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Capítulo 4: El idiota de ojos verdes

El lunes llego mucho antes de lo esperaba y a ninguna parte de mi cuerpo le hizo gracia. Para mi suerte había heredado el control de mi lado materno, una ventaja que me permitió ir a la escuela y no atrasarme; aunque si hubiera sabido lo que me esperaba ese día me hubiera quedado en la cama. 

Me levante con mucho esfuerzo, antes de ponerme el horrible uniforme de la escuela para poder desayunar. Una taza de café, unas tostadas con algo de huevos y tocino, y para completar mi nueva dieta un rico y más que nutritivo vaso de sangre.

Antes de poder llegar a la escuela, tuve que recibir el sermón de mi madre en el desayuno y el de mi Tío en el camino hacia la escuela, porque como mi moto estaba completamente destruida, debía ir con mi queridísimo tío que se ofreció alegremente a humillarme aun más ante mis compañeros. 

Y mi día podría haber comenzado a ir mejor, pero no fue así. Lo primero que me dijo mi amiga fue que había un chico nuevo en la escuela, que como no podía ser más cliché, era el mismo que me había chocado el viernes. Las palabras de mis tíos y sobre todo de mi madre me taladraron la cabeza, todo el fin de semana diciéndome que controlara mis impulsos más sangrientos y el maldito idiota que me había prácticamente convertido en vampiro caminaba tranquilamente por la escuela sin un ojo morado.

Entenderán fácilmente porque no era el mejor lunes de mi vida, aunque siendo lunes que se podía esperar. Al final de la ultima hora todos comenzaron a salir y yo estaba haciendo lo mismo, pero de casualidad observe a mi presa, escabullirse hacía donde estaba el gimnasio, sonreí débilmente antes de frenar y mirar a mi amiga.
-Sabes, debo ir al baño, Espérame a fuera y si vez a mi tío dile que tu me llevaras a casa, ¿Si?- ella me miro algo confundida pero finalmente accedió. Me aleje de ella a paso tranquilo, hasta que la perdí de viste y pude utilizar mi nueva velocidad para alcanzar al chico justo cuando entraba a la piscina del colegio, ese día no había practicas así que era una buena oportunidad y probablemente una idea suicida, pero yo quería sangre y tendría sangre.
-Hola- salude tranquilamente tras cerrar la puerta, él se tenso por un segundo antes de reconocerme. Estaba sentado en la piscina con los pies en el agua. Por solo un instante reconoci que era un suicidio estar ahí, pero rápidamente descarte ese pensamiento gracias a la vocesita de mi cabeza que pedía sangre a gritos.
-¿Qué haces aquí?- interrogó muy tranquilo.
-Vine a matarte- y en retrospectiva no fue la mejor elección de palabras, ya que en menos de tres segundos el chicos estaba parado frente a mi con una espada en su mano.
-Quiero verte intentarlo- sonrió burlón, antes de que los dos nos introdujéramos en una más que hermosa batalla a muerte. 

Sabía que dejar que mis emociones me dominaran era malo, mi madre y todo el resto de mi familia me lo recordaban a diario. Pero no había tomado demasiada conciencia de lo que significaba, hasta que por fin había acorralado al idiota de ojos verdes entre mi espada y la pared, estaba completamente desarmado y yo estaba lista para matarlo; pero el agua de la piscina me rodeo para después arrastrarme hacía ella; abrí los ojos con sorpresa dejando caer la espada por culpa de que él agua me estaba presionando con fuerza la muñeca.
-Eres hijo de...- no pude terminar de hablar porque ya estaba bajo él agua, maldiciendo a mis ancestros, ya que en cualquier otra situación el agua no sería un problema, pero con mis genes, las piscinas y cualquier lugar que contenga agua que me llegara a cubrir por completo era un arma letal.
-¿Quien eres?- interrogo cuando estuvo frente a mi debajo del agua, claro él no tenía problemas con eso porque podía respirar tranquilamente, yo en cambio me estaba ahogando, mientras el agua me inmovilizaba no estaba segura si era el quien lo hacía o el agua sola a causa de mi maldición, además el cloro de la pileta estaba haciendo arder las heridas de la batalla- ¿Quién eres tu?- volvió a encararme; como si no se diera cuenta que me estaba ahogando; moví los labios para tratar de modular "Aire" él pareció entender, así que me tomo de la cintura para que pudiera sacar la cabeza a fuera- ¿Quién eres?
-Sácame de aquí- ordene en una posición en la que claramente yo no tenía la ventaja.
-No, hasta que me respondas- advirtió, pero el muy idiota aprendió una muy valiosa lección ese día, en el momento exacto en que el mismo agua me llevo hasta el fondo de la piscina; la sorpresa duro unos instantes impidiendo que él me sacara rápidamente de allí. 
-Idiota...- me queje cuando caí en el sucio piso del costado de la piscina, tosiendo agua mientras intentaba recuperar el aliento.
-Un gracias bastaba- soltó con ironía.
-No me hubiera estado ahogando si tu no me hubieras lanzado allí- me queje negándome completamente a agradecerle a ese maldito idiota.
-Como iba a saber que no sabias nadar- rodee los ojos porque ese no era el problema exactamente- Además tu eras la que me querías matar- estaba dispuesta a responder, pero tenía hambre así que me lance hacía él tomándolo desprevenido, lo deje tendido contra el suelo reteniendo sus muñecas para poder beber un poco de su cuello, solo un poco no quería matarlo, eso me traería muchos problemas.
-Gracias- le sonreí tranquilamente apartándome de él, sus ojos verdes destellaban ira y confusión, mientras cubría su hería con la mano.
-¿Qué mierda hiciste?- inquirió, estaba molesto y yo cansada, podría haberle dado un poco de mi sangre para que se curara, pero pensé que el agua sería una mejor opción para él. Así que moví mi mano para que una pequeña esfera de agua saliera de la piscina y se acercara lentamente hasta su cuello él aparto la mano y me dejo dirigir la esfera que rápidamente lo curo- ¿Cómo puedes hacer eso?
-Soy legado de Poseidón- explique tranquilamente mientras recogía mis cosas, ya que en ese instante recordé que mi amiga me estaba esperando.
-Casi te mueres ahí abajo- me recordó, yo sonreí divertida dándole una rápida mirada.
-Si, es que yo no puedo estar en su territorio, tenlo presten la proxima vez- y sin esperar respuestas salí en busca de mi amiga.

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