Capítulo 3: Tenemos que hablar, ¿Quién no lo odia?
Desperté con los rayos de luz chocando contra mi cara. Me removí en la cama con un gruñido mientras me refregaba los ojos. Odiaba las mañanas, odiaba las mañanas en las que me despertaba completamente desorientada sin recordar lo que había pasado la noche anterior. Pero definitivamente lo que más odiaba era despertarme con el recuerdo de que un idiota de ojos verde mar me había derribado de mi moto y había despertado los instintos más primitivos que se encontraban en el interior de mi ser.
Con toda mi fuerza de voluntad me levante de la cama para poder darme una ducha, en un más que exitoso intento de despertarme, me seque y tome lo primero que encontré en el armario, unos jeans negros y una remera mangas cortas del mismo color, me mire al espejo al estar completamente vestida, mi cabello color caramelo esta completamente mojado y enmarañado, tome el cepillo del tocador y casi me quejo calva por la vinolencia con la que quite los nudos de mi cabello pero al final lo logre, le sonreí a mi reflejo como diciéndome a mi misma, "todo va a estar bien" pero mis ojos mucho más oscuros que de costumbre no me dio seguridad, normalmente el tono de mis ellos era un azul turquesa y no un azul noche como en aquel momento. En el espejo de mi tocador estaba una antigua foto de mi padre con sus hermanos, tenían más o menos mi edad en esa foto y se veían felices, era extrañó pensar que se podía extrañar a alguien al cual no conoces, pero cada miembro de mi familia no había superado su muerte a pesar de tantos años y de alguna forma yo me había convertido en su salvavidas y al mismo tiempo en el constante recordatorio de que ellos no estaban allí.
-Tesaría- Llamo Jace del otro lado de la puerta me quede quieta y regule mi respiración para que el creyera que seguía durmiendo, pero no me creyó, es más entro a la habitación con una sonrisa divertida- ¿Intentabas engañar?
-Tal vez, ¿Tan mal lo hice?- inquirí, él se acercó hasta mi y puso una mano en mi hombro mirándome a los ojos.
-Terriblemente mal- rodee los ojos intentando apartarme de él, pero su mano me inmovilizo de ante mano.
-Tu cabello esta horrible y tus ojos, dioses. ¿Tan mal te levantaste esta mañana?
-Te odio, lo sabes- tome su muñeca y la doble hasta casi quebrársela.
-No es cierto, soy tu tío favorito- el hizo una pausa para acomodar su muñeca de vuelta a su lugar- sabes tu tío tenía la maldita costumbre de romperme la muñeca bastante seguido, sabes.
-Sera ¿Por qué tus manos nunca están donde deben?
-Cariño al único lugar que irán mis manos, serán a arreglar ese cabello, Ahora siéntate- solté un largo bufido e hice lo que me dijo, no estaba de humor para discutir, y si él había mencionado a Marcos era muy probable que si le llevaba la contra la que terminara con huesos rotos sería yo y una vez a la semana era suficiente.
Después de que mi tío dejara mi cabello seco y desenredado; me sonrió de lado, abrazándome por detrás, nos quedamos allí en silencio por unos minutos, era un silencio cómodo y tranquilo, completamente útil para calmar mi malestar emocional.
-Vamos a comer algo, ¿Si?- yo asentí poniéndome de pie, para ir hasta la cocina junto con él. Allí estaba mi madre y Walter sentados en la mesa de la cocina, con una taza de café cada uno, completamente perdidos en sus memorias.
-Buenos días- salude con una pequeña sonrisa, cuando ellos me miraron note las grandes ojeras en sus ojos, lo que significaba que la discusión que había oído antes de quedar inconsciente en mi cómoda cama, había durado mucho más tiempo.
-Buenos días- contestó mi madre poniéndose de pie para dejar un corto beso en mi frente- Siéntate tenemos que hablar- odia esas palabras y más si se trataba de mi vida sobrenatural, un "tenemos que hablar" en un día normal podría ser que saque una mala calificación o que olvide limpiar mi cuarto, pero cuando se refería a la parte más compleja de mi ser, nunca eran buenas noticias. La primera vez que ella dijo esas palabras tenía seis años y llevaba semanas preguntando quien era mi padre, pero no me dijo nada hasta que golpee a uno de mis compañeros de clases, el pobre estuvo una semana en el hospital y después de eso mi abuela y los demás comenzaron a entrenarme, para poder manejar mis habilidades y controlar lo mejor posible mis emociones.
-¿Quieres un poco de café?- interrogó, me limite a asentir mientras tomaba asiento junto a mi tío, mientras mi madre dejaba una taza de café caliente frente a mi.
-Cariño debemos hablar sobre...
-Lo se- la interrumpí, antes de que comenzara con un sermón que no quería escuchar y que ella no quería decir, ir directo al grano y pasar rápidamente a mi educación sobrenatural sería lo mejor para todos, más un porque la próxima semana tenía algunos exámenes que era importante aprobar- se lo que paso y entiendo- mi madre frunció el ceño en clara señal de desaprobación.
-Tess es importante que entiendas...- comenzó mi tío Jace pero lo interrumpí.
-Lo entiendo, pasemos a la parte donde me ayudan a controlarlo ¿Si?- ellos lo dudaron un instante pero terminaron accediendo- ¿Y mi mochila?- interrogue.
-En el sofá- contesto mi madre, así que me puse de pie con taza en mano, para ir por mi teléfono, cuando lo encontré no pude evitar gritar horrorizada al ver que la pantalla estaba prácticamente destrozada.
-Tessaria- gritaron mis tío llegando hasta mi- ¿Qué sucede?- sentí una lágrima caer por mi mejilla y no me culpen soy una adolescente.
-Era nuevo- me queje, a ninguno de los dos le hizo gracia.
-¿Estas llorando por eso?- inquirió Jace, viniendo hasta mi tomando mi teléfono entre sus manos, para encenderlo; cosa que milagrosamente paso- Eres demasiado exagerada, lo sabes- en algún punto tenía razón, pero una vampiresa adolescente recién convertida, se entera que su celular nuevo esta roto, ¿Cómo creen que reaccionarían ustedes en mi situación?
-Déjala- lo regaño su hermano viniendo hasta mi, mientras acariciaba mi cabello- Te voy a comprar otro ¿Si?- asentí secando mis lágrimas; antes de arrebatarle el teléfono a mi tío para encerrarme en mi cuarto; para poder llamar a mi amiga.
-¿Hola?- interrogó con una más que notable voz de dormida.
-Hola, ¿Cómo estas?- salude, antes de beber un trago.
-¿Donde estas, perra estúpida? te llame todo el día- la dulzura de mi amiga era tan notable.
-Lo siento, se me cayo el teléfono ayer, la pantalla quedo prácticamente destruida y olvide avisarte- explique omitiendo lo del accidente.
-Te perdono, pero solo por esta vez- Sonreí de lado- ¿Vamos al cine?
-No puedo, salida familiar de finde semana- explique, omitiendo nuevamente las razones.
-Odio tus viajes de finde semana, me roban a mi amiga- me reí sin poder evitarlo, a pesar de que nos conocíamos hace años nunca le dije la verdad, porque bueno, no quería sermones.
-Lo se, haré lo posible para podes vernos el lunes después de la escuela ¿Si?
-Esta bien, adiós- y sin dejarme contestar me corto. Bebí el ultimo trago de mi café, antes de ponerme unas cómodas deportivas negras y atarme el cabello en una perfecta cola alta; solté un suspiro antes de salir de mi habitación.
-Estoy lista- avise a los tres adultos en la habitación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro