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Siento como todo mi cuerpo tiembla por la molestia que estoy resguardando en mi mientras camino por las calles hacia el hotel. Mis colmillos están apretando mi labio inferior sintiendo como la sangre empapa la remera blanca que está debajo de la chaqueta, camino a pasos lentos y casi titubeando de dar la vuelta y parar aquel acto tan nauseabundo que se han mostrado a mis ojos.
Estoy emanando cantidad de celos que se me hace difícil controlar, no puedo dejar de pensar las golpizas que le daría a aquel hombre que está usando el cuerpo de Simón en un callejón sucio, pero el mundano, mi mundano, lo estaba disfrutando, y eso es lo que más me molesta ¿Por qué se deja humillar así? Sé que a esa edad la mayoría de los adolescentes piensan en tener experiencia sexuales, y hacen algunas cosas locas cómo estás, pero es mi mundano debería respetarse más, no estar haciendo aquellos actos en un lugar así, cuando se puede ir a un lugar limpio y cómodo para él, disfrutarlo de otra manera. Aunque no puedo decir mucho he sido criado con valores diferentes, no se mucho de cuanto ha cambiado en lo mundano estos actos que antes eran escondidos en una habitación o en lugares bien alejados de donde podría haber otras personas.
Miro el reloj, aún queda algunas horas para que llegue el amanecer, y yo necesito volver a Taki's para ver si Simón ya ha acabado con ese acto, solo me gusta hacerme sufrir, necesito volver. Saco el celular para marcar a mi opción más importante en todo esto, a la persona que necesito para llevar a cabo un plan que ha cruzado por mi cabeza hace solo segundos solo para volver.
— ¿Qué?
— Lilit necesito tu ayuda— murmuro al celular— prometo pagarte con lo que quieras, te comprare una biblioteca.
Escucho una pequeña pausa a través de la línea y como se escucha el ruido de cómo se está levantando al parecer de la cama.
— Dime Jefe ¿Que ayuda requieres de mi?
A los minutos Lilit estaba llegando en su moto, con una vestimenta que podría ser de Susan, la chica más extrovertida del clan, está pintada a penas, lleva esa sonrisa burlesca y me está mirando de una manera en la cual me dice que está pidiendo explicaciones sobre el tema y sé que se burlara, pero es la única opción que he tomado hasta ahora.
Cuando ella baja de su vehículo, sube el asiento para mostrarme que me trae un cambio de ropa, aún me parece extraño verla con un top con una chaqueta, y pintada, si es una niña que le gusta la ropa suelta, de seguro se ha tomado muy serio la ayuda que le he pedido, es una gran mano derecha. Camino hacia el callejón para cambiarme rápido, no sé si estoy haciendo las cosas bien, pero ya he perdido mi dignidad, no creo poder perder más. Cuando salgo del callejón Lilit ya tiene estacionada la moto y está esperando sentada para llenarme de preguntas, la hago a un lado para meter mi ropa bajo el asiento, no tengo ni idea como voy a sacar la sangre de ellos, pero es lo que menos me importa ahora.
— Entonces... Dime todo.
Miro hacia el restaurante y mientras llevo mi mano a mi cara para cubrirme por vergüenza comienzo a contarle lo que ha sucedido, desde el comienzo, escuchando como ríe y le comienzo a contar parte del plan que me he armado solo hace minutos, no creo que funcione pero puede salvar un poco con disimulo mi dignidad y a la vez yo poder comprobar que mi mundano volverá. Le cuento que debe hacer de mi acompañante, que debe parecer como si saliéramos, que estaríamos unos momentos hasta que Simón aparezca y después saldremos y nos iremos cada uno por su lado, también le estoy indicando que debe parecer como si estuviera atraída a mí, porque Lilit desde hace décadas ha evolucionado un carácter no muy cariñoso, pues nunca ha tenido alguna pareja o amor por alguien en particular, ella a cada palabra que digo parece atenta.
— ¿A qué nivel estamos hablando que está tu dignidad? — pregunta.
— Cuarenta desde que vino y me dijo mi nombre verdadero.
"¿O es menos?"
— Puede que si esto sale mal baje a diez.
— Mantente más confiada, por ambos.
Pido permiso para acercarme físicamente a ella, colocando una mano en su cintura viendo cómo está comenzando a incomodarse un poco, pero dice que sigamos con el plan, entramos al lugar que sigue entre medio vacío, y no siento al estúpido del mundano, debe seguir en el callejón, nos acercamos hacia la barra dónde saco dos billetes grandes para pagarle lo que está en la cuenta y le pido dos cafés con un plato papas fritas que es la combinación de palabras para dos tazas de sangres de la mejor calidad y unos bocadillos, y así caminamos hacia una mesa no muy lejana para que yo pueda saber si Simón vuelve.
— ¿Dónde está? Quiero verlo, que pérdida de tiempo.
— Solo espera, espera un poco.
La orden llega pero Simón no lo hace, no puedo ni tomar mi bebida ni comer nada, llevo un nudo en mi garganta que está comenzando a producirme nauseas. No puedo sacar de mi mente eso que he visto, Lilit ha comenzado a dejar escapar pequeñas risas de diversión por la situación pero yo no le encuentro nada de divertido, ni una pizca de gracia a esto que tengo plantado en mi pecho. Me duele, no se siente bien, y sé que no puedo obligarlo a que sienta lo mismo que yo, porque es un mundano libre, independiente, pero soy tan egoísta que lo quiero para mi, quiero que se fije en mi y sienta lo mismo que yo, quiero ser correspondido, quiero saber que se siente estar al lado de la persona que se que es mi pareja.
Siento un aroma entrar a mis fosas nasales, dos diferentes, y volteo hacia la puerta cerrando los ojos mientras maldigo, Magnus y Ragnor están entrando y caminan hacia nosotros, sentándose en los lugares que están vacío, pidiendo comida por la rapidez que se les ha atendido porque Magnus es socio del lugar.
— Así que una escapada con tu mano derecha, pensé que te gustaba el mundano— comenta Magnus.
— Es mucho más divertido de lo que piensan— comenta Lilit divertida.
Entonces la puerta vuelve a abrirse y veo a Simón entrar, todo lo que emana de él es el olor a sexo, vuelvo la mirada a la mesa mientras veo a todos mis acompañantes mirándome, sonrío a penas alzando los hombros para restarle importancia, todos sabemos que ha sucedido con el mundano, no se puede ocultar. Comienzo a mover mis piernas en un ritmo rápido sintiendo que quiero gritar, pero cuando siento la mano de Lilit en mi hombro tocando mi cuello, todo parece relajarse un poco, en el contacto de ambos vampiros es como una energía, un pequeño sedante para que se pase los enojos, cuando estamos en grandes jerarquías es mucho más funcional, miro a Lilit con una sonrisa por su amabilidad.
— Hola, Soy Simón, traje sus pedidos.
Cuando vuelvo la vista a escuchar la voz de mi mundano, veo que me está mirando, pero no a mi cara sino que la cercanía de mi compañera y su mano en mi hombro, cerca del cuello, y sonríe como hace de costumbre para dejar todo y retirarse.
— ¿Hay señales de celos?— pregunta Lilit confundida.
"No, porque no siente nada por mí."
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