murmuró como respuesta, Katsuki también se levantó y fue con el pecoso hacia la cocina.

Su despensa estaba llena así que podría preparar un ramen casero, Izuku bno perdió tiempo y lo comenzó a preparar. El omega solo miraba como el pecoso se movía de un lado al otro buscando los ingredientes para el antojo.

Katsuki no podía evitar mirar como los brazos descubiertos de Izuku se movían cortando los vegetales, tragó ante la vista de su espalda ancha, y sus músculos marcados. Soltó un suspiro sin su consentimiento.

Se dió una palmada mentalmente, ¿Como esque había pasado de hambre a un antojo sexual?

No era el momento de que sus tontas hormonas le estuvieran jodiendo la vida. Sentía su rostro arder mientras miraba embobado al alfa cocinar con tranquilidad, no podía quitar sus ojos sobre él, por más que quisiera.

Izuku estaba concentrado en su trabajo, quería preparar el ramen más delicioso para su Omega, así podría estar satisfecho, no solo Kacchan, si no él mismo. No hay nada más de alegría para un alfa que saber que está siendo un buen trabajo como proveedor para su familia, aunque el rubio podía ser completamente independiente, le alegraba saber que también lo podría necesitar, y él no era nadie para negarse a los pedidos de su Omega.

Alzó su mirada de lo que picaba, miró al rubio y arrugó un poco el ente cejo al verlo con un sonrojo, además de que también lo estaba mirando de forma directa.

—Kacchan, ¿Te sientes bien, tienes ganas de vomitar?- preguntó el pecoso dejando aún lado las verduras.

Colocó una mano sobre la frente del omega y comparó su temperatura con la suya, no la tenía alta, ¿Entonces por qué estaba así?

Katsuki se sentía descubierto, la cercanía del pecoso en ese instante lo ponía nervioso y algo ansioso. El aroma de Izuku lo estaba volviendo loco, soltó un jadeo involuntario cuando la mano del peli-verde pasó de su frente a su mejilla y terminó en su cuello. 

Ahí fue en donde el pecoso se dió cuenta de lo que ocurría, una pequeña 'oh' se formó en sus labios. Pensó en como no lo había olido antes, pero ahora estaba seguro, el aroma de excitación estaba en el aire, brotando del rubio como una nube perfumante que estaba comenzando a llenar la cocina.

Bajó sus manos y la introdujo por debajo de la pijama del rubio, acarició si suave piel y masajeó con cariño, sacándole más de un suspiro al rubio.

—¿Kacchan necesita de algo en éste momento?- preguntó con algo de malicia, Katsuki solo tomó de los hombros a su pareja para después besarlo.

La lengua de Izuku se adentró en la boca del rubio y comenzó allí a saborear su deliciosa esencia. Al separarse del beso solo los dejó unidos un pequeño hilo de saliva, Katsuki tenía sus mejillas más rojas que antes y sus ojos brillantes, algo dilatados.

—¿Vas a querer siempre el ramen o algo más?- preguntó el alfa, él también estaba excitado y el aroma dulce del Omega en el aire no lo ponía mejor.

"Quiero tu puta polla hasta el fondo de mis entrañas."

Pensó en ese momento el Omega, aunque no lo dijo. Iba a decirle que lo necesitaba con una que otra grosería en medio de la oración, pero su estómago se adelantó rompiendo el mágico momento.

—Bien ya entendí, comida primero.- Izuku rió al ver el puchero que hizo Katsuki en ese momento.

Aunque el Omega no replicó nada, pues el pequeño parásito en su vientre le hacía estragos y lo mataba de hambre.

"Tenía que ser cachorro de Deku."

Ironizó al saber la cantidad de comida que se trataba el pecoso a diario, le daba algo de envidia eso, pues el alfa siempre comía como cerdo y no engordaba, parecía que todo lo que tragaba lo convertía en músculos en lugar de grasa.

Él por otro lado tenía que hacer ejercicios para mantener su cuerpo, no era que engordara mucho, pero los pocos músculos que llegaba a conseguir se iban muy rápido.

"Putos alfas."

Se quejó de nuevo, bufó mirando como el pecoso terminaba de preparar la comida, aunque ésta vez no se concentró tanto en su cuerpo.

No quería ponerse caliente de esa forma otra vez, no era un crío. Pero de igual forma tenía problemas hormonales.

