Capítulo III: La nueva Secretaría
Aun preocupado por como deje a Lu esta mañana me aboco a mi trabajo. Es la primera semana que Analía va a estar sola trabajando. Y lo único que espero es que sea tan buena como lo es Marina, sino esta semana va ser caótica.
_ Buen día Señor Vanegas, estos son los informes de los peritos de la semana pasada.
_ Gracias Analía, pero por favor decime Eduardo, si me decís señor y mi apellido, me siento viejo.
_ Disculpe, es una formalidad a la que estoy acostumbrada. Y déjeme decirle que jamás podría sentirse viejo, es usted muy joven y brillante.
_ Gracias, decile a Walter que necesito que consigne los cheques que firmo Juan urgente.
_ Si señor ya se lo digo, disculpe Eduardo.
Analía sale de la oficina, sigo trabajando, leo los informes, pero sé que me observa desde su escritorio, hago caso omiso, lo único que me falta es un mal entendido con esta mujer. Aunque debo reconocer es atractiva pero jamás engañaría a mi mujer, aunque soy hombre me gusta disfrutar de la vista.
Las horas de la mañana pasan volando, cojo mi teléfono para llamar a Lu y saber cómo sigue. Por suerte ha estado mejor de ánimo, ya estaba en casa iba a tomar una siesta, y después iría al Hogar a trabajar con las adolescentes. Apenas cuelgo el teléfono entra Juan a mi oficina
_ Edu, pendejo ¿cómo estás?
_ Hola Juan bien, trabajando a full.
_ Veo, ¿sabes que también veo? A la hermosa secretaria nueva que tenés.
_ No me la asustes que hace bien su trabajo.
_ ¡EPA! La queres solo para vos.
_ No digas pavadas, eso jamás pasaría.
_ Si me olvidaba que estas muy enamorado de tu mujer. Pero eso es porque son “nuevitos”, ya se le pasara la pasión y vas a comenzar a mirar a otras mujeres.
_ No lo creo.
_ Vamos Edu tenés que reconocerme que es muy bonita. Mira esas piernas.
_ Ya te dije no la veo así. ¿Pero a que venias? Porque no creo que sea para hablar de las piernas de mi secretaria.
_ No, pero ya que estábamos, hay que decirlo. Venía a decirte que vamos a ir almorzar con el gerente de Cars Inc. Quiero que me acompañes.
_ Me encantaría, pero no puedo, quiero terminar esto y poder salir temprano, Lu está enferma.
_ Está bien, esta vez te perdono, porque no es nada de negocios y porque tu mujer está enferma. Porque si no te llevaba arrastras.
_ Señor Eduardo, dice Walter que ya consigno los cheques y que por la tarde pagan nómina.
_ Bien gracias Analía. Dale esto a María del área de siniestros que ya está aprobado los presupuestos. Que lo pasen por contabilidad para girar los cheques.
_ Bien señor, disculpe Sr. Carrasco, buenos días.
_ Buenos y maravillosos días Analía, bienvenida.
_Gracias, voy a seguir trabajando.
Juan mira a mi secretaria como si fuera un pedazo de carne, pero de él nada me sorprende, no por nada su mujer lo abandono y le pidió el divorcio a los ocho meses de casados. Y ese no fue el primer matrimonio de Juan sino el tercero, siempre fue muy mujeriego. Desde el primer día que lo conocí cuando empecé a trabajar como mensajero para la aseguradora ya veía como se levantaba a las minas de la compañía. Nunca respeto a nadie, pero más allá de ese aspecto era un buen tipo, va buen amigo.
_ Vos tenés sangre de pato pendejo. No podes no admirar esa belleza.
_ Se te hace tarde para tu almuerzo.
_ Te voy a venir a visitar más de seguido.
Juan sale de la oficina y sigue galanteándose con mi secretaria. Debo reconocer es una mujer muy hermosa, de piernas largas, buen físico, se nota que va al gimnasio, que se cuida. Se viste muy elegante, pero a la vez sensual, parece más una mujer de negocios, una abogada, economista, que una simple secretaria.
Es comprensible por qué trae loco a más de uno en la oficina.
_ ¿Le pido el almuerzo?
_ Sí, no voy a salir quiero terminar esto rápido y poder irme a casa.
_ Yo termine todo lo que tenía para hacer, si está de acuerdo puede dictarme los informes y los voy pasando en la computadora, creo que así adelantaremos trabajo.
_ Si es una buena idea, pedí el almuerzo para los dos.
No es mala idea, después de todo con Marina hacíamos exactamente lo mismo. Y lo único que quiero en este momento es poder terminar e irme a casa. Estoy cansado, extrañando mucho a mi Lu, quiero estar en casa, quiero disfrutar de mi mujer, poder cuidarla, como ella lo hace conmigo cuando estoy enfermo.
El día llego a su fin, el trabajo no lo termine. Me preparo para irme. No veo la hora de llegar a casa. Últimamente no tenemos mucho tiempo con Lu para estar juntos, económicamente remontamos, pero el precio es que estemos poco tiempo juntos.
Analía ya se fue, me siento más relajado al ver que es muy capas en su trabajo, y que si bien Marina me hace falta, el trabajo se está haciendo como corresponde.
Camino a casa paso por una tienda de arte, le compro los oleos de colores nuevos que Lu necesitaba, pinceles, hojas y marcadores para que trabaje en el hogar.
Mientras manejo pienso que deberíamos comprarnos un perro, sería bueno tener una vida de quien cuidar, darle cariño, alimentarlo, hacer como una prueba piloto de lo que sería un bebe en nuestras vidas, soy consciente que son cosas totalmente distintas, pero por algo debemos empezar. Nos haría bien compartir nuestro amor con otro ser vivo y así sentirnos más seguros al momento de la llegada de nuestro Topito junior. Primero se lo consultare a Lu, no sé si le gustan los animales, nunca hablamos de eso, y tampoco la vi cariñosa con ningún perro.
Llego a la casa, hay mucho silencio. Si, deberíamos comprar un perro, si tuviéramos uno en este momento no me dejaría entrar, saltaría por todos lados, no hay como el incondicional amor animal.
Al entrar al living veo a Lu llorando en el sofá, con algo en las manos.
_ Lu, ¿qué pasa amor, porque lloras?
En sus manos temblorosas una prueba de embarazo, con una sola rayita, yo no entendía nada. Era positivo, negativo, nunca habíamos hecho una prueba de embarazo así que nunca supe cómo funcionaba.
_ ¿Lu que significa la rayita?
_ Negativo Topito, no hay bebe.
_ Pero amor, ¿te hiciste la prueba porque había dudas?
_ No, bueno lo que pasa es que me sentí mal todo el día, entonces pensé que tal vez estaba embarazada. No sé lo que es estar embarazada, así que tuve la duda.
_ Bueno amor, pero no nos demos por vencidos, todavía hay tiempo. Vamos a ir a ver a un médico.
_ Es que yo pensé que sí, y entonces vos ibas a llegar y te iba hacer muy feliz la noticia.
_ Eso seguro Lu, pero esta situación también me pone feliz.
_ ¿Qué? Ahora no queres tener un hijo me queres decir.
_ No Lu, me pone feliz porque quiere decir que no solo yo estoy pensando en la idea de ser padres que vos también lo deseas.
_ Obvio que sí, ya me convencí, nosotros vamos a morir juntitos.
Esa noche solo pedimos comida, no había ganas de cocinar de ninguno de los dos, yo estaba rendido por el trabajo, Lu fatigada por no haber podido descansar la noche anterior, y a eso hay que sumarle su frustración de no estar embarazada que la dejo sin ánimo.
Nos dormimos abrazados, Lu seguía llorando, yo afligido porque, qué pasaría si no pudiéramos tener hijos. Sacudo la cabeza sacando esos pensamientos negativos, nada se interpondrá en nuestra felicidad.
Que exquisita sensación de tener entre mis brazos a mi pequeña Lu, de verla dormir, de sus muecas, sus ronquidos. Toda su naturalidad me enamora.
_ ¿Qué es este mensaje Eduardo?
Lu me despierta a los gritos agitando mi celular en sus manos, aun dormido agarro mi celular y con un ojo abierto miro de que se trata. Era un mensaje de un número desconocido que decía: “Edu llego diez minutos más tarde de la hora acordada, por favor no te enojes, te prometo que ahí voy a estar, no te preocupes te recompensare”
Estaba más que perplejo, no tenía ni la más mínima idea de que se tratara, no podía decir que no era para mí, porque mi nombre estaba escrito.
_ Para Lu, no sé qué es esto. Tranquilízate por favor.
_ ¿Qué me tranquilice? Soy una guampuda. Soy una pelotuda por creer que eras distinto a los otros tipos. No me podes cagar así Eduardo, salí déjame no me toques.
_ Para Lu hablemos, te juro mi amor no sé qué es esto.
La sostengo del brazo, mala idea, que buen derechazo tiene mi pequeña mujer.
_ Te dije que no me toques Eduardo. Qué asco que me das, te andas revolcando con una puta, o tal vez con varias putas. De seguro tenés más de una amante, y yo acá pensando que éramos felices.
_ Pero Lu somos felices, esto no es lo que vos estás pensando.
_ No te quiero escuchar más, me voy.
En bóxer salgo corriendo tras de ella, mis esfuerzos para que se quede son en vano, Lu está llorando, maldiciendo, gritando, no quiere que me acerque, me tira cosas para que no la siga. Está totalmente fuera de sí, no me escucha. Vuelvo para ponerme unos pantalones, y ella sube al auto de Nacho, maldito oportunista, que viene a socorrerla. Me vuelvo loco, no sé qué hacer, si la sigo se va a enojar más, y si no lo hago este imbécil gana terreno, pero que estoy pensando Lu está enojada pero me ama. Vamos a solucionar esto, o al menos quiero creer que así será. Desde que nos casamos con Lu nunca tuvimos una pelea como está por celos, siempre me controló si miraba otra mujer, pero jamás encontró nada raro en mi celular. Nunca le di motivos para desconfiar, pero bueno, es mujer por naturaleza nunca confían en los hombres.
Y ahí estaba sin saber qué hacer, sin saber a donde pudo haber ido, comiéndome la cabeza al saber que estaba con Nacho, que sabía quería estar con mi mujer. Tomo el celular y llamo a Luis, ella tiene que estar con él.
_ Hola Luis, quiero hablar con Lu.
_ Hola Eduardo, mira Lu no está acá, pero ya me llamo y me conto lo que paso.
_ Luis yo puedo explicarte_ no me deja terminar la frase
_ No tenes nada que explicar, sos hombre, se lo que es ser hombre. Pero déjala que se tranquilice, va ser lo mejor.
_ No, Luis no es lo que vos estas pensando, yo no engañe a Lu, jamás lo haría, y si soy hombre, y como hombre respeto a la mujer que amo, y más a Lu que siempre me dio todo. Esto es solo un error, no sé quién me mando ese mensaje.
_ Mira Edu, como te dije no me debes explicaciones sino a mi hija. Déjala que se calme y después búscala, pedí las disculpas que tengas que pedir y solucionen todo, un desliz lo tiene cualquiera.
_ Está bien Luis, pero por favor avísame cuando está en tu casa, quiero estar tranquilo sabiendo que esta con vos. Chau
¿Qué un desliz lo tiene cualquiera?, como el padre de mi esposa puede decirme algo así. Él no me creía, y no solo eso, de alguna forma muy extraña justificaba mi supuesta traición a su hija, porque él sabe lo que es ser hombre, yo no soy todos, yo amo a mi Lu, jamás la engañaría. Estoy dudoso de que hacer, ir a la casa de Luis complicaría las cosas, o tal vez no, ¿pero qué estoy diciendo? sí que las complicaría. El despertador interrumpe mis pensamientos, debo ir a trabajar, ¿pero qué hago con Lu? Lo mejor que puedo hacer es pensar las cosas con la cabeza fría, tratar de solucionar esto de la manera más inteligente posible.
Son más de las 10:00 am y Luis no me ha llamado, y eso significa que Lu sigue con Nacho. O ella no quiere que yo sepa dónde ir a buscarla. No puedo seguir comiéndome la cabeza, así que llamo a Luis una vez más.
