16| Pequeño Monstruo
-¿Y ahora que querrá?.-pregunto con molestia una chica mientras caminaba.
De cabello rojo y corto hasta sus hombros, piel clara, y ojos azules, vistiendo un top vino tinto con cuello en "v" cruzado que deja a la vista su abdomen, un pantalón corto negro que apenas cubre sus muslos, y zapatos deportivos negros de suela blanca, además de tener un piercing en el ombligo. La chica de aparentemente 15 años caminaba mientras susurraba cosas para si misma, se le veía molesta, pero a pesar de eso movía sus caderas de forma sugestiva para que muchos hombres la vieran, eso la hacía sentir bien... Después de media hora de caminata llegó a su destino, una pequeña casa de paredes blancas y sencilla, nada del otro mundo, se dirigió a la puerta y tocó tres veces.
-Un momento.-contesto una voz con molestia y abrió la puerta.
Un chico más o menos de su misma edad, de cabellera negra peinada hacia un lado y al final levantada como un copete y piel pálida, apareció por la puerta, llevaba un suéter de un lado blanco y del otro fucsia oscuro, pantalón negro ajustado, zapatos deportivos negros, y unos lentes oscuros que no dejaban ver sus ojos.
-¿Para que me llamaste?.-pregunto con molestia la pelirroja.-amor.-añadió secamente.
-Ah, eres tú.-contesto el chico y esbozó una pequeña sonrisa.-Claro claro, ven, vamos a la cocina, prepare algo por nuestro aniversario.
La expresión molesta de la chica no desapareció, lo vio de arriba a abajo y luego solo soltó un suspiro, tan rápido como lo hizo mostró una sonrisa de felicidad... Falsa, se dirigió a plantar un beso en los labios del chico pero este le dio la espalda y camino a la cocina diciendo "se enfriara la comida". Después de unos segundos la chica lo siguió, se veía confundida por su actitud, pero aún así detrás de él iba murmurando cosas que el chico no oía.
-Aquí.-indico el chico sacando una silla para que se sentará.
-Gracias.-dijo a secas y se sentó.
Sin decirse más nada el chico acercó la comida, un solo tazón para ella repleto de estofado de carne en su jugo, también le sirvió un poco de agua y se sentó delante de ella.
-¿Y tu comida?.-pregunto viéndolo.
-Oh, yo no comeré, esto es solo para ti.-respondió el chico sonriendo.
La chica lo vio con una ceja alzada, su novio siempre le hacía cosas lindas solo para ella, pero esto era un poco triste. No le dio más vueltas, si no quería comer era problema suyo, así que empezó a comer el estofado... Estaba bueno, delicioso, pero algo estaba mal, vio el rostro del chico buscando rastros de una expresión distinta pero seguía ahí, sonriendo como si nada. Solo se dedicó a comer bocado tras bocado, la carne estaba suave, el caldo era bueno y las verduras igual.
-Sabes, tener los lentes puestos durante la comida es de mala educación.-le replicó la chica viéndolo y metió la cucharilla en su boca sin ver.
Tras masticar sintió como algo fue aplastado por sus dientes y un sabor amargo horrible invadió su boca, rápido escupió a la mesa y ahí cayeron restos de un gusano, de la impresión cayó de su silla y cayó al piso.
-¿Que demonios Abel?.-grito la chica consternada viéndolo.
El chico suspiro y se puso de pie, tomo la cucharilla que la chica había tirado y el tazón, revolvió el fondo mientras la chica lo veía molesta y esperando respuestas. Unos cuantos gusanos más se deslizaron por el tazón y cayeron al piso, vivos, la chica casi reprimió un grito de asco y vio de forma iracunda a Abel, pero antes de que pudiera gritarle saco algo del tazón que le helo la sangre, en la cucharilla yacía algo redondo, dejando el tazón en la mesa el chico lo agarro con sus dedos, un ojo humano de iris marrón claro. Lo puso delante de uno de los cristales de sus lentes oscuro y movió a los lados para que pareciera que la veía de arriba a abajo.
-Querida.-dijo con voz chillona tratando de imitar otra voz.-Hagámoslo detrás de las gradas, nadie lo notara.-añadió aún con esa voz.
-A-a-abel.-musitó la chica asustada.
-Oh querida Jess, ¿Creíste que no me daría cuenta?.-pregunto con su propia voz y un tono vacío.
En ese momento la chica se sintió realmente aterrada, quería salir corriendo, pero la persona delante de ella seguía ahí, tranquila... Y con una especie de sonrisa que estaba torcida.
-Abel.-hablo asustada pero fue interrumpida.
-No no querida, yo soy Desal.-dijo aún sonriendo y llevando su mano a sus lentes.
Jess ahogó un grito de terror al ver los ojos de su "novio"... Esos hermosos ojos verdes que poseía su "novio", ya no estaban, en su lugar estaban unos ojos vacíos y lúgubres. Ojos negros, su iris se había vuelto negra y las venas de este ahora yacían más marcadas y del mismo color negro, esos ojos parecían analizarla de arriba a abajo, como si examinará todo su ser... Y eso la aterraba, no decía nada, no le reclamaba, no le gritaba, no la llamaba puta. No, el chico solo la veía tranquilamente con esa sonrisa medio torcida y ojos aterradores.
-Pobre pobre Abel, siento lastima por él.-dijo con un tono triste el chico.-Sin derecho a una vida social, intentado ser el chico perfecto en clases, con una novia puta, con una abuela que lo despreciaba, hasta bullying le hacían. Era el mejor en clases y eso parecía no importar, todos su esfuerzos por ser alguien no daban resultado, cada vez era peor para él. Incluso intento suicidarse, ¿Te lo había contado?.-pregunto aún con calma pero no la dejo responder.-De no ser por mi, estaría muerto... Estaríamos muertos.-se corrigió aún sonriendo.-Yo, yo debo resolver esto, porque Abel y yo merecemos más, merecemos algo mejor ¿No lo crees?.-pregunto aún sonriendo.
-Estás loco.- dijo aterrada.-¡Mataste a mi amante!.-le gritó.
-Y nostros éramos tu novio ¿Cierto?.-pregunto aún calmado y suspiro.-Sabes, yo siendo tú, me preocuparía más porque me pasará que por la persona que comí.-dijo aún calmado y se apartó de ella.
-¿Qu-qué m-me ha-harás?.-pregunto más aterrada.
El chico no respondió y esbozó una gran sonrisa, antes de que la chica pudiera decir algo más le dio una patada en la cara que la dejo desmayada, a su merced.
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La oscuridad empezaba a reinar por la ciudad, por como se veían las cosas sería una noche realmente oscura y fría. En medio de esa oscuridad vagaba un chico de cabello negro y ojos negros espeluznantes... Pero poco a poco su iris fue abandonado ese color negro, iba tomando color, un color verde precioso, y mientras eso ocurrió detuvo su andar abruptamente.
-¿Po-por qué... Lo-lo hiciste?.-pregunto a la nada el chico y cayó de rodillas.
-Era lo que debía hacer, Abel.-respondió una voz en su cabeza.
-¡N-no!.-replicó Abel mientras aguantaba el vómito.-E-eso fue... No debías hacerlo Desal.-dijo sin saber que más decir.
-¿Y qué demonios esperabas, Abel?.-replicó Desal en su cabeza.-Estabas sufriendo, todo eso nos iba a matar.
-¡Tu lo mataste, la mataste!.-grito.-A-a-ahora... So-somos.-hablaba con voz entrecortada.
-Sobrevivientes, hicimos lo que debíamos, nos libramos de lo que nos atormentaba.-respondió la voz con tranquilidad.
-So-somos... Monstruos.-dijo con voz entrecortada.
-¡Exacto!.-grito una voz desde las sombras.-¡Pero ser monstruos no está tan mal! Conozco a uno que es mejor que cualquier persona.
De las sombras apareció un adolescente, Jake, acompañado de Edward, quien no tenía máscara y veía con seriedad a Abel, mientras que Jake sonreía. Por el contrario Abel sintió miedo, dos personas lo oyeron... Listo, ahora iría a prisión, mejor dicho, iría a un manicomio y pasaría sus últimos días ahí, por otro lado Desal pensaba en pelear, debía pelear para sobrevivir y salir de aquí... Matar si era necesario. Edward apunto sus armas listo para jalar el gatillo, pero Jake estaba tranquilo y sonriente.
-Bajalas.-le indicó el adolescente.
-No.-dijo a secas Edward.-Tu lo viste, estábamos vigilando lo, es un monstruo.
Abel sintió una punzada y bajo la cabeza, lo estaban vigilando... Ahora moriría.
-Edward, es solo un niño, tu leíste el informe... Me lo dijiste maldito enmascarado.-añadió sonriendo.-Solo actúas de acuerdo a lo que consideres correcto, ¿Considerarías correcto matar a un pobre niño con dos personalidad, asesinar a un trastornado? Creí que te creías un héroe que viste armadura.-le dijo con tono burlón.
Edward soltó un suspiro lleno de frustración mientras veía al adolescente.
-Solo por esta vez, si hace algo malo, lo mato.-le aclaro.
-A nostros no nos mataste, aunque lo intentaste una vez.-le recordó sonriendo.
-No son el peor mal.-respondió a secas.
Mientras esa charla se llevaba acabo Abel los veía a ambos realmente confundido, no entendía nada de nada, y cada vez temía más por su futuro incierto.
-Bueno, volviendo a lo importante.-dijo Jake viendo a Abel.-Te conozco Abel Riss, de solo 14 años, bueno, cumplirás 15 en un mes, leí tu informe, esta muy pero muy bien oculto en los servidores de ESDEK, es como si no quisieran que se supiera de tu existencia, para mí suerte tengo un buen hacker.-por unos segundos vio a Edward.-Eres un kustermen... Bueno, él, es un kustermen, lo llamaron Desal ¿Cierto?.-pregunto sonriente y Abel asintió con miedo.-Se que no eres un monstruo chico, pero puedes serlo... Y necesito que lo seas, hace ya un mes y dos semanas ataque junto a unos desgraciados la torre L'abitare, y ahora, debo volver a hacerlo... Debo recuperar a mis desgraciados y necesito tu ayuda.-le dijo sonriendo.
-Y-yo.-intento hablar Abel pero estaba atónito.
-Te cuidaremos, te protegeremos y tendrás un techo, tendrás una vida.-esta vez hablo Edward.-Solo debes estar dispuesto a pelear... Para que todo mejore.
-Igual ya no puedes volver a tu casa.-dijo con malicia Jake.
Abel los vio a los dos por unos segundos... ¿Es enserio? Pero después de unos segundos hasta Desal lo acepto, no podían hacer más nada, no tenían más opciones, debían unirse a ellos... Y no sonaba tan horrible... Excepto la parte de pelear claro.
-Iré con ustedes... Pe-pero no se pelear.-dijo algo nervioso.
-Eso se puede arreglar, tenemos tiempo.-contesto Edward serio.
-No mucho.-agrego Jake más serio.
Ambos se vieron y luego vieron a Abel, era hora de irse, de seguir adelante.
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Jess despertaba con la quijada adolorida, ese maldito de Abel, cuando saliera... Rápidamente abrió sus ojos para ver dónde estaba y grito aterrada, yacía en un sótano, esposada a un tubería sin poder moverse... Y a su lado yacía un cadáver en descomposición, de una mujer mayor, la abuela de Abel. El cuerpo se estaba llenando de gusanos y moscas, incluso había una rata mordiendo su piel, y al ver a la chica esposada supo que tenía una nueva víctima, rápido se movió hasta ella y mordió su dedo, la chica grito más aterrada y la lanzó lejos. Estaba llorando mientras gritaba por ayuda, los gusanos se subirán por sus piernas al descubierto y los bichos igual, estaba aterrada, rezaba por ayuda, gritaba como loca... Esperaba que la salvarán, y tal vez así sería... Por unos segundos los ojos de la chica brillaron con intensidad sin perder su color azul y las tuberías temblaron como si fueran a romperse...
Continuará...
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Capítulazo amigos xd,okey no, si les gusto ya saben que hacer, estrellita y compartir ayuda muchísimo, hasta otra amigos uwu.
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