Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16


—¿Cómo estás, bella Gina? —pregunta Santiago dándole dos sonoros besos —:Enhorabuena por el nuevo premio. Me siento muy orgulloso de ti.

—Gracias, querido. Eres muy amable —responde Gina.

—Me habría gustado venir a la celebración, pero me fue imposible. No recibí invitación, pero supongo que, siendo miembro de la familia, no haría falta.

—Por supuesto que no, faltaría más. ¿A qué debemos el honor de tu visita? —le pregunta Gina, mientras le indica con una mano que lo acompañe hasta el sofá —:¿Te apetece tomar algo?

—No, gracias. Sólo estoy de paso  —empieza a hablar Santiago —:¿Dónde está Paolo? He oído que hay un club de fútbol muy importante interesado en él.

—Ahora mismo está entrenando, precisamente —responde Fabio, quien sigue allí de pie.

—Supongo que no le habrán hecho ningún bien esos rumores que han salido a la luz sobre su... homosexualidad —dice Santiago levantando una ceja en dirección a Fabio.

—Los rumores no hacen ni bien ni mal, mientras no se les dé más importancia de la que merecen —responde Fabio.

—Por supuesto, hermano. Aunque tratándose de relacionar el fútbol con la homosexualidad, siempre trae problemas —insiste Santigao.

—No eres el más indicado para hablar de traer problemas, Santiago. Los traen las personas. ¿Puedes decirnos a qué has venido? 

—Siempre tan directo, hermano...

—Te agradecería que no me llamaras así.

—Fabio, cariño, ¿podrías decirle a Fabrizio que nos trajera algo de beber? —interviene Gina para intentar suavizar el ambiente —:Seguro que te apetece algo fresquito, ¿verdad Santiago? 

—Sí, bueno...

—Tomaremos dos granizados, ¿te parece? —pregunta Gina a Santiago, quien asiente levemente con la cabeza.

Fabio se dirige a la cocina para atender la petición de su madre y después decide irse a su despacho. Prefiere no tratar nada con Santiago. Sea cual sea su propósito, pronto lo descubrirá,  confía plenamente en el don de gentes de su madre para que se deshaga de él rápidamente. 

Una vez en su despacho va a mandarle un mensaje a Emma, para pedirle que acuda allí a hablar con él. Aunque sigue estando nervioso por la presencia de Santiago en su casa, es consciente de que ha tratado a la joven con excesiva brusquedad. Así que, antes de recordarle sus obligaciones en el cuidado de su madre y que no debe dejarse engatusar por ella si con ello se salta las recomendaciones del nutricionista, tiene pensado disculparse por su actitud de hace un rato.

Cuando saca su teléfono del bolsillo, se acerca hasta la ventana y ve a Emma sentada en un silla con gesto pensativo. Ella tiene la cabeza agachada y se acaricia un mechón de su cabello, enrollándoselo en uno de sus dedos. Fabio no puede apartar los ojos de ella y lamenta su falta de control en situaciones tensas que le hacen sacar su lado más grosero. Todavía se siente peor cuando le parece que la chica se limpia una lágrima que cae por su mejilla. 

Fabio vuelve a guardar el teléfono en el bolsillo y decide salir a hablar directamente con ella. Siente un fuerte deseo de rodearla con sus brazos, pedirle perdón y hacer lo posible por borrarle esa preocupación de su rostro, para dibujarle una amplia sonrisa. Hacía mucho tiempo que no sentía ese impulso incontrolable de abrazar a alguien y, aunque sabía que tendría que contenerse, iba dispuesto a no ponerse ningún límite para mostrarle su lado más amable y cercano.

Sin embargo, cuando se disponía a dar el primer paso, ve cómo Emma levanta la cabeza y muestra una amplia sonrisa, provocada por la inesperada presencia de Roger. Fabio se detiene y se queda observando detrás del cristal.

—¿Qué haces aquí tan sola? —le pregunta Roger a Emma, sentándose a su lado —:¿Y qué te pasa? ¿Has llorado?

—No, nada. Se me ha metido algo en el ojo —responde Emma.

—Ah, ya, entiendo... Pues, si te pones a llorar a borbotones, igual consigues que salga lo que se te ha metido —bromea Roger, lo que consigue sacarle una sonrisa a la joven —:¿Sabes que ahora mismo hay otra persona, en algún lugar del mundo, que está sintiendo tu tristeza y no sabe por qué?

—¿Ah sí? ¿Cómo sabes eso?

—Porque todos estamos conectados a través del universo —le explica Roger —:Pero si ahora mismo te pones a reír como una loca, habrá alguien que se sienta muy, muy feliz sin saber el motivo. Y estoy seguro de que tú te sentirás mejor sabiendo que estás haciendo feliz a alguien y no que le estás poniendo triste, ¿verdad?

—Sí, claro.

—Entonces, empieza a reír.

—No es tan fácil, Roger.

—¿Cómo que no? ¿Te gustan las croquetas? —Emma asiente con la cabeza y Roger se tira al suelo, rodando sobre sí mismo —:¡Pues yo te hago una!

Ver cómo Roger empieza a rodar sobre el suelo, provoca la risa de Emma. Más todavía cuando este gira con tanta fuerza, que levanta un trozo de césped, que cae sobre su rostro.

—¡Con ingredientes vegetales! —exclama Roger.

Emma empieza a reír con más ganas y entre carcajadas, le pide al joven que parece de hacer la croqueta. Este le hace caso, se levanta y se sienta junto a ella:

—Sé lo que ha hecho que te rías: verme hacer el tonto. Pero no sé lo que ha hecho que estuvieras triste. Si quieres, puedes contármelo y quizás pueda ayudarte a que no vuelva a pasar.

Emma lo mira con ternura y se dedice a hablar:

—Ojalá fuera tan fácil tratar con Fabio como lo es contigo.

—¿¡No me digas que habéis vuelto a discutir?! ¿Qué ha pasado esta vez?

—Si quieres que te diga la verdad, no estoy muy segura. Sé que le habrá molestado que le llevara un cappuccino a tu madre, cuando sé que los tiene prohibidos. Pero se ha puesto muy grosero cuando le he dicho al hombre que estaba esperando en la biblioteca, que me dirigía a la sala de la piscina para llevarle el café a  Gina —le explica Emma.

—¿Un hombre que esperaba en la biblioteca?

—Sí, creo que ha dicho que se llama Santiago.

—¡Oh, dios! —exclama Roger —:Es nuestro hermanastro, además de la persona que más altera los nervios de Fabio. 

—¿Hermanastro? —pregunta Emma curiosa.

—Sí, es un hijo que tuvo mi padre con otra mujer, antes de casarse con mi madre. Es una larga historia, algún día te la contaré. ¿Y dónde están ahora?

—Yo los he dejado en la sala de la piscina. No sé si seguirán allí. 

—Pues voy a comprobarlo —dice Roger poniéndose de pie —:Hablamos luego, ¿te parece?

—Vale —acepta Emma.

—Y si necesitas que vuelva a hacer la croqueta, me avisas. Tengo varios estilos —le dice, guiñándole un ojo, antes de irse hacia la sala de la piscina.

Emma sonríe y vuelve a inclinar su cabeza hacia abajo. ¿Por qué no podría ser Fabio tan simpático? Roger era un encanto, además de muy atractivo. A veces se olvidaba que estaba tratando con la famosa estrella de cine. Si millones de fans se enamoraban de él precisamente por eso, todavía se volverían más locas de amor si conocieran su carácter amable y divertido. Emma es consciente de que resulta muy fácil enamorarse de alguien como Roger, aunque también sabe perfectamente que no puede dar rienda suelta a su corazón. Además, también conoce perfectamente el origen de sus emociones. Mientras que por Roger siente un curioso cosquilleo, alentado por la excitación que le provoca el glamour, así como ese singular fanatismo que envuelve a un galán de cine, lo que le despierta Fabio es mucho más profundo. La forma en que se acelera su corazón y el hormigueo que siente en su estómago cada vez que está cerca de él o se instala en su pensamiento, es algo que le abruma, le excita y le asusta en partes iguales. Y esa poderosa emoción es la que se esfuerza más por dominar. Pero, ni siquiera la rabia que siente hacia él cuando la trata injustamente, consigue aplacar el incontrolable empuje de su pasión.

—Respira, Emma —se dice en voz alta —:¡Y quítate todos esos pájaros de la cabeza! Aunque parece que se van volando hasta el estómago. ¡Porque aquí no son mariposas, no. Son por lo menos albatros! Pero a ver quién tiene huevos de sacarlos de ahí, ¡ja!

—¿Hablando sola? —la voz de Fabio hace que Emma dé un respingo. 





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro