Es la primera vez en un buen rato que el insomnio apareció, y consigo aquella dupla caótica que hace con tu recuerdo.

He recapitulado todo sobre mi vida contigo y solo una frase sigue parpadeando en mi mente, lo que me trajo a escribir; te prefiero en silencio.

Me gustas más cuando no hablas, cuando te mantienes como una tumba.

Solo así, en silencio sepulcral, me permites tolerar todos tus errores y tus defectos.

Te prefiero así, como has hecho hasta ahora, donde ignoras que existí y no me hablas para nada. Me permites inventarme una imagen de ti que no está rota.

Cuando callas, no me decepcionas.

Justo como las flores que solo muestran su belleza exterior tan inmutables al mundo, no hablan...

Porque si las flores hablaran ¿Perderían su gracia?