12|| Michelle
Fue un impulso.
Dejar que estos cuatro adolescentes me subieran en su auto y me alejaran de mi hermana fue solo eso: un impulso. No es que esté intentando ocultarme de Elise, ni reclamarle por cosas que no son su culpa. Ya me dije a mi misma que no puedo hacerle eso a mi hermana mayor, no puedo volverla la responsable de toda esta desgracia cuando esto se nos escapa de las manos a las dos.
Si acepté la propuesta de Lid fue porque en mi mente está demasiado claro ese reflejo que supuestamente era mío, pero no reconocí. Ella era tan alta, tan...mujer. Sí, tenía los mismos ojos que yo, tenía el mismo tono de cabello que he tenido toda mi vida, pero era otra persona. Soy otra persona.
Es la primera vez que asimilo que no podré ser igual a la chica que fui antes del choque. No puedo ser la Mich que fui cuando ya nada es igual. Verme fue como una especie de revelación y se sintió tan...abrumador. Me dolieron los ejercicios que me recomendó Adam, pero me dolió aún más pensar en ese espejo y en lo que vi. Cuando Lid y estos chicos llegaron, vi un escape. No un escape de mi hermana, ni de mi primo, tampoco de Silene...Creo que, ingenuamente, intentaba alejarme de la Michelle que vi.
Pero aquí está ella, mirándome desde el cristal de la ventana del auto. No voy a poder escapar de ella...
—¿Qué tal profesor? —sugiere Lid. Ella está sentada a mi lado, los Cooper están en los asientos de enfrente; Easton maneja, mientras que Tyler es el copiloto. Drew está al otro lado de su hermana, en la ventana. Sus ojos están cubiertos por sus lentes oscuros y su cabeza echada hacia atrás. Podría estar durmiendo, pero la verdad no lo sé ni me importa—. Podrías ser maestro, East. Tú amas a los niños.
—Mhm, no lo sé —dice él. Llevan todo el camino conversando sobre posibles carreras que podría tomar Easton tras graduarse. Es tan extraño que hablen como si mi presencia no les molestara, como si hubiese estado aquí toda la vida y no solo hace unas semanas —. Amo a los niños, los adoro, pero no me veo enseñándoles. Soy más de consentirlos como loco, no de darles órdenes. Creo que Tyler es el que terminará siendo profesor.
—Eso es obvio —señala la chica a mi lado —. Será profesor de filosofía y dueño de la mitad de mi corazón.
—Estoy de acuerdo con lo de profesor de filosofía, pero tu corazón puedes quedártelo, Linda —habla Tyler. Tardo en recordar que ese es el nombre completo de Lid —. ¿Qué tal abogado, hermano? Eres muy justo y sabes una que otra cosa sobre leyes.
—Pero también muy sentimental y tiene demasiada moral. A East se lo comerían vivo en un juzgado y no necesariamente porque sea todo un bombón, aunque lo es.
—¿Tú les coqueteas siempre? —me escucho preguntar —. ¿A los dos?
—Claro, rubia. No puedes tener dos amigos tan galanes y desaprovechar la oportunidad de alabar tanta belleza. Se le llama apreciar el arte.
Easton ríe y escucho a Tyler bufar a lo bajo, pero no necesariamente porque está molesto. Lid me guiña un ojo, todavía no entiendo cómo es que actúa con tanta seguridad.
—Lid es así, te irás acostumbrando —me explica Easton, alzando su mirada hasta el espejo retrovisor. La observa a ella —. También eres arte, hermosa, pero me gustaría saber qué otras ideas tienes a parte de abogado.
—Mhm...¿stripper?
—Te pasas, Lid. Te pasas —ríe Tyler, mientras niega con la cabeza.
—Al paso que van con sus propuestas, terminaré siendo vagabundo —suspira el moreno, devolviendo su mirada al camino —. En serio, necesito ideas.
—¿Por qué tanta prisa en saber qué carajo harás, East? —pregunta Drew.
Oh, vaya. Parece que no estaba dormido.
—Porque este es mi último año y no tengo ni puta idea de lo que haré con mi vida luego de graduarme —confiesa el conductor.
—¿Y? Tampoco lo sabe la gran mayoría de los adolescentes de tu edad. No entiendo porqué estás corriendo.
—D, mis padres lo han dado todo por mi desde el instante en el que me adoptaron. No quiero que todo lo que han sacrificado se vaya al carajo solo porque yo no sé escoger un futuro.
—Sabes que no es así, East —le dice su hermano —. Eso les da igual a mamá y a papá.
—Estarías igual si fueras tú el que se gradúa en un año sin tener idea de qué hacer después.
—Bueno, si...pero no estoy en tu lugar, estoy a dos años de graduarme así que puedo decirte esto: tómatelo con calma, porque mamá y papá van a estar igual de orgullosos de ti como lo han estado siempre, seas abogado o vagabundo.
—Mhm, lo que digas...
Easton no parece satisfecho, lo sé por la forma en la que resopla. Eso es lo que hacía mamá cuando no la entendíamos: no discutía, pero se enojaba porque no entendíamos su punto de vista. El auto se detiene y hace un extraño sonido que me hace pensar que se autodestruirá en cualquier momento, pero me doy cuenta de que solo es el motor apagándose. Noto este es el destino cuando veo una playa solitaria por la ventana. Este debe ser el lugar del que habló Lid, pero nadie se baja.
Escucho un suspiro que suena más como una queja en todo su esplendor y proviene de cierto niño tonto. Drew se quita los lentes de sol, dejando al descubierto sus ojos celestes muy pálidos. Mira hacia el techo, luciendo fastidiado.
¿Su mejor amigo está teniendo un dilema consigo mismo y eso le fastidia?
—Claramente no vas a tomártelo con calma porque eres el jodido Easton Cooper y siempre tienes que hacer todo bien, aunque nadie te lo está pidiendo —señala él, como si fuera algo obvio —. No lo has sugerido, pero investigaré carreras que te puedan servir, aún cuando sé que no elegirás ni una sola de ellas ¿Por qué? Porque sé que te importará una mierda lo que opine yo, lo que opine el resto, al final harás lo que quieras y estará bien porque eres el jodido Easton Cooper y tú sabes tomar mejores decisiones que cualquier otro adolescente o adulto que conozco. Créete eso y deja de correr, que sabes que cuando lo haces siempre terminas cayéndote de culo.
—O liándote con Olivia —señala Lid y no tengo idea de quien es Olivia.
—Liarse con Olivia, caerse de culo, ¿hay diferencia para Easton?
—Eso fue cruel —señalo y, por primera vez en todo el viaje me ve.
Si Drew fuera solo sus ojos, seria impresionante. Son un celeste tan claro que se ve casi como un gris, pero no del todo. Es casi como ver un cielo azul a través de neblina y no lo voy a negar, resulta algo bonito.
Pero claro que Drew no es solo sus ojos, es también esa sonrisa diminuta y pretenciosa en sus labios que me hace sentir pequeña. Es extraño, porque el Drew que me ayudó a escapar a la azotea en la casa de Caleb se veía distinto, más vulnerable. Este se ve como un Drew que está a la defensiva, que me mira como si me estuviera amenazando para que no derrumbe sus muros, pero tengo el presentimiento de que así ve a todo el mundo.
No me agrada este niño que se muestra rudo, pero no puedo decir que no lo entiendo. Soy pequeña, pero hasta yo comprendo que hay muros que no quieres que nadie derrumbe.
—Niña linda, tú no tienes ni idea de lo que es ser cruel en verdad —dice, para luego colocarse sus lentes de sol —. Además, eso era justo lo que Easton necesitaba escuchar.
—Mhm, sorprendentemente sí —dice East, para luego voltearse a ver a su amigo —. Gracias, D.
—No agradezcas. Recuerda que me puedo equivocar, Cooper. Quizá tu futuro si acabe en la mierda.
—Si eso pasa, la opción de ser stripper siempre estará disponible —señala Lid, haciendo reír a los hermanos Cooper.
—¿Qué es stripper? —pregunto.