_ ¿Hola Luis Lu esta con vos?
_ Hola cuñado, no Lu todavía no llego, ni siquiera sabía que iba a venir.
_ Matías tuvimos una pelea con Lu y pensé que iba para allá, pero por lo visto está en otro lugar.
_ No te preocupes cuñado Luciana es así, se enoja pero se le pasa enseguida, ya aparecerá. Cómprale algo y te perdona, sabes que le gustan los detalles.
_ Si tenes toda la razón. Bueno cuando llega me avisas por favor.
_ Si no te hagas problema.
Estoy confundido, enojado, furioso, y pensando estupideces. La idea de que en este momento Nacho la esté consolando me enfurece. Pero que idiota tal vez esta con Karina, seguro que esta con ella llorando. La voy a llamar.
_ Hola
_ Hola Karina soy Eduardo, ¿está Lu con vos?
_ No.
_ ¿Tenés idea de dónde puede estar?
_ La verdad no, y si supiera tampoco te lo diría, yo sabía que eras una basura, que en cualquier momento la engañarías, o mejor dicho que se te iba a descubrir pronto.
_ No digas estupideces, jamás la engañe, es todo un mal entendido. Deja de mentirme y pásame con ella.
_ Lucy no está acá, me llamo para contarme lo que paso, le dije que viniera y me dijo que no porque estaba segura que vendrías a buscarla.
_ Esto es simple o me pasas con ella o voy a tu edificio y hago un escándalo hasta que salga.
_ Eduardo me encantaría que este acá, pero al igual que vos no sé dónde está ni con quien, y eso también me preocupa, y si queres venir a hacer escándalo hace lo que quieras, de vos ya nada me sorprende.
_ No me interesa que me creas, pero es la verdad no la engañe.
Karina cuelga el teléfono sin dejarme terminar de hablar. Me rodeo la cabeza con las manos y me inclino sobre el escritorio, totalmente perdido. Sin más ideas de donde buscar, me irrumpe mi secretaria nueva, cuando llegue ni me fije por ella, creo que tampoco la salude.
_ Hola Edu, ¿necesitas algo?
_ No Analía, si necesito algo te aviso, quiero estar solo.
_ Si, veo que tenés mucho trabajo, no quiero molestarte pero como desde hace un rato te veo haciendo llamadas, pensé que tal vez podía ayudarte con algo.
_ Sí, no, la verdad las llamadas son personales y en eso no podes ayudarme.
_ Lo siento no quise ser inoportuna. ¿Recibiste mi mensaje esta mañana?
_ ¿Eras vos?
_ Si, ¿no te aclare que era yo?
_ No.
_ Discúlpame, no era mi intención llegar tarde solo que tuve que ir al médico para hacerme unos análisis, y ayer por la tarde no pude decírtelo entonces te avise esta mañana. Pero no te preocupes yo voy a quedarme hasta más tarde, así te devuelvo las horas.
_ No, está bien, solo que la próxima vez me encantaría que me digas que sos vos. Así me ahorro unos problemitas.
_ ¿Problemas?
_ Sí, no importa. Tráeme las pericias que tengas de la semana pasada para evaluarlas y autorizar.
_ Si ya te las traigo y una vez más disculpas.
¿Disculpas? Tanto le costaba a esta mujer escribir en el mensaje que era ella, me hubiera ahorrado la discusión con Lu y no tendría que estar en esta situación. Las dudas fueron disipadas, solo me queda encontrar a mi esposa y aclarar la situación, ¿Pero cómo?, el celular de Lu sigue apagado, en casa de su padre no está, con Karina tampoco está. Ya llame a su trabajo y tampoco fue. Debo ponerme a trabajar, necesito salir de acá lo antes posible e ir a casa a ver si está ahí.
