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Capítulo 2

–Tengo a Pedri y tú a tus hermanos.

–Los llevarimos.

–¿Pedri en el bosque?–Dice Gavi riendo, no podía ver a su hermano en el bosque, Pedri era un omega sensible, era delicado como todo un omega. Al contrario de Gavi, Pablo era parecido a todo menos a un omega.

Muchos incluso pensaron que sería un Alfa, por la forma en que se comportaba, no es que ser un omega sea malo, incluso el distrito 2 ha tenido en todo lo largo de los juegos del hambre a 5 omegas vencedores. Pero Pedri es dulce, compasivo si ve una víbora no seria capaz de matarla.

–Tal vez no.–Dijo Alejandro, rió un poco era lo único que podían hacer.

–Jamás tendré hijos.–Gavi estaba seguro de eso, no quiere experimentar el dolor que ha visto en las madres del Distrito, tampoco quiere condenar a un inocente a esta vida.

–Yo podría, si no viviera aquí.

–Pero vives aquí, ¿Cuantas veces esta tu nombre hoy?–Pregunta Gavi, él suyo esta veinte veces, más probabilidades de que sea escogido, las teselas, siempre usaba su nombre para obtenerlos, cuando Pedri cumplio los doce nunca dejó que lo hiciera, así que el nombre de su hermano solo está una vez.

–Cuarenta y dos creo que la suerte no está muy a mi favor.–Dice Ale, con una risa resignada.

Te conviertes en elegible para la cosecha cuando cumples los doce años; ese año, tu nombre entra una vez en el sorteo. A los trece, dos veces; y así hasta que llegas a los dieciocho, el último año de elegibilidad, y tu nombre entra en la urna siete veces. El sistema incluye a todos los ciudadanos de los doce distritos de Panem.

Sin embargo, hay un detalle sucio. Digamos que eres pobre y te estás muriendo de hambre, como les pasaba a los del doce. Tienes la posibilidad de añadir tu nombre más veces a cambio de teselas; cada tesela vale por un exiguo suministro anual de cereales y aceite para una persona. También puedes hacer ese intercambio por cada miembro de tu familia, motivo por el que, cuando Gavi tenía doce años, su nombre entró cuatro veces en el sorteo. Una porque era lo mínimo, y tres veces más por las teselas para conseguir cereales y aceite para Pedri, su madre y él.

De hecho, ha tenido que hacer lo mismo todos los años, y las inscripciones en el sorteo son acumulativas. Por eso, ahora, a los dieciocho años, su nombre entrará veinte veces en el sorteo de la cosecha. Garnacho, que tiene dieciocho y lleva siete años ayudando o alimentando él solo a una familia de cinco, tendrá cuarenta y dos papeletas.

Las horas pasaban, las madres preparando a sus hijos, brazandolos... Podía ser la última vez, el último abrazo.

Los agentes de la paz empezaban a recorrer todo el Distrito, revisando cada lugar la gente tenía miedo.

Gavi podía ver como la gente entre todo el caos trabajaba, fue a intercambiar botones al lugar que podía considerarse como "El mercado"

–Gracias niño.–Dijo a señora de edad, al recibir los botones, ella le devolvió un balón de hiloscon.

–Mmh.–Gavi observó la mesa, había muchas cosas de lata, baratijas, pero algo llamó su atención, lo tomó mostrandoselo a la anciana.

–¿Qué es esto?

–Es un... Sinsajo.–Respondió, Gavi observó el objeto, un broche con una flecha y un ave encerrados en un círculo redondo.

–¿Cuanto pides?

La señora le dio una sonrisa que fue desde esperanza, lastima a resignación.

–Conservalo, es tuyo.

–Gracias.

–Mamá.–Llamó Pedri.

La señora solo podía observar a su hijo menor, era su primera cosecha...

–Ahhh, mira eso quedaste muy guapo, pero hay que meter esa colita de pato.–Dijo Gavi acomodando la ropa dentro del pantalón de Pedri.

–Les preparare algo a los dos.–Dijo su madre, realmente no sabía que hacer ni como actuar, moría de miedo, pero no podía demostrarlo en enfrente de sus hijos.

