Capítulo 22 (parte 2)
Me hizo sentir segura y cuando me puso el collar, su gélido tacto me hizo desear tenerlo para siempre conmigo, sea cuál sea el precio. Con Caín estábamos destinados a ser.
Cuándo todos estuvimos listos, un grupo de jinetes encabezados por Eira nos guiaron al gran salón. Detrás de las cortinas nos aguardaban todos los generales.
Graycee estaba sujeta al brazo de Bellamy.
Wren al del general con rasgos asiáticos, Benjamín. Y Clara estaba acompañada por el mismísimo Caleb.
Luciel se acercó a mí ofreciéndome su brazo.
—¿Y Regulus? —pregunté en un susurró por el quinto general, aquél que tenía un aspecto demasiado aterrador.
—¿Quién es Regulus? —Luciel me susurró en el momento en que la música comenzó a sonar y todos salimos en fila al salón.
Mi expresión confundida fue imposible de ocultar, no estaba loca, había un quinto general y fue el que defendió a Octavian en la reunión.
El centro del salón estaba vacío y a su alrededor se encontraban todos los jinetes, una majestuosa melodía sonaba mientras las parejas nos precipitábamos a la hilera de jinetes asignados que nos esperaban en el centro del salón. Instantáneamente hice contacto visual con Octavian que vestía su traje de siempre, pero ahora vestía una banda con insignias y su antifaz negro.
Primero Caín fue hasta su jinete asignado y le estrechó la mano recibiendo el antifaz blanco. Seguido de él fue Waylan y luego nos tocó a las parejas.
Bellamy condujo a Graycee hacia su jinete que besó el dorso de su mano y le colocó el antifaz. La siguiente fue Wren, ella lucia hermosa con su vestido negro corto lleno de perlas, su cabello pelirrojo caía suelto en ondas.
Mi mirada se posó en Caleb que condujo a Clara hasta el muchacho de pelo azul, aunque este no sonriera, en sus ojos se podía ver el brillo que su novia le provocaba. Él besó su mano sin dejar de verla y con extrema delicadeza le puso el antifaz, ambos se quedaron juntos y me observaron.
Tomé una gran bocanada de aire cuando Luciel me condujo hasta el centro y tuve a Octavian en frente de mí observándome completamente serio, el beso en mi mano se sintió cálido y cuándo se acercó a mí para atar el antifaz, susurró: "Preciosa".
En cuanto se separó, me era imposible despegar la mirada de sus ojos azules. La melodía volvió a cambiar y nuestros jinetes se nos pusieron en frente extendiendo sus manos izquierdas para comenzar el baile.
La canción que sonaba era distinta a las que había practicado horas antes, esta comenzó con violines y luego un hombre cantaba en inglés. La conocía, se llamaba "Fairytale".
En cuánto el hombre dejó de cantar dándole lugar a los violines, Octavian tomó mi cintura y juntos danzamos al ritmo rápido de la canción. Nos adueñábamos de la pista de baile, era como si nuestros cuerpos se volvieran uno en cada giro. Mi vestido volaba y al acercarme de nuevo a él, su brazo rodeaba mi cintura con una actitud posesiva.
Esto parecía un cuento de hadas, solo que no bailaba con un príncipe, lo estaba haciendo con el hijo de mi enemigo.
No fue hasta que la canción terminó cuando me percaté que éramos los únicos en la pista, Caín nos observaba con la mandíbula tensa y entre toda esa multitud una mirada aún más aterradora me hizo estremecer. Caleb se encontraba bebiendo una copa de vino mientras intentaba asesinarme con sus ojos azules, él no me protegía a mí, protegía a Octavian y se odiaba a si mismo por haberse obsesionado con la hija de su víctima.
Mi pareja me condujo fuera de la pista de baile en busca de un trago y en cuanto estuvimos solos, él se giró hacía todos lados inspeccionando nuestro alrededor.
