Capítulo 15
"Miedo y culpa"
Estaba en casa, había vuelto todo a la normalidad, mamá tarareaba una canción mientras preparaba una tarta. El aroma a manzanas horneadas inundaba mis fosas nasales y desde el sofá podía observar hacía la cocina, ella estaba cantando nuestra canción con una perfecta pronunciación del catalán. Permanecí unos minutos disfrutando esa dulce melodía hasta que se detuvo de golpe, volví a levantar la cabeza y estaba paralizada dándome la espalda.
―¿Mamá? ―pregunté acercándome con cautela y de su boca solo se escuchó un débil balbuceo.
Con delicadeza tomé su hombro, al girarla hacía mí, todo mi cuerpo se paralizó, ella cayó y por instinto la sujete sintiendo como un líquido espeso manchaba mis manos, era sangre.
―¡PAPÁ! ¡AYUDA! ―grité desesperada viendo como la vida de mamá se escapaba de mis manos.
Las lágrimas comenzaron a salir sin parar ensuciando mi rostro, cuando una de ellas tocó mi labio inferior sentí un sabor metálico y entonces supe que mis lágrimas eran de sangre.
―¡Arcane! ―mi padre entró corriendo a la cocina. ―¿¡Qué has hecho!?
Me alejé del cuerpo de mi madre levantando ambas manos llenas de sangre, mi propio padre me estaba viendo como una asesina. De repente los gritos de dolor de papá fueron silenciados por aquél ruido agudo en mis oídos, veía mí alrededor bajo una capa roja que cubría mis ojos. Mi instinto fue correr, al saltar fuera de casa caí dentro de una habitación llena de espejos.
Mi reflejo mostraba una Arcane completamente diferente, con una sonrisa torcida en el rostro, en sus mejillas se dibujaba el camino que las lágrimas de sangre dejaron. Pero mi vestimenta era lo más particular, llevaba el traje de los jinetes y este estaba cubierto de suciedad.
―¿Lo lamentas? ―mi reflejo me habló con una sonrisa ―. Haber matado a tu madre ¿lo lamentas?
―¿Qué? Yo no la maté ―negué retrocediendo hasta chocar contra otro espejo.
―Lo hiciste, solo debes aceptarlo, entrégate a la verdad Arcane ―negué sintiendo una gran presión en mi pecho. ―Los mataste a todos, a Wren, a tu madre, a Caín... Graycee y Waylan corrieron la misma suerte.
Un punzante dolor apareció en mi cabeza, muchas imágenes comenzaron a repetirse ante mis ojos, todos estaban muertos, todos con mi navaja clavada en el pecho. Comencé a llorar sangre de nuevo, caí al suelo sintiendo que me desmayaría, solté un grito desgarrador que rompió los cristales sobre mí. Rogué porque se termine, cerré los ojos y lloré en el suelo, hasta que todo se volvió oscuridad.
Me levanté tomando una bocanada de aire totalmente asustada, estaba sudando y el corazón me golpeaba con fuerza el pecho. Desesperada me quité las mantas de encima buscando rastros de sangre, algo que me diga que eso no había sido un sueño.
De repente la puerta de la habitación donde me encontraba se abrió de golpe, Caín cargaba una bandeja con comida, que se apresuró a dejar sobre la mesa, para correr hacía mí y sujetar mi rostro entre sus heladas manos.
―¡Hey! ¿Qué pasó? ―preguntó intentando hacer que lo mire, entonces comprendí que había sido una horrible pesadilla.
―Tuve una pesadilla... ―intenté regular mi respiración y él lentamente me soltó viéndome preocupado.
―Tranquila, yo también las tuve al principio, es como si las pruebas hayan detonado algo en mi mente.
―La culpa... ―balbucee abriendo los ojos con sorpresa.
―¿Qué?
―Ellos detonaron nuestra culpa, lo que nos atormenta cada día y antes ocultábamos... Usan nuestros miedos y culpa para volvernos jinetes ―hablé rápidamente levantándome de la cama. ― ¿De qué son tus pesadillas? ¿Cómo es que sabías que Caleb asesinó a mi padre? ¿Qué me han ocultado? ―Lo interrogue acercándome de nuevo.
―Tranquila... ―dio un paso hacia atrás. ―Hay cosas que no deberías saber Arcane, por tu bien, y que te hayas enterado de que Caleb asesinó a tu padre era una de ellas. Él no tiene que saber que tú lo sabes.
―¿Por qué? ¿Va a matarme?
―Sí, y luego irá por tu madre ―sus palabras me golpearon.
―Pero si yo vi al asesino de mi padre... ―susurré.
―Tu mente debió haber bloqueado ese recuerdo traumático, como un sistema de defensa.
―¿Y que se supone que haga? ¿Qué vuelva con ese asesino y actúe como una sumisa obediente?
―Al menos hasta que sepamos cómo sacarte de aquí. ―Se intentó acercar pero di un paso hacia atrás viéndolo incrédula.
―¿Sacarme? ¿Te quedarás aquí?
―Yo pertenezco aquí, Arcane.
―¿Y lo de anoche? ¿También fue un sueño? Me dijiste que juntos podíamos lograrlo y ahora me apartas.
―Lo de anoche fue estupendo, pero no puedo cambiar lo que soy, ya no soy aceptado en la sociedad. Ellos me llamarán psicópata, soy un caso perdido.
Sabía perfectamente porqué sus palabras me dolían, había creado expectativas sobre Caín, creí que podía curarlo, que podíamos pensar en un futuro. Pero él ahora simplemente me mandaba de un golpe a la realidad.
Su expresión se volvió fría como siempre, esos ojos negros buscaban ocultar lo que yo le hacía sentir, no me quedaría ahí a rogarle, nunca le rogué, ni rogare a nadie. Enojada me puse mis pantalones, tomé mi saco, mis zapatos y salí de su habitación dando un portazo.
Las lágrimas se acumularon en mis ojos y suspiré con frustración. Si, Caín siempre me gustó y ahora me gusta más que nunca, pero debo hacerle entender a esa niña pequeña dentro de mí, que no hay lugar para el amor, que debemos sobrevivir cueste lo que cueste.
Caminé por los pasillos hasta llegar a la zona de los generales, allí me dirigí hasta la puerta de Caleb y antes de entrar me detuve. Mi mano se quedó fija en el pomo dudando si abrir, con temor de tener que enfrentar al asesino de mi padre cara a cara.
Vamos Arcane, respira, levántate y continúa.
Llené mis pulmones de aire y soltándolo logré abrir la puerta. Allí estaba él, sentado detrás del escritorio con la camisa arremangada y algunos botones desabrochados. Tenía puestos unos lentes mientras veía unos papeles.
Reuní coraje para entrar, caminar hacía la habitación sin hacer contacto visual con Caleb.
―¿Dónde estabas? ―su voz me detuvo cuando estaba a punto de cerrar la puerta de la habitación.
Miente Arcane, si lo harás... hazlo, rápido y segura.
―Entrené toda la noche, me quedé dormida en una de las salas. ―Me sorprendió a mí misma como se me hizo tan fácil elaborar una mentira.
―Qué bueno que has estado entrenando, en unos minutos irás con el general Regulus, al área de la memoria―dijo sin despegar la vista de sus papeles.
―Está bien. ―Asentí dispuesta a entrar a la habitación.
―Arcane ―me giré de nuevo hacia él, encontrándome con sus ojos azules fijos en mí. ―Destaca en esta prueba. ―Asentí intentando parecer segura y entré a la habitación cerrando la puerta detrás de mí.
Corrí rápidamente al baño y allí me permití descansar, sentirme aliviada de que no había indagado mucho, que me contuve de asesinarlo. Debía prepararme para la prueba, destacar y ganarme la confianza de Caleb.
Caín tenía razón, no podía asesinarlo de la nada, estaría condenando a mi madre. Entonces ahora mi único objetivo no era solo escapar, tenía al asesino de mi padre bajo el mismo techo, había esperado por años verlo detrás de las rejas y ahora ambos estábamos encerrados en una cárcel. Lo golpearía y le quitaría todo, como él hizo conmigo, debía ser cuidadosa atacando con cautela. Y el objetivo más cercano era el perfecto Octavian.
