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Capítulo 7

"Negociación y verdades"

Al final de aquel día había caído rendida en la cama, Eira se encargó de sanar mis heridas y luego terminé cediendo a tomarme una pastilla para dormir. Desde que había llegado aquí no pude descansar bien, ya ha sido tres días sin ver a mamá y la extraño con todo mi corazón. Desde la muerte de papá siempre fuimos las dos contra el mundo.
Ella continuó trabajando para asegurarme un futuro hasta que ya no pudo soportarlo y comenzó a beber, vi a mi madre liderar sus batallas, presencié como se caía y se levantaba. Entonces, cuando me vi a mi misma en el suelo del baño intentando acabar con mi vida, entendí que debía protegerla, ayudarla a seguir adelante como ella lo hizo conmigo, porque si yo me marchaba, ella estaría completamente sola en este mundo cruel.

Al despertarme me encontraba en la habitación de la enfermería y a mi lado Waylan roncaba sobre mi pierna. Lo moví un poco, pero no parecía despertar.

—Waylan... —Le susurré picándole la cabeza varías veces. —Waylan, —volví a susurrar, —¡WAYLAN!

El chico saltó de tal forma que cayó al suelo sin saber que había pasado, cuándo me vio riendo sin parar, entendió dónde estaba.

—De las millones de formas que hay para despertar a alguien, tú decides hacerlo provocándome un paro cardiaco, —se levantó limpiando el polvo invisible de sus pantalones.

—Eres demasiado dramático. —Me estiré en mi lugar. —¿Qué hora es?

—Las tres, dormiste toda la mañana, agradece que hoy no tuvimos pruebas.

—¿Y qué haces aquí?

—¿Acaso no puedo venir a ver a una compañera? —Le dediqué una mirada de obviedad —. Está bien, es que no entendía de que hablaban en la reunión secreta, me agobié y como no sabía dónde ir, se me ocurrió venir a verte.

—¿Una reunión? ¿Y no me despertaste?

—Te veías tan tierna babeando la almohada que no quise interrumpir esa paz.

Inconscientemente llevé mi mano a mi mejilla sintiendo el rastro de saliva seca, me levanté hacía el pequeño espejo y analicé mi aspecto:
El cabello hecho un desastre, la cara toda hinchada por dormir tanto, los moretones en mi ojo y corte en el labio... Gracias Brutus. En mi mejilla también se asomaba un pequeño moretón del golpe que Octavian me había dado en la prueba.

—No te preocupes, ellos parecen tener todo bajo control —dijo Waylan a mis espaldas.

—No confío en Octavian —solté sin dejar de verme al espejo.

—Yo tampoco, pero está empecinado en sacarte de aquí, así que eres nuestro salvavidas.

—¿Por qué quiere sacarme?

Lo vi a través del espejo encogerse de hombros, —Nadie lo sabe, solo el mismísimo Octavian, —pareció indagar en mi rostro. —¿Lo conocías desde antes?

—No, nunca lo había visto.

—Quizás él si a ti, como Caín que estaba literalmente obsesionado contigo —rápidamente se cubrió la boca con ambas manos, había metido la pata.

—¿Qué? ¿Cómo que Caín estaba obsesionado conmigo? ¿Ustedes son amigos? —Lo llené de preguntas acercándome a él.

—No, o sea sí, pero a la vez no, —divagó — a lo que me refiero es que somos amigos, y a la vez conocidos que conviven de vez en cuando, íbamos bastante seguido a la cafetería, siempre veíamos como eso chicos te coqueteaban y Caín trituraba las tostadas con el puño.

—¡Así que ustedes dejaban la mesa llena de migas de pan! —Exclamé viéndolo con una sonrisa.

—No me mires a mí, el que se enoja fácil es él.

—¿Quién se enoja fácil? —Octavian estaba apoyado en la puerta viéndonos con una sonrisa en el rostro.

—Nadie. —Me alejé de Waylan volviendo al espejo para peinarme.

—Arcane te necesitamos. —El chico de cabello castaño entró.

Ni lo miré solo me dediqué a controlar mi cabello, que me necesite todo lo que quiera, pero ya había arriesgado mi vida demasiadas veces. Esa prueba casi me hace asesinar a un tipo.
Me giré en busca de algo y lo encontré, la mano derecha de Octavian estaba vendada.

—¿Cómo está Wren? —Levanté mi vista.

