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Capítulo 18.

Recuerden que hubo actualización el miércoles pero a veces Wattpad no manda notificación, se les comenta para que no se salten capítulos.

En todo el fin de semana, Carlos no habló ni una vez con Silvia. Ya sabía que le gustaba a la chica, pues todos se lo dijeron. Lo que hizo que ya no dudara fue cuando Ariana, una chica que casi nunca hablaba ni convivía con él, se lo confirmó, ¿hasta ella se dio cuenta? Y ahora que él también había empezado a verla con otros ojos, no sabía cómo enfrentarse bien a la situación. Salió de sus pensamientos cuando sintió un empujón que casi lo tira. Al ver a Víctor frunció el entrecejo.

—¿Y tú qué?

—Perdón, carnal, la costumbre —dijo con cinismo. Se lo había dado por el hecho de que se había atrevido a terminar a Eva y no esperó a que ella lo dejara a él.

El castaño negó con la cabeza y se dirigió al salón. Al ver que Silvia ya estaba allí, se puso nervioso. Inhaló hondo y exhaló. Después se acercó a ella.

—Hola, Silvia.

—Carlos, buenos días —saludó—. Qué bueno que llegaste, encontré una información interesante para la tarea de física —le dijo. Tenían que apurarse, ya que el proyecto era para el miércoles.

—Qué bien. Yo también estuve investigando.

—¿Qué te parece si después de clases vamos a mi casa para seguir con el trabajo? —Le preguntó la chica.

—Estaría bien —le sonrió con ternura.

Mientras tanto, en cuanto entró al salón, Víctor le sonrió a Ximena pero la chica no le respondió el gesto sino que volteó hacia otro lado. El rubio se acercó a ella.

—Hola, Ximena. —Ella no respondió nada—. Vamos, ¿sigues enojada? Ya pasó una semana. —La castaña siguió sin responderle—. Oye, siento haberte dejado sola en el proyecto, pero pasó algo bueno de todo eso, por fin pude hablar con Eva...

—¿Y eso qué? —Lo interrumpió—. Ya sé que te importa más esa bruja que tu amistad conmigo, ¿pero por qué todo tiene que girar en torno a ella? Deberías superarla, ¿no crees? Que ningún bien te hace estar idiotizado por una perra así —dijo la chica con tono áspero.

Víctor frunció el entrecejo.

—Ximena, no es que no valore tu amistad, pero necesitaba hablar con ella. Y no la insultes —agregó—, tú no sabes las cosas que puede estar pasando...

—Me imagino —masculló—. Antes le preocupaba ser la mejor capitana, verse bonita y ser admirada por todo el mundo. Ahora parece que su objetivo es ser la más odiosa del colegio y despreciar a todos.

Antes de que pudiera responderle algo, Jaime se acercó para salvar el día.

—Ximena —dijo ignorando por completo a Víctor—, este fin de semana estuve adelantando el proyecto de física. Únicamente falta la conclusión y el glosario. Te pasaré el trabajo para que lo termines.

La chica miró de Jaime hacia Víctor. Segundos después reaccionó.

—¡Ah, Jaime! Qué bien. Tú sí eres un gran amigo —le dijo, echando la indirecta para Víctor, que se limitó a rodar los ojos—. Pero ya hiciste casi todo —fingió estar apenada—, ¿cómo podré agradecerte?

—Esperaba que preguntaras eso. —Alzó su dedo índice. Tanto la chica como Víctor lo vieron con interés.

—¿Ah, sí? ¿Y? —Ximena sonrió forzadamente.

—Puedes darme un beso como agradecimiento —dijo como si nada.

Víctor soltó una risotada y Ximena lo vio con indignación.

—¡Métete tu trabajo por el trasero! —La chica pisó fuerte y se alejó de ellos con molestia.

—Ay, pero qué exagerada —murmuró Jaime—. Ni siquiera le dije que era un beso con lengua... Ni modo, ahora no hará nada, tendré que terminarlo yo solo.

—Mejor suerte para la otra —se burló Víctor.

—¿Y tú de qué te ríes? Si Eva se la pasa rechazándote. —El rubio se acercó a Jaime, haciendo que tragara grueso—. No era cierto, ¿eh? No te lo tomes personal... —Cuando puso la mano en su hombro, agregó—. ¡No me mates!

—Jaime, debo decir que me caes bien pero ya te estás pasando —le advirtió—. No querrás ser mi nuevo blanco de burlas, ¿o sí? —El moreno negó con la cabeza—. Pues cállate... —En ese momento vieron entrar a Eva—. Mira, ya llegó mi futura esposa...

—En tus sueños —murmuró. Víctor lo miró de mala manera.

—¿Qué te dije? —En ese momento le dio un zape en la cabeza.

—Ya, ya, no me pegues —se quejó.

El rubio se alejó de él para acercarse a Eva.

—Buenos días —la saludó.

Ella lo miró.

—Buenos días.

—¿Cómo estás? —Preguntó mientras se sentaba en la banca de junto.

—Mejor, ¿y tú?

—Igual, bien. —Como no sabía qué más decir, desvió la mirada.