Es inmediata la forma en la que todos me miran, incluso Tyler voltea también. Creo que me sonrojo un poco y juro que me encorvaría y haría más pequeña de lo que soy si no me doliera tanto la espalda por la terapia física. Entonces, East chasquea sus dedos y es como si una cosa hubiese llegado de la nada a su mente.
—Claro, tú tienes diez años mentalmente—recuerda, pasando una mano por su cabello. De repente, él es el que se ve apenado —. Lo siento, Mich. Lo olvidamos y estábamos hablando como siempre lo hacemos, debimos habernos censurado un poco.
—Nah, yo no lo olvidé —dice Drew, sonriendo con diversión —. Estaba disfrutando verla horrorizarse cada vez que uno de ustedes decía una mala palabra.
—¡Claro que no! —me defiendo —. ¡No estaba horrorizada!
—¿Me vas a negar que no te incomoda que diga "jodido", niña linda?
Y me callo aún cuando sé que debería defenderme. A ver, no es que jamás he dicho una grosería, pero no son lo mío. Me siento rara cada vez que las pronuncio y siento raro que hablen con tantas alrededor de mi. Tengo la sensación de que son palabras hechas para adultos y, claramente, yo no soy una.
—¿Ves? Hasta hiciste una mueca cuando lo dije —señala Drew.
—Eres un niño tonto —bufo, cruzándome de brazos.
—Lo es, Mich. Lo es —me apoya Tyler —. Ahora bajemos, que en esta chatarra comienza a hacer mucho calor.
—¿No me dirán qué es un stripper? —pregunto.
—Nop —me dice East —. Tu inocencia es tierna, conservala por un rato más.
Y eso es todo lo que dice antes de bajarse del auto. Tyler lo sigue y yo abro la puerta poco después, abriéndome paso hacia la inmensa playa desolada frente a nosotros. Tuvimos que atravesar un camino de tierra con el auto casi destrozado de los Cooper para llegar hasta acá y, la verdad, no es muy espectacular que se diga. Arena blanca y un mar de un azul tan brillante como el cielo, pero ya está. Quizá lo bueno es que es exclusiva, que si grito aquí nadie me escuchará.
Ah...que ganas tan inmensas tengo de gritar.
Gritar es todo lo que he querido hacer desde que desperté en el hospital. Pero no cualquier grito, no. Quiero un grito de esos en los que sientes que tu garganta se va a desgarrar, de esos en los que fuerzas hasta la última poción de aire que te queda y lo sueltas en sonido. Quiero gritar hasta sentir que mi grito perfora el aire, que atraviesa las nubes, que me eleve con él.
Pero claro que no grito porque me recuerdo algo que duele: eso no solucionará nada.
—Bien, Michelle —escucho a Lid llamarme, así que volteo hasta encararla —. Hora de decirte porqué estás aquí.
—Porque me raptaron —digo —, aunque lo hicieron terrible.
—Lo repito: no fue mi plan —habla Drew, apoyándose en el auto.
Saca algo de sus bermudas, puedo ver que es el mismo cubo de juguete que tenía en la azotea el otro día. Él solo comienza a mover los colores de un lado a otro y el resto deja de importarle. Se ve desinteresado, hasta aburrido.
Pues, si tanto le aburre mi presencia, pudo no haberme raptado ¿No?
—Te acostumbrarás al hecho de que nunca seguimos los planes de Drew —me señala Easton—, y nos lo agradecerás, créeme.
—Te creo —es lo que respondo.
—Ajá, volviendo al tema principal —Lid chasquea sus dedos para llamar la atención hacia ella. Una vez la observo, me sonríe con mucha más amabilidad de la que esperarías encontrar en alguien tan suelta como ella —. Estás aquí porque queremos que te sientas bienvenida y que sientas que de verdad tienes a tres personas, y a Drew, dispuestos a ayudarte en lo que sea, por más duro que parezca un problema.
