El "Horizonte" llegó al sistema estelar de los Cethirianos para encontrarse con un escenario de caos y destrucción. Los Devoradores de Mundos habían desatado su furia sobre los planetas habitados, consumiendo la energía vital de todo lo que encontraban a su paso. La batalla por la supervivencia ya estaba en marcha cuando la nave humana se unió a la lucha.

Evelyn y su equipo se sumergieron en la refriega, trabajando en estrecha colaboración con los Cethirianos y otras especies aliadas para repeler la invasión de los Devoradores de Mundos. La batalla era feroz y despiadada, con el destino de todo el sistema estelar pendiendo de un hilo.

Mientras el "Horizonte" luchaba en el espacio, el equipo de tierra se abrió paso a través de los terrenos devastados de los planetas atacados, buscando sobrevivientes y organizando la resistencia contra los invasores. Se encontraron con valientes combatientes Cethirianos que se negaban a rendirse ante la oscuridad, y juntos formaron una fuerza unida contra la amenaza común.

Pero a medida que la batalla se intensificaba, Evelyn y su equipo se dieron cuenta de que los Devoradores de Mundos eran una fuerza implacable que no podía ser detenida fácilmente. Sus ataques eran brutales y coordinados, y parecían no tener fin. A medida que la lucha se prolongaba, la moral de la tripulación comenzaba a flaquear.

Sin embargo, Evelyn se negó a rendirse ante la desesperación. Inspirando a su equipo con su liderazgo valiente y su determinación inquebrantable, los instó a seguir luchando incluso en los momentos más oscuros. Sabía que la esperanza aún no se había perdido y que la galaxia dependía de su perseverancia y coraje.

Con el destino en juego, la tripulación del "Horizonte" se preparó para darlo todo en una batalla que decidiría el futuro de la galaxia.