(28)
Cuando llego el anochecer ya todos estábamos saliendo del hotel, y tomándonos por sorpresa de todos, Lilit dijo que iría con el grupo a Taki's, saliendo de su lugar de confort que es su habitación por primera vez después de mucho tiempo, tenía ganas de preguntar que había llevado a aquella decisión voluntaria, pero ahora mismo estamos moviéndonos con nuestros vehículos a través de las calles transitadas que lo dejare pasar. Por lo menos todo ha vuelto a la normalidad en cierto punto, he salido del hotel, ya mis niños no están preocupados, vuelvo a ir a Taki's después de una semana y media que estuve en las miserias, solo para ver a Simón y ahuyentar a aquellos hombres que están molestándolo, y también aprovecharme de besarlo si puedo.
Entramos al restaurante después de que hemos llegado todo el grupo, somos los mismos de siempre, un grupo de veinte personas aproximadamente porque los demás saben irse a bares o donde hayan lugares para divertirse y bailar, mis niños que están conmigo primero vienen a alimentarse o pasar el rato antes de irse a aquellos lados. Me siento tan nervioso mientras entro que me hace pensar que sentirá Simón al verme cuando venga a trabajar ¿Me sonreirá? ¿Vendrá a mí? ¿O solo me dará una mirada para decirme que noto mi presencia? No importa solo quiero verlo.
Pedimos tragos y comida mientras mi reloj marca que quedan algunos minutos para su llegada, estamos en un lugar visible por esa misma razón, para que Simón puedan verme y ellos burlarse de mi cara cuando lo veo. Entonces la puerta se abre y ahí aparece, tan hermoso como siempre.
—Uy parece renovado, ayer parecía demacrado y hoy parece estar brillando—comenta uno de mis niños— creo que gane la apuesta, paguen, paguen al adivinador que gano.
Veo como muchos están comenzando a sacar dinero y dándoselo a tres chicos que están festejando haber ganado, ni siquiera se están dando cuenta que los estoy mirando esperando una explicación de lo que han hecho, cuando se dan cuenta y me miran, todos ríen nerviosos mientras comienzan a ver hacia otro lado pasando por desapercibido, veo como Lilit ha recibido también una parte del pago, ella solo alza los hombros y sigue tecleando el celular. Veo como Simón me está mirando, y cuando ve que lo he mirado también, me sonríe y teclea algo en su celular.
Mi pareja. 12:45 a.m
¿Nos encontramos en el callejón en veinte minutos? Quiero besarte.
Alzo la vista mirando como Simón me guiña el ojo y me tira un pequeño beso antes de comenzar a atender, mi sonrisa ha aparecido en mi cara y todos mis niños lo notan porque parecen asombrados de que este tan feliz ¿Pero porque no estarlo? Si tengo mi pareja a mi lado y diciéndome cosas tan directas que me tienta a ir detrás de él. Sigo con la vista a Simón en todo lo que hace mientras seguimos bebiendo, trabaja tranquilo y no coqueteando con nadie, ni con la chica de la barra con la que solía coquetear hace solo unos días, solo me da miradas y sonrisas que me hacen sentir tan estúpidamente enamorado.
— Es sorprendente el cambio que ha dado Simón—me dice Lilit a mi lado—que ahora sus ojos parecen admirarte, sin dudar de tu identidad ¿Es así con el vinculo de parejas?
— No lo sé, no quiero pensar en eso ahora, solo quiero disfrutar tenerlo porque en cualquier momento mi momento de felicidad puede acabar y perderlo.
— Eres muy pesimista, jefe.
— No es así, solo sé que debo tener en cuenta la probabilidad de que todo esta buena fantasía, este secreto prohibido sea revelado y tenga que caer en la cruel realidad.
