HUNTER

Mi historia era larga y desagradable. No me gustaba compartirla. No me gustaba pensar en ella. Pandora me inspiraba confianza, eso era verdad, pero era difícil para mí abrirme ante la gente.

—Yo tampoco he tenido un hogar fijo —confesé—, durante muchos años. De hecho, también tuve que repetir un curso, pero no me importa. La verdad es que me gusta estar aquí.

«Por eso me aterrorizaba marcharme con Emma».

—¿Tienes hermanos?

Asentí con la cabeza.

—Tengo una hermana. Nuestra madre biológica murió cuando yo tenía ocho años —expliqué—, nacimos en el norte de Alemania, pero nos separaron cuando éramos pequeños y acabamos en distintas familias de acogida, en distintos países...

Vi la sorpresa en Pandora sin que ella tuviera que expresarla. Había sabido desde el primer momento que ella, en cierto modo, era como yo. Sentía su incomodidad al encontrarse con demasiada gente a su alrededor, lo había notado en la fiesta, sabía que ella no creía encajar aún allí. Lo sabía porque yo mismo había estado en esa situación tantas veces que me era difícil contarlas todas: un nuevo colegio, un nuevo instituto, sin nadie con quien poder hablar o a quien contarle tus problemas. Con nadie en quien confiar.

—Mis padres me adoptaron a los catorce años. Nadie te adopta con catorce años, todas las familias creen que, a esa edad, después de pasar por el sistema, eres un delincuente y vas a prenderle fuego a sus casas si te dejan entrar.

Intenté decirlo con humor. Pandora no se rio.

—Lo siento mucho.

Negué con la cabeza.

—No hay nada que sentir. Soy feliz, soy muy feliz. Antes de encontrar a mi familia, antes de que ellos me encontraran a mí —me corregí—, pasé por muchos infiernos. Pero todo está bien ahora. —Suspiré después de decir esas palabras y miré al techo—. Quiero decir, todo estaba bien.

Ahora que Emma había desaparecido, todo estaba jodido.

—¿Volviste a ver a tu hermana? —preguntó Pandora.

Me habría gustado confesarle la verdad, pero decidí que no era prudente. Solo Santos lo sabía y, si lo hacía, era porque Emma se lo había contado ella misma. La familia adoptiva de Emma no sabía nada de mí, ella los había convencido para que la llevaran a la Academia San Gabriel. Era posible que decidieran llevársela si descubrían que yo estaba allí, si comprendían que todo había sido un truco por parte de Emma para encontrarme y reencontrarse conmigo.

Aunque, ¿qué más daba ya? Quizás nunca la encontraría.

Me aclaré la garganta y volví a tomar el libro de Lynn Harper en la mano. Me apoyé sobre la pared y lo abrí.

—Será mejor que sigamos con esto. Pronto habremos terminado con todos estos libros.

Pandora no pareció molesta, en absoluto, por mi cambio de tema. Me alegré de que respetara mi decisión de no seguir contándole mi historia.

—¿Crees que llegaremos a alguna conclusión cuando sepamos todo lo que Emma sabía?

—Quiero pensar que sí —respondí.

Tan solo había leído unas cuantas palabras de la nueva página cuando Pandora volvió a hablar.

—Hunter.

—Dime.

—¿Por qué Emma quería salir de la Academia?

Tomé aire antes de contestar e intenté que mi voz no temblara. Creo que lo conseguí.

—Porque tenía miedo —le contesté—. Decía que alguien venía a por nosotros.

Pandora no tuvo más preguntas. Se centró en su libro y dejó de hablar. Aun así, no me pasó desapercibido que su respiración se había acelerado.

⚜︎

¡Hola, amores!
Espero que os guste la historia, gracias por estar aquí, sea cuando sea.

♡ Mil besos ♡