En el mes siguiente volví a tener múltiples enfrentamientos con mounstro en múltiples lugares como, un cine, un teatro, el baño de la escuela, el baño del cine, el baño del teatro, otro baño de la escuela, en un museo, los vestuarios del gimnasio, en el baño del café; realmente pueden pasar muchas cosas en un baño de chicas.
Pero aquella vez fue diferente, estaba sola en el gimnasio de la escuela, las clases habían acabado, pero por un pequeño incidente en la clase de quimica, que nada habia tenido que ver con algun mounstro, mi amigo semidios había sido castigado y mi amiga tenía taller de debate. Asi que estaba esperandolos allí, hasta que una manda de lobos, si, una manada de lobos me atacó.

Al principio iba bien, era la primera vez en mi vida que me enfrentaba a tantos mounstro sola y la verdad no me estaba yendo tan mal, incluso había acabado con casi una docena cuando me distraje y uno de ellos logró morderme, lo mate pocos segundos después.
El veneno de lobo no tardó en comenzar a hacer efecto, mi abuela me había advertido que debía tener cuidado con las mordidas de lobo ya que su veneno podía llegar a ser letal para los vampiros; claro que cuando recordé eso ya era muy tarde.

Mire la mochila que descansaba tranquilamente en las gradas, a varios metros de mi. Sabía que para esa momento mi tío estaría en casa o donde sea que fuera después de clases. Por lo que mi única opción era Dorian que deseaba que allá acabado su castigo.

Corrí abriendome paso entre los lobos para llegar a las gradas y tomar mi celular, en el mismo instante que lo logre uno de los pocos lobos que aún seguían vivos me mordió en la pierna, corte tu cabeza antes de marcar el número de Dorian, agradeciendo a quien sea que se le halla ocurrido la idea de poner un desbloqueo por huella digital y a mi misma por poner a mi amigo en marcado rápido.
-Tess Estoy yendo, ¿Seguís en el gimnasio?- inquirió tranquilamente.
- Si- me gire sobre mis talones para decapitar a otro lobo, notando mi vista ligeramente borrosa- no me vendría mal que te apuraras- advertí dos segundos antes de que el celular se callera de mis manos.

Volví a la pelea, pero ya no podía coordinar bien mis movimientos, que para esa altura era torpes y poco precisos, la vista se volvía cada segundo más borrosa y mis piernas amenazaban con perder totalmente el equilibro. Para mí suerte mi amigo, llegó a los pocos minutos y me hubiera gustado convertirlo en vampiro para que ese tiempo hubiera sido mucho menor. Aún así llego justo a tiempo para atraparte antes de caer y apartarme de los lobos, lo que era muy importante.
-¿Puedes acabar con los que quedan y llamar a Apolo?- indague, Él asintió dejándome contra una de las paredes del gimnasio antes de encaminarse hasta los lobos y acabarlos en algunos minutos, para después llamar a mi abuelo. Que gracias a los dioses era un dios y llegó en un parpadeo.
-¿Qué pasó?- interrogó preocupado al verme.
-Lobos, muchos lobos- explique al mismo tiempo que le mostraba la herida de mi brazo, el entendió al instante.
-Toma sus cosas- ordenó a Dorian mientras me cargaba en sus brazos, antes de llevarnos a los tres al Olimpo.

Apolo me recosto en lo que supuse que era una camilla, antes de dejar corto beso en mi frente, tres segundos después mis manos estaban atadas a los lados de la cama, me removi inútilmente tratando de safarme, pero era imposible.
-Tranquila- pidió él- tengo que sacar el veneno de tu cuerpo- explicó y aunque no lo dijo sabía que iba a dolor.
-Hazlo- sabía que si esperaba a estar lista, moriría. Mire a mi amigo y sonreí, a pesar de mi vista borrosa pude ver que estaba preocupado por mi.

Aunque no pude decir nada al respecto, ya que sin perder tiempo Apolo colocó una mano en mi frente y otra en abdomen, un segundo antes de que comenzara a gritar y removerme entre mis ataduras como la niña del exorcista.
-Detente- grito Dorian, pero él no lo hizo, cada segundo dolía más, sentía el veneno recorrer todo mi ser mientras me quemaba por dentro.

No se en que momento mis poderes comenzaron a descontrolarse, la tierra temblada, a pesar de estar en un templo en lo alto del Olimpo, comenzó a llover sobre nosotros con truenos, relámpagos, todo.
-Tessa- llamo Dorian tomando mi mano- Tess- lo mire con dificultad mientras seguía gritando.
-¿Qué sucede?- comenzaron a decir los dioses a medida que iban apareciendo uno a uno en el lugar.
-Do... Dorian- llame con mi voz temblorosa y lágrimas en los ojos- Vete- él agarré de su mano se hizo más fuerte.
-No, estoy aquí. No voy a ir a ningún lado- aseguró no sabía cuando llevaba, mi cuerpo estaba cansado, pero mi sangre seguía hirviendo dentro de mi, con dificultad cambie la mirada a Apolo que parecía no percatarse de lo que estaba pasando a su alrededor.
-Vete- insistí, pero él volvió a negarse, hasta que el resto de mi familia apareció, mi madre apartó a Dorian de mi lado sin ningún cuidado.
-Mi niña ¿Qué sucedió?- interrogó ella tomando mi mano, pero para ese momento no podía responder, estaba exhausta y mis párpados no Soportarian mucho más.
-Tesaria- grito mi amigo semidios, fije la mira en él en el mismo segundos que su padre lo sacaba de allí.
-Tess- llamo mi tío desde los pies de la camilla en el segundo que sentía las manos de Apolo apartarse de mi cuerpo. Sentí un ligero pinchazo al respirar, otro más pero esta vez en mi brazo, donde había recibido la primer herida del lobo. Cuando gire para verlo note que el dios de la medicina estaba colocando una intravenosa, intente mover mis manos pero aún estaban atadas. Un último grito de dolor se escapó de mis labios antes de quedar inconciente.