29| Escondidos
Nada había dormido mucho esa noche, y no es como si pudieran; Alex había perdido el control, ahora vivían ocultos, los estaban cazando, no era como si pudieran darse el gran lujo de descansar. Justo ahora Alex seguía "dormido", ese sedante había sido muy fuerte, el resto solo estaba acostado, sin poder dormir; el único despierto en ese momento era Abel, quien caminaba de forma lenta por toda la estructura colapsada en la que ahora vivían.
-¿Vas a algún lado?.-preguntó Mika viéndolo.
-So-solo a estirar las piernas.-le respondió algo serio.
-Te acompañó.-dijo sin verle y solo camino.
-¿Y Scarlet?.-preguntó el más pequeño.
-No notara que me fui, además, no le molestará que te cuide.-le respondió con una pequeña sonrisa.
Abel también mostró una pequeña sonrisa y se dispuso a caminar al lado de la peliazul. Salieron de la estructura colapsada y vieron a su alrededor, estaban rodeados de un espeso bosque, y algo cerca de el estaba el infierno bajo cero, la ciudad ahora abandonada. Mika siguió un camino apartado del sendero que llevaba a la ciudad y Abel la siguió.
-Busquemos un ciervo, necesitamos algo para comer.-le indico la chica y este asintió.
Ambos se adentraron al bosque, lo mas sigiloso que pudieron, buscaron por los alrededores y al fin encontraron lo que buscaban, un ciervo; este buscaba también algo de comida por los alrededores, Mika tomo su arco y le apuntó, seria un tiro limpio directo; en ese momento un gritó alertó al ciervo y este huyó, Mika y Abel se vieron decepcionados pero también sorprendidos, ese había sido un gritó humano, y uno de terror.
-¡Ayuda!.-grito la misma voz.
De entre los arbustos salió una chica, mas o menos de la misma edad de Abel, con su cabello rubio sucio y enredado, vistiendo unos harapos blancos y descalza; esta corría y el terror estaba pintado en su rostro, se dirigía hasta donde estaban Mika y Abel, y detrás de ella se escuchaban pasos. Cuando estuvo cerca del escondite de ambos, Abel la tomo del brazo y con un movimiento rápido la puso en el piso, se quedo arriba y tapó su boca, por su parte Mika apuntó con su arco al sitio de donde salio la chica, de ahí salieron dos soldados de ESDEK. ¿Qué hacían aquí?.
-La perdimos.-informo por radio uno de los soldados.-Entendido buscaremos por los alrededores.-dijo después de un rato.
Abel siguió reteniendo a la rubia que se veía aterrada, mientras que Mika solo apuntaba con su arco; después de unos minutos ambos soldados se fueron.
-Ya se fueron.-le susurro Mika.
-Bien, te quitáremos la mano de la boca, pero no grites.-le susurro Abel a la chica y esta asintió con miedo.
Abel la soltó y esta con miedo se incorporó, ambas se pusieron de pie y vieron a Mika, quien seguía apuntando.
-¿Qué demonios hace ESDEK aquí?.-le preguntó Mika.
-No somos adivinos Mika.-respondió Abel y vio a todos lados.
-Di-disculpen ¿Quiénes son?.-preguntó temerosa la rubia.
Mika y Abel se vieron por unos segundos con duda, pero luego se presentaron. La chica vio a Mika algo sorprendida y luego sonrió ampliamente.
-¡U-useted se enfrentó a ESDEK, es la cazadora!.-dijo emocionada y luego su expresión de terror volvió.-¡Por-por favor ayude me, se lo suplico!.-añadió casi gritando.
-No grites.-la regaño Abel serio.-¿Qué ocurre?.-preguntó.
-Necesitó llegar al infierno bajo cero, m-mi familia... Me espera... Me deben estar buscando-dijo entre sollozos.
Abel y Mika se vieron sorprendidos, en el infierno bajo cero habían personas aún... ¿Los kustermen se estaban ocultando en ese infierno?.
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A la vista ya estaba el infierno bajo cero, esa ciudad azulada de hielo; en las afueras, rodeando la ciudad habían agentes y soldados de ESDEK, todos esperando que alguien se acercara o saliera... Listos para matar. Abel vio el frente de la ciudad, tantos soldados, parecía una zona en cuarentena... Le recordada a una película de zombies, en las que los soldados contenían la infección cubriendo el sitio, y matando al que saliera o se acercara.
-¡Abel!.-lo llamo Mika y este solo volteo.-Por aquí.
El más chico se acercó a ambas chicas, estaban delante de un edificio que había caído, parecía muy difícil entrar por ahí. La pequeña rubia levantó unos cuantos escombros sin esfuerzo y dejo a la vista una entrada, paso de forma rápida al edificio y Abel se quedo viéndolo.
-Esto... ¿Es suicidio sabias?.-dijo Abel viendo el edificio.
-Es lo que hacemos.-le respondió Mika.
-Entrar a este sitio, rodeado de agentes, vigilado... Parece una prisión.-comentó aun sin moverse.
-¿Desde cuando eres tan negativo?.-le preguntó seria.
-Hemos sido negativos desde siempre, pero ahora mas que antes corremos peligro.-le respondió.
-¿No vendrán?.-preguntó la rubia temerosa.
-Si, ya vamos.-contestó Mika después de ver a Abel por un rato.
Mika siguió el camino por el que fue la rubia y seguido de ella fue Abel, aun con unas cuantas dudas. Caminaron por varios callejones y calles vacía, lo hicieron de forma sigilosa por petición de la rubia, solo así asegurarían su seguridad; después de pasar por varios callejones Abel vio algo que llamo su atención, un muro estaba lleno de un líquido rojo, a pesar de los llamados de Mika este se acercó a ver mejor... "Jess estuvo aquí", aquel liquido era sangre, y en ella yacían escritas esas tres palabras, y abajo, con heridas aun frescas había un cuerpo, muerto. La pequeña rubia ahogo un grito y sollozo, Abel solo se retiro con pasos lentos de la escena.
-¿Feliz?.-le preguntó Mika con molestia.
Abel no dijo nada, estaba consternado por lo que acababa de ver...
-La puta sigue viva.-dijo en voz alta... Desal.
-¿Como es posible?.-habló de nuevo Abel.
-Yo que se.-respondió Desal en voz alta.
Siguió hablando con si mismo, mientras sus ojos pasaban de ese verde hermoso a ese negro aterrador; la rubia lo vio con algo de miedo y por su parte Mika se acerco a él, y solo lo abrazo, sus palabras fueron calladas y poco a poco sus ojos volvieron a la normalidad... Aun debía pensarlo, debían discutirlo.
-Sigamos.-dijo a secas Mika para soltarlo.
Siguieron caminando, y esta vez la vista de la rubia se quedo sobre Abel, lo veía mientras daba las direcciones, lo veía de reojo, en todo momento lo veía, le interesaba como había hablado con si mismo... Y le asustaba. Después de caminar por unos cuantos minutos llegaron a un edificio, también parecía que iba a colapsar; los tres entraron por una ventana, tuvieron que escalar. Cuando entraron pudieron ver a unas 15 personas en esa sala, todos vistiendo harapos y preocupados, y cuando vieron a la pequeña rubia se animaron, una mujer salido corriendo entre la multitud y la abrazo fuerte, su madre.
-¡Mi niña, estas bien!... Tu padre...-dijo lo ultimo con un tono apagado y la rubia sollozo, el cuerpo que Abel encontró era el de su padre.
-Ya nos vamos.-le susurro Mika a Abel mientras todos los veían.
-No.-respondió Abel viéndola.
-¿No?.-le preguntó Mika también viéndolo.
-Mamá ella m.-decía la pequeña rubia hasta que vio a Mika y callo.
Todas las vistas se posaron en ellos dos.
-Alex dijo que necesitamos gente.-contestó Abel.
-Estas personas estarán bien aquí, si las llevamos morirán.-le contestó la peliazul.
-No, no están bien... Si no nos ayudaras a llevarlas, la llevaremos nosotros.-le respondió con sus ojos de diferentes colores.
Mika soltó un suspiro pesado y vio a las personas, asustadas... Era cierto que si se quedaban morirían, y si se las llevaban les esperaría el mismo destino.
-Sigan nos.-dijo Mika.-Los sacaremos de aquí, les daremos un mejor sitio para vivir... Los protegeremos.-dijo determinada.
-¿Por qué nos protegerían?.-pregunto una de las personas con desconfianza.
-Porque somos Legión, y Legión protege a su sangre.-respondió Abel serio y todos lo vieron, irían, esta era su salvación.
Continuara...
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Y hasta aquí el capitulo, ya saben, estrellitas y compartir, hasta otraaa
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