—Bien, la que está mal es Graycee, si Wren no hubiera aparecido, habrían matado a la comediante del grupo.

Definitivamente no lo podía creer, por esa razón Wren estaba tan asustada, ella nunca lastimó nunca a nadie, incluso casi nunca la escuchabas decir una grosería. Y ahora mi mejor amiga asesinó a un hombre por salvar a Graycee.
Me acerqué a Octavian parándome en frente de él, pero ni se inmutó, aún apoyado en el marco de la puerta bajó la cabeza para verme con una sonrisa.

—Hagamos esto rápido, sacaremos a Wren y a todos de este lugar, sin importar que yo no lo logre. —Crucé los brazos sobre el pecho.

Él bajó un poco la cabeza acercándose a mi rostro.

—No, vamos. —Respondió sin más.

—No voy a irme de aquí hasta que aceptes.

—¿Me harás arrastrarte fuera de la habitación?

—Hazlo, aun así, no conseguirás nada de mí.

Waylan detrás de nosotros soltó una carcajada y se acercó a nosotros.
La sonrisa de Octavian desapareció poco a poco y ahora me miraba con frialdad.

—Yo que tú le haría caso, es la única que parece tener los pantalones bien puestos y eso que ni siquiera los lleva. —Al escucharlo bajé la vista hacia mis piernas y noté que solo me cubría la bata de hospital.

El chico delante de mí pareció pensárselo un segundo mientras no despegaba sus ojos de mí, algo que me estaba poniendo realmente nerviosa, nunca nadie me había visto por tanto tiempo.

—Bien, los salvaremos a ellos primero. —Al final cedió y yo lo sentí como la mayor victoria de todas.

—Perfecto, déjame vestirme y te... —Antes de continuar Octavian se quitó el saco y me lo pasó por los hombros.

—Camina.

No me atreví a contradecirlo, solo pasé los brazos por el saco y lo seguí en completo silencio.
En el camino nos cruzamos a varios jinetes, qué parecían suponer que Octavian nos llevaba a nuestras celdas ya que lo saludaban con un gesto con la cabeza y luego volvían a su postura inamovible.

¿Cómo se convertían en jinetes? ¿Acaso no tenían familia? ¿No sentían nada por nadie?

La única mujer que había visto aquí era Eira y parecía conocer bastante bien el actuar de todas estas máquinas de matar, conocía sobre los susurros y Octavian no hablaba con ningún jinete cerca, así que no se equivocaba. ¿Qué clase de tortura es esa? Obligarlos a permanecer en silencio o podrían matarlos. Un escalofrió recorrió mi espalda, Wren no era la única que había asesinado a alguien, el hijo de Brutus fue asesinado por mi culpa y debo enfrentar eso.
Debía admitir que me generaba curiosidad todo este mundo aparte, desde pequeños nos dicen que son terroristas que se las agarraron con nuestra ciudad por que sí, pero yo no lo creo así, debió haber una razón para que comiencen a llevarse a los adolescentes y experimentar con ellos. Ya que ahora sé que no nos matan, sino que también, tenemos la posibilidad de convertirnos en un objeto de negociación, ¿para qué? Ni idea.

Al llegar a una habitación al final del pasillo, todos estaban sentados alrededor de una mesa, Caín hablaba animadamente con Wren, mientras que Graycee estaba jugueteando con un filoso trozo de vidrio. Su cabello castaño continuaba intacto y aquella piel morena seguía como la porcelana más fina a excepción de un corte en su labio.

¿Cómo hace para verse siempre tan fabulosa?

—Hasta que al fin llegan. —Caín notó nuestra presencia.

—Arcane, estás bien... —Wren corrió hacía mí y me abrazó. Ella era un poco más baja que yo, así que tuvo que hacer puntitas mientras yo la rodeaba en un abrazo.

Cuando nos separamos yo tomé mi lugar en la mesa entre Wren y Waylan. Octavian desplegó un mapa con muchos tonos de azules cruzándose entre sí.

—Este es el mapa de todo el lugar, inclusive los exteriores de la isla.

—¿Estamos dentro de un hexágono, dentro de una isla circular? Wow... Que perfección. —Comenté viendo el papel.

—El lugar antes era una cárcel de máxima seguridad, así que no será fácil escapar, pero el lado positivo es que al ser tan antiguo el edificio, muchas secciones no tienen seguridad. Pero para llegar a ellas debemos usar esto. —Señaló una línea de color azul más oscuro. —Son los túneles subterráneos que utilizaron los presos para escaparse y ahora serán los nuestros.