Los ojos de Lid son idénticos a los de su hermano, y ambas miradas me parecen demasiado honestas, aún cuando expresan verdades distintas. Es por eso que trago saliva y siento la necesidad de bajar la mirada de inmediato, me está diciendo algo que no sabía que necesitaba escuchar. Sus palabras llegan a esa parte sensible de mi, esa que siempre trato de esconder pero al final siempre sale a la luz. Puedo recordar a papá diciendo que mis sentimientos siempre le ganarían a mi orgullo, por eso Eli era la peleona y yo la sentimental.
Y es esa Mich muy vulnerable la que intenta no llorar ahora.
Lo que dice Lid me afecta porque es cierto que todo en mi vida se siente como un problema en este momento. Estoy confundida con respecto a dónde estoy, lo que es mi vida y lo que fue. Perdí todo de la noche a la mañana; aunque esa noche y esa mañana se traducen a seis años que también perdí. Mis padres no están, mi hermana no habla, me duele el cuerpo, no reconozco mi propio reflejo, quiero gritar pero no puedo...Es demasiado y quizá sí necesito algo de compañía. Incluso siendo orgullosa soy capaz de admitir eso.
—Ten —si Lid nota que estoy aguantando las lágrimas, es muy buena disimulándolo, porque me entrega un trozo doblado de papel de todos modos. Como si todo estuviera normal —. Son nuestras reglas como terremotos, te las damos para que te sientas una de nosotros.
—Son estupideces de niños —señala Tyler, quien ahora está sentado en el capo de su carro —. Las escribimos cuando teníamos ocho, nueve y once años. Muchas de las reglas ya ni siquiera tienen sentido.
—Pero Lid sugirió dártelas para que entiendas un poco como somos —continúa Easton —. Puede que sean reglas de niños, pero crecimos siguiéndolas. Nuestra amistad se forjó a partir de ellas y, al mismo tiempo, lo hicimos nosotros.
—Y ahora las tienes tú —culmina Lid, sonriendo con entusiasmo —. Considérate oficialmente la quinta terremoto, Michelle Blake.
Desdoblo el papel y encuentro una lista con lo que deben ser veinticinco reglas escritas en crayones. No las leo, no creo que pueda. En lugar de eso, vuelvo a pensar en la chica que encontré en el espejo más temprano; esa que soy yo, pero no reconocí. Esa chica era más parecida a Lid que a la niña pequeña de diez años que recuerdo.
Es frustrante pensar que en este momento yo no me reconozco a mi misma ni reconozco absolutamente nada de lo que hay a mi alrededor. Todo es nuevo, yo soy nueva...¿Qué se supone que haga con eso? ¿Cómo vivo si no tengo ni idea de quien es la persona que encontré en mi reflejo? Detesto sentirme desamparada e impotente, sobre todo al darme cuenta de que tampoco me parezco a la niña de diez años que era antes del accidente. Esa Michelle era tímida, pero decidida a su manera...
Esta Michelle es solo un manojo de nervios y confusiones.
—Oye —Lid me toma por un hombro y me trae de vuelta a la realidad, a esta playa prácticamente desierta —. ¿Estás bien?
—Sí, sí —asiento con la cabeza, guardando el papel que me entregó en uno de los bolsillos de la chaqueta que traigo puesta —. Gracias por el detalle y...eh...Estoy bien.
—Así que también eres mala mentirosa, que predecible —señala Drew, aún enfocado en su juguetito. No sé quien pidió su opinión, pero claramente no fui yo.
—No le hagas caso a mi hermano —ella hace un gesto con la mano para restarle importancia y se fija en mi. Me da una sonrisa ladeada que parece comprensiva —. Puedes decirnos lo que te ocurre si quieres. Nosotros cuatro somos muy buenos hablando, pero resulta que somos incluso mejores escuchando.
Suspiro y la verdad es que dudo en si contarle o no, pero ahí está de nuevo esa sensación de querer gritar y liberarlo todo. He estado todo estos días aguantando cambios que no esperaba y hoy...hoy fue la gota que derramó el vaso. No voy a gritar porque eso solo dañaría mi garganta, pero sin darme cuenta solo comienzo a hablar y hablar.
