Me desperté de un salto, tomando una gran bocanada de aire, antes de empezar a hiperventilar. Dorian llego junto a mi obligándome a verlo a los ojos.
-Tranquila, ya estás bien. Solo respira- me calmo con voz dulce.
-Gracias- agradecí una vez que logre volver a respirar normalmente- ¿Qué pasó?
-Te desmayaste- respondió con una sonrisa divertida- ¿Qué es lo último que recuerdas?
-Me llevaste a casa después de la escuela- respondí tratando de hacer memoria pero todos mis recuerdos se entre mezclaban y se borraban antes de que pudiera recuperarlos por completo.
-Esta bien- aseguró acariciando mi cabello con una pequeña sonrisa de lado- Descansa un poco- negué levantándome con dificultad de la cama.
-Quiero volver a casa- un ligero negro opaco el verde de sus ojos por un pequeño instante antes de que sonriera nuevamente.
-¿Y si te preparo algo de comer?¿Que opinas?- sonreí débilmente.
-Llevame a casa, por favor- él se mantuvo quieto ahogando lo que sea que quisiera decir y estaba dispuesta a correr hasta la ventana pero caí a medio camino para mi suerte mi cabeza no golpeó el suelo porque Dorian me atrapó al vuelo con una velocidad más similar a la de un vampiro que la de un semidios- ¿Dorian?- indague confundida, mientras me devolvía a la cama.
-¿Si?
-¿Qué esta pasando?
-Nada, ¿por qué lo preguntas?- no conteste él me sonrió tranquilamente y me devolvió a la cama- quédate aquí traeré algo de comer- y sin darme tiempo a contestar salio de la habitación dejándome sola. Suspire cansa, antes de mirar a los dragones de mis manos.
-¿Qué esta pasando?- indague esperando que alguno pudiera explicarme que estaba pasando. Pero si me iban a responder Dorian no les dio tiempo.
-¿Estas mejor?- indagó entrando a la habitación con una bandeja llena de comida que dejo en mis piernas.
-Dorian ¿Donde esta mi familia? ¿Qué estoy haciendo aquí?- el negro oscureció sus ojos por unos segundos entes de que sonriera.
-Te desmayaste de la nada así que te traje aquí, no quería que tu familia me matará si te veía inconsciente al llegar- explico apresuradamente, algo no estaba bien pero no podía saber que era y cada vez que intentaba recordarlo mi cabeza amenazaba con estallar.
-Bueno, pero ya es muy tarde- le dije mientras apartaba la bandeja dejándola sobre la pequeña mesa de luz- quiero ir a casa- él me sonrió.
-Quete esta noche- su voz sonó más suplicante de lo que esperaba, "quedate" ordenó la voz de mi tía en mi cabeza, lo que me preocupo aun más, "que paso que no recuerdo" pensé inquieta "porque todos actuarán tan raro"
-Bien me quedare- él me regalo una gran sonrisa y un ligero brillo recorio su mirada.

El resto del día paso tranquilo, Dorian se aseguró de que comiera y me diera una buena ducha que me ayudó a relajarme bastante pero no lo suficiente. Además habia traido mis cosas de la escuela y un par de mudas de ropa como si supiera que esa noche me quedaría allí, le envié un mensaje a mi madre para avisarle que me quedaría a pasar la noche con él pero nunca contestó. Mis tíos y mi padre no volvieron a decirme nada mientras que Dorian se comportaba extrañamente sobreprotector conmigo.

Al día siguiente llegamos bastante temprano a la escuela y mi amiga estaba en la puerta esperándonos.
-¿Cómo estuvo su día?- inquirió burlona.
-No como te lo imaginas- aseguró Dorian con diversión.
-Bueno, dime entonces- pidió mirándome fijamente- ¿Qué pasó con tu tío?- la mire arqueando una ceja- oí que hoy empieza un nuevo maestro que lo remplazara indefinidamente.
-¿Qué?- inquirí sorprendida.
-¿No lo sabias?- solo negué en respuesta, no estaba muy segura de lo que pasaba pero estaba segura de que algo estaba pasando.
-No lo veo desde...- me quede callada tratando de recordar y eso hizo que me diera un muy fuerte dolor de cabeza, lo que me hizo gritar.
-Tess ¿Qué te pasa?- interro mi amiga preocupada, mientras pasaba la mirada de Dorian a mi. El dolor aumento y caí de rodillas.
-Duele, duele mucho- me queje Dorian me abrazo por los hombros, mi garganta se seco de golpe- tengo que salir de aquí- advertí con desesperación. Mis amigos se miraron entre ellos antes de tomarme por los brazos y arrastrarme hasta el auto.
-Sabes conducir ¿Verdad?- inquirió Dorian mirando a mi amiga que asintió. Él le pasó las llaves de su auto mientras se metía en la parte de atrás conmigo.
-¿Donde vamos?- interrogó Alexandra mientras salía del estacionamiento de la escuela, yo seguía retorciendome en el asiento.
-Un lugar que este muy alejado de las humanos- respondió Dorian abrazándome con fuerza haciendo que escondiera mi cabeza en su pecho, el olor a mar empezaba a calmar el dolor- no piensen en lo que paso ayer-me susurro en el oído, tenia la sensación de que algo malo había hecho y que el universo me lo estaba ocultando y con el universo me refería a mi padre, mis tios y Dorian.
-¿Qué hice? Dime por favor- supliqué levantándo mi cabeza para verlo a los ojos.
-Olvidalo- negué olvidar me estaba lastimando o tal vez recordar lo hacía.
-¿Te lastime?- inquirí él se limito a negar débilmente- ¿Entonces? ¿Por qué estás tan diferente?- pregunte con un tono aniñado, él me acaricio la mejilla y dejo un corto beso en mis labios, sus labios sabían distintos, sus besos eran distintos. Cuando me aparte sus ojos estaban negros y mi sed volvió con un mar de recuerdos demasiado doloroso para soportarlos.
Recordé como lo había mordido el día anterior, como casi muere por mi culpa y como morí yo. Mis ojos se llenaron de lágrimas que no tardaron en comenzar a caer. Después de dos segundos otros recuerdos me invadieron, unos que no eran míos. Me vi a mi misma entre los brazos de mi tío, sentía la ira que no era mía, también me vi muerta en la cama de Dorian, sabía que eran sus recuerdos no los míos.
-Aquí estaremos bien- advirtió mi amiga- nadie esta aquí un día de semana tan temprano.
-¿Dorian en que te convertí?