—Cuándo el candelabro se caiga te cambiarás el antifaz y correrás a la cortina. —Me susurró viendo a todos lados —. No importa lo que suceda, o lo que veas, correrás y detrás de las cortinas, Clara los llevará al barco.
Disimulando, bebí de mi copa mientras también inspeccionaba que nadie nos esté escuchando. Asentí al entender el plan y como respuesta, Octavian me dedicó una sonrisa que se vio cargada de preocupación, sin decirme nada más, se marchó entre los jinetes que ocupaban la pista de baile.
Esperé por la señal, sintiendo mi corazón acelerarse a toda velocidad, inconscientemente observé el techo donde un gran candelabro colgaba. En ese mismo instante, en cámara lenta, una cuchilla volaba desde una de las esquinas hacía la soga que sostenía el gran objeto. En un movimiento limpio, este se desprendió sin darles tiempo a los jinetes de abajo de correr, estos fueron aplastados instantáneamente.
Me coloqué el antifaz negro y cuando el caos se desató de mano de algunos jinetes que estaban de nuestro lado, yo corrí hacía la cortina. Alcancé a ver como Graycee y Wren se deslizaban dentro de esta, solo faltaba yo.
Corrí lo más rápido que los tacones me lo permitieron, de reojo vi una sombra precipitarse a mí. Accione el botón que hizo a la daga deslizarse hasta mi mano, por instinto arroje un corte y al girarme, sin dejar de correr, me encontré un jinete cayendo con la garganta cortada mientras se desangraba.
Cada vez más me acercaba a la cortina, sentía a mis sentidos agudizarse, mi mente solo se concentraba en mi entorno y el sonido agudo volvió a aparecer.
Llegué a la cortina, del otro lado me esperaban mis amigos, pero algo me hizo frenarme, un pequeño susurro de mi subconsciente:
"¿Y Caleb?"
Volví a girarme hacía el salón donde lo vi.
Sus ojos azules se clavaron en mí mientras un escalofrío subió por mi espalda. Estaba a tan solo metros de mí, pero yo no quería moverme, algo en mí me gritaba que corra hacía él y lo asesine. Que no importaba si moría en el proceso, mi padre por fin tendría justicia. Pero una voz lo impidió, un grito desde la cortina me hizo reaccionar.
Me estire hacía abajo sacando una cuchilla de mi pierna y la lancé.
Todo sucedió en cámara lenta, observé a Caleb también arrojarme algo, el filo de nuestros cuchillos viajar con diferentes direcciones brillaron a la luz del caos, como un reflejo me aparté cubriéndome con mi mano izquierda.
El dolor se propagó por todo mi brazo centrándose en un lugar... El corte perfecto de mi dedo índice que ahora yacía en el suelo. Solté un grito desgarrador al ver como la sangre brotaba y sin dudarlo hice presión contra mi vestido, mientras una mano aparecía desde la cortina impulsándome a su interior.
Caín sostenía mi brazo mientras corríamos, al ver el charco de sangre que yo dejaba se apresuró a cortar un pedazo de su traje y envolvérmelo en el dedo mientras seguíamos corriendo, yo sentí que me desmayaría.
Hice todo el esfuerzo que pude por no caer, en cuanto estuvimos en frente de una gran puerta de metal, esta se abrió dejando al frío aire de la noche golpearnos el rostro.
No teníamos más tiempo, corrimos a toda velocidad hacía la playa y sentí un gran alivio al ver el barco a punto de salir mientras Waylan saltaba a ayudarnos. Los jinetes no tardaron en llegar mientras los lanzaban cuchillas.
Clara y Graycee fueron las primeras en subir, yo me quedé a ayudar a Caín junto a Waylan quien me dedicó una sonrisa.
—Siento haber sido un idiota Arcane —el chico rubio se disculpó mientras corríamos hacía el barco.
—No puedo odiarte Waylan —le sonreí y en ese momento sentí paz, sentí que llegaríamos y estaríamos bien.
Que ilusa fui...
Los jinetes nos habían alcanzado, Waylan me ayudaba a subir al barco desde arriba mientras Abel ya lo había encendido. Solo faltaba Caín, me detuve al borde para ayudarlo. En cuanto estuvo arriba, lo vi... Caleb sostenía una pistola con su brazo sano, ya que el otro tenía clavado mi cuchilla. Al jalar del gatillo esperé el impacto de la bala, anticipé el dolor agudo en mi pecho, pero este nunca llegó.
El frío de unos brazos fuertes me inundó y al abrir los ojos me encontré esos iris negros observarme. Caín me abrazaba dándole la espalda a Caleb, en ese momento entendí que la bala no me había dado a mí.
—¡CAÍN! —El grito desgarrador de Waylan se escuchó lejano y solo desperté del shock cuando ambos caímos a la arena.
Observé a Waylan saltar del barco y correr hacía el cuerpo de su mejor amigo. Cayó de rodillas llorando mientras sostenía su cabeza, rogaba porque se mantenga con vida.
Octavian vino por mí y me alejó de Caín, protegiéndome de cualquiera que intente acercarse a mí.
—¡Caín por favor... —los sollozos de Waylan llenaron la playa —No me dejes, Caín quédate conmigo. Fui un cobarde, te amo y siempre lo hice, quédate conmigo!
Desee que todo sea un sueño mientras las lágrimas se escaparon por mis mejillas y gritaba desesperada intentando zafarme de los brazos de Octavian. Que despertaría y Caín aguardaría por mí con sus comentarios sarcásticos y esa extraña forma de protegerme.
Waylan continuaba llorando intentando sostener la vida de su amigo entre sus brazos, pero fue inútil. Luego de haberle confesado que lo amaba, un último suspiro abandonó el cuerpo de Caín, sus ojos se cerraron y con una sonrisa partió.
Unas botas negras se posaron a mi costado y al levantar el rostro me encontré cara a cara con él.
El responsable de cada muerte de mis seres queridos. El odio se me acumuló en la garganta y el sonido agudo de mis oídos me cegó por completo, lo había perdido todo, ya no tenía sentido buscar una salvación.
En el momento en que me levanté desenfundando mi daga, y Octavian se posicionó delante de mí, la sonrisa de Caleb se ensanchó, el dolor agudo del golpe que me proporcionó me hizo caer sobre el cuerpo de Caín. Me noqueó instantáneamente, pero lo último que sentí fue a él. Su frío, ahora más real que nunca, envolverme y llevarme de vuelta a nuestros recuerdos.
Solo eso quedaba... efímeros recuerdos de lo que fuimos y el deseo de lo que pudimos ser.
♠♠♠
Me desperté de aquélla pesadilla, rogué que todo haya sido un sueño, pero no estaba en mi cama, ni siquiera en la de Octavian. Me encontraba atada a una silla, no sabía cuánto había dormido, la luz matutina se asomaba por un gran ventanal en frente de mí. Este tenía forma de ojo.
Mi mirada vacilante viajó por todo el salón de techos altos y decoración sofisticada. Tenía la boca seca y el dolor invadía mi cabeza.
Noté la presencia de alguien cuando un siseo se escuchó a mi lado.
Una gran serpiente se deslizó por la alfombra roja hasta llegar a los pies de un trono sobre una plataforma. Mi vista siguió a la serpiente que subió por las largas piernas de una mujer y luego pasó por sus hombros. En ese instante la vi, con una sonrisa engreída, vistiendo un precioso traje blanco. Una mujer me observaba con superioridad.
—El ojo... —susurré débilmente.
—Hola sobrina. —Su voz aterciopelada me hizo temblar, en ese momento, sentí como el más puro temor me invadía.
♠️♠️♠️
WOWOWOW ¿¡PERO QUÉ HA PASAO!?
Que no panda el cunico, sé que su cabeza estará hecha un lío ahora y les dejaré la miel en la punta de la lengua hasta el próximo capítulo jsjsjs no saquen las antorchas.
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