Espero que ella no haya mentido al decir que ellos son buenos escuchando.
—Cuando me vi hoy en el espejo yo...yo no me reconocí —comienzo y mi voz tiembla, pero continúo —. Yo solo vi a una extraña, a alguien que nunca había visto en mi vida y...y da miedo porque no tengo idea de como ser ella. No sé como ser la adolescente que despertó en Los Ángeles huérfana, con una hermana que no habla, con un primo que solo da malas noticias y una especie de gran familia formada por personas que no conozco. No sé ser esta persona...
>> Pero tampoco sé ser la persona que era antes, ya no; no sin mis padres, ni Eli siendo quien era antes, ni mi casa en Nevada con esos lirios que tanto le gustaban a mamá...La Michelle de antes del accidente no existe y es aún más doloroso no recordar ni saber cuando y cómo la perdí. Ella se esfumó y me dejó con la adolescente que me devolvió la mirada en el espejo ¿Qué se supone que haga con ella? No sé ser lo que vi y tampoco sé como ser lo que fui.
Siento una lágrima bajar por mi mejilla y quizá me sentiría avergonzada de que me vieran llorar si no fuera porque estoy sintiendo tantas cosas al mismo tiempo que no me da tiempo de pensar en mi timidez. No los veo, creo que no puedo. En lugar de eso me fijo en mis piernas, mucho más altas de lo que estaban antes de despertar.
—No sé que hacer —continuo —. Ni siquiera sé si hay algo que pueda hacer.
—Cielos...—escucho a Easton hablar. Entonces, me obligo a levantar la mirada. Sus ojos, que no sé definir como grises o verdes, me observan con tristeza —. Mich, estás pasando por algo muy fuerte. De verdad lamento cada instante de confusión que sientes, esto es muy duro y darte un consejo resulta difícil.
—Lo sé —suspiro y limpio mis lágrimas—. No tienen que aconsejarme, yo solo lo dije sin pensar.
—East dijo que era difícil darte un consejo, no imposible —señala Tyler, alejándose del auto para acercarse a mi. Me sonríe de lado y me observa con cierta comprensión —. Escucha, es una lástima que hayas perdido tantas cosas de esa forma y que ahora estés tan confundida, pero tienes algo que aún no has perdido y que puedes aprovechar...
—¿Qué cosa?
—¡Vida! —señala Lid, ahora sonriéndome —. Rubia, tu sigues respirando ¿Sabes lo bajas que eran las posibilidades de que sobrevivieras o de que despertaras del coma? Nadie creía que lo harías, pero aquí estás. Lo hiciste inconsciente, Michelle, pero tú básicamente le demostraste al mundo que estaba equivocado contigo.
—Pero ahora siento que el mundo está en mi contra. Nada de lo que estoy viviendo tiene sentido.
Su sonrisa se vuelve un poco triste antes de volver a tomarme por los hombros. Entonces, me observa fijamente y veo amabilidad en su mirada. Quiero creer que en serio está siendo amable y no solo lo finge muy bien.
—Mich, ahora tú le puedes dar el sentido que desees al mundo —dice y yo enarco mis cejas porque eso no tiene sentido alguno —. Mira, no puedes volver a ser la niña que fuiste antes del accidente. Ella es pasado, y el pasado no vuelve. Lo que sí puedes hacer es reinventarte, comenzar de cero.
>> Despertaste y eres una hoja en blanco, ¿tienes idea de lo mucho que vale eso? Está bien que no sepas como ser la chica que viste en el espejo porque esa no eres tú...todavía. Ahora te toca convertir a ese reflejo en algo propio, tienes que avanzar y transformarte en la persona que quieres ser.
—¿Y si no sé quien quiero ser? —le pregunto.
—Nadie sabe quien quiere ser al principio, eso se aprende sobre la marcha —me asegura Easton —. Solo tienes que vivir y descubrirlo.
—No sé como vivir siendo una adolescente.
—Por eso no te preocupes —la sonrisa de Tyler cambia a una más divertida —, nos tienes a nosotros como profesores. Somos buenos en ello.