—He estado pensando en lo que sucedió el sábado —dijo la chica, abarcando el tema que él quería discutir pero no se atrevía a sacarlo. Ella no quería pero tenía que hacerlo.

—Sí, yo también... —Al ver que no agregaba nada, siguió—. Lo siento por ello, no quise aprovecharme.

—¿Tú? —Lo miró a los ojos. Pareció divertirle escuchar eso—. Pero que yo recuerde yo fui la que te besó.

—Sí, pero yo lo profundicé.

—Sí, bueno, igual no me molestó. —Se ruborizó y vio hacia la ventana. El rostro del chico se iluminó al escuchar eso—. El punto es que no te quiero lejos, ¿captas?

Él la miró sin entender.

—La verdad no.

—Ay, ¿eres o te haces? —Dijo con molestia—. No te quiero lejos —repitió. Él sonrió sin poder evitarlo.

—¿Lejos de dónde, o qué? —Preguntó para hacerla enojar. Aunque estaba sumamente feliz, no quería perder la oportunidad perfecta para avergonzarla.

—Ya sabes, inútil.

—La verdad no. —Negó con la cabeza.

—¡Agh! Eres un... ¡Ay, Víctor!

—Pero sea lo que sea, si te hace sentir más tranquila, no me alejaré de ti —dijo finalmente.

Ella fingió molestia durante unos segundos; luego volteó hacia él y comenzó a reír, contagiándolo en el acto. Y así, sin que les interesara que sus compañeros los vieran con interés y curiosidad, ambos siguieron riendo sin importarles los rumores posteriores que surgirían en torno a ellos.


***


En el receso, Erick se encontraba con Amanda escuchando los rumores en torno a su hermana.

—¿Eva y Víctor volvieron?

—No sé. —Se encogió de hombros.

—Ah.

En ese momento la susodicha se sentó junto a ellos.

—Te invocamos como demonio —murmuró Erick—. Por cierto, ¿volviste con Víctor? Todo el mundo anda diciendo eso.

—No... todavía —agregó.

—¿Todavía? ¿Así que ya perdí mi oportunidad? —Preguntó Amanda. Le gustaba insinuársele para molestarla, ya que la chica se irritaba y eso le parecía divertido.

—Tú nunca la tuviste —masculló seria.

Tanto Amanda como Erick se soltaron a las risas.

—Sabes, Amanda, después de clases deberíamos ir a comer pizza —le dijo el chico a la pelirroja—. Ya no hemos salido.

—Sí, y hay que ir a otro concierto, el de StuffRunk estuvo padre.

Al oír mencionar esa banda, Eva hizo un gesto de disgusto.

—Sí —concordó Erick y se dirigió a su hermana—. Gracias a que tú no fuiste con nadie, Amanda y yo dejamos los asientos vacíos a nuestros costados y lo disfrutamos más.

—Ay, sí, qué lindo —murmuró sarcástica.

En un momento Eva levantó la mirada y vio hacia un lado. Su mirada se encontró con la de Víctor, que estaba hablando con Ariana. Él le sonrió y levantó la mano en un ademán de saludo. La chica le devolvió el gesto y volvió a mirar a su hermano.

—¡Aw, qué lindos! —Se burló Erick.

—Cállate.

Después de saludar a Eva, Víctor miró a Ariana, que parecía estar analizando la situación. Como Ximena seguía enojada prefirió hablar con los otros basquetbolistas que con ellos.

—¿Qué pasó ahí?

—¿De qué hablas?

—Saludaste a Eva y ella te devolvió el saludo —dijo con obviedad—. Eso no es normal. Escuché rumores de que regresaron pero no los creí.

—No regresamos, solo... —Se calló.

—¿Qué? —Lo interrumpió mientras lo veía expectante.

—Hablamos —explicó—. Pudimos limar ciertas asperezas y aclarar malentendidos.

—¿O sea que se quedarán de amigos?

—No es mi ideal —aceptó—. Pero no voy a presionarla a nada.

—Eres muy tierno —le comentó—. Eva tiene mucha suerte al tener alguien como tú.

—Bueno, gracias por eso —rio ligeramente apenado.

—¿Y qué harás con el asunto de Ximena?

—No sé —respondió—. La quiero mucho y todo pero... No voy a dejar de amar a Eva, y si realmente es mi amiga debe entenderlo.

—Ximena lo entenderá, estoy segura. —Lo quiso tranquilizar.

—Eso espero. Por cierto, ¿cómo sigues de tu tobillo?

—Bien, ya podré practicar de nuevo. —Dio unos aplausos.

—Me alegro.

—Ya estoy sana. —Juntó sus manos. "Ahora sólo falta sanar mi corazón" pensó viendo de reojo a Erick. No lo admitía frente a sus amigos, pero le faltaba dar ese paso de resignación y perdón que le impedía salir adelante.


***


Después de clases, Carlos fue a casa de Silvia para terminar el trabajo de física. Cuando llegaron, los padres de la rubia los recibieron con buen ánimo e invitaron a comer al castaño, que aceptó gustoso.

Después de eso, ambos chicos se dirigieron a la habitación de la chica para terminar su tarea. Una vez que compusieron los detalles finales, Carlos comentó que él iba a imprimir el trabajo.

