Una mujer gritando.
Ha pasado octubre, ha pasado noviembre.
En el disparejo de la vida, yo aun sigo haciendo reformas.
Hace dos días desperté con una desconocida en una cama que no era la mía.
Después de la fiesta y caravana, había cosas que estaban borrosas en el ayer.
Esa escena sobre todo.
Estoy haciendo algo inusual: no cuestiono mi rumbo.
Normalmente pondría entre la espada y la pared mi actitud errática de estos meses.
Pero no siento nada por fuera.
Sin embargo no te confundas, cariño, por dentro hay una mujer que grita.
Mis juntas no han sido las mejores, pero me han sostenido como a Cristo bajado de la cruz.
Y tu, tu has sido como aquel que le da de beber de una esponja.
Ignatia es como un antidepresivo de los buenos, me llega tu recuerdo y el pecho no se me hunde.
Pero te pienso aun, y eso es frustrante.
No hay mas tristeza ni llanto, pero aun estos días te recuerdo toda sonriente a mi alrededor.
Y a veces visito Tumblr para acordarme de los viejos buenos tiempos, donde éramos tu y yo.
Y aun te envío de vez en cuando mensajes con canciones, porque es como visitar una tumba.
Últimamente no siento nada, es como si estuviera entumecida, no hay dolor, tristeza ni afecto.
Últimamente ni los recuerdos buenos me mueven.
Y desperté con esta desconocida, y no hay nada en mi pecho.
Pero sé que aun hay una mujer por dentro gritando.
La escucho todos los días desde hace un tiempo.
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