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Capitulo 1: Propuesta, pesadilla y lazo.



Después de graduarse de la preparatoria U.A y conseguir un pase directo para las carreras que querían estudiar, las cosas solo pasaron.

Izuku eligió literatura y escritura, tuvo como mentor al mismísimo Toshinori Yagi, quien fue un gran escritor y el autor de la serie My Hero Académia. Era todo un sueño echo realidad para el alfa peli-verde.

En cambio Katsuki siguió con una carrera de veterinaria, casi nadie lo sabía, pero al rubio le gustaban los animales y por eso cuando se mudó con el pecoso a un apartamento adoptaron a dos gatos, canela y durazno, los nombres eran por los colores de sus pelajes.

Ahora con sus veintisiete años las cosas iban cada vez mejor, Izuku daba clases en la preparatoria U.A mientras que también escribía sus libros, los cuales eran de fantasías y acción y romance. Un género que le gustaba a muchos, era conocido por "Deku" su nombre artístico.

Katsuki abrió sus propia veterinaria, con un poco de ayuda de sus padres claro, Koda era su asistente y mano derecha, un alfa que le gustaba muchos los animales, también era un tímido total con los de su especie, aveces eso era un inconveniente en su trabajo, pero nada grave.

No habían problemas...

O casi.

Katsuki pasó su mano por su cuello limpio sacando un gruñido insatisfecho de su garganta, no había ninguna marca allí.

A pesar de vivir juntos y ser lo suficientemente independientes, aún no habían dado ese paso, tampoco estaban casados.

Muchos de sus amigos preguntaban por eso de vez en cuando, pero no eran tan metiches como para estar al pendiente de esos todo el tiempo.

Aunque el rubio quería y necesitaba saber cuándo darían ese paso, no había ningún problema en su relación con Deku, todo era pasión y amor.

Más pasión que amor, sus caderas doloridas la mayor parte del tiempo era una prueba irrefutable de ello.

Suspiró profundamente por sexta vez en el día, estaba molesto, se preguntaba si en algún momento el pecoso iba a tocar ese tema, no habían hablado mucho de eso.

Tal vez por eso no había echo nada, se dió una palmada mentalmente, sabía cómo era el peli-verde, que si no le mencionaba nada o le daba indicios no haría nada, pues creería que aún no quería habla de ese tema.

Bien, si así era la situación, le daría las señales de que sería mejor que le buscará un anillo pronto o se quedaría sin testículos.

Miró el reloj que había en la pared de su oficina, ya era su hora de salida, estiró sus brazos por encima de su cabeza.

Estaba cansado, la noche anterior Deku no le dejó dormir bien, además ese día tuvo que asistir a una cirugía para un pobre perrito que se había comido una cuchara, ¿Cómo?

No tenía ni idea, tal vez los que tienen mascotas deberían vigilarlos mejor.

Se levantó y tomó sus cosas, salió de su oficina encontrándose con Koda quien terminaba de acomodar algunas citas.

—Ya me voy, después de que termines con eso cierras y te vas.- informó el rubio tomando su chaqueta, el alfa solo asintió sin responder.

Fue a su auto y salió en dirección a su hogar, su estómago rugió de hambre, cuando llegara se tomaría una buena ducha y después iba a cocinar algo bueno.

Al llegar al complejo de apartamentos, guardó el auto en el estacionamiento que había en el lugar, introdujo la llave en la cerradura y entró.

El olor a comida inundó sus fosas nasales haciendo que su boca volviera a salivar.

Deku había llegado antes que él, y estaba haciendo la cena.
Los gatos fueron hasta él y maullaron llamando su atención.

—¡Bienvenido a casa, Kacchan!- la voz estridente del pecoso resonó por el lugar, caminó quitándose los zapatos en la entrada, se agachó para acariciar un poco los gatos, fue por el pasillo a la cocina y allí lo encontró.

Se movía de un lado al otro terminado de agregar los últimos toques a la comida que estaba en la estufa.

Al parecer cenarían Katsudon, dejó su maletín encima de una silla y estiró de nuevo sus brazos con flojera.

—Estoy en casa.- murmuró la respuesta con un ligero sonrojo en las mejillas.

Aún no se acostumbraba a eso después de tanto, pero le era satisfactorio.

Miró como su pareja tapó una olla y la apagó, después se quitó el delantal de color azul pastel, con un símbolo de una máscara parecida a un conejo

Momentos después estaba siendo rodeado por los fuertes brazos de su alfa, sintió como el rostro de Izuku se frotaba contra él en muestra de cariño.

Amaba eso, aunque no lo iba a decir nunca en voz alta.

Sintió una caricia cerca de su glándula del aroma, su cuerpo recibió un escalofrío por ello y casi suelta un jadeo vergonzoso.

Estaba necesitado, su Omega interior chillaba y aullaba por ser mordido, tener el enlace final con su pareja.

Un beso en su frente le hizo parpadear volviendo a la realidad, el pecoso quién, era una cabeza más alta que él, le estaba mirando con intriga, como si quisiera leer su mente, eso lo puso algo nervioso, sabía que era un libro abierto para el pecoso en ciertas ocasiones.

—¿Tienes mucha hambre, o te quieres ir a dar una ducha?- preguntó él con su típica sonrisa se idiota.

Lo pensó un momento, y el rugido de su estómago tomó la desición por él.
Izuku rió por lo bajo, acarició con ternura una mejilla del Omega, roja por la vergüenza.

—Deja te sirvo.- dicho eso le dejó un suave beso en los labios antes de darse la vuelta.

No dijo nada y solo fue a sentarse mientras el pecoso ponía la mesa, eso le pareció extraño al mas alto, pues, su Kacchan no era una persona muy tranquila, ni callada.

Estaba asombrado de estuviera tanto en silencio, parecía como si analizara la situación, como si estuviera pensando u ocultando algo.