—Y la primera lección que te daremos es sencilla —asegura Lid, quitándose su chaqueta que de poco servía para cubrir su bikini —: no lo pienses demasiado, Mich. Lo bueno de tener esta edad es que vivir es tan simple como seguir un impulso.
Se deshace de sus shorts también y queda en un traje de baño rojo. Me sonríe como si estuviera a punto de convertirme en su cómplice en algo, los Cooper tienen las mismas sonrisa.
—Vamos a nadar —me dice, colocando ambas manos en sus caderas.
—¿Ahora? —pregunto y ella asiente de inmediato —. Pero...no traigo traje de baño.
—¿Y? —cuestiona Tyler, quitándose la camisa —. Nada con ropa.
—No es mi ropa.
—No, pero es mía —señala Lid, comenzando a caminar hacia la playa sin dejar de verme —. Y yo te doy permiso de mojarla ¡Anímate! ¡Será divertido!
—Esta playa está muy abandonada...y el mar está algo alborotado. No creo que sea buena idea.
—Estás pensando demasiado —dice Easton, quien también se deshizo de su camisa y camina a la playa con Lid y su hermano —. No busques excusas, solo diviértete.
—Recuerda: hoja en blanco. No hagas que la Michelle de ahora se convierta en alguien llena de dudas, permítele ser alguien sin arrepentimientos.
Eso último lo dice Lid antes de correr hasta la orilla del mar. No creo que una playa abandonada sea el mejor lugar para nadar, pero a ella no parece importarle cuando se lanza al agua y los Cooper la siguen. Escucho risas, gritos de lo que parece ser algo muy divertido, pero yo sigo paralizada en el mismo lugar del inicio.
"Una hoja en blanco". En cierta medida, se podría decir que si soy eso. Mi historia básicamente se esfumó frente a mis ojos y la distancia entre mi pasado y yo se hace cada vez más grande. No puedo seguir estancada en lo que perdí, tengo que vivir.
Y, aunque no sé como ser esta chica que soy ahora, aunque ella es tan extraña para mi como lo es mi versión pasada, puedo conocerla si me lo permito. Ya no puedo regresar a lo que fui, pero puedo avanzar hacia una nueva yo ¿Qué si me va a costar? Claro, aún me quedan muchas lágrimas por derramar sobre todo esto que ha pasado. Yo sobreviví a un accidente de auto, perdí a mis padres, mi hermana no habla y soy seis años mayor que antes, es evidente que sigo afectada y lo estaré por mucho tiempo.
Pero sentir nostalgia y tristeza son solo cosas que me detienen porque yo lo permito. Mi duelo no me tiene que impedir seguir viviendo, ¿o sí?
—Oye, niña linda —noto que Drew se quedó cuando me llama con ese apodo. Volteo a observarlo, ahora él tampoco lleva camisa y está solo en traje de baño.
—¿Qué quieres? —digo, sin mucho ánimo.
—Nadie, absolutamente nadie, se reconoce al 100% cuando se ve en un espejo. Las personas cambiamos todo el tiempo, podríamos ser alguien distinto en solo cuestión de minutos. No nos conocemos del todo...
—¿A qué quieres llegar con esto?
—A que mi consejo es que no te obligues a ti misma a reconocer tu reflejo, sino que solo busca la forma de aceptar a la Michelle que eres en el momento.
¿Es idea mía, o de hecho este tonto acaba de darme un consejo porque así lo quiso y no porque lo obligaron? Aquí está de nuevo el Drew de la azotea del otro día, el que me dijo que le sobraban recuerdos. El que suena honesto y vulnerable.
Pero desaparece tan pronto se pone los lentes y me sonríe con diversión.
—Aunque la Michelle que encuentres capaz solo es una niña de trece años mentalmente que no puede escuchar la palabra "joder" —dice. Yo resoplo y él solo suelta una carcajada —. Te veo en el agua, niña linda.
Quiero, pero no logro apartar mi mirada de él tan pronto comienza a trotar de espaldas, en dirección a la playa. Su sonrisa se ladea un poco más hacia la derecha, no tengo que ver sus ojos para saber que hay un brillo burlón en ese color azul; ese molesto brillo cargado de superioridad que ya he descubierto que es común en él. A solo unos metros de la orilla, se da la vuelta y corre esa última distancia hasta llegar al agua. Quizá es la furia lo que no me permite simplemente voltear, o quizá es la vergüenza de que tiene razón.
De que, justo en este momento, solo soy una niña que ni siquiera puede reaccionar bien ante un par de malas palabras.
Para cuando salta al agua, básicamente sobre Easton en un intento de ahogarlo, mis manos están hechas un par de puños y siento mis uñas clavarse en las palmas de mis manos. Me digo a mi misma que no puedo, no puedo enfocarme en lo tonto que puede ser Drew con sus "consejos" que suenan más como un insulto ¿Qué gano con eso? ¿Qué gano con enojarme más, con sentir vergüenza? Nada.
Ninguna de esas dos cosas me permitirá avanzar.
"Te veo en el agua" fue lo que dijo; y ahora todos ellos están ahí, riendo, sintiendo, viviendo...Yo quiero eso.
No sé quien ser, pero puedo...descubrirlo. La respuesta no está aquí en la arena y sé que tampoco la descubriré en el agua, pero es un primer paso. Quizá esto sea el principio de avanzar.
Luego de eso, el único pensamiento que me permito tener es el consejo de Easton: "no lo pienses demasiado". Así que solo eso importa mientras me quito el abrigo y lo dejo en el capo del auto. Mis zapatos y calcetines se van, había olvidado la sensación de la arena en mis dedos hasta este momento. Está algo caliente, pero es suave y se desliza por mi piel. Levanto la mirada, el mar está ahí, tan cerca y tan...grande.
Un paso, luego dos, y de repente estoy corriendo hacia ellos, hacia esa inmensa masa de agua ¿Por qué corro? Porque nada importa, ni siquiera el dolor en mis músculos. Esto es empezar de nuevo, es dejar lo que fui atrás y descubrir...algo, lo que sea. Quiero encontrar cualquier cosa que me acerque al reflejo que vi, una cosa que me permita reconocerla y que no sea una simple extraña.
Quiero avanzar, como lo hizo Elise.
Y es así como termino en el agua. Es tan fría que mis músculos se tensan al contacto con ella, pero no duele; y si duele, no lo siento. Mis pantalones deportivos se adhieren a mi como una segunda piel y contengo la respiración tan pronto una ola se acerca a mi. Me sumerjo, la corriente no me lleva consigo sino que solo...me deja sentir. Esta es la primera vez desde que desperté que siento algo aparte de furia, temor, o confusión.
Vuelvo a la superficie y en mi rostro siento el contraste de la brisa marina contra el agua corriendo por mi piel. Abro mis ojos poco a poco y lo primero que veo es la inmensidad del mar frente a mi, con la luz del sol reflejando en él. Es bellísimo...pero no son los lirios de mamá en casa.
No es la vida que esperé, pero es la que debo vivir. La que debo tomar y volver mía.
La que debo aprender a vivir.
Finalmente, volteo hacia las risas. Nado hacia los cuatro adolescentes que me "raptaron" con cierta dificultad, hace mucho que nado. Ellos dejan de hablar tan pronto llego a su lado, podría jurar que las sonrisas de los hermanos Cooper brillan incluso más que el sol a nuestras espaldas. Los ojos de Lid se fijan en los míos, sus labios se curvan un poco hacia la derecha en una sonrisa muy diferente a la de su hermano.
La suya grita aprobación, como si lo que hubiese hecho fuese algo para estar totalmente orgullosa.
—Bueno, rubia —dice ella, a este punto comienzo a dudar que su voz pueda siquiera temblar. Es segura en cualquier lugar —, veamos en que se convierten todas esas páginas en blanco que te quedan...
Y yo solo espero que, al final de todo esto, pueda verme al espejo y reconocer a la chica que vi. Solo espero que, de alguna manera, yo pueda avanzar.
Porque si Elise lo hizo, entonces es justo que yo lo intente también.
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