Cuando estuvo listo el ramen Izuku lo colocó al frente de su pareja, Katsuki tragó saliva. Olfateó el aire sintiendo el delicioso aroma de la comida y no dudó en tomarla.

Sopló un poco para no quemarse, deleitó su boca y estómago al comer. No sabía si era por el hambre o porque el pecoso había mejorado en la cocina, pero encontró ese ramen el más delicioso de todos en el mundo.

Izuku solo miraba sintiéndose orgulloso, internamente se estaba regocijado.

Después de Katsuki terminara de comer soltó un suspiro de satisfacción, Izuku recogió el plato poniéndolo en el fregadero y después pasó al refrigerador, de allí sacó un bote de helado para después entregárselo al rubio, éste lo miraba como si fuese un Dios.

El alfa solo podía reír por lo bajo al ver la expresión tan tierna del rubio al comer helado, le parecía un poco extraño ya que casi no le gustaban los dulce, pero sabía que los antojos de un embarazo no se podían evitar. De forma disimulada y mientras Katsuki se deleitaba con el dulce, sacó su celular quitando el flash, y sacó varias fotos.

"Es tan lindo, me pregunto si mis cachorros serán iguales de lindo a Kacchan. Podría ser un problema"

Ni siquiera habían nacidos sus cachorros y ya estaba pensado en los pretendientes que tendrían, aunque si eran alfas no habría tanto problemas, pero si su pequeño salía Omega tendría que mantenerlo bajo vigilancia. No dejaría que cualquiera se acercase con segundas intenciones, además no le gustaría de que algún patán con complejo de superioridad le hiciera daño.

—Oye nerd, vete a dormir.- la voz del rubio lo hizo parpadear, al parecer se quedó pensando mucho tiempo.

—No te preocupes Kacchan, estoy bien. Es domingo así que podemos quedarnos hasta tarde durmiendo.- dijo haciendo que el rubio chasqueara la lengua antes de comer una cucharada de helado.

Después del dulce fueron de nuevo a la cama, Katsuki se sentía lleno, feliz y con sueño. No pasó mucho para que los grandes brazos de su pareja lo envolviera y lo llevarán al país de Morfeo.

(...)

—¡Estúpido nerd, lárgate!- gritó el rubio cerrando la puerta del cuarto en la cara del pecoso.

Izuku se quedó mirando parado a mitad del pasillo, estaba mojado y solo con una toalla en la cintura y otra en la cabeza.

¿Por qué fue sacado de su cuarto de esa forma?

No tenía ni idea, solo sabe que salió de baño y en cuanto entró el rubio le dijo "apestas"
Y después de eso lo dejó por fuera.

Se olió para saber que era lo que olía mal, pero solo pudo sentir el jabón, era un aroma a cítrico como el de la naranja. Se encogió de hombros sin entender bien que era lo que tenía.

—Kacchan, ¿Que es lo que apesta?- preguntó tocando la puerta, aunque no recibió respuesta.— necesito ropa.

La puerta se abrió e izuku creyó que lo dejaría entrar, pero solo recibió un golpe en la cara, Katsuki le había arrojado su ropa para después volver a cerrar la puerta.

—Bien, ya entendí, pero no puedes dejarme así como así.- refunfuñó un poco agobiado y fue de vuelta al baño, se volvería a lavar para ver si podía quitarse el "mal olor"

Katsuki por otro lado suspiró, volvió al armario y sacó de allí más ropa del pecoso, la tiró sobre la cama y él sobre la ropa. Todo olía tan bien, le encantaba, aunque el pecoso si olía mal, el aroma del bajón opacaba su esencia natural de menta y bosque.

Su panza estaba creciendo, ya tenía tres meses y medio, no era muy grande pero debía tener cuidado con ella, ya habían ido dos veces con Chiyo y todo iba normal, la anciana le había dicho que su cachorro estaba complemente sano y fuerte.

Eso lo ponía inmensamente feliz, era un sentimiento cálido, saber que tienes en tu vientre a una pequeña criatura echa con amor mutuo, y que poco a poco va creciendo.

Se enrrolló más en la ropa del pecoso y se quedó allí, hasta que la puerta del cuarto fue tocada de nuevo. Gruñó por lo bajo y se levantó, iba a asegurarse que el alfa no apestara de nuevo.

Izuku ya estaba vestido, miraban expectante a su pareja que no dejaba de mover su nariz en su dirección. El rubio arrugó la cara y le volvió a cerrar la puerta.

—¡Sigues apestando!- chilló desde el otro lado haciendo al pecoso suspirar, no entendía que era lo que tenía en específico.

Una idea cruzó por su mente, tal vez podría funcionar.
Tocó la puerta despacio y suspiró esperando a su plan diera resultado.

—Oye Kacchan, ¿Y si me llenas de tu aroma para no apestar más?- preguntó lo suficientemente alto para saber que el rubio había escuchado.

Pasó unos minutos y creyó que no funcionaría, pero la puerta se abrió de manera lenta dejando ver la cabellera rubia que tanto amaba. Katsuki lo miraba con el ceño fruncido, analizando la propuesta, al final lo dejó entrar en el cuarto.

No pasó mucho para que fuera tumbado a la cama, miró curioso su ropa en ella pero no le dijo nada al rubio, se dejó hacer, Katsuki se empezó frota en él, dando suaves ronrroneos al tiempo que dejaba salir su aroma. Delicioso aroma a caramelo quemado, con un toque picoso.

Una combinación que siempre lo hacía salivar, también dejó salir su aroma para mezclarlo con el del Omega. Pronto, toda la habitación se llenó de ellos dos, el aire lleno de los aromas mezclados.

Algo que encantó al rubio, quien abrazaba al alfa como si fuera un peluche, no quería apartarse de él.

—¿Mejor?- preguntó el pecoso mientras acariciaba con una mano el cabello del Omega.

Katsuki asintió de manera soñolienta, se sentía muy cómodo en ese lugar, quería quedarse así por siempre.

No pasó mucho para que se quedará dormido, e Izuku solo se quedó allí sin moverse, el pecoso llevó su mano por abdomen del rubio hasta su vientre, allí acarició con amor su panza algo abultada. 

Ronrroneó inconcientemente besando la frente de su pareja, no podía esperar mucho para que el día de la ecografía llegara, el día en que podrían mirar a su pequeño.

Faltaba poco, solo un par de días en realidad.

Se levantó con cuidado de la cama tratando de no molestar al rubio, acarició su cabello de nuevo antes de salir, fue hasta su despacho para escribir, aprovecharía que en ese momento tenía un golpe de inspiración.

Pasó el rato, unas cuantas horas exactamente, sonrió satisfecho ante lo que había echo y salió de su oficina escuchando sonidos en la cocina, allí miró al rubio quien estaba escurcando en el refrigerador.

—No hay más helado.- dijo el rubio haciendo un puchero de forma inconciente.

Izuku no pudo evitar que le diera un ataque de ternura en ese instante, buscó sus llaves y le sonrió al Omega.

—¿Quieres ir conmigo por más? Podemos incluso comprar otra cosa por el camino si quieres.- propuso haciendo que el rostro del rubio se iluminara.

Salieron en el auto y fueron a buscar el antojo del Omega, aunque también compraron otras cosas, por parte del rubio claro.

Al pasar por una zona de tiendas el rubio no pudo evitar no mirar un puesto lleno de ropa para cachorros, aún no habían comprado nada de eso, estaban esperando a saber si era hembra o varón.

Pero eso no evitaba que mirara las cosas, también imaginaba como sería su cachorro, preferiría que fuera más como el pecoso, tanto en aparecía como en personalidad, estaba seguro que si salía con sus genes se la pasarían discutiendo todo el día, como él y la vieja bruja.

Eso le dió un escalofrío, pero estaba seguro que aunque saliera peor que él lo iba a amar, después de todo sería su cachorro, además de que unos buenos chanclasos acomodan a cualquiera.

Al volver a su hogar el sol estaba decendiendo, las lámparas del camino fueron encendidas dando mejor iluminación.

—¿Cuando nos mudaremos a una casa?- preguntó de repente el rubio.

Eso dejó pensado al pecoso, era cierto que debían buscar un lugar mejor para el nuevo integrante de la familia, aunque el lugar en donde vivían no era malo, pero era mejor buscar una casa en donde tuviera mejor espacio.

—Hablaré con Todoroki para que me ayude, buscaremos una que nos guste.- respondió el pecoso con una sonrisa.

Katsuki lo miró con el ceño ligeramente fruncido, sabía que el bastardo mitad mitad había echo su carrera de bienes raíces, la empresa de su padre era de eso, y el próximo en liderar la sería el Omega. Aunque antes de eso solo trabajaría como otro empelado más.

—Que sea grande, cinco habitaciones, dos patios con buen espacio y una buena cocina y varios baños.- Izuku lo miró un poco incrédulo.

Sabía que su familia estaba creciendo pero por el momento solo eran tres.

—¿Por qué tan grande Kacchan?- preguntó haciendo que el rubio le pudiera cara de obviedad.

—Para que todos nuestros futuros cachorros puedan estar bien.- Izuku sintió un escalofrío por su espina dorsal.

Katsuki se reía internamente por la cara algo pálida del peli-verde, de cierta forma lo había dicho en broma. Era cierto que quería más cachorros después del que estaba ya en camino, pero eso no significaba que serían diez o todos de año a año.

Al llegar al apartamento guardó rápido sus nuevos helados y se sentó en el sofá a comerse uno junto a unas galletas qué había comprado también.

Miró como el pecoso hablaba por teléfono con su amigo de la preparatoria, no pasó mucho para acordar un cita y el día en que verían las casas.

Izuku se sentó a su lado y se recostó en un hombro del rubio.

—Listo, iremos con Todoroki el martes por la tarde.- informó el pecoso, Katsuki no le respondió y solo siguió con su helado.— ¿Me das un poco?

Preguntó y solo se ganó un gruñido que lo hizo reír, Katsuki no compartía sus helados con nadie, ni siquiera con él.

—Tu mamá preguntaba que si podía ir con nosotros el día de la cita para el ecografía.- comentó Izuku haciendo que el rubio dejará de comer helado por un momento.

—Dile que si va no me esté jodiendo la vida.- refunfuñó volviendo a su labor.

Aunque no sonaba tan mal que su madre fuera, podrían ver a su cachorro por primera vez juntos ese día. Izuku asintió rodeando al rubio con sus brazos. 

Después del momento Izuku fue a preparar la cena, trató de que fuera "saludable" para el rubio, aunque éste terminó por echarle picante.

Y aunque trató de hacerle razonar solo se ganó dormir esa noche en el sofá, pero después de unos minutos el rubio volvió para llevarlo al cuarto.

El Omega no lo iba a admitir pero le hacía falta el calor y el aroma del alfa a su lado en la cama.

Putas necesidades de omegas en cinta.

(...)

El día de la cita con Chiyo al fin había llegado, su madre estaba emocionada por ello y no dejaba de hablar.

—Será la primera vez que lo miremos, pero aún no sabremos si es niña o niño, para saberlo hay que esperar hasta los seis meses.- dió ella esa información, al menos así fue como ella pasó a las citas en su embarazo.

Katsuki no le respondió, solo se tocó su vientre por encima de la ropa, miró a los lado viendo a más parejas, algunos tenían ya sus panzas grandes, otros apenas se les notaban como él y otros que parecía se su primera cita. Sonrió de lado al verlos y sentir los aromas emocionados en el aire.

Izuku estaba a su lado enviando unos mensajes de disculpa a su profesor suplente, y le explicaba un poco de como el daba el tema de la clase.

No pasó mucho para que fueran llamados, Chiyo les sonrió y le pidió al rubio acostarse en la camilla para subir su camisa dejando al descubierto su vientre, sin quererlo un gruñido se escapó de su garganta al ver como la anciana se acercaba con los aparatos.

—No te ponga nervioso Kacchan, ella solo lo va a revisar.- comentó el pecoso a su lado sosteniendo su mano.

Respiró hondo tratando de calmarse y dejó a la médica hacer su trabajo, no pasó mucho para que la pantalla mostrase una manchita borrosa en ella.

—Va con un creciendo normal, mira como late su corazón.- informó la mayor mostrando en la imagen la figura del cachorro.

Podía verse como algo pequeño se movía con rapidez, no entendió que era eso hasta que le dieron algo parecido a un auricular, Chiyo le hizo gesto de que lo pusiera en su oído y así lo hizo.

Toki, Toki, Toki.

Era un sonido suave, pero rápido y rítmico, hay supo que eran los latidos del corazón de su pequeño. No pudo evitar dejar escapar unas lágrimas de felicidad, era la primera vez que oía algo tan hermoso.

—¡Lo estoy escuchando, Deku escúchalo tu también!- el rubio era un mar de sensaciones y lágrimas en ese momento.

Izuku escuchó también los latidos de su cachorro poniéndose inmensamente agradecido y feliz. Mitsuki solo los miraba contagiandose de su alegría, ella también había tenido la misma reacción cuando escuchó por primera vez a su explosivo hijo. Recordó como en ese momento Masaru se había desmayado de felicidad al escucharlo también, miró como el pecoso abrazaba a su hijo y llenaba de besos sus mejillas mojadas.

Después de acordar la próxima cita salieron al auto, el rubio ya había dejado de llorar pero aún así se sonaba un poco la nariz. Dejaron a Mitsuki en su hogar y ella no esperó a darle las buenas nuevas a su amiga Inko.

Katsuki llegó a su hogar feliz, y celebró comiendo helado, Izuku creía ciegamente que el rubio pronto se convertiría a si mismo en helado por tanto comerlo, aunque no le diría nada, valoraba su vida como para hacerlo.

Miró como el rubio jugaba con los gatos mientras seguía con labor de comer helado, sacó discretamente su teléfono y tomó una foto. Sería una nueva para su colección.

Los días pasaron así como la ida de ver la nueva casa, Katsuki rechazó varias por problemas que encontró.

Apesta, hay mucho ruido, tiene la fachada como la de una casa vieja.
Esa y muchas otras quejas más fueron las del rubio, al final encontraron una casa que les gustó a ambos, no era muy grande pero tampoco pequeña, con varias habitaciones y dos jardines, uno delantero muy bonito adornado con un buen porche y el patio trasero con un árbol que daba una buena sombra. No estaba en un mal barrio, tampoco quedaba lejos del trabajo.

El precio era un poco alto, y el Omega bicolor ayudó a darles una rebaja. Al final terminaron por comprar la casa y la mudanza sería en menos de una semana.

Katsuki estaba muy feliz por eso, no era que odiara el departamento, pero le parecía algo cerrado. 

Después de arreglar y pedir el tiempo para faltar al trabajo comenzaron con su mudanza, aunque el rubio no podía cargar cosas pesadas ayudaba en guardar.

Los amigos de Izuku, el robot, el novio calvo del mitad mitad, fueron para ayudar con las cosas pesadas.

Sus amigos tenían ganas de ayudar también, pero en ese momento estaban al otro lado del país en uno de sus conciertos, aunque prometieron estar para el día en que tuviera a su cachorro. Noticia de la cual ellos se alegraron bastante.

Para su quinto mes ya estaba en su casa dando reposo, Chiyo le había mandado nada trabajo estresante, aunque estaba al tanto de lo que ocurría en la veterinaria. Koda hacia un buen trabajo cuidándola.

Izuku por su parte seguía con su trabajo normal, daba clases en la U.A y después iba a casa, el director Aizawa estaba enterado de su dulce espera así que lo dejaba saltarse algunas reuniones de maestros.

Todo iba bien, ecepto por el hecho de que Katsuki se sentía frustrado, en sentido sexual mas que otra cosa. En sus casi seis meses de embarazo el pecoso no lo había tocado más que un simple manoseo, pero no iba hasta más allá.

La abstinencia le estaba afectando un poco. Más que un poco de verdad le estaba afectando.

Era más de medio día, no hacía calor pero se sentía caliente, fue hasta su habitación para buscar ropa más ligera. Se quitó la que tenía al buscar la otra no pudo evitar mirarse en el espejo, su panza era notoria, además de los kilos extra que tenía por comer como cerdo.

Sus músculos ya no estaban, parecían haberse desaparecido, además de que su cintura tampoco se notaba bien. Aunque sus pechos seguían siendo algo grandes, pero eso era por la leche materna que sería para su cachorro.

¿Y si a Izuku ya no le parecía atractivo? Sería por eso que ya no lo toca, estaba gordo como una vaca lechera.

No pudo evitar sentirse incómodo. Sacudió de su cabeza esos pensamientos y se vistió, sabía que el pecoso no era de las personas que se fijaban en el cuerpo de los otros, pero no podía evitar sentirse inseguro.

Debió haberle echo caso cuando le dijo que no comiera tanta comida chatarra.

Pero no era del todo su culpa, ¿Era lo que pedía su cachorro, no?

Pero debía controlarse, además de que el pecoso no le negaba nada, aunque le dijera que no era buena idea.

Volvió a sacudir su cabeza, ya estaba pensado en cosas que no debía, otra vez.

Bajó de nuevo a la cocina y terminó por beberse un baso de agua. Se propuso a preparar algo para comer, sabía que el alfa no tardaría en llegar.

Hizo algo rápido y liviano, solo arroz con unos vegetales y pescado. Poco después de que terminara de cocinar la puerta principal se abrió.

—¡Estoy en casa!- la voz del pecoso sonó en el lugar.

Katsuki se secó las manos con una toalla y salió en su dirección.

—Bienvenido a casa.- le respondió con un ligero sonrojo.

Izuku no pudo evitar sentir ternura, fue a darle un abrazo hundiendo su cara en el cuello del rubio. El aroma a flores que tenía le encantaba, estaba mezclado con el suyo y aún tenía un ligero aroma a caramelo picoso.
Se separó para después dejar un beso en su frente, su nariz se movió sintiendo el aroma de la comida, haciendo que su estómago tuviera de hambre.

—¿Así que eso es lo primero que pides al llegar no?- preguntó el rubio fingiendo enojo.

—No es cierto, además la comida de Kacchan es muy buena y no lo puedo evitar.- le respondió con una sonrisa.

Y era cierto, entre ellos dos, el mejor cocinando era el rubio, aveces le preguntaba el porqué no había elegido una carrera de gastronomía.

Katsuki bufó pero no le dijo nada más, fueron a la cocina en donde el Omega comenzó servir la comida. A Izuku le pareció raro que la porción del Omega fuera menos de lo habitual, pues el rubio últimamente comía por dos.

—¿Solo eso?- preguntó sin contener su curiosidad.

El plato del rubio apenas estaba algo lleno, no como ya era costumbre que siempre estuviera algo rebozado.

—¿Hay algún problema?- la mirada cortante del Omega le hizo negar.

—¡No!, es solo que es poco para lo que comes estos días.- Katsuki arrugó más el entre cejo antes esa palabras, entonces Izuku supo que la había cagado.

—¿Me estás diciendo cerdo?- el aroma molesto del rubio salió como una nube amarga, e Izuku se puso nervioso.

—¿¡Qué!? ¡No, no Kacchan! Solo digo que como tú panza es más grande por el embarazo...- no terminó de hablar al ver la cara de vergüenza y las enormes lágrimas que caían de los ojos rubí.

—¡Entonces de verdad estoy gordo, lo sabía!- Katsuki se levantó de golpe corriendo hacia su cuarto, seguido de un Izuku confundido y muy nervioso.

—¡Kacchan espera, yo nunca dije eso! ¡Kacchan!- Katsuki no le escuchó y solo se encerró en el cuarto dando un portazo.— ¡Eres hermoso así, y lo del embarazo es normal!

—¡Eres un mentiroso!- escuchó al rubio gritarle con la voz rota, el pobre alfa ya estaba entrando en pánico.

Era la primera vez que miraba al rubio tan sensible, además que pocas veces lo miraba llorar -que no fuera de placer-, y no sabía cómo manejar la situación.

—¿Por qué dices que soy mentiroso?- preguntó como un recurso para calmarlo, el nunca le mencionaba nada sobre su peso.

Un silencio fue lo que lo envolvió, aunque podía oír algunos sollozos débiles provenientes del cuarto, cuando estaba por hablar de nuevo el rubio se le adelantó.

—¡Tú ya no me tocas idiota, y es porque gordo ¿verdad!?- lo dicho por el rubio lo dejó algo anonado.

—¿Qué?- salió de su boca sin entender bien.

¿Que no lo tocaba porque estaba gordo? ¿De donde habría sacado eso?

—¡Lo que oyes, no me has tocado desde la luna de miel!- la respuesta del rubio lo hizo pensar.

Era cierto que no lo habían echo desde que llegaron de la luna de miel, pero fue porque el rubio se había comenzado a sentir mal, además saber que estaba en cinta lo distrajo lo suficiente como para que su libido bajara, eso y tener un poco de temor en lastimarlo, aunque sabía que lo podían hacer sin problemas hasta que el rubio tuviera poco mas de seis meses.

También estuvo ocupado cuidando del rubio y haciendo sus trabajos. Puede que por estar al pendiente de muchas cosas a la vez no le dió la atención a su pareja, tampoco era como si no se lo imaginase desnudo con su panza grande, tal vez era un fetichista de eso y no se había dado cuenta.

—Kacchan abre la puerta.- pidió el pecoso recibiendo una respuesta negativa.— cariño, si abres la puerta puedo hacerte cambiar de opinión sobre lo que crees que pienso de tu cuerpo.

Ahora había despertado algo que no sabía que tenía dormido, quizás el pensar en su pareja con su panza grande, sus pechos al reventar, desnudo y sudoroso no era lo mejor para su mente, y sobre todo su parte baja.

Katsuki no pensaba en ceder, no quería que el pecoso lo tocará si era por obligación o porque estaba presionado hacerlo, aunque quería ser tocado por él, ser llenado de nuevo como tantas veces lo ha sido.

Se acercó a la puerta despacio, limpiando sus ojos con su antebrazo. La abrió dejando al pecoso entrar, Izuku se acercó serio hasta el y lo tomó del rostro haciendo que lo mirará a los ojos.

—Mira como tienes los ojos, no deberías de llorar por cosas como esas y menos si no son ciertas.- murmuró el peli-verde mientras acariciaba con su pulgar las mejillas algo húmedas.

Katsuki se sintió avergonzado, y un poco ansioso, identificaba el brillo inusual que tenía el pecoso.

Sabía lo que significaba.

Pero si es cierto.- tanteó el terreno a propósito bajando su mirada.

Un pequeño gruñido salió de la garganta del pecoso, se apegó un poco más al rubio y pasó su nariz por el cuello del rubio, deteniéndose justo sobre su oreja.

—¿Sabes como me pones ahora? Me tengo que contener un poco porque no te quiero lastimar.- le murmuró con su voz ronca.

Katsuki sintió aquel escalofrío tan familiar que lo hizo soltar un pequeño jadeo.
Pronto su boca fue besada con hambre por el alfa.

La lengua del peli-verde entró en la boca del rubio, la pelea por el dominio fue ganada por el alfa. Katsuki solo se dejaba hacer, estaba algo necesitado.

No supo en que momento terminó en la cama sin ropa, las manos hábiles de Izuku iban y venían por su cuerpo acariciando todo, también dejaba un par de mordidas en sus piernas y muslos. Solo podía jadear por más, su cuerpo estaba más sensible y algo entumecido, quizás por el tiempo que tenía sin hacerlo.

Las manos del pecoso pasaron a sus pechos, Izuku jugaba con sus pezones apresándo y estirando de sus botoncitos rosas, los cuales se hinchaban poniéndose más rojos y grandes.

—¡N-no soy un-na chica... Ngh!- gimió con fuerza al sentir como la boca del alfa chupaba uno de sus pezones como si fuera un dulce.

—Pero mira como te pones por ésto.- murmuró contra su pecho antes chupar de nuevo sacando otro gemido del rubio.— ¿Oh? Mira.

Katsuki medio miró con sus ojos borrosos como algo tibio salía de su pezón chupado.
Era leche materna, la cual el pecoso lamía con ganas.

—¡N-no, eso no es para ti!- trató de apartarlo pero Izuku no cedía, al parecer le divertía ver al rubio tan avergonzado.

—Un poco no hará daño.- dijo antes de chupar por un momento otra vez, después dejó el pezón brilloso e hinchado.— Kacchan, estás muy mojado.

El rubio jadeó con fuerza al sentir como una mano del peli-verde tanteanba su entrada, jugaba dando círculos alrededor.

Hacia un sonido morboso por su humedad, Katsuki solo trataba de tomar el brazo del peli-verde, aunque su panza le estorbaba un poco.

—D-deku...- chilló el Omega con sus ojos brillantes, haciendo una petición silenciosa.

—Mierda, estás tan hermoso ahora que me dan ganas de sacarte una foto.- comentó haciendo que el rubio pusiera una cara de horror.

—¡N-no!- no podría con su vergüenza al saber de esa foto una vez se le bajara la calentura.

Izuku rió por lo bajo metiendo de repente un dedo en el interior del rubio, haciendo que éste arqueara un poco la espalda. No lo haría, no le sacaría la foto de esa manera, sabía que Katsuki podía parecer alguien muy rudo, pero la realidad era que el Omega era sensible e inseguro.

Embistió con su dedo la entrada del rubio un rato, después agregó otro y siguió hasta dar con el punto dulce haciendo que se estremeciera por los espasmos eyaculando sobre su vientre.