Antes de sentarse con el rubio le dió comida a los gatos, después fue hasta la mesa y comenzaron a comer.

—¿Hubo mucho trabajo hoy, alguna emergencia con un pequeño animal?- preguntó el alfa tratando de sacar una conversación.

—No mucho, solo una cirujía por un idiota que no cuidó bien de su mascota y ésta terminó con una cuchara en las tripas.- respondió el de ojos rubí de lo más normal tomando un bocado de la comida que le habían servido, seguido de otro y otro más.

La comida que había echo el pecoso era como pan caído del cielo a su pobre estómago vacío.

—Ya veo, espero que haya resultado bien.- Izuku sintió un escalofrío en el cuerpo, no podía imaginar al pobre perrito con una cuchara dentro.

—Obvio que si, bastardo. Yo la hice.- se halagó tomando un trozo de cerdo.

La conversación se dió de cosas triviales que tenían que ver con el trabajo, eso hasta que Izuku mencionó un tema.

—Sabes, Uraraka me llamó hoy, al parecer ella e Iida van a ser padres.- comentó el pecoso haciendo congelar al rubio.

Katsuki miró su comida como si fuera lo más interesante del mundo.

Todos sus amigos y compañeros de clase ya estaban con sus vidas propias y familias. El bastardo de Pikachu y tiburón hacían sus giras musicales, junto a la Alien rosa y la emo.

Las dos parejas estaban casadas y hacían su trabajo juntos, es una banda rara pero amada por el público, incluso él oía las canciones de esa banda.

Los amigos del estúpido de Deku también habían echo sus vidas, la cara redonda se casó con el robot maniático hace un par de años, y ahora estaban por tener un cachorro. El bastardo mitad mitad, al parecer encontró su media naranja en el festival de la preparatoria U.A, era un alfa del Shizuoka, si no mal recordaba se llamaba algo como assana, lissana, manzana, la verdad recordar el nombre de ese calvo le importaba una mierda.

Lo cosa era que; todos estaban ya casados o con hijos, suspiró resignado. No le mencionaba nada al pecoso para que no sé sintiera presionado, pero sabía que debía decirle eso en algún momento, siempre estuvieron sumergidos en sus vidas laborales, sin mucho tiempo para hablar sobre el futuro.

Pero ya era el momento, tenía una nueva meta que cumplir.

—¿Kacchan, estás bien?- preguntó el pecoso al ver como el rubio solo se quedaba en silencio mirando su comida

Katsuki alzó la cara de su plato y miró al pecoso, la siguiente frase salió de él antes de que pudiera la digerir o razonar.

—Deku, quiero un cachorro.- Izuku quedó de piedra, incluso la comida que había agarrado con los palillos cayó de nuevo a su plato.

—¿E-eh?- no sabía que responder, la petición le llegó de repente.

Pero, siempre estaba el pero en cualquier oración.
No era como si el alfa no lo hubiera pensado antes, incluso en los años de la preparatoria siempre le había echo comentarios al rubio sobre de cómo sería su panza de embarazado.

Aunque éste siempre lo mandaba a la mierda de un golpe, dejó de decirle sobre eso al ver que solo lo irritaba, creyó que tal vez el rubio no querría hijos o ni siquiera había pensado en ellos.

Aunque para un adolescente en ese tiempo no era un tema con relevancia.

El lugar quedó en completo silencio después de eso, Katsuki se estaba matando y golpeando por dentro al ser tan idiota.

"¡¿En donde quedó lo sutil!?"

Se regañó internamente, su cara se había puesto roja de la vergüenza y enojo que sentía en ese momento.

"¡Ahora te vas a ver como un maldito desesperado!"

El pecoso parpadeó saliendo de su ensoñación, pudo olfatear el aroma nervioso que salía del Omega y no pudo evitar que una risita saliera de sus labios. Dejó momentáneamente paralizado al rubio con ello.

—¿¡Acaso te burlas...!?- Katsuki estaba por explotar.

Pero el abrazo repentino que el pecoso le dió no lo dejó.
La mesa se estremeció ante los nomivientos repentinos y los platos sonaron al ser chocados con los otros.

—Kacchan,- Katsuki sintió un escalofrío recorrerlo al oír la voz de Izuku ronca cerca de su oreja.— yo también quiero cachorros, incluso eh pensado en cientos de nombres para ellos.

Sintió su cara arder de nuevo, una ligera ansiedad se apoderó de él. El estúpido de su pareja no solo había comprobado que también quería dar otro paso más en su relación, si no que ya lo estaba pensado desde hace mucho.

Aveces odiaba que el pecoso se guardará cosas como esas para el solo, él nerd siempre ponía a los demás antes que sus propias necesidades, le parecía tierno y al mismo tiempo un completo imbécil.

—Pero, ¿Sabes una cosa?- Izuku se separó de él en un momento y lo miraba con sus ojos llenos de ilusión, sus mejillas algo rojas.— no se puede pensar en los cachorros sin antes una boda.

El corazón de Katsuki latió con rapidez al escucharlo, casi le da un ataque de ansiedad al ver como el pecoso metía una mano en el bolsillo de su pantalón, de el cuál sacó una pequeña sortija con un diamante incrustado.

Izuku se arrodilló en el suelo al frente de él, que aún estaba en la silla del comedor sentado, el pecoso extendió su mano junto al anillo y le sonrió.

—Katsuki Bakugou, ¿Me harías el honor de ser mi señor Midoriya?- preguntó con el corazón en la boca, Izuku sentía sus mejillas rojas y sus manos sudar.

Katsuki parecía que había dejado de funcionar un momento, aún no podía asimilar que hace tan sólo unas horas estaba refunfuñando porque el pecoso no sacaba el tema sobre una boda, y ahora allí estaba, con el alfa a sus pies -en sentido figurado y casi literal-, preguntándole si lo aceptaba en un santo matrimonio.

No pudo evitar que un par de lágrimas de alegría salieran de sus ojos, pero como su personalidad lo era, y su reputación. Chasqueó la lengua y acercó su mano para que el pecoso le colocara el anillo.

—Te estabas tardando, bastardo.- murmuró tratando de no sonar tan emocionado.

Izuku tomó con delicadeza la mano del rubio y deslizó el anillo por su dedo anular, el cual encajó perfecto, aprovechó para besar la mano, dejó suaves besos desde los nudillos hasta la muñeca.

Katsuki soltó un suspiro satisfecho, sintió que podría ronrronear en cualquier momento. Izuku se levantó del suelo y tomó al rubio de su rostro para besarlo.

Katsuki solo se dejó hacer, sentía como las manos del peli-verde bajaban de su rostro a su espalda y más abajo, Izuku pidió permiso de entrar en la cavidad bucal del rubio al lamer sus labios.

El Omega gustosamente aceptó abriendo su boca un poco, dejándole total acceso al pecoso, la lengua de Izuku se introdujo con rapidez, sintiendo el sabor de la cena y al mismo tiempo una esencia dulzón a caramelo que le encantaba.

No pudo evitar meter sus manos por debajo de la ropa del rubio, tanteó sus caderas acariciando su suave piel. Esa acción hizo suspirar más de una vez a Katsuki, sentía a la perfección como los dedos grandes de su alfa tocaban por todas partes, además de la lengua en su boca. Lo hacían llevar a un pequeño paraíso.

Se separaron por falta de aire, un pequeño hilo de saliva los unía aún, el pecoso admiró por un momento el rostro sonrojado de su pareja, no tenía el ceño fruncido como siempre, tenía cierta expresión de cachorro regañado.

Eso solo lo hacía excitar, las expresiones eróticas de Katsuki le eran como un afrodisíaco potente para su cuerpo, y sobre todo su entrepierna. No pasó mucho para que empezará a devorar el cuello del rubio, éste soltaba un que otro gemido bajo.

—Es-espera, tonto D-deku.~- el mismo casi ni se convencía con ese tono de voz, tembló al sentir como el alfa subía por su cuello hasta su oreja y lamía su lóbulo.

—¿Nos damos una ducha, Kacchan?- preguntó apretando con fuerza los redondos glúteos del rubio por encima de su pantalón.

"Si claro, a bañarnos" ironizó en su mente.

Aveces se preguntaba si es que tomaba algún tipo de Viagra o algo para estar así de caliente siempre, pero bueno.

No era como si se quejara mucho por ello.

Dió una afirmación ante la pregunta del pecoso y éste con todo los ánimos del mundo cargó al rubio en dirección del baño. Lo sentó en el lavamanos y comenzó desnudarlo, prenda por prenda fue cayendo al suelo, hasta dejarlo sin nada.

También se quitó la ropa para quedar a la par, sonrió con malicia el ver como el Omega miraba con deseo su pene duro y chorreante de pre-semen.

Katsuki tomó un poco el mando de la situación eh hizo sentar al pecoso en la tapa del inodoro para después arrodillarse frente a él, entre sus piernas.

No perdió el tiempo y tomó con su boca el glande del alfa haciéndolo soltar un gemido ronco, la engulló completa en un segundo y chupó utilizando todos sus años de experiencia con él.

Sabía que hacer y en donde tocar, se había aprendido todas las formas favoritas de cómo a Izuku le gustaba una mamada. Acarició con una mano las bolas del pecoso mientras seguía con su boca el labor de succionar.

Su mano libre la llevó a su propia entrada que ya estaba húmeda e introdujo un dedo en ella, esa acción lo hizo temblar más y apretar el agarre de su boca alrededor de la polla del pecoso, eso hizo que Izuku moviera por instinto sus caderas hacia arriba, contra la boca de su pareja.

El alfa tomó por el cabello al rubio para hundirlo más y llegar más profundo en su garganta, podía sentir los gemidos ahogados contra su pene, y la vista de los ojos llorosos mirándolo directo, suplicantes y llenos de placer le eran un golpe a su entrepierna.

Dió otro par de embestidas contra la boca del rubio antes de sacar su polla de allí, no quería terminar en su boca.
Katsuki soltó un gemido inconforme, el sí quería que se viniera en su boca.

Pero su protesta se fue por la cañería al ser levantado de golpe y puesto contra la pared de una forma ruda, Katsuki sintió como una de sus piernas eran alzadas mientras una mano lo tenía sujetó del cuello contra la pared.

Pronto, la intromisión en su interior lo hizo soltar un gemido quebrado y fuerte, al tiempo que su espalda se arqueaba un poco.

—¡D-deku!- gimió el apodo de su amado antes de ser embestido con fuerza.— ¡Nhg!

La pared fría del baño contrarrestaba con su piel caliente volviéndolo un mar de sensaciones, la embestidas comenzaron fuertes dejando sin aliento al Omega, el pene de Izuku entraba hasta sus entrañas tocando con cada golpe su próstata, haciéndolo chillar y tocar el cielo.

Su lubricante caía de sus muslos y goteaba al piso por los movimientos, lo avergonzaba y excitaba de sobremanera. Izuku se sentía en el cielo, su lugar favorito, podía sentir las paredes cálidas y húmedas del rubio apretar con fuerza su polla de una manera deliciosa.

—K-kacchan...Katsuki.- gimió entre gruñidos contra el oído del rubio.

Éste solo podía jadear con fuerza tratando de respirar bien, su cara roja y ojos empañados, contra la pared no le dejaba muchas opciones de moverse, tenía sus brazos contra el muro tratando de no golpearse por las estocadas rápidas que iban contra su interior.