Me metí en la ducha apresurándome para bañarme y vestirme, en tan solo minutos Octavian había aparecido para llevarme al área de Regulus. Todo el camino fue silencioso, ninguno había olvidado lo que sucedió ayer y él seguramente esperaba amanecer enterándose que su padre había sido asesinado.
Una vez estando frente a la puerta, él me detuvo antes de entrar. ―¿Dónde estuviste anoche?
―Eso no te importa. ―Quise avanzar, pero él me detuvo de nuevo.
―Tuve que mentirle a mi padre, si los jinetes se enteran que entre ustedes sucede algo, los matarán. ―dijo refiriéndose a lo mío con Caín.
―¿Qué le dijiste a tu padre?
―Que te quedaste entrenando toda la noche ―sentí como me deshacía de una gran carga.
―Gracias, y tranquilo, nadie sabrá que entre Caín y yo hubo algo, ya que no se repetirá.
―¿Lo matarás cierto? A mi padre...
Su pregunta me tomó desprevenida y por la forma en que lo dijo, hasta sentí lástima por él, al final, era su padre. Pero no sentía nada de empatía hacia Octavian, yo solo tenía nueve años cuando presencié como una bala atravesaba el cráneo del hombre más bueno de esta tierra, del que siempre me protegió incondicionalmente.
―Todos pagarán en esta tierra sus pecados. ―Mi voz salió seca y me dio la fortaleza para zafarme de su agarre y finalmente entrar a la habitación dejándolo fuera.
―Llega tarde señorita Arcane. ―La voz grave del hombre me sobresaltó.
La habitación era completamente gris, como las demás de entrenamiento, solo que esta tenía en el centro un cuadrilátero de aspecto más moderno. Con líneas blancas neón brillando en el suelo, en una de las paredes se podían observar tres armarios.
Allí también estaba Wren y Graycee, observándome parada como una idiota. Tenía que moverme.
―Lo siento señor...
―La puntualidad es un lujo hoy en día, sin embargo las excusas predominan ante la incompetencia ―me interrumpió haciéndome sentir pequeña en mi lugar. ―Acérquese así podemos comenzar.
Asentí y me apresure a pararme junto a mi mejor amiga que me dedicó una mirada de: "lo siento". Aunque ella no tenía la culpa de nada, aquí la que debía organizar sus prioridades, era yo.
―Muy bien señoritas, hoy las observaré actuar ante amenazas, me demostrarán como resuelven acertijos y en qué punto están de la pirámide del conocimiento ―nos observó a cada una de nosotras. ―Graycee, serás la primera.
Todos bajamos del cuadrilátero dejando a Gray sola contra la computadora, ella se veía bastante segura de sí misma, a decir verdad, nunca la he visto dar brazo a torcer. Graycee es feroz.
Regulus tomó una tableta de uno de los armarios, apretando algunos botones, de los lados de cuadrilátero se levantó un cristal encerrando a Gray en un cubo de luces azules, pronto una plataforma se asomó del suelo y otra tableta fue entregada a la castaña.
―Veamos qué tan intuitiva y rápida es, en la pantalla aparecerán cuatro fotos y cinco segundos debe identificar al asesino.
―¿Cinco segundos? ―Graycee preguntó incrédula.
―Eso es lo que se tomará su atacante en cortarle la garganta, sea rápida o muera.
En cuanto tecleó, las luces del cuadrilátero se volvieron rojas, yo estaba por tener un ataque de nervios, la prueba comenzó apareciendo cuatro rostros en un holograma frente a Graycee.
Observé a cada uno de ellos y cuando el cronómetro marcó tres segundos, mi mente gritó la respuesta.
Es la número tres, la mujer de mirada honrada, que le avise al resto de su rostro que es inocente.
Graycee acertó su respuesta un segundo luego de que yo lo deduzca, me sentí orgullosa conmigo misma, por fin una prueba en la que soy buena.
Volvieron a aparecer otros cuatro rostros.
Es el rubio con el ceño fruncido.
―Opción 2 ―dijo Graycee mientras pulsaba al rubio.
―Correcto.
Aparecieron otras cuatro opciones, me mordí las uñas y al ver a los cuatro lo supe en seguida.
Opción 1, es el asiático.
―Opción 4. ―Pulsó Graycee y la máquina soltó un gran sonido dándole a entender que se había equivocado.
―¿Alguna sabe cuál era? ―Regulus nos vio.
―¿La opción 2? ―Wren no se vio muy segura.
―¿Arcane? ¿Qué opinas?
Tomé una bocanada de aire viendo a ambas chicas, y luego me centré en el hombre de traje parado frente de mí.
―Opción 1. ―Contesté segura.
―¿Por qué?
―Su mirada lo delata, la sonrisa puede expresar comodidad, pero su mirada desprende oscuridad y confianza, las que cualquier asesino tendría. Es un lobo vestido de oveja.
―Muy bien señorita Arcane, un jinete sabe reconocer a otro jinete ―sus palabras me petrificaron y me giré hacía Wren que estaba igual que yo ―. Él es Akemi, un ex jinete y un asesino a sangre fría, todos lo llamaban la trituradora, ya que podía asesinarte quebrando cada uno de tus huesos.
―¿Ex jinete? ―Wren preguntó viéndose interesada.
―Así es, el triturador fue devorado por los tiburones ciegos luego de que su mejor amigo lo traicionara, y arrojara del barco. Cada una de las opciones correctas eran jinetes legendarios aquí, se destacaban por encima de todos.
Las tres nos quedamos más que sorprendidas al escuchar aquélla historia, definitivamente los jinetes eran asesinos y monstruos, pero al final del día siguen siendo humanos o eso es lo que quiero creer.
Los cristales bajaron dejando salir a Graycee y ella tomó su lugar a mi lado dedicándome una sonrisa que no supe cómo interpretar.
―Wren, es tu turno.
Mi mejor amiga se giró hacia mi asustada.
―Lo harás bien... ―le susurré dándole una sonrisa tranquilizadora, aunque por dentro me moría de nervios.
Wren recogió su cabello -siempre hace eso cuando está nerviosa- y entró al cuadrilátero. Los cristales volvieron a subir, ella sujetó la tableta entre sus manos temblorosas y esperó su próximo desafío.
―En frente de ti se presentará una determinada situación de la cuál deberás actuar correctamente para escapar con vida. ―Regulus volvió a teclear algo y un holograma rodeó a Wren.
Desde afuera se alcanzaba a ver como el cuerpo de mi amiga se perdía entre las llamas y el humo, no sabíamos cuál era las opciones que le daban. Solo debíamos esperar a que logre superar la prueba de la forma en la que un jinete lo haría.
Los minutos comenzaron a parecerme horas, al ver que mi amiga no salía de allí comencé a preocuparme, estaba a punto de romper el cristal que nos separaba. A pesar de ser una simulación, sabía que aquí había gato encerrado.
En el momento que creímos que no saldría, las llamas comenzaron a disminuir y cuando el humo se disipó, pude verla, sosteniendo la tableta y manejándola a su antojo hasta que el cristal descendió y ella pudo correr hacia mí para abrazarme.
―¿Cómo fue que lo hizo señorita Wren? ―Regulus hizo que ella se separara para verlo.
―Pude observar entre las llamas un espacio por el que corrí y encontré la tableta, así disipé las llamas.
―Muy bien resuelto, lo hizo de una forma osada e inteligente ―Regulus la halagó y luego se giró a verme ―. Señorita Arcane, es su turno de demostrar que su único talento no es llegar tarde.
No tengo que demostrarte nada.
Pensé mientras caminaba hacía el cuadrilátero. Los cristales volvieron a subir y las luces azules me envolvieron.
―Descubra y siga los patrones, solo así pasará la prueba.
Sentía como las manos me sudaban, en cuanto el holograma se materializó en frente de mí, pude observar un gran cubo de colores neón. Estos se prendían y apagaban de lo que a simple vista parecía una secuencia aleatoria, pero en realidad había un patrón, sabía que estaba allí.
Me concentré en los colores y a medida que se encendían, los repetí en mi mente:
Rojo, amarillo, azul, rojo, rojo, verde, amarillo, azul, azul.
A partir de allí no se repetía, cambiaba su curso completamente. Estaba tardando, sentía el peso de la mirada de Regulus y sabía que deseaba verme fracasar.
Los colores se movían y encendían sin parar, hasta que lo entendí. No había un patrón en los colores, este estaba oculto en cómo se desplazaban. Ocultaban la verdad delante de tu nariz, te hacían ver lo que una persona normal no vería.
Izquierda, arriba, izquierda, abajo...
―Izquierda, arriba, izquierda, abajo, derecha, derecha. ―Comencé a decir mientras indicaba el patrón con las flechas y lo seguía, fue en cuestión de segundos cuando la caja de colores se apagó y el holograma explotó en miles de partículas. El vidrio descendió y una sonrisa se formó en mi rostro, lo había logrado.
Al salir del cuadrilátero, Regulus me observo con una sonrisa ladeada y luego a mis amigas.
―Lo han hecho muy bien, está más que claro que pueden pensar y ver cosas más allá, si me disculpan debo entregar sus informes. ―Se despidió y abandonó la habitación dejándonos a las tres allí.
En cuanto salió, todo el ambiente pareció aliviarse.
―Definitivamente Regulus es más agradable que Lucius ―dije metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
―Lo veremos esta tarde... ―Graycee suspiró viendo hacía otro lado.
―Todo esto me parece algo tan irreal ―la voz de Wren nos hizo voltear hacia ella ―. Me refiero a que hace unos días estaba planeando los asuntos de la universidad y ahora estoy aquí, convirtiéndome en un monstruo.
―Todos somos monstruos en un punto de nuestra vida. ―Gray volvió a desviar la mirada.
―Yo puedo asegurar que ella no, ―defendí a mi mejor amiga. ―Si alguien merece escapar y continuar con su vida es Wren.
―Tú también debes salir y ser feliz Arcane ―la podía notar apagada. ―De todas formas ya no hay plan, ni oportunidades para escapar.
Ella tenía razón, ahora mismo mis intenciones habían cambiado, ya que sabía sobre el asesino de mi padre, llevaría a cabo una venganza arriesgada y golpearía cuando la onda expansiva no dañe a nadie más que a mí misma y a Caleb.
―Aún podemos hacerlo, solo que una de nosotras está atada aquí. ―sabía a quién se refería Gray.
―Y nos vamos juntos, o no nos vamos nunca. ―Wren puso una mano en mi hombro, pero yo la aparté.
―Deberían comenzar a pensar en su supervivencia, yo podría ser una distracción y ayudarlos.
―No digas estupideces Arcane, hasta creería que quieres quedarte. ―Wren me vio preocupada.
No respondí...
No podía mentirle y decirle que quería marcharme. Supe que fue un gran error ya que ella notó que algo andaba mal.
―¿Acaso quieres quedarte? ―continué en silencio desviando la mirada. ― ¡Mierda Arcane! ¿Qué cambió en estos días? ¿Qué sucede contigo?
―¿Acaso no lo ves Wren? ―Graycee habló. ―Arcane tiene algo con el hijo del general.
―¿Qué? ―Me voltee a verla, pero me arrepentí de inmediato, quizás es mejor que ellas crean que esto se trata de un romance prohibido. ―Graycee tiene razón, no puedo irme sin Octavian.
Agh, me doy asco. Si Wren se cree esto, sería un milagro ya que nunca cambiaría mis planes por un chico.
―Así que todo esto es por Octavian... ―por favor créeme. ― ¿Él vale la pena?
―Lo vale, Octavian me ha hecho sentir como nunca nadie me ha hecho sentir.
Alguien se aclaró la garganta detrás de nosotras y al girarme sentí mis piernas flaquear.
♠️♠️♠️
¿Ustedes también sienten ese sudor frío recorrerles la espalda? Porque estoy muy segura que Arcane lo está sintiendo en estos momentos.
Bueno, bueno... Conocimos a otro general ¿cuál les agrada más? ¿Bellamy? ¿Luciel? ¿Regulus? ¿O Caleb? Dejen en los comentarios su favorito ♡.
Nos vemos de nuevo en el próximo capítulo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro