✧ Capítulo 17 ✧
«This night is cold in the kingdom». Alec Benjamin. Let Me Down Slowly.
PANDORA
Hunter tomó aire y las palabras abandonaron sus labios. Me tensé de forma instintiva, sabiendo que estaba a punto de escuchar, por fin, la historia que llevaba días atormentándome.
—Emma y yo habíamos discutido, una vez más. Últimamente era siempre así. Desde que regresamos a la Academia, después de las vacaciones de verano, a duras penas podíamos vernos sin acabar metidos en una discusión.
—¿Por qué? —pregunté.
Algunas parejas eran así: asfixiantes, caóticas. Hacía tiempo que yo no salía con nadie y, cuando lo había hecho, nunca había sido demasiado serio ni largo. Siempre sentía que no terminaba de conectar con nadie, que no éramos compatibles de verdad.
—Emma no quería estar aquí. No quería volver en septiembre, tampoco quería que yo lo hiciera. Estaba planeando una huida: quería que nos marcháramos en mitad de la noche, que desapareciéramos y ni siquiera avisáramos a nuestros padres.
—¿Marcharos? ¿A dónde? —pregunté.
Hunter se encogió de hombros.
—Si lo supiera, ahora estaría allí buscándola. Pero nunca quiso revelar nada, simplemente me decía que debía irme con ella.
—Pero tú no querías hacerlo.
No fue una pregunta, sino una asunción.
Con cierto pesar, Hunter asintió con la cabeza.
—Yo no quería hacerlo.
Eso me sorprendía, debía reconocerlo. Hunter Alexandre, todo un rebelde, todo un chico duro... y se negaba a participar en una aventura cuando se le presentaba la oportunidad.
—¿Por qué?
Me dedicó una sonrisa ladeada.
—Creo que no te quedan más preguntas, Pandora. No abuses de mi generosidad.
Yo bufé y él se rio. Era extraño que se riera, verlo relajado incluso al tratar un tema tan complicado como ese. Pensé que, en realidad, era como si ya no le importara mucho seguir manteniendo su fachada, como si se hubiera dado por vencido.
—De acuerdo.
Él continuó hablando.
—Estábamos discutiendo en el área común mientras todo el mundo continuaba la fiesta en el pasillo. Las puertas de casi todos los cuartos estaban abiertas y la gente pasaba de habitación a habitación, con música, con bebidas... se había hecho bastante difícil seguir hablando sin que nadie nos interrumpiera, por eso nos habíamos retirado de la multitud. La discusión estaba empeorando... y entonces apareciste tú.
Tragué grueso al oír las últimas palabras. Me daba vergüenza averiguar qué había sucedido y por qué había tenido que implicarme en esa situación.
—¿Había bebido mucho? —pregunté.
—Bastante —contestó él—. Nos dijiste que no te atrevías a acercarte a nadie, que sentías que todo el mundo te estaba ignorando.
Sentí que me ruborizaba una vez más. ¿En qué momento se me ocurriría decir esas palabras en voz alta? ¿Por qué no me había ido a mi cuarto directamente si tan mal lo estaba pasando?
—Supongo que ver a Emma te generó algo de confianza. Ya sabes, una cara conocida... —dijo Hunter, bajando la vista. Parecía aún más pensativo de lo habitual.
—¿Y después?
—Emma dijo que necesitabas sentarte y tomar un poco de agua. Tú nos preguntaste que por qué estábamos planeando irnos —continuó Hunter—, al parecer habías estado escuchando la conversación.
Me llevé las manos a la cabeza.
—Qué vergüenza.
Hunter no hizo ningún comentario al respecto, sino que siguió con la historia.
—No me siento orgulloso de lo que sucedió después, pero me asusté al descubrir que nos habías escuchado. Pensé que podía ser peligroso que tú supieras lo que íbamos a hacer, que pudieras contárselo a alguien, y me comporté como un idiota.
—¿Por qué?
—Por cómo te hablé, Pandora. Porque de pronto todo se centró en mí, en que no le dijeras nada a nadie, en mantener el secreto...
Suspiré al escucharlo. No recordaba nada así que tampoco podía estar enfadada. Lo más probable era que jamás lograra recordar esa noche.