Se sintió cerca de su orgasmo y apretó su entrada con más fuerza por reflejo, al tiempo que sus gemidos cambiaron a ser menos entendibles. Izuku también se sintió cerca de su orgasmo, atrajo hacia él al rubio apartándolo de la pared, dió unas últimas estocada más antes que el rubio apretara por última vez con más fuerza que antes su interior,
Katsuki gimió con sus ojos volteados hacia arriba, mientras se corría sobre la pared y el suelo.

La semilla del pecoso llenó al rubio desbordando de su entrada y deslizaba por sus muslos sudorosos, respiraba agitado y se sentía bien, cansado pero bien.

La mano del pecoso pasó por su abdomen hasta su vientre y acarició allí, los suaves besos del pecoso en su cuello lo hicieron ronrronear.

—No la tomes,- el pecoso habló con un jadeo contenido.— las píldoras, ya no las tomes.

Murmuró bajito enterrando su cara en el cuello del rubio, la glándula del aroma del Omega lo estaba volviendo loco, quería enterrar con fuerzas sus colmillos allí, pero guardaría ese momento para su luna de miel.

Pensar en ello solo hacía que sus encías le picaran, mordió el hombro de Katsuki un poco para distraerse, escuchó sus quejidos y lamió la nueva marca que había dejado en su piel.

Katsuki no respondió, pero escuchó todo acatando en silencio, y su Omega interior se regocijaba lleno de alegría sintiéndose completo.

Izuku salió de su interior haciendo que mucho más semen se escurriera de su entrada y bajara por sus piernas, sintió sus mejillas arder al tener la mirada esmeralda sobre ellas, escuchó un sonido de aprobación por parte del alfa.

—Que bella vista.- murmuró el pecoso lamiendo su labio inferior, y Katsuki solo le gruñó en forma de reproche.

Izuku alzó las manos en forma de rendición y fue a llenar la bañera con agua tibia, echó al agua el jabón e invitó al rubio a entrar en ella.

Katsuki solo se dejó llevar, solo disfrutaría del momento, sabía de sobra que en esos momentos su Deku lo iba mimar bastante, y valla que necesitaba unos cuantos.

Se sentía querido y ser mimado le encantaba, pero era su secreto y nunca lo admitiría en voz alta.

(...)

—Kacchan, Kacchan.- la voz de Izuku sonó en un susurro tratando de despertar de manera cariñosa a su pareja.

Katsuki gruñó removiendose en la cama, no quería levantarse, además era su día libre, la pasaría recuperando las fuerzas durmiendo hasta que se hartara.

—Buenos días Kacchan, ya me tengo que ir. Hice el desayuno cuando te levantes puedes solo calentarlo.- Izuku habló de nuevo en voz baja, dejó un suave beso en la mejilla, Katsuki solo lo miró con los ojos soñolientos y asintió.

Lo último que escuchó antes de caer de nuevo en un profundo sueño fue la puerta cerrarse.

Estaba de lo más cómodo en su cama, abrazaba la almohada de Deku y podía sentir su aroma en su nariz, se podría decir que se encontraba en el máximo punto del confort.

Eso hasta que escuchó la puerta de su cuarto abierta con fuerza.

—¡Oye mocoso, ¿Vas a dormir todo el día o qué!?- Mitsuki gritó como si fuera ella quien viviera en el lugar.

Katsuki despertó de golpe saliendo de su nube cálida, miraba a su madre como si la quisiera matar, se preguntaba; ¿Que vergas fue lo que le pasó por la cabeza al pensar en darle una copia de las llaves a ellos era buena idea?

Dudaba mucho de su razonamiento.

—¿¡A qué vienes a joder tan temprano!?- gritó de vuelta, cuando se casara con el estúpido de Deku y tuvieran su propia casa no les iba a dejar copias de llaves.

—¡Son las doce del día! ¿¡Eso te parece temprano!?- Mitsuki bufó y fue hacia las cortinas de la habitación para abrirlas, el rubio se tapó la cara con las manos cuando el sol le dió de lleno en la cara.— ¿¡Como piensas planear tu boda si te la pasas durmiendo!?

—¿¡Eso que te...espera qué!?- Katsuki arrugó más el entrecejo mirando a su madre con dudas.

Mitsuki no pudo evitar reír por la cara que tenía el omega menor, si tan solo supiera que ya tenía todo planeado desde que se graduaron de la preparatoria.

Solo faltaba que el rubio eligiera un par de detalles a su gusto. La mayor lo sacó del cuarto entre gritos y maldiciones -por parte de ambos-, Inko estaba en la cocina tomando un té tranquila mientras oía todo, ya estaba acostumbrada a las peleas sin sentido de los Bakugou's.

—Izuku ayer me contó que te propuso matrimonio.- comentó la peli-verde cuando ya estaban todos sentados en la mesa del comedor.— no pude contener mi emoción.

Katsuki miró a su suegra pero no le dijo nada, no podía enojarse con ella, por otro lado ya estaba planeando como castrar al pecoso.

Mitsuki sacó una bolsa llena de revistas para bodas, las colocó todas al frente de rubio y sonrió con malicia.

—Hay que empezar a trabajar.- dijo ella sonriente, y Katsuki no sabía el porqué le dió un escalofrío al verla de esa forma.

"La bruja no planea nada bueno."

Pensó internamente, esa sonrisa no significaba nada bueno.

Mitsuki comenzó a enseñarle flores, jarrones, centro de mesas, y un sin fin de cosas.
Aunque la mayoría estaba resumido y casi elegido, ella conocía un poco de los gustos de su hijo así que no gastaron mucho tiempo en eso.

Pero las cosas cambiaron al ver los traje de boda, obviamente iba a ir hasta la sección de trajes para omegas, aunque la rubia mayor abrió el libro ante otra cosa.

—Vieja bruja, ¿Que significa esto?- preguntó sintiendo terror al ver los vestidos de novia tachados con marcador rojo.

Era completamente normal si los omegas, tanto hombres como mujeres utilizarán un vestido de novia, así como las mujeres alfas utilizar un traje blanco o negro. La decisión era a gusto de quien quisiera.

—Escogí lo que creía que se te verían mejor.- dijo ella mientras le mostraba las páginas de los omegas modelando los vestidos.

Habían largos, cortos, unos cubiertos y algunos con un escote, con encaje o sencillos. Para la rubia mayor le eran demasiado bellos, para Katsuki era como una pesadilla.

Inko miraba a los rubios descutir sobre ese tema sin decir nada, se podría decir que era un poco cómplice de lo que ocurría, pero no era porque ella quisiera ver a su nuero con vestido, si no porque había escuchado hace un tiempo una fantasía de su hijo peli-verde hablando sobre lo hermoso que se vería el rubio en uno de ellos cuando se fueran a casar.

Claro que se había quitado esa idea de la cabeza al saber cómo respondería el rubio ante esa idea, aunque tal vez no debió mencionarle eso a la rubia mayor.

Ya era demasiado tarde para retratarse.

—¡No, no no! ¡Ni de coña, nunca en un millón de años voy a ponerme un vestido de esos para MI boda, es mi desición!- rugió el rubio parándose de la mesa mirando la revista como si fuera veneno.

Mitsuki haría su jugada, iba a sacar el haz que tenía bajo su manga para que el rubio pudiera acceder.

(...)

Katsuki se preguntaba algo, si hace menos de dos días se había negado y jurado por todos los dioses que conocía a no acceder, ¿Por qué estaba ahora en el auto junto a su madre y suegra para ir a probarse justamente lo que dijo que no se pondría? 

Quería darse contra la pared hasta reventarse la cabeza, cayó ante la propuesta cuando mencionaron a su estúpido pecoso.

"—Izu te imagina usar un vestido de boda, ¿No puedes cumplirle ese sueño que será una vez en la vida?"

De verdad que iba a castrar a ese idiota con complejo de alfa estúpido.

Aunque no era la primera vez que iba a usar un vestido.

Uno de los fetiches que tenían en común eran ese tipo de cosas. A Katsuki le gustaba provocar al pecoso poniéndose un traje de colegiala y un vestido sencillo y corto con medias largas.

¡Pero eso solo lo hacian en la intimidad!

Nadie sabía o podía verlos, ahora en una boda.

¡Mucha gente lo iba a mirar, a él el gran Katsuki Bakugou, un Omega rudo y gruñón, vestido como una novia de 20 años!

Sería un gran golpe para su orgullo y reputación. Se quería morir.
Pegó su cara contra el cojín que tenía al frente suspirando pesadamente.

—¡Llegamos!- chilló emocionada la rubia mayor estacionando al frente del edificio en donde iban a elegir el vestido.

"Aquí comienza mi tortura"

Se dijo el rubio mirando el gran cartel de vestidos y trajes modelado por omegas que tenía la fachada, volvió a suspirar y salió trás la mayores a dentro de la instalación.

Al llegar a la recepción pudo divisar a varias personas de un lado para el otro, las feromonas de alegría y ansiedad en el aire, seguro que era de otros omegas al saber que se iban a casar pronto.

Una de las empleadas salió en su ayuda, Mitsuki le explicó sobre la búsqueda del vestido y ella lo analizo con sus ojos modistas para determinar que clase de vestido, color o modelo le quedaría mejor.

Fueron guiados por ella hasta una sala para probarlos, la empleada salió en busca de varios vestidos mientras ellos la iban a esperar.

Sintió su teléfono vibrar, lo tomó mirando el nombre de su futuro esposo en el, chasqueó la lengua algo disgustado.

//
Mensaje.

De:Deku idiota.

Hola Kacchan, espero que ya hayan llegado, aunque no entiendo porqué no puedo ir contigo, deberíamos aprovechar para comprar mi traje también, ¿No?

//

El estúpido de Deku se sorprendió un poco al saber que no elegirían los trajes juntos, después de todo el creía que solo buscarían el típico traje blanco.

Por nada del mundo le iba a mostrar el vestido antes de la boda.

//

Kacchan:

Porque no, y ya.
Deja de lloriquear, sabes que los novios no pueden ver sus trajes hasta el día de la boda.

//

En realidad no era cierto, pero fue la primera excusa que cruzó por su cabeza.
Tanto su madre, como su suegra creyeron que sería mejor darle la sorpresa al pecoso el día de la ceremonia, verlo llegar con el vestido al altar.

Solo esperaba no retratarse de eso, sería una vergüenza enorme.

//
Mensaje.
De: Deku idiota.

Vale, ya entendí Kacchan.
Hablaré con los chicos para que me ayuden a elegir mi traje. ¡Disfruta el día, espero puedas encontrar uno que te agrade mucho!

Te amo.

//

"Encontrar un traje que me agrade, si como no"

Pensó mientras una pequeña venita le salía en la frente.

—Si tan solo supieras, maldito nerd.- murmuró por lo bajo mirando como la ayudante llegaba con un carro lleno de vestidos, le dió vértigo al ver tantos.— maldita sean tus fantasía, te la voy a descontar.

Miró como su madre tomaba un vestido y se lo enseñaba, suspiró profundamente como por cuarta vez en el día y se encaminó hacia uno de los vestuarios.

Uno, dos, cuatro, seis, ocho.

Había perdido la cuenta de cuántos vestidos se probó, y ninguno le había gustado.

Muy largo, muy apretado, parezco una maldita muñeca.

Esa eran las quejas que ponía al verse en un espejo al tenerlo puesto.