Pasada las seis de la tarde, cuando estoy preparándome para irme Analía entra a la oficina diciéndome que no se sentía bien, que si podía retirarse un poco más temprano, esta pálida, y aparentemente mareada, le pregunto si quiere que llame a emergencia o algo, dice que no, que tomara un taxi y se irá a su casa, pero no puedo con mi genio la veo muy decaída, así que me ofrezco a llevarla, primero se niega, vuelvo a insistir y esta vez si accede. No es nada raro en mí en más de una ocasión la he llevado a Marina hasta su casa cuando salíamos muy tarde, o cuando su marido no podía buscarla porque se encontraba fuera de la ciudad. No podía dejarla ir sola en ese estado, no me perdonaría jamás si le pasara algo.
Camino a su casa Analía apenas se sostenía en la moto, no estaba seguro si era por su estado o si se encontraba incomoda. En el primer semáforo cuando vuelvo a dar marcha a la moto ella casi se cae, así que me orillo para cerciorarme que este bien.
_ ¿Analía estas bien?
_ Si Edu solo me resbale un poco.
_ Y agárrate fuerte.
_ ¿De dónde?
_ De mi cintura, donde más.
_ No quiero ser atrevida, después de todo sos mi jefe._ sonrió.
_ No te preocupes, lo que menos quiero es que te caigas.
Se sostiene fuerte de mi camisa, como si no quisiera tocar mi cintura, vuelvo a emprender camino, sin sobresaltos llegamos a su departamento que quedaba sobre la Av. 9 de julio, ella se baja busca sus llaves en el bolso, nos despedimos y doy vuelta para emprender mi camino a casa con la esperanza de que mi Lu este ahí.
Al llegar me apresuro a abrir la puerta y todo está tal cual lo deje, busque por toda la casa, mi Lu no estaba. La desesperación, la bronca, el miedo, una mezcla de sentimientos se apoderan de mí. Pensé que Lu iba a recapacitar y que volvería a casa, pensé que por una vez en su vida dejaría de ser tan pendeja y analizaría las cosas con la cabeza fría, que podría al menos darme la oportunidad de que le aclarase todo. Pero no, seguía tan chiquilina como siempre, tan caprichosa, tan impulsiva, ¿Y mi derecho a réplica donde quedaba? ¿Porque tenía que resignarme siempre a que el culpable era yo?
Me quede sentado en la oscuridad de la sala pensando que haría si ella no volvía, si no podía explicarle las cosas, ¿nuestra vida siempre seria así? ¿Siempre seria el culpable de todo?
Me siento mal en este momento Lu está sufriendo, pensando que la engañe, yo nunca quise lastimarla, soy una mierda por causarle dolor a Lu. No tendría que haberla dejado marchar esta mañana, tendría que haberla seguido así estuviera en bóxer. ¿Cómo no impedí que subiera al auto del estúpido de Nacho?
Comienzo a tener frio, me voy a la habitación, me recuesto en la cama, las sabanas aún tienen el perfume de mi amada Lu, de mi caprichosa e impulsiva Lu, giro la cabeza y veo que en la mesa de luz hay un sobre, cuando me fui esta mañana no había nada, al tomar el sobre y sacar el papel arrugado que estaba dentro me doy cuenta que es una carta de Lu.
“Eduardo me voy, sos el único hombre que ame en esta vida, soñé que moriría a tu lado pero con tu traición me di cuenta que yo no lo era para vos. Te deje esta carta porque no me dan las fuerzas para tenerte frente a mí sin poder desarmarme en llanto, esta tarde pase por tu oficina para que podamos hablar y solucionar esto y te vi irte con tu amante. Desde la muerte de mamá nunca pensé sentir un dolor tan grande como cuando te vi y supe que te perdí. Que esa mujer te robo de mi lado, que conquisto tu amor. Gracias por lo feliz que me hiciste, no me busques me voy, volveré cuando este fuerte para hacer efectivo el divorcio. Se feliz Topito, que ella te haga feliz como yo no pude hacerlo”.
No Lu, como podes pensar que yo deje de amarte que te estoy engañando, que no me hacías feliz, si vos sos mi mujer, mi esposa, mi amiga, mi todo. Sos la única mujer con quien quiero pasar el resto de mi vida.
Estoy triste y a la vez enojado, nunca pensé que Lu podría creer que yo seria capaz de engañarla. Después de tantos años juntos aún no me conoce, me enoja esta actitud pendeja que tiene.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro