Capítulo 20
"La máscara de perfección"
―Te tengo ―dijo Clara mientras me extendía una mano para levantarme.
―Casi me matas del susto ―exhale tomándome el pecho.
—¿Qué haces aquí afuera?
―¿Qué haces tú aquí afuera? ―cuestioné.
―Estoy de guardia. ―Respondió la niña sosteniendo su cuchillo.
―Vaya... ―tomé mi espalda donde un agudo dolor apareció ―. Haces bien tu trabajo.
―Gracias ―me dedicó una sonrisa ―. Arcane, entre nosotras... ¿No hay resentimiento cierto?
Su pregunta me tomó desprevenida, después de todo, ella no parecía una mala persona. Simplemente se había desarrollado mejor en las pruebas y se ganó su puesto. Nunca había sido mala conmigo y yo la había juzgado mal.
Nerviosa puse mis manos en los bolsillos del pantalón y suspiré viendo hacía otro lado.
―Claro que no, es solo que no tuvimos la oportunidad de conocernos bien ―volví a verla con una sonrisa.
―Tienes razón, aunque no hay mucho que conocer de mí, nuestras vidas antes de esto ya no importan.
―¿A qué te refieres?
―He descubierto que no todo el trabajo lo hacen los jinetes, hay algo en este lugar que te obliga a cambiar, luego de las pruebas comencé a olvidar la parte positiva de mi antigua vida. ―Su mirada ahora se vio triste, como si intentara recordar.
Me quedé varios segundos en silencio, pensando en lo que me había dicho y ella tenía razón. Lo único que me anclaba al pasado era mi madre, algo que las pruebas no pudieron cambiar. O que el ojo no pudo controlar.
―Clara...he descubierto algo sobre un...
―¿Qué hacen aquí? ―la figura de Graycee se acercó rápidamente a nosotras.
―Hacía guardia y me encontré a Arcane ―me voltee a ver a la chica de cabello rubio que ahora se había puesto nerviosa, toda esa máscara de confianza cayó a los pies de la estupenda Graycee con su cabello negro ondulado, sus facciones perfectas y el traje que resaltaba sus curvas.
―¿No deberías estar con Octavian? ―Graycee la ignoró completamente y su mirada oscura se plantó en mí.
―Sí, pero seguir las reglas no es exactamente lo mío ―dije con indiferencia cruzando los brazos sobre mi pecho.
―Bien... Clara, ya es el cambio de turno, puedes irte. ―La nueva Graycee era aterradora, toda una autoridad.
Clara lo dudó por un segundo, pero consumida por su nerviosismo asintió, antes de marcharse se giró a verme.
―Cuándo necesites mi ayuda, solo llama, estamos del mismo lado ―dedicándome una sonrisa, se marchó.
Los oscuros pasillos parecieron más tenebrosos cuando me quedé a solas con Gray, ella no me intimidaba, pero era lo suficientemente inteligente como para actuar de la forma más conveniente. Y esa era mandarme directamente a la habitación donde mi jinete espera dormido.
―No deberías estar aquí... ¿Tienes problemas para dormir con Octavian? ―rompió el silencio y yo me puse nerviosa.
―Se podría decir que sí.
―Él no te gusta ¿cierto? Le mentiste a Wren ―la observé con los ojos bien abiertos y ella suavizó su expresión ―. Tranquila, ella no se dio cuenta, pero es bastante obvio lo que tienes con Caín.
―¿Qué sabes de él?
―No mucho, es Waylan el que se encarga de alimentarlo, lo que tienen ellos dos es... Etéreo ―suspiro observando al frente y yo me pregunté a qué se refería con "lo que ellos tienen" ―. De sus heridas se encarga Wren y Eira. La pelirroja sería una buena doctora.
No quise darle demasiadas vueltas a lo de Caín y Waylan, simplemente suspire con melancolía pensando en Wren.
―Eso es lo que estudiaría si no estuviera aquí, tenía un gran futuro por delante ―sonreí recordando lo entusiasmada que estaba por la universidad ―. Prometimos que nos apoyaríamos siempre, que ella estudiaría y me mantendría hasta que decida qué hacer con mi vida.