—Bien, ya estás listo.- el alfa se desvistió quedando igual que el rubio, se acomodó entre sus piernas y las abrió más para poder acomodarse mejor.

—¡Es-espera aún...!- se calló al sentir como el glande del pecoso entraba en su interior, no pudo hacer más que morder su lengua para no dejar escapar un gemido grande.

Como extrañaba eso, aunque aún estaba sensible por su anterior corrida no podía negar aunque quisiera que la sensación le era mejor.

Izuku entró despacio pero sin detenerse, no paró hasta estar complemente dentro del Omega, lo miró con los ojos oscurecidos, se lamió el labio inferior ante su bella vista.

El rubio estaba completamente a su merced, su cara sonrojada, ojos brillantes empañados por las lágrimas de placer, con una expresión de regaño. Aparte de su panza grande y sus pechos hinchados y brillantes. Servido ante el como en una bandeja de plata.

De verdad quería sacarle una foto para enternisar el momento.

Comenzó con embestidas suaves, las cuales fueron subiendo de ritmo poco a poco, no quería tomarlo con fuerza y causar algún daño al rubio o su cachorro.

Katsuki sentía que podía tocar el cielo, el pene del pecoso entraba hasta lo profundo y volvía a salir haciendo el mismo procedimiento de nuevo, cada estocada golpeaba sin mucho esfuerzo su punto dulce. Admitía que aunque era más lento o suave de lo normal igual le encantaba.

Izuku tomó una de las almohadas y la colocó bajo la espalda del rubio para alzarlo un poco, también abrió más una de sus piernas con cuidado para seguir embistiendo, con el nuevo cambio el rubio sentía que el alfa llegaba aún más profundo en él, sacándole gemidos más quebradizos y altos.

—¡Ahh, Deku!~- Katsuki gemía el apodo de su amado mientras trataba de mover un poco sus caderas para ayudar.

Izuku trataba de mantenerse cuerdo ante la sensación de su polla siendo devorada por la entrada del rubio, para no tomarlo como un animal.

No pasó mucho para que el Omega se corriera de nuevo entre ambos, al tiempo que apretaba su entrada por reflejo haciendo que el alfa eyacular en su interior.

—Es... mucho...- jadeó el rubio con la mejillas sonrosadas sintiendo como grandes chorros de esperma caliente llenaban su interior.

Izuku se quedó dentro del rubio hasta terminar de correrse, podía sentir las paredes de Katsuki ordeñar hasta la última gota de su esencia. Miró como el rubio tenía los ojos soñolientos, seguro que se sentía cansado.

Salió de él con cuidado para buscar en el baño papel y limpiarlo, después acomodó la cama y lo ayudó a ponerse una camisa suya de pijama.
Katsuki se sentía bien, satisfecho, aunque tuviera mucho sueño en ese momento, la ropa de Izuku le quedaba grande, así que podía usar la camisa solamente como una bata para dormir.

Vió como el pecoso se limpiaba también y terminaba de acomodar las cosas, después sintió como la cama a su lado se hundía y unos brazos rodearlo. Izuku le dejaba varios besos en los hombros y cuello como forma de mimos.

—Kacchan nunca vuelvas a pensar en cosas tontas, sabes que eso te hace mal, yo te quiero tal y como estás.- pasó una mano por el vientre del omega acariciando con cariño.— ésto es solo temporal, además si estuvieras gordito no importaría, para mí vas a seguir siendo sexy.

Murmuró bajito besando de nuevo el cuello del rubio, Katsuki sintió su rostro arder, no entendía como era que ese estúpido alfa podía ser tan cursi aveces.

No le respondió nada y solo se acurrucó más contra él, ronrroneando por las caricias, así hasta que se quedó dormido.
Izuku se quedó allí sin moverse, iba a esperar a que su pareja despertara para darse un baño juntos.

(...)

Mientras tanto, los gatos en la cocina; -hartos de la comida que dejaron la pareja en la mesa- que sigan peleando a la hora de la comida! Ese pez estuvo delicioso. ฅ^•ﻌ•^ฅ ฅ^•ﻌ•^ฅ

Izuku mod: me la paso cómo burrito de carga y aún así me dicen mal esposo 😔

Jaldkakdjajs

Éste cap me salió más largo de lo esperado.

Ojalá no les haya parecido aburrido y les haya gustado.

Comenten compartan y voten.

Hasta la próxima.

Zaorycast. ✨✨

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