—Está bien —dijo ella.

Carlos le prestó atención a la habitación de la chica. Era de color rosa pálido, tenía muchos peluches en su cama y en la pared un cuadro de un unicornio. Silvia se dio cuenta de eso y se sonrojó un poco.

—Mi cuarto es muy aniñado —comentó.

—Es tierno, como tú.

—Gracias —dijo bajando la mirada.

Después de platicar un rato más, Carlos se despidió, alegando que era tarde y que tenía que ir a su casa, pero antes de irse le dio un beso en la mejilla a Silvia, que se puso roja como tomate.

El chico en seguida tomó un taxi para ir a su casa, y cuando llegó, su madre lo recibió.

—¿Por qué tardaste tanto? —Fue lo primero que le dijo.

—Te mandé mensaje diciendo que iba a hacer un trabajo.

—Mmm... De seguro fuiste con tu noviecita esa, ¿no?

—No, mamá, fui a casa de Silvia.

—¡Ah! —Exclamó Irene, cambiando su semblante de molesto a comprensivo—. Bueno, eso cambia todo.

Miguel, que estaba en la sala escuchando todo, se acercó a su hermano.

—¿Y qué hicieron?

—Nada, después de que me invitaran a comer los señores Márquez, fuimos a la habitación de Silvia y estuvimos terminando la tarea —le explicó.

—¡¿Estuviste solo con una chica en su habitación?! —Exclamó Miguel—. ¿Oíste eso, mamá? Carlos estuvo en el cuarto de una chica.

— Sí, ¿qué tiene?, Silvia ya ha estado en el cuarto de Carlos antes —le dijo Irene a su hijo mayor como si no se percatara de ningún problema.

—¿Y por qué no le dices nada? — Se quejó Miguel —. A mí nunca me dejaste subir chicas a mi habitación.

—Ay, Miguel, por favor, tú y yo sabemos que tanto Carlos como Silvia son más vírgenes que el aceite extra virgen, por eso no me preocupan.

Carlos en ese momento se ruborizó escandalosamente.

—¡Mamá! —Reclamó.

—¿Qué? Es verdad —le dijo a su hijo menor—. Si hubieras sido tú, Miguel —volteó a verlo—, hubiera sacado a la muchacha de las greñas, pero con Silvia no hay problema, la conozco.

Posteriormente, una vez que Irene subió a su cuarto y dejó a los chicos en la sala, Miguel le hizo plática a su hermano.

—Oye, ¿y tu novia no se enojó de que hayas hecho el trabajo con Silvia y no con ella?

—Eva ya no es mi novia —le contó. No le había dicho nada a su familia porque no le parecía muy relevante contarles esos detalles.

—¿Por qué no? ¿Te terminó? —Miguel lo miró con fijeza, esperando encontrar un gesto de dolor, pero no vio nada.

—No, yo la terminé.

—Ay ya —se burló—. No te creo. —Regresó su mirada al televisor.

—No me creas —dijo serio.

Después de unos segundos, volvió a mirar a Carlos.

—¿En serio? ¿Por qué? —Preguntó sin entender—. Digo, tengo que admitir que para ser de preparatoria es muy guapa.

—La belleza no lo es todo.

—¿Te hizo algo?

—A mí no, pero insultó a Silvia.

Miguel alzó una ceja.

—Tal vez no se justifique pero es normal que haya estado celosa cuando se nota a leguas que Silvia está enamorada de ti.

—Igual es muy exigente. —Se cruzó de brazos—. Y no puedo decir que me quería ni que estaba celosa, lo hizo para hacerla sentir mal.

—¿Cómo sabes que no te quería?

—Porque me percaté de que parece muy feliz al lado de su exnovio... No yo, su otro exnovio.

—Pues sí — dijo con obviedad. Carlos rodó los ojos.

—Además ese mismo tipo siempre me fastidiaba y humillaba, y a ella nunca pareció molestarle.

—Bueno, la verdad es que a nadie le importa que te humillen.

—Mmm...

Ambos volvieron a prestarle atención al programa que estaban pasando. Se trataba de gente que se humillaba por un poco de fama efímera.

—Pero estuvo bien lo que hiciste —dijo Miguel de repente, cambiando el programa para ver caricaturas—. Me parece muy maduro escoger a alguien que te hace bien en vez de estar aferrado a alguien con quien no va a durar una relación. Ojalá yo hubiera sido más como tú cuando tenía tu edad.

—¿Dejaste ir a alguien que valía la pena por alguien que no?

—Sí, algo así. —Se sobó el cuello—. Pero bueno, eso ya pasó. Hay que salir adelante.

—Concuerdo contigo.




¡Hola! Espero que estén muy bien :3

Si les gustó el capítulo dejen su voto y comentarios, ya saben que me animan bastante. Me gustaría saber qué opinan.

Y creo siguiente les va a gustar mucho porque trata de Erick y Amanda :D

Les recuerdo que pueden seguirme en mi perfil porque luego wattpad no avisa y así puedo anunciarles cuando haya actualización.

¡Nos vemos pronto!

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