―Eso es patético, digno de una telenovela. ―Graycee sonrió observándome de reojo.
―Ya lo sé... ―suspiré y me voltee a verla. ―¿Y qué hay de ti? ¿Qué habrías estudiado?
La pregunta pareció tomarla desprevenida, aun así respondió: ―Supongo que nada, estudias para tener trabajo y luego dinero. Toda mi vida tuve dinero, no necesito estudiar.
―En mi caso, trabajo para tener dinero y así estudiar ―la observé frunciendo el ceño.
―Me refiero a que no quiero tener la vida preestablecida, si ya tengo dinero, puedo hacer lo que quiera sin necesidad de un trabajo o una familia.
―Qué afortunada ―comenté sarcástica volviendo la vista al frente.
―No lo soy, el dinero en mis manos está manchado de sangre y mírame, no ha servido de mucho. Los jinetes me secuestraron de todas formas ―se encogió de hombros ―. A ellos no les importa tu posición social.
―Qué ironía, ya que eso siempre fue lo más importante en Arcland. Y creo que lo sabes mejor que nadie, tú creciste en una mansión.
Graycee se giró con brusquedad y me detuve, su expresión estaba cargada de molestia.
―Siento no haber nacido en una casa común y corriente ―dijo con furia. ―Pero para que sepas, puertas adentro, no todo es felicidad y perfección.
Ella tenía razón, no sería injusta y juzgaría su posición social. Pero quería saber que era lo que había sucedido para que Graycee sea la perra malhumorada que todos conocemos.
Relaje mi mandíbula y la observé en silencio.
―No me mires así ―suspiró con molestia.
―¿Cómo?
―Cómo si me tuvieras lástima, ―dio un paso hacia mí. ― ¿Quieres conocer mi perfecta vida? Está bien, luego de la muerte de mi padre, mi madre buscó la forma de sacarnos adelante y claro, la solución fue casarse con un hombre rico que cumpla sus caprichos. Pero todo tiene un precio y fui yo quien lo pagó. El hijo de ese hombre abusó de mí cuando tenía nueve años y así fue durante todo un año hasta que me animé a hablar. ―Su voz se quebró y yo no sabía cómo reaccionar ―. Mi madre me creyó, lo dejó luego de que mandara a unos mafiosos a matarnos. Ella siempre necesitó de un hombre, se volvió a casar, nos puso la máscara de la familia perfecta y nadie nunca se enteró de lo que yo sufría, como las drogas adormecían las pesadillas, y el desfile de chicos que entraban a mi habitación llenaba el vacío que ese abuso dejó.
Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas y me sentí una estúpida que no sabía cómo reaccionar, siempre había creído que ella tenía la vida resuelta. Que nunca se preocuparía por pagar las cuentas o tener que hacer turnos extras en el mes de abril.
Pero Graycee vivía su propio infierno y lo ocultaba detrás de una cara bonita.
Di un paso hacia delante posando mi mano en su hombro, en la oscuridad del pasillo la atraje hacía mí y la rodeé en un abrazo. Sus músculos cedieron mostrando la rendición de su coraza, era un abrazo cálido de una mujer que acompañaba el sufrimiento de la otra. No éramos las mejores amigas, pero algo nos unía, era la empatía de sentirse culpable por los actos de otros.
Graycee lloró entre mis brazos y por varios minutos le mostré mi apoyo, hasta que nos separamos levemente y limpié sus lágrimas.
―Eres muy fuerte Graycee. ―Susurré tomando sus mejillas entre mis manos.
―Nacimos en un mundo que nos obliga a estar en modo supervivencia Arcane, es nuestro deber ser fuertes.
No supe que responder, sus palabras estaban cargadas de la más pura verdad. En ese momento sentí que mi silencio hizo más bien que cualquier otra palabra de aliento que se me ocurriera.
―Creo que deberías volver con Octavian... Podría preocuparse. ―sugirió sonriendo.
―Tienes razón, debería volver a la habitación. ―Esa voz grave, cargada de enojo hizo la temperatura descender. Al voltearme me encontre a Octavian observándome ―. Arcane, continuaremos esta charla en la habitación.
Se dio la vuelta y dudé, pero si no lo hacía solo empeoraría las cosas así que lo seguí en completo silencio. El camino se hizo corto, no tuve tiempo de pensar demasiado, ya que en segundos estábamos en la cálida habitación de Octavian.
Yo me resguardaba abrazándome a mí misma y él me observaba desde la puerta sin expresión alguna. El silencio era tortuoso.
Hasta que finalmente hablé: ―Octavian yo...
―Tú nada ¿sí? ―me interrumpió ―debí esperarme esta clase de desobediencia y esa era la última oportunidad que tenías, iba a ser paciente y ayudarte a adaptarte, volverte mi igual. Pero decidiste actuar como una adolescente irresponsable.
―¿Y qué pretendes? ¿Mantenerme aquí encerrada en completo silencio alimentando tu ego? Bueno, quiero informarte ¡Qué soy una adolescente! ―Comencé a molestarme, él no tenía derecho a reclamarme nada.
―No tienes ni idea de lo que hablas Arcane, te crees una sabelotodo, pero la verdad es que no sabes un carajo ―se acercó a mi señalándome con su dedo índice.
Solté una risa irónica mientras cruzaba los brazos sobre mi pecho y me acercaba de forma desafiante hacía él.
―¡Oh gran Octavian! Si eres tan sabio, entonces ilumíname. ―Lo enfrenté ― ¿Por qué insistes en mantenerme con vida? Hasta donde yo sé, no te conozco de nada, dime... ¿Por qué un extraño se interesaría en mí? Al menos que tú si me conozcas. ―Acorté la distancia entre nosotros. ―Así que dime algo Octavian, ¿desde hace cuánto me conoces?
A esa distancia pude observar con detenimiento como cada músculo se le tensaba ante mi desafío, quería que explote, que me grite en la cara todas mis verdades. Solo así conocería mi papel en este juego perverso.
―No me provoques Arcane o...
―¿O qué?
Solo eso bastó para que el monstruo salga a la superficie. Octavian tardó segundos en sujetarme del cuello y estamparme contra la pared, un sonido agudo retumbó en mi cabeza, haciéndome enfurecer.
―O te arrepentirás de haber pisado esta isla. ―Soltó su amenaza a escasos centímetros de mi rostro mientras apretaba el agarre de mi cuello.
Intenté quitármelo de encima, pero su mirada era aterradora, carecía completamente de sentimientos, solo el más puro odio. En el momento en que creí que moriría, él me soltó, caí al suelo intentando recuperar el aire con bocanadas desesperadas mientras lo veía apartarse.
―Me equivoqué contigo ―dijo dándome la espalda.
―¿Qué? ―lo observé mientras se giraba hacía mí.
―Creí que serías diferente, que debía protegerte para salvarlo. Pero no puedes librar a otro de sus pecados.
Como pude me levanté del suelo sintiendo la piel de mi cuello latir, quizás me saldría algún que otro moretón.
—¿Salvar a quién? Si me sigues ocultando cosas no podré ayudarte Octavian, ―me acerqué con cautela ―, no solucionaras nada arrojándome contra una pared, así que te preguntaré esto una sola vez... ¿Por qué estás tan interesado en mí?
Me detuve a un par de metros de él esperando que explotara y me golpeara hasta cansarse, pero eso nunca sucedió. Simplemente se pasó una mano por el cabello mientras se sentaba en la cama apoyando los brazos en sus rodillas.
―Mi padre... Él hizo que mamá se suicidara. ―su confesión me tomó desprevenida. No me atreví a moverme, simplemente dejé que él continuara. ―Mi madre se llamaba Sarah y era enfermera junto a su hermana Eira, era muy joven cuando se enamoró de mi padre y quedó embarazada. Iban a matarlos, pero ella hizo un trato con El Ojo... me entregó a él.
