Capítulo 23
"El ojo"
Deseé estar alucinando, que todo esto sea una pesadilla, porque lo que tenía en frente de mí era tan confuso que rozaba lo macabro. Aquélla mujer me había llamado sobrina mientras una gran serpiente se le deslizaba por los hombros posicionándose en ambos posa brazos del trono plateado. A su lado había otra persona, que compartía el mismo cabello rubio de la mujer y mantenía la cabeza inclinada, Clara se veía débil y su mirada estaba cargada de terror.
—Ahora mismo te ves terriblemente confundida y aunque me fascina tu mirada de terror, me veo en la obligación de darte una explicación. —Volví la vista a la mujer qué se inclinó despertando a la bestia que yacía en sus brazos.
—No me llames sobrina, yo no tengo ninguna tía. —Respondí sintiendo como cada una de mis palabras me provocaba ardor en la garganta.
—Lamento ser yo la que te diga que no sabes un carajo Arcane —con una aflicción fingida se llevó una mano al pecho y luego sonrió, mostrando una perfecta hilera de dientes blancos —. La verdad es que no lo lamento, todo ha salido exactamente como yo lo he planeado. Soy Persephone y tienes el privilegio de llevar mi sangre.
Aquello me cayó como un balde de agua helada, papá era hijo único y mamá nunca me habló de una hermana, definitivamente uno de los dos mintió. O la mujer en frente de mí era una gran mentirosa.
—¿Cómo es posible? —susurré más para mí, que para ella, aun así alcanzó a escuchar y su sonrisa se ensanchó.
—Déjame que te explico, siempre amé contar historias. —Acarició la cabeza de la serpiente —. En tus manos corre sangre muy poderosa Arcane, tú heredaste el gen que hizo especial a tu abuelo.
—El gen MAO-A... —Volví a susurrar recordando los libros de Octavian.
—¡Exacto! Mejor conocido como el gen psicópata, pero ese solo es un detalle en esta gran historia... Tu abuelo, Hades Klein fue el fundador de los jinetes, él era un psiquiatra muy famoso que se entregó a sus impulsos que lo convirtieron en un arma muy peligrosa. Él estaba casado y tenía dos hijas cuándo lo atraparon en "la cárcel más segura del país" —hizo comillas con sus dedos—. Lo que los idiotas no sabían, es que Hades se entregó y formó un imperio desde aquí, siendo el primer jinete. Pero alguien debía heredar su imperio del terror, como un padre considerado, decidió dejar de lado a sus hijas y buscar otro sucesor. Él tomó al hijo de su mano derecha para que sea el próximo en el trono, Héctor no podía ser un buen líder, ni un buen esposo. Él siempre estuvo enamorado de mi preciosa hermana Hecate y yo... Solo fui su premio consuelo.
Hecate se casó con Abraham, tu padre, y tuvieron a su perfecta hija, en su "perfecta familia". Mientras yo vivía con un idiota en esta isla de porquería. Cuándo los sentimientos de envidia le ganaron a mi marido arregló para que tú seas una presa, pero tu padre no te dejaría en manos de un sociópata, así que se reunió conmigo en busca de ayuda. Él no sabía que esa reunión le costaría tu vida.
Cuando Héctor se enteró mandó a matarte y aquí es cuando aparece Hecate, tu madrecita querida que entregó la vida de su marido a cambio de la tuya. Abraham ya no le importaba demasiado ya que otro ocupaba su lugar en la cama... —La serpiente se bajó de sus hombros y ella se levantó. —¿Y adivina quién era? Así es, el mejor amigo de tu padre... El mismo que disparó la bala que mató a Abraham, nuestro general Carey.
Ella extendió las manos hacía unas puertas en uno de los laterales del salón. Con los ojos llenos de lágrimas vi como estas se abrían y tres jinetes cargaban a Octavian golpeado, su padre entró siendo arrastrado detrás. Caleb estaba mucho peor, le faltaba el ojo izquierdo.
Negué con la cabeza comenzando a llorar, eso era imposible, mi madre no pudo haber engañado a mi padre y luego mandado a matarlo. Ella lo amaba...
—Y ahí es donde tú entras, presenciaste la muerte de tu propio padre, mi hermanita actuó muy bien su papel de víctima mientras yo seguía pudriéndome en esta isla. Con una hija del hombre que más he odiado. No iba a quedarme con los brazos cruzados, yo era la hija de Hades y no me conformaría con solo migajas como lo hizo mi madre. Durante todo mi matrimonio engañe a Héctor con cuatro hombres, y luego de asesinar a mi esposo sacándole los dos ojos, me casé con mis cuatro amantes. Me volví la reina de los jinetes, el ojo que lo ve todo, crie a mi querida Clara yo sola mientras mis cuatro esposos manejaban a los demás jinetes. Caleb se casó conmigo luego de la muerte de su esposa, él quería poder, solo del que yo podía darle. —Observó al hombre arrodillado a sus pies —. Y no voy a mentirte, has sido el mejor, por eso eres el jefe de los jefes, pero tu ego te ha condenado querido y arrastraste a tu hijo al mismo pozo. Pero volviendo a ti... —se giró a verme mientras un jinete le extendía un papel —. Estos son exámenes de ADN que no solo confirman que somos familia, sino que también estás destinada a ser una psicópata.
Todo aquello era demasiado, todos habían traicionado a mi padre, su esposa y su mejor amigo se le rieron en la cara. Mi propia madre se me rio en la cara, haciéndome creer que lloraba la muerte de su marido, cuando ella misma había decidido eliminarlo para quedarse con su amante.
Las lágrimas cesaron y mi expresión se endureció, no podía confiar en nadie, mucho menos en esta señora. Mi mirada viajó hasta Clara que levantó la vista, sus ojos verdes estaban enrojecidos.
—Me mentiste... —le dije con un hilo de voz.
—No te enojes con tu prima cariño, ella solo ha sido una pieza más en mi juego retorcido para hacerte llegar a mí. —Persephone se acercó inclinándose a mi cuerpo amarrado a la silla —. Solo necesitabas un empujón para volverte imparable Arcane, esperé todos estos años a que crezcas para traerte aquí y convertirte en mi heredera. Todo esto será tuyo.
Sintiendo el sonido agudo invadirme, junté toda la saliva de mi boca y se la arroje en un escupitajo a la cara.
—Yo no seré nunca una de ustedes. —Dije con los dientes apretados.
Esperé un golpe o un castigo peor, pero lo único que hizo fue limpiarse los restos de saliva de su cara y su sonrisa se ensanchó.
—Ya es tarde para eso querida, déjame preguntarte algo, pero contéstate a ti misma... —se hizo hacía atrás comenzando a deambular por el salón —. ¿Cuándo te enojas sientes tus emociones acumularse en tu garganta amenazando con explotar? ¿Acaso no eres incapaz de sentir culpa cuando haces algo malo? ¿No te sientes incapaz de formar vínculos duraderos con personas ya que acabas lastimándolos? ¿Eres una gran manipuladora, mentirosa, y calculas cada posible situación o personas? Si tu mayoría de respuestas es un sí, déjame decirte que no eres igual que nosotros, eres mucho peor.
"Sí"
Mi subconsciente respondió por mí.
"Sí"
"Sí"
"Y sí"
Mi mirada ahora estaba cargada de odio y el sonido agudo en mi cabeza cobraba sentido, esa era la acumulación de todos mis sentimientos amenazando con explotar. Las pocas veces que lo hicieron acabé buscando lastimar a alguien.
Todo tenía sentido, la poca culpabilidad que sentí al asesinar el gato de mi vecina, cómo golpeé a ese chico...
—No te lleves el protagonismo sobrina, porque la encargada de sacar tu mejor versión fui yo, en cada una de las pruebas. Haciendo que te enfrentes a tus traumas y te llenes del más puro odio, logré sacar esa psicopatía que has heredado.
—¿Y ahora qué harás conmigo? Aquí me tienes, no hay necesidad de lastimar a Octavian. —Le dediqué una mirada rápida al chico de ojos azules que levantó la cabeza viéndome sorprendido.
—Cuando seas líder entenderás la importancia de la obediencia y los castigos. Mira a Caleb, él desobedeció al intentar lastimarte y su ojo ahora reposa en el estómago de mi precioso Judas. —La serpiente se deslizó a los pies del hombre, sentí mi corazón detenerse cuando la vi acercarse a Octavian —. Y su hijo se creyó demasiado inteligente como para impedir que mi propósito se cumpliese, también ha recibido un castigo, pero te dejaré decidir sobre la vida del pequeño Carey... Dime futura reina de los jinetes, ¿qué hacemos con el chico de cara bonita?
Todos me vieron expectantes, incluso Caleb estaba aterrado de mi decisión. ¿Sería capaz de entregar a Octavian para ver sufrir hasta la muerte a su padre?
"Si"
No. Claro que podría hacerlo, pero Octavian me había salvado, yo le debía la vida, así que mi deuda hoy sería saldada.
—No lastimaras a Octavian. —Mi voz salió en un tono tan firme que hasta a mí me sorprendió.
—Perfecto, primer problema solucionado, ahora pasemos al segundo... —frotó sus manos acercándose de nuevo a mí —¿Deseas gobernar lo que se te ha sido heredado? No voy a obligarte, pero si tu respuesta es negativa, me temo que perderás cualquier poder y no podrás salvar a ninguno de tus amigos, ni siquiera a ti misma.
Todo en la habitación desapareció dejándome sola con Persephone. Ya nada más importaba, solo nosotras dos y la decisión que tomaría.
No me veía ocupando ese trono, mucho menos guiando a un grupo de asesinos a arrebatar vidas cada dos años. No quería hacerlo, pero si veía mi propio bien, acabaría muerta junto a todos mis amigos... Junto con Caín.
El corazón se me estrujo ante aquél pensamiento, debía tomar una decisión.
—Necesito que me dejes procesar esto y tendrás una respuesta concreta de mi parte —Hablé haciendo que su sonrisa engreída se esfume.
—Tienes hasta mañana en la noche sobrina, o Judas cenará seis pares de ojos. —Aquello me generó un escalofrío por todo el cuerpo —. Suéltenla y llévensela a su habitación.
Los jinetes a mis costados se acercaron para desatar las cuerdas, me obligaron a caminar hacía un pasillo fuera del gran salón y cuando me arrojaron a otra completamente distinta sentí la ausencia de algo. Levanté mi mano izquierda observando la mitad de mi dedo faltante, el que Caleb me había cortado.
La habitación donde me metieron era completamente roja, con una cama de dos plazas y muebles blancos gastados que parecían del siglo pasado. Registré todo el lugar en busca de algo útil, pero lo único que encontré fue una caja sobre la cama.
Al abrirla con cautela, saqué de su interior un traje completamente blanco y en vez de camisa, contenía un corsé negro. Al final de la caja se encontraba una más pequeña, un jadeo se escapó de mi boca al ver lo que reemplazaría mi dedo faltante, se trataba de un arnés metálico que iría en mi mano para sujetar una gran garra, estaba tan afilada que pude notarlo a penas la acerqué a mi piel.
Antes de quitarme el vestido destrozado y lleno de sangre decidí darme una ducha, al estar en la soledad del baño privado, pude explotar. Mientras el agua hirviendo me quemaba la piel cubierta de sangre lloré de frustración golpeando las paredes hasta que mis nudillos sangraron. Todo aquello era demasiado, tenía que aclarar mi mente, pero no sabía por dónde comenzar.
Al terminar de bañarme salí envuelta en una toalla a la habitación y me vestí con mi nuevo traje, también me coloqué el arnés en mi mano, moví los dedos intentando acostumbrarme.
La puerta se abrió, como instinto me giré levantando la garra en dirección a Octavian, al ver que era él, lo primero que hice fue abrazarlo provocando que suelte la caja que traía consigo. No me devolvió el abrazo, se mantuvo rígido obligando a separarme.
—Octavian... ¿qué sucede? —susurré acercándome a él.
Su reacción me sorprendió, observó hacía todo lados y jalo de mí encerrándonos en el baño. Se lo veía realmente preocupado.
—¿Puedes explicarme qué sucede?
—Baja la voz —acercó sus manos a mi cara haciéndome callar —. No has sido específica con tu petición y ahora yo soy tu susurro, Arcane... Aquí corremos un gran peligro, la última persona que se enfrentó a Persephone tuvo un destino horrible. Ella asesinó a su cuarto esposo, Regulus ahora solo es un mal recuerdo.
—¿Ella? —sacudí la cabeza recordando la expresión de Luciel —. No va a dañarnos Octavian, le seguiré el juego hasta que pueda sacarlos de aquí, tienes que confiar en mí —tomé su rostro entre mis manos acercándome hacía él.
—En definitiva te volviste loca, ya no hay escapatoria, no puedes mentirle a quien inventó este juego perverso. Ella se casó con cinco hombres y los obligó a llevar su reinado de terror, ha torturado psicológicamente a la pobre Clara y mandado a espiarte. Ahora mismo tiene prisioneros a Wren, Waylan y Graycee. —Octavian estaba realmente alterado y yo no podía hacer nada para calmarlo.
—Haré lo posible por mantenerlos con vida, debemos tener paciencia. Nadie es indestructible y si tengo que acercarme a Persephone para averiguar su talón de Aquiles, lo haré. —Mis manos bajaron hasta sus hombros tensos.
—Está bien... No podemos quedarnos mucho tiempo aquí, ahora saldremos y me autorizaras a hablarte —clavó sus ojos azules en mí y abriendo la puerta del baño, ambos salimos.
—Estás autorizado a hablar. —Fingí lo que más pude una orden hacía mi nuevo susurro.
—Señorita Klein, he traído sus armas —recogió la caja del suelo y la dejó sobre la cama sacando de su interior mis cuchillas y dagas —. ¿Me permite colocarlas?
—Hazlo.
Al sentir su cercanía todo mi cuerpo se tensó, Octavian se encargó de quitarme el saco con mucho cuidado y comenzar a atar los arneses. Uno en mi torso, dos en mis piernas sobre el pantalón y los de mis brazos. Luego colocó las dagas y volvió a ponerme el saco.
En ese momento en que estuvo tan cerca de mi oído alcancé a escuchar un débil susurro de su parte:
—Eira está desaparecida, caímos en las garras del mismísimo diablo.
♠️♠️♠️
Persephone mi mujer 🛐🛐
Bueno bueno, ya poniéndome seria, quería decirles que todo ha cambiado en la vida de Arcane y que extrañamos a Caín :(
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