Gavi tampoco sabía que palabras usar, por lo que opto por besar la frente de su hermano, fue al baño mientras Pedri se quedaba con su madre.

Lavo cada parte de su cuerpo lo mejor que pudo, se tallo los brazos y las piernas. Se cepillo los pies y froto su cuello... necesitaría usar un parche o algo.

Termino de bañarse y salió, observó la ropa que usaría tendida en la cama, una camisa blanca y unos pantalones, eran viejos.

Cuando termino de vestirse, su madre entró para ayudarle a colocarse el pequeño collar, y a más o menos arreglar su despeinado cabello.

–Listo, ya quedo ahora también estas guapo.–Dijo su madre, tratando de fingir una voz tranquila... era una pésima actriz.

–Yo quisiera estar así.–Dijo Pedri desde el marco de la puerta, podía verse en su mirada que no eran simples palabras de alago.

Gavi ya tenía 18 años, este era su última cosecha, si no lo elegían hoy, sería libre de vivir sin el miedo de que su nombre sea escogido. Pero también era el primer año de Pedri...

–Ay no, yo quisiera estar así patito.–Dijo acariciando sus mejillas, no podía hacer nada y eso lo enfurecia más.

–¿Te doy algo que te traje?–Pregunto con la intención de animar un poco a su hermano.
Saco el broche que le habían obsequiado, lo coloco en la pequeña mano de Pedri.

–Es un Sinsajo, te protegerá en tanto lo conserves no te pasará nada malo. ¿Oíste? Lo prometo.–Dijo con una pequeña sonrisa, misma que desapareció de su rostro al oír el ruido de las sirenas, ya era hora de presentarse.

La gente entra en silencio y ficha; la cosecha también es la oportunidad perfecta para que el Capitolio lleve la cuenta de la población.

Puede sentir la temblorosa mano de su hermano apretando la suya, y detenerse quedando congelado en un solo lugar.

Pedri esta aterrado.

–Shhh, shh, hey Pepi, Pepi tranquilo escucha es hora de registrarse te van a pinchar el dedo, te van a sacar unas gotas de sangre.–Dice tratando de calmar al más pequeño, Pedri estaba empezando a hiperventilar.

–N-Nuca me dijiste.–Logra pronunciar el menor.

–Lo sé, no duele mucho solo arde, ¿Entiendes? Ve con los niños pequeños, yo te veré después lo juro.–Dice el omega para poder ir a su fila, no se les permitía estará en la misma.

Conducen a los chicos de entre doce y dieciocho años a las áreas delimitadas con cuerdas y divididas por edades, con los mayores delante y los jóvenes, como Pedri, detrás.

Los familiares se ponen en fila alrededor del perímetro, todos cogidos con fuerza de la mano.

Una vez todos registrados, ya en sus filas con el corazón yendo a mil por hora.

Hanna Dunham sube al podio, una mujer con una extravagante peluca y mucho maquillaje, en una situación normal Gavi diría que la Alfa es alguien agradable, pero no es una situación normal, y la Alfa no trae agradables palabras.

–¡Bienvenidos, Bienvenidos amigos míos! Felices Juegos Del Hambre... Y que la suerte este... siempre de su... lado.–Dice la Alfa con alegría.

–Ahora previo al comienzo, tenemos una filmación muy especial enviada aquí, directamente desde el Capitolio.–Dice con emoción, observando como la cinta empezaba a reproducirse.

–Guerra, terrible guerra, viudas, huérfanos, niños sim madre.–Empezó a escucharse la voz del Presidente de Panem, Laporta.

Esa fue la rebelión que sacudió nuestra tierra, trece Distritos se revelaron contra el país que los salvo, alimento y protegió.–Podían verse las mismas imágenes de cada año.

Mujeres llorando por la pérdida, hogares siendo consumidos por las llamas, edificios hecho trizas.

–Hermanos contra hermanos hasta que todo se perdió, luego llego la paz con esfuerzo y lentitud el pueblo surgió de las cenizas y una nueva era nació, pero.

Por supuesto, siempre hay un precio que pagar. Gavi lo sabía, cada que veía a madres, padres y hermanos llorar por uno de los suyos.

–La libertad tiene un precio y cuando vencimos a los traidores, juramos como nación que jamás veríamos esa traición de nuevo.