—¿Y yo qué hice? —pregunté.
Hunter se quedó en silencio un momento. Después, por fin, habló de nuevo.
—Nada —contestó con un suspiro—. Nada. Emma me pidió que me calmara y que fuera a buscar agua para ti. Me dijo que me estaba comportando como un cabrón y que no regresara hasta haberme calmado. Después me marché.
Mi respiración comenzó a acelerarse al escuchar esas palabras y supe que no quedaba mucha más historia por contarme.
—¿Eso quiere decir que me quedé a solas con Emma?
Hunter asintió con la cabeza.
—Fueron cinco minutos, quizás seis. Tan solo... tan solo bajé al primer piso, le di un par de patadas a la pared, agarré un vaso de agua y cuando regresé, Emma ya no estaba. —Hunter tomó aire lentamente y después me miró de nuevo—. No había ni rastro de ella. Tú estabas en el suelo tendida, con una herida en la cabeza. Estabas sangrando mucho.
La sola mención hizo que la herida me doliera de nuevo. Me llevé la mano a la nuca y noté, de forma ya casi imperceptible, un ligero relieve en mi piel entre mi pelo.
—No había nadie allí que pudiera darme ninguna respuesta, todo el mundo estaba o borracho o en su mundo. Ni siquiera habían acudido ayudarte, nadie había visto nada. Entonces te traje a tu habitación, me aseguré de que seguías consciente, te dejé allí y me marché. Eso fue todo.
De pronto, por fin, algunas de las imágenes tenían sentido. Hunter me había llevado a mi cuarto en brazos, por eso recordaba haberlo tenido cerca, muy cerca, y haber sentido mi piel contra su pecho. Me estremecí al instante y esta vez le mantuve la mirada con firmeza.
Sentí el impulso de acercarme, de quedar frente a frente con él. Pero no lo hice, conseguí controlarme y quedarme allí, sentada sobre mi cama.
Abrí la boca para decir algo, pero ningún sonido salió de mis labios. Me tomó unos segundos más intentarlo de nuevo.
—¿Qué hora era?
—Las doce y media —contestó Hunter.
Me estremecí de nuevo.
—¿Crees que vi a la mujer vestida de negro?
Él asintió con la cabeza.
—No sé si lo que te sucedió fue un accidente o si alguien lo provocó, pero si ella se llevó a Emma, estoy seguro de que tuvo algo que ver con lo que te pasó esa noche.
Durante los siguientes segundos, tan solo me mordí el labio. Me había quedado congelada ante la historia, sentía que mis rodillas temblaban y me alegré de no encontrarme de pie. Hunter no dijo nada, tampoco me miró de nuevo.
Solo al cabo de un par de minutos de silencio, temerosa de que Hunter se levantara de la cama y decidiera marcharse, volví a hablar.
Mi voz sonó demasiado baja, demasiado suave.
—¿Te quedarías a dormir aquí esta noche? —pregunté—. No quiero estar sola.
Y, aunque me pareció humillante tener que pedírselo, Hunter no dudó ni un solo instante en responder afirmativamente.
—No volverá a suceder —me aseguró él con seriedad—. Vamos a encontrar a esa mujer y vamos a encontrar a Emma.
Me habría encantado creerlo, pero no resultaba tan fácil. No después de lo que él me había contado. En ese momento supe que aquello a lo que nos estábamos enfrentando nos quedaba grande, nos quedaba inmenso.
Me tumbé sobre la cama, sin siquiera haberme quitado el uniforme de la Academia. Cerré los ojos cuando mi cabeza tocó la almohada y me giré hacia Hunter, que había comenzado a revisar los papeles de la mesilla de nuevo.
—Gracias, Hunter —susurré.
Antes de cerrar los ojos, vi que Hunter me dedicaba otra pequeña sonrisa.
⚜︎
¡Hola, amores!
Por fin tenemos un poquito más de información de esa noche. ¡Gracias por pasaros por la historia! ¿Os ha gustado el capítulo? Es super inteeeenso.
¡Porfa, no os vayáis sin votar y comentarme qué os parece!
♡ Mil besos ♡
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