—Siempre hay un "pero". — Graycee miró a Octavian.

—Y ese es que la mayoría de ellos están custodiados por jinetes, yo los conozco porque allí mandan a los que no cumplen con los códigos de conducta. Si tienes suerte no te ejecutan, si no tu cuerpo quedará allí abajo para siempre.

Mierda... El cuerpo de Harry está en los túneles.

—¿Y cómo tendremos acceso a los túneles? —Wren se sumó a la charla. —¿Qué piensas Arcane?

Todas las miradas se fueron sobre mi expresión de confusión, esto era demasiado para asimilar y yo aún ni desayunaba.

—Pienso que debemos encargarnos de los jinetes de los túneles, —finalmente solté —hay que estudiar sus cambios de guardias y cuántos son.

—Esa sería una buena idea, de no ser porque no podemos conseguir esa información a no ser que me gane un castigo, ya que no estoy en el escuadrón de guardia. —Octavian tiró mi aporte a la basura.

Todos permanecimos en silencio viendo el mapa, hasta que finalmente alguien habló.

—Yo lo haré. —Caín captó la atención de todos. —Puedo escurrirme a los túneles disfrazado de jinete, contarlos y marcharme sin ser visto.

—¡No! — Ni yo sé porque casi salto de la silla al escuchar su idea.

—¿No? —Preguntó Caín —¿Por qué no?

—Podrían descubrirte allí abajo y te matarían, no serviría de nada todo ese sacrificio. —Me justifique.

—Arcane tiene razón no te perderé... Perderemos Caín. —Waylan se corrigió rápidamente mientras observaba a su mejor amigo.

—Soy el único entre los presentes que se ha podido mover libremente por la cárcel sin ser descubierto. —Tenía un buen punto y yo no pude contradecirlo, así que permanecí en silencio.

—Bien, entonces Caín, —Octavian hizo que lo mirara —lo harás después de la cuarta prueba, te llevaré mal herido a la enfermería y allí cambiaremos de ropa. Debe ser rápido, tienen que dejar este lugar antes de la última prueba o ya será muy tarde.

—¿Después de la cuarta prueba? — Cuestioné. —¿Qué sucede luego? Porque podríamos irnos luego de que acaben las pruebas.

—¿Irnos después de las pruebas? Claro que no. — Caín se levantó de la silla. — Tres de nosotros casi mueren en las anteriores, ¿quieres que Waylan y tú tienten a la muerte?

—No... Yo solo sugería que... — Me hice pequeña en mi silla a medida que él se acercaba.

—Entonces no hables, piensa y si no lo haces puedes esperar que nosotros hagamos todo el trabajo.

Eso si me molestó y fue suficiente para levantarme sintiendo como mi sangre comenzaba a arder dentro de mí.

—¿Me estás tratando como una estúpida? Bueno, te informo que nadie necesita tus habilidades para ser un completo imbécil. —Escupí apretando los puños a mis costados.

—Ambos paren o nos van a escuchar. — Interfirió Octavian.

—¡Tú cierra la boca! —Ambos gritamos al mismo tiempo, Caín estaba a punto de explotar y yo era lo más cercano que tenía para golpear.
No me atreví a acercarme, ya que intentar calmarlo sería algo demasiado estúpido de mi parte. Me alejé y al ver que le daba su espacio, él me dedicó una última mirada y se marchó.

—Esta es la parte en la que vas detrás de él. —La voz de Graycee nos hizo voltear. —Solo digo, para que dejen de actuar como unos niños y podamos irnos de aquí, estás reuniones secretas acabarán muy mal, — dijo levantándose de la silla, —hagan lo acordado y nos reuniremos para acordar el escape.

Y así sin más también se marchó, dejándonos a todos como unos estúpidos, en especial a mí. Me había dado cuenta lo inmadura que estaba siendo buscando peleas que no valen la pena.
Waylan también se marchó con Wren quién ni me miró, sabía que le había molestado mi discusión con Caín, al parecer ahora son muy amigos y ni siquiera sé porque me molesta.

—Vamos, te llevaré a tu celda. —Octavian rompió el silencio entre ambos.

—Actué como una idiota.

—No difiero contigo, ahora vamos a la celda. —Quiso tomarme del brazo, pero yo lo esquive.

—¿Cómo sé que puedo confiar en ti?