Las imágenes cambiaron, bueno seguían siendo grotescas, pero ya no eran madres y casas ardiendo, era joven niños muriendo.

–Y así se decretó que cada año todos los distritos de Panem ofrecerían un tributo.

Sacrificios.

Un Alfa y un Omega que pelearian a muerte en una muestra de honor y sacrificio. Un solo ganador bañado en riqueza serviría de recordatorio de nuestra generosidad y clemencia. Así es como recordamos nuestro pasado, así se salvaguarda nuestro futuro.

–Adoro esa frase.–Dice Hanna con una sonrisa enorme en su cara.

–Ahora, al fin llego el momento de elegir a dos, muy valientes jóvenes Alfa y Omega para el honor... de representar al distrito 12 en los septuagésimos cuartos juegos anuales del hambre.–Dice y eso provocó que el miedo se sintiera a flor de piel.

–Primero los Omegas, igual que siempre.–Dice con una sonrisa emocionada, se acerca a la hurna de cristal, la cual está llena de papelitos, con sus nombres. Tomó uno de forma elegante, y con pasos tranquilos volvió hacia el micrófono.

–Que emoción.–Dice aclarandose la garganta, y abriendo el papelito.

–Pedro González Gavira.–Dice y Gavi puede sentir que su mundo se venía abajo ¿Pepi? ¿Su Pepi?

Pedri se congelo en su lugar, los más pequeños como él volteaban a verlo, sorprendidos, los mayores como Gavi se alzaban en puntitas para ver quien era el desafortunado Omega.

–¿Dónde estás cielo?–Pregunta Hanna, y Pedri con paso temeros va hacia la salida de su fila, los agentes de la paz ya lo están esperando para escoltarlo hacia el podio.

–Ven, ven al frente, ven al frente.

Gavi aun es su estado, se movió entre las personas, no necesito apartar a nadie, las personas hicieron una salida al verlo.

–¡Pedri!–Pedri volteó al oír la voz de su hermano.

–Pedri.–Trató de acercarse, pero los agentes de la paz impidieron su avance.

Así que no lo dudo, jamás podría dejar que su Pepi fuera.

–¡No, no!–Lucho para zafarse del agarre de los agentes.

–¡Soy voluntario, soy voluntario!–Con un último movimiento, logro apartar al agente de forma brusca.

–Me ofrezco como tributo.

Las personas estaban sorprendidas, incluso la misma Hanna quedó sorprendida.

Avanzo hasta tener a Pedri entre sus brazos, lo tomó con tanta fuerza, lo abrazo como si fuese la última vez... Tal vez lo era.

–Pepi tienes que irte, quiero que te vayas.

–No.

–Busca a mamá.

–No.

–Pedri ve con mamá ahora, de verdad lo siento.

–¡No!

–Ve con mamá, por favor ya vete Pedri.

–¡No!–Los gritos de Pedri eran desgarradores, Garnacho tuvo que salir de su fila para tomar al omega menor y llevárselo, Pedri aún gritaba.

Gavi fue escoltado ahora en el lugar de Pedri por los agentes.

–Un dramático giro en la historia del Distrito 12, ¡Así es! En este distrito es el primer voluntario.–Dice Hanna con una sonrisa enorme, haciendo gestos con la mano.

–Sube, sube cielo.–Gavi subió las escaleras y la Alfa lo tomó de los hombros para llevarlo hacia el micrófono.

–Listo, ¿Cómo te llamas?

–Pablo González Gavira.–Responde ido, pareciera que el omega estuviera en transe.

–Y apostaría a que él es tu hermano, ¿No es así?

–Sí...

–Demos un aplauso al primerísimo voluntario aquí, Pablo Gavira.

Las personas no aplaudieron, en vez de eso todos alzaron una mano, con los tres dedos en una señal.

Hanna como siempre, solo dio una sonrisa para volver a hablar.

–Ahora para el Alfa.–Dice acercándose a la hurna.

–Alej...–Antes de siquiera terminar de pronunciar el nombre, fue interrumpida por una voz del fondo de la fila, en donde se encontraban los Alfas de dieciséis y dieciocho años.

–Yo me ofrezco como tributo.

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