Todos estaban frustrados, la empleada tenía una sonrisa nerviosa al ver que su cliente era alguien difícil, y su madre estaba que le arrancaba los mechones por no elegir un vestido aún.

—¿Que tal éste?- preguntó la beta al ver que el rubio se miraba en el espejo con el nuevo vestido puesto.

—Es de la mierda, me apreta mucho aquí.- dijo señalando sus atributos superiores, los cuales se venían que iban a reventar de lo apretados que estaban.

—Nadie te manda a ser tetón.- le dijo su madre con molestia y mezclado con burla.

—¡Que no son bubis, son pectorales y músculo!- gritó avergonzado, ya estaba harto, si el próximo vestido no le quedaba se iba a largar.

La empleada salió del cuarto por nuevos vestidos, volvió momentos después.

Miró uno que le llamó la atención, su color no exactamente blanco, era más un amarillo pastel -casi blanco- con un bordado verde esmeralda que daba una buena combinación de colores.

Tomó ese y entró de nuevo al probador, salió ya vestido con el, se miró en el espejo y se inspeccionó.

Era largo aunque no tocaba el suelo, no era tan frondoso así que no parecía una estúpida muñeca Barbie, era cubierto arriba, pero no apretado.

El bordado verde tenía figuras de rosas que iban de su pecho hasta los hombros, le acentuaba un poco la cintura haciéndole ver su buena figura.

Sinceramente le pareció mejor que todos los anteriores.

—¿Y entonces?- preguntó Inko al ver que el rubio llevaban rato mirándose sin hablar o mejor dicho; sin quejarse de algo.

—Éste está bien.- fue lo que respondió.

Un suspiro de alivio se escuchó de la empleada, y su madre sonrió victoriosa junto a su suegra.

Ahora solo faltaban un par de cosas y las malditas invitaciones estaban entre ellas.

(...)

Llegó a su hogar exhausto, se tiró a su cama dando un bostezo. Ese día había sido endemoniadamente largo, aunque de cierta forma estaba emocionado.

Se levantó de la cama y buscó entre uno de los cajones grande de su armario, pasó unos segundos hasta que dio con el objetivo.

Sacó de allí una caja mediana con un dibujo algo erótico, además de la marca con figura de dos tacones y una cabeza de conejo. Sonrió con malicia y la colocó bajo su cama, la tendría más a la mano para lo que tenía pensado hacer.

—¡Kacchan, ya llegué!- la voz del pecoso lo hizo saltar un poco en su puesto, rápidamente guardó la caja y salió a recibirlo.

Aunque no había estrenado el contenido, aún no era el momento, lo guardaría para la luna de miel, después de todo sería una ocasión especial.

Preparó la cena junto al pecoso y hablaron sobre más detalles que tendría la boda, ya la vieja bruja había conseguido el salón, la comida y otras cosas, quien sabe cómo diablos lo haría en menos de una semana pero le importaba poco.

No le sorprendería que ya tuviera todo listo para el casamiento desde mucho antes.

Después de eso los días siguieron normales, del trabajo a la planeación.

Ya todos sus amigos estaban enterados e invitados.

No muchos se sorprendieron por la noticia, pues ya era hora de que ocurriera, el cargador con patas y los demás de la banda dijeron que iban a tocar en la boda.

Sabía que lo harían bien, pero de todas formas los amenazó para que no fueran a arruinar el evento.

Pasó un mes más o menos para que el gran día llegara, todos los invitados en estaban en sus puestos y el novio estaba nervioso en el altar esperando a que llegara el rubio.

Y Katsuki, bueno. Él estaba gritándole a las maquilladoras.

—¿¡Por qué tengo que utilizar ese maldito labial!?- gritó molesto, ya era demasiado con el vestido.

¡¿Ahora lo querían maquillar como una mujer!?

—¡A ver mocoso, el maquillaje es en combinación con el vestido, así que cállate y deja que hagan su trabajo!- le contestó la rubia mayor haciendo que el omega refunfuñara enojado.

Los que ayudaban al rubio estaban nerviosos, no sabían como manejar esa situación, solo se limitaron a guardar silencio y hacer sus trabajos lo mejor posible.

Veinte minutos después ya estaba listo, vestido impecable, un ligero maquillaje que resaltaba sus suaves rasgos y además de la sorpresa que tenía puesto bajo el vestido.

Todos los que estaban allí salieron dejando solo al rubio con su madre, Katsuki se miró una vez más en el espejo antes de ir hacia ella.

Inusualmente Mitsuki lo miraba sin su ceño fruncido, tenía una expresión relajada en el rostro.

—¿Que tienes ahora?- preguntó el rubio en cuanto estuvo cerca de ella.

La rubia solo negó y alzó sus manos para acomodar en velo que iba a cubrir la parte trasera de su cabeza y espalda, tenía un tipo de centillo con rosas amarillas y verdes pequeñas, que hacían juego con lo demás.

—No tengo nada, es solo que me alegra de poder entregar a mi hijo a la persona que ama, estoy feliz de poder presenciar éste momento.- habló ella con sus ojos brillantes, negándose a derramar lágrimas.

Se sentía tan nostálgica, recordaba como ayer solo era un pequeño cachorro en sus brazos y ahora era alguien echo y derecho, listo para casarse.

Katsuki no pudo resistirse abrazarla, eso sorprendió a la mayor, pero correspondió el abrazo.

—Gracias por todo, mamá.- le murmuró en voz baja haciendo que unas cuantas lágrimas de la rubia pudieran salir.

Mitsuki se separó del abrazo y limpió sus ojos para que el maquillaje que tenía no se fuera a correr, tomó por el antebrazo a su hijo y caminó en dirección a la ceremonia. 

La música clásica de boda empezó a sonar, todos miraron expectantes a la puerta para ver al rubio venir, y cuando apareció todos contuvieron su aliento.

