Este libro está lleno de líneas proféticas, donde se mezcla realidades absurdas con una veracidad penosa y repugnante, con una fusión que la amalgama a la ficción, y esta viola todas las leyes de la humanidad.

En ocasiones mis personajes se comportaron como infames a lo largo y ancho de esta historia. Pudo ser indebido, o desesperadamente trivial, pero nunca tuve el deseo de emular la trama.

Presumo que entre mis lectores, algunos de ellos llegaron a sentir tedio al leer algunos términos densos y llenos de mediocridad literaria. O que no llené sus expectativas en cuanto al volúmen de cada capítulo.

Pero personalmente no me provoca demasiado, ese placer estético de una novela prolongada, por esa razón, reparo que cada cual posee una diferente perspectiva, en cuanto contenido y la magnitud. Por esta razón no llegué a fraguar cierto número de palabras.

Cuando escribí «Los Intratables», en el año 2020 , padecí las consecuencias de un virus llamado «Covid-19». En cuanto estuve hospitalizada, no sentí que nada fuese bueno, ni estimulante para comenzar a escribir una nueva novela.

Entonces supe que tenía que plasmar algunos de los secretos que tenía guardados en mi cabeza y colocarlos en una novela, cada uno con su propio algoritmo subliminal.  Por ello, muchas de las situaciones son tan específicas que están en yuxtaposición con la ficción.