Me levanto al ver como Simón ha salido como acordó, dándome una mirada de que tenemos unos minutos a solas, paso por al lado de la barra de las licántropos, hago un asentimiento con mi cabeza en forma de saludo, no sé si saben que iré a encontrarme con su compañero afuera, pero no me preocupo mucho que vayan con los Nephilim a informar de mis pasos, porque a pesar de que su manada y mi clan no se agradan mucho por cosas naturales. Ambos tenemos un odio mas instintivos por los Nephilim viejos, esos Nephilim que no quisieron cambiar como lo hizo Alexander Lightwood y todos los jóvenes de su época, y se fueron a refugiar a Idris por no tener más salida.
Al salir afuera voy hacia el callejón encontrando a Simón apoyado en la pared, cuando me ve me tira de la ropa y gira para que yo quede asentado en la pared y el frente de mi, sonriendo como un niño pequeño que va a hacer travesuras, sus lentes se han movido un poco y han bajado por el puente de su nariz pero parece no incomodarle, su remera verde agua va un poco mas suelta que se baja con su uniforme de trabajo, dejando ver como en su cuello y clavícula hay marca ovaladas de color moradas rojizas que le hice la noche anterior por el simple deseo de marcarlo como mío, y a cambio de reclamarme por sobre lo que he hecho, parece querer mostrar mis marcas en su piel, sin tener intenciones de ocultarlo a los ojos de los demás.
— Tuve que suplicar para poder salir ahora a un pequeño receso— me dice Simón con fingida inocencia— todo porque he estado pensado todo el día en besarte ¿Qué clase de brujería hiciste conmigo ayer?
— Que coqueto eres.
Lo volteo para que quede asentado en la pared nuevamente, mientras lo acorralo con mis brazos mientras acerco mi cara a la suya, siento como Simón a colocado sus manos en el borde de mi remera donde puedo percibir que de manera lenta intenta que sus dedos toquen mi piel, mientras su sonrisa se convierte un poco mas traviesa, estamos en un callejón y sé que a él no le molesta hacer cosas raras en estos lugares, pero a mí tampoco me importa si en verdad quiere hacer algo, a mi pareja le cumpliré en todos los deseos que quiera. En la cercanía que tenemos puedo atrapar el olor que su cuerpo desprende, me gusta, me fascina, inhibe mis sentidos racionales.
— ¿Alguna vez lo has hecho en un callejón, Raphael?
— Sabes con solo verme que no he hecho cosas indebidas en lugares publico— susurro dejando un beso en su mentón— ¿Por qué lo estas preguntando?
— Porque realmente quiero hacerlo contigo, aquí y ahora.
Besos sus labios descarados mientras con una de mis manos la llevo a su cintura baja para atraerlo más a mí, no sé cómo definirlo pero me calienta que Simón sea tan vulgar, tan directo en lo que quiere, que a pesar de que su apariencia física lo haga ver como un chico prolijo, inocente y tranquilo, realmente no lo es, Simón es la clase de mundano que te puede dar sorpresas, pero ahora es mío, y nadie más tendrá la oportunidad de obtener lo que tanto me fascina.
Sus labios se mueven con entusiasmo sobre los míos mientras sus manos están tratando de tocar todo lo que puede, es una persona que quiere dominar cuando se tratan en estos momentos porque está dirigiendo el beso que nos estamos dando. Sus manos están inquietas y refriega todo su cuerpo en mi, mas su entrepierna con una de mis piernas que está entre sus piernas, puedo sentir su erección y el mío en mis pantalones.
—No tengo mucho tiempo para volver a entrar— susurra Simón entre mis labios— te lo suplicó Raphael, sé que no es tu tipo de lugar para hacer estas cosas, pero te necesito ¿No ves como mi cuerpo te llama?
Me gusta que me suplique, me gusta que use esa voz, que sus manos aprieten mi piel y sentir el aire que sale de su cuerpo golpear mi cara y llenar mi cuerpo de su aroma, me gusta todo de él, al punto de poder decir que lo amo, al punto de que en cualquier momento puedo soltar de sorpresa una confesión de mi amor por él. Me estoy volviendo cada vez más loco por este mundano que se convirtió en mi amor predestinado, en mi pareja.
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