—¿Ese es Katsuki?- preguntó Kirishima en voz baja a su pareja el rubio, ambos eran padrinos en la boda.

Denki no le respondió, estaba igual de impresionado que él, Mina, Uraraka, Jirou y las demás que eran damas de honor estaban fascinadas.

E Izuku creía que miraba un ángel, quedó sin aliento al ver al Omega ir hacia el, con su ramos de rosas blancas en mano, meciendo su elegante vestido que se mecía con cada paso que daba, y si no se equivocaba estaría utilizando unas zapatillas a juego.

Katsuki apretaba su ramo de rosas nervioso, podía sentir todas las miradas sobre su persona, sentía incluso sus piernas temblar ligeramente.
El agarre de su madre se apretó un poco, lo que le hizo mirarla de reojo, ella le sonreía con calma, suspiró pesadamente y miró hacia el frente.

Pudo destinguír la cara sorprendida del alfa, y el rubor que tenía en las mejillas. Eso le dió un poco de ánimos, llegaron al frente y su madre le entregó al pecoso, después se fue junto a Masaru, quien lloraba a mares al ver a su hijo en ese día tan especial.

—Te ves hermoso, Kacchan.- le murmuró el pecoso cuando el sacerdote comenzó hablar.

No le respondió, pero sintió sus propias mejillas arder al ver la mirada embobada del alfa sobre el.

Pasaron a sus votos y las últimas palabras del sacerdote.

—Si alguien se opone hasta ésta unión, que hable ahora o calle para siempre.- habló el mayor eh hizo una breve pausa.— ahora los declaro alfa y Omega, puede besarlo.

Izuku tomó el rostro del rubio con cariño y se acercó, le besó de forma cariñosa y lenta, los aplausos no se hicieron esperar.

Al separarse, Izuku tenía un ligero color rojizo sobre los labios por la pintura que utilizaba el rubio, pero no le importó.

Todos celebraban la unión muy alegres.

—¡Te increíble Katsubro!- aludió el Omega del mechón negro.

Los demás apoyaron al rubio, Katsuki estaba avergonzado, pero los halagos de cómo se veía lo relajaban un poco, además la cara de felicidad completa que tenía el pecoso lo terminaba de compensar.

—¡Felicidades a los dos!- chilló Uraraka llorando a mares y se limpiaba con un pañuelo todo lo que podía, estar en cinta la ponía más sensible de lo usual.

Katsuki la miró y le sonrió, él también se sentía feliz, no solo por el mismo, no también por todos sus amigos y compañeros.

—Feliz dulce espera, cara redonda.- le respondió haciendo que ella le sonriera con sus mejillas rosas.

La fiesta se dió, y la comida fue exquisita, Sato se ofreció a ayudar en su preparación cuando fue invitado, obvio que siendo conocido por ellos y un chef profesional no fue rechazado.

Kirishima y su banda tocaron y cantaron un par de canciones románticas para la ocasión. "entre tus alas" fue una de las que más destacó para ellos, no se los diría, pero le encantó que tocaran en su boda.

La pasaron bien, entre risas y juegos, algunos halagos de más al peli-cenizo y unos cuantos celos ocultos.

A la media noche los recién casados se fueron en un auto, hasta un hotel de cinco estrellas, después al otro día se irían a su verdadera luna de miel, pero eso no significaba que no pudieran disfrutar esa noche.

(...)

La puerta de la habitación fue abierta de una patada, Izuku cargaba al rubio estilo princesa mientras entraban.

La risa del pecoso no se hizo esperar, estaba un poco ebrio por haber tomado antes, pero aún era consciente de lo que ocurría alrededor, Katsuki no había tomado nada, prefirió el ponche de frutas, solo "por si acaso".

El cuarto estaba arreglado de lo más romántico, petición por parte del más alto, estaba decorado de color rojo pasión, pétalos de rosas hacían camino hasta la cama la cual también estaba llena de ellas.

—Kacchan~- murmuró el peli-verde con la voz ronca contra su oreja.— te ves tan hermoso con este vestido, pero sinceramente quiero sacartelo con los dientes.

Las manos del pecoso viajaban por encima del vestido de novia con avidez, tiraba un poco del cierre que había en la espalda del Omega.

—No me gustó mucho ver como todos que halagaban por el, muchas personas querían ponerte las manos encima.- aunque estaba consciente de lo que hacía, pero el alcohol en su cuerpo dejaba salir muchas cosas.

—Posesivo de mierda.- gruñó el rubio fingiendo enojo.— quítame ésta cosa de una vez.

Izuku siguió el pedido y terminó de bajar el cierre del vestido, la tela se deslizó por los hombros del rubio y cayó al suelo deslizado por sus piernas.

Una vez más el aire dentro de los pulmones del alfa se detuvo. Katsuki tenía bajo el vestido unas medias largas que iban por encima de sus muslos, una pequeña tira que iban desde las medias hasta su ropa interior, la cual solo era una pequeña tela de encaje, fina y de color verde con detalles negros. Su pecho estaba cubierto por un pequeño sostén que solo eran dos triángulos a juego con su tanga.

Era malditamente excitante.

Un gruñido salió de su garganta sin su permiso, Katsuki solo lo miraba de reojo, sabiendo que había liberado por completo la vestía interna de su ahora esposo.

—¿Estuviste con eso puesto todo éste tiempo?- preguntó aún sin creerlo, pensar en que estuvo así vestido en toda la ceremonia lo ponía de cierta forma celoso.

No perdió tiempo, se quitó la corbata negra que tenía puesta y se dirigió de nuevo al rubio, alzando lo en brazos para llevarlo a la cama.

Katsuki no replicó, solo se dejó hacer, sintió como sus manos eran alzadas por encima de su cabeza y atadas con la corbata. Izuku se acomodó entre la piernas del rubio abriéndolas y besando una de ellas por encima de la tela blanca.

—Joder, Kacchan. ¿Por qué siempre me tienes que poner así?- dijo el peli-verde mientras quitaba con cuidado una de las zapatillas que aún tenía puesto el Omega, mordió ligeramente el pies sacando un jadeo de Katsuki. Sacó la otra zapatilla y mordió la pantorrilla del rubio haciendo que volviera a chillar.

—S-solo cállate y apúrate.- refunfuñó el rubio sintiendo su entrada contraerse, estaba excitado y necesitaba ser llenado.

Silencio.- la voz de alfa del pecoso lo hizo temblar y cerrar la boca.

No pudo hacer más que mirarlo de manera asesina mientras éste se quitaba el saco y la chaqueta para dejar su abdomen al descubierto. Izuku se deleitó al ver ansioso al rubio, jugó con sus muslos apretando y pellizcando por encima de la tela, también dejó varias mordidas en ellas.

Katsuki no podía hacer mas que jadear y gemir, pidiendo con la mirada por más, pero Izuku lo estaba castigando por lo de hace rato. Le gustó la idea del vestido, pero sus celos sin razón lo ponía de esa forma, además saber que estuvo con una ropa interior tan erótica en toda la boda no lo ponía mejor.

Rasgó con los dientes la tela de una media, la piel algo rojiza del rubio se mostró, y también la mordió sacando un chillido de su pareja. Se fijó en la entrepierna del rubio, tenía una erección que mojaba la ropa interior, y su entrada también estaba muy húmeda, el brillo por sus fluidos se miraba desde su posición.

Le sonrió con cinismo subiendo su mano hasta la ropa interior y apretó allí, un gemido quebrado se escuchó del rubio, siguió masajeando y apretando por encima de la pequeña tela. Cuando vió que el rubio estuvo a punto de correrse se detuvo, escuchó como un gemido de insatisfacción salió de Katsuki, pero solo le sonrió y fue hasta su rostro sonrojado para besarlo.

—¿Quieres que entre, Kacchan?- preguntó con morbo cuando se separó del beso, dirigió una de sus manos allí y tanteó sintiendo como la pequeña entrada húmeda se contraía ante sus toques.

Katsuki no le respondió, pero sus gestos le decía todo lo que necesitaba, se sacó el pantalón junto a los bóxers, su erección le estaba doliendo, no podría aguantar mucho.

Abrió un poco más las piernas del rubio y se acomodó, se frotó contra la entrada del rubio por encima de la tela, eso solo ponía más ansioso al rubio quien movía un poco sus caderas buscando más contacto.

—Vamos, Kacchan. Dilo.- dijo el peli-verde mientras se seguía frotándose.

—¡En-entra ya!- pidió con la voz rota y temblorosa.

Izuku no perdió tiempo, e hizo aun lado la tela de la ropa interior y entró en él de una estocada, Katsuki arqueó la espalda y dejó escapar un gemido alto, casi un grito.

Las embestidas empezaron fuertes y rápidas, justo como les gustaba, Katsuki rodeó como pudo la espalda del pecoso y pasó sus manos atadas por su cuello para aferrarse más a él.

Se besaban algunas veces ente embestidas, y otras veces Izuku aprovechaba para morder los hombros y cuello del rubio.

Cuando se sintió cerca de su orgasmo salió de Katsuki, haciendo que éste lo mirará confundido, pero no habló al ver que la corbata era quitada de sus manos. Izuku cambió de posición, y ahora era el rubio quien estaba encima.

Sin perder tiempo y entendiendo el mensaje, Katsuki dirigió la polla en su interior y comenzó a dar sentones sobre el miembro duro del alfa.

—¡D-deku, alfa!~- gemía con la lengua fuerte y afuera, dejando que la saliva se escurriera de su boca, eso además de su expresión bañada de placer ponían al límite a Izuku.

Katsuki sintió su vientre cosquillear, aparte de que sus piernas estaban entumecidas, Izuku se dió cuenta de la situación, y se sentó tomando al rubio por el cuello, no con fuerza. Estaba pidiendo permiso, el rubio solo echó su cabeza aun lado dejándolo descubierto.

El alfa sintió sus colmillos picar, sobresaliendo del resto de sus dientes, besó un poco el cuello del Omega antes de acercarse a la glándula del aroma, abrió su boca y encajó a la perfección sus dientes sobre la glándula, traspasando la piel hasta el fondo.

Katsuki dejó salir un grito de dolor y placer, dejando que más lágrimas salieran de su rostro y eyaculando en medio de ambos, apretó por reflejo su entrada haciendo que Izuku también se corriera en su interior. El nudo del peli-verde se formó haciendo que varios quejidos salieran del Omega, por lo que dió una última estocada mientras dejaba su semilla en el interior de su pareja.

La sangre que salía del cuello de Katsuki era lamida por el pecoso, quien ronrroneaba con santificación por su trabajo.

Lo habían echo, se habían casado y ahora estaba unidos por un enlace que iba más allá de sus emociones, y que era irreversible.

Pero tal vez, estarían unidos por algo más pronto.

El alfa llevó una de sus manos al vientre del omega y acarició allí con anhelo, imaginando cómo sería su futuro de ahora en adelante.

(...)

Ah~

¡No quiero quejas!

Tienen dos puercadas en un solo capitulo, agradezcanme!!!
7w7

1/?? No sé cuánto me llevará ésto, pero apenas comienza.

Faltan varias cosas, quería poner una música bien chingona pero mi señal es una kk.

Es la primera vez que escribo sobre una boda así que no sé cómo me salió.

¿Alguna pregunta?
Espero los haya gustado.

Comenten compartan y voten.

Hasta la próxima.

Zaorycast. ✨✨

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