Mi padre estaba furioso y a cambio le hizo la vida imposible, pronto el amor se convirtió en odio. Mamá sabía que él tenía una amante fuera de la isla, y aun así se quedó, por mí. Entró en depresión, las agresiones físicas de mi padre hacia ella y hacia mí, hicieron que se suicide. Fui yo quien la encontró, simplemente estaba dormida con un frasco de pastillas, se veía tan tranquila... Cómo un ángel que por fin escapaba de este infierno.
―¿Y tu padre? ―me atreví a preguntar.
―Él descargó su ira sobre mí. Me culpó de todo, ya que era la prueba viviente de sus pecados. Cuándo me enteré que había matado a tu padre y te había dejado con vida, comencé a escabullirme fuera de la isla para terminar su trabajo y ser un orgullo para Caleb. La primera vez no pude lastimarte, te habías caído de la bicicleta y Caín corrió a ayudarte. Esa misma tarde, luego de que tu madre te llamara a cenar, Caín se topó conmigo, ambos nos volvimos amigos. Era divertido sentir que tenía una vida normal, continué observándote hasta que te llevaron al hospital luego de que intentaras suicidarte, supe que no podía seguir sin la niña rebelde que defendía a sus amigos de los bravucones. Entonces conseguí un espía en el hospital.
―Gabriel... ―susurré mirándolo atónita. Él había sido mi psicólogo por años y el único con el que hablaba.
―Gabriel es un jinete externo, hay muchos como él, que mantienen vidas normales y nos ayudan a recaudar información de las víctimas. Me mantuvo informado por muchos años hasta que ideé mi plan, la única forma de mantenerte segura, era con los jinetes. ―Me observó fijamente ―una vez aquí dentro, pensé que mi padre no te reconocería, pero me equivoqué y supe que te traje a la boca del lobo. Ya que él también te había estado observando.
―Ambos se obsesionaron conmigo... ―dije más para mí, que para él.
―Exacto, solo que ambos teníamos planes muy diferentes y eso lo descubrí el día en que casi escapas con Caín. Mi padre iba a entregarte al Ojo a cambio de mí.
―¿Y por qué el Ojo me querría? ―Me paré en frente de él.
―No lo sé, pero sé que eres lo suficientemente valiosa como para salvarme de mi destino. ―Se levantó dejando en claro la diferencia entre nosotros, obligándome a levantar la cabeza para observarlo a los ojos.
En ese momento comprendí que la situación me rebasaba, ya no se trataba de vengarme o sacar a mis amigos de aquí. Debíamos salvarnos de una fuerza desconocida, una incógnita que nos podría estar observando en este instante.
Sea quién o qué sea el ojo, no podía ser bueno.
―Debes sacarnos de aquí Octavian. ―Lo miré con determinación.
―Eso haré, en el baile oscuro, no tiene que haber margen de error ―se veía preocupado.
―Y no lo habrá. ―Tomé su rostro entre mis manos y su calor provocó una extraña sensación por todo mi cuerpo.
Nuestras miradas se mantuvieron fijas y una corriente eléctrica me hizo estremecer. Solo se oía los latidos acelerados de nuestros corazones, no podía permitirme sentir algo por Octavian y lo que él sentía no era amor... Se trataba de una enfermiza obsesión.
Éramos las personas incorrectas en el momento indicado, donde podríamos utilizar la adversidad para unirnos, pero esta no es una película de Hollywood y yo aún no puedo asimilar todo lo que me confesó.
Él me mintió todo este tiempo, y si era necesario yo también le mentiría, porque estaba segura de mis planes, solo que no reunía el coraje para decirle:
"Octavian, una vez nos saques de aquí, asesinare a tu padre".
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Holis caracolis, porfiiin conocemos la historia de Graycee y un poquito de Octavian. No todo es color de rosas, cada uno tiene historias muy fuertes y diferentes. Recuerden que todos estos temas son abordados con mucho cuidado para no tocar la sensibilidad de nadie. Y está de más aclarar que es ficción.
Espero hayan disfrutado el capítulo, nos vemos en el próximo.
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