—Ese es el punto, no lo sabes, pero aun así estás confiando tu vida en mis manos.

—Déjame informarte que no es así, no confío en ti en lo absoluto, ni siquiera te conozco. —Mis palabras le molestaron, pero se apresuró en ocultarlo con una expresión impasible.

—A la celda. —Dijo con frialdad.

—No.

Mi respuesta no pareció sorprenderlo, si no que enojarlo y cuando me tomó con fuerza del brazo acercándome con brusquedad a él no tuve ni oportunidad de reaccionar.

—Nunca nadie me ha dicho que no tantas veces en un día y sigue con vida para contarlo. —Dijo con los dientes apretados, desde este punto sus facciones se veían intimidantes y propias de un asesino, aun así, tuve el valor para desafiarlo acercándome a su rostro.

—Siempre hay una primera vez para todo.

Mi desafío no surgió como yo esperaba, ni siquiera sabía que estaba esperando de todo esto, pero definitivamente me sorprendió cuando me estampó contra una de las paredes y allí me aprisionó.

—Podría matarte aquí mismo, deja de provocarme.

—Podrías matarme cuando quisieras, pero no lo has hecho... ¿Por qué?

La mano que no sujetaba mi brazo ahora sostuvo mi cuello y pude ver con lujos de detalles ese perfecto rostro cargado de enojo.

—Porque hay muchas cosas que no sabes Arcane, esa inocencia te impulsa a actuar de forma estúpida y suponer cosas.

Antes de que pueda abrir la boca para decir algo, unos pasos en el pasillo nos alertaron. Octavian soltó mi brazo para alcanzar el interruptor y la más profunda oscuridad nos inundó.
Intenté escaparme, pero su mano cubrió mi boca y de entre sus labios salió un débil susurro:

—Quieta...

Abrí los ojos de par en par y me sentí más estúpida, ¿cómo no había imaginado que había sido él? Y ahora en medio de esta oscuridad me encontraba en un círculo vicioso donde me volvía adicta al calor que su cuerpo desprendía, abrazando mi gélido tacto.
Él liberó mi cuello y haciéndole entender que no haría ruido logre que también sacara la mano de mi boca.
El filo de mi navaja se posó en su cuello y antes de que pueda amenazarlo, él fue más rápido tomando mis muñecas con fuerza y volviéndome a estampar contra la pared. Fueron segundos en los que nuestros rostros permanecieron a tan solo centímetros, desafiándonos en medio de la oscuridad. Sentí como Octavian se acercó en busca de acabar con esos centímetros que nos separaban, pero los pasos en el pasillo se detuvieron frente a la puerta y ambos giramos hacía allí.

—El general Caleb está empecinado con probar que su premio es diferente a las demás, si supiera que la chica ha sido capturada por su hijo. —Uno de los jinetes habló del otro lado.

—Yo creo que fue ella quien capturó a Octavian. —El otro respondió.

Me giré atónita hacía el chico en frente de mí... Me había marcado el general, aquel hombre encargado de nuestro grupo que siempre nos daba las órdenes, y ahora Octavian, intentaba salvarme de ¿su padre?

No había tenido oportunidad de decir nada, ya que en cuanto esos jinetes se marcharon Octavian me arrastró hasta mi celda y sabía que, si hacía alguna pregunta sobre lo que acababa de escuchar, él me mataría.
Cuando estuve acostada sobre el delgado colchón me detuve a procesar todo eso. Ahora sabía quién era el que me marcó, se trataba de ese hombre de unos cuarenta años que tanto miedo daba, ahora mismo el parecido con Octavian tenía más sentido. El castaño sabía algo que yo no y por esa razón me protegía de su propio padre, que no me da mucha confianza, parece de esa clase de personas que pueden quebrarte el cuello con un solo movimiento, el hombre es muy intimidante y ahora sé de dónde Octavian sacó ese aire de oscuridad.

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Holi caracoli, aquí yo de nuevo, estuvo un poquito intenso este capítulo ¿cierto? Parecer ser que todos tienen secretos guardados en el clóset. Y a Octavian se les está escapando uno de las manos, Arcane siendo tan metiche acabó por descubrir la identidad de la persona que la marcó.
Ahora solo queda esperar el próximo capítulo y como soy buena, aquí les dejo un pequeño fragmento del capítulo 8:

"...estaba agonizando en el suelo y de un momento al otro, los diez segundos pasaron y la habitación quedó en un completo silencio."

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