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12. DOctor.


—Kyungsoo... —Minseok murmuró dudoso—. ¿Cómo supiste que eras gay?

Su amigo se giró y lo miró fijamente.

—Minseok, tú y yo nos conocimos en el primer semestre de la carrera. Nos hicimos amigos en el segundo. En el tercero o cuarto fuimos juntos a esa playa en donde me encontraste en una situación poco decorosa con... el innombrable y te diste cuenta de que era gay. Nos hemos desvelado juntos por años, hemos compartido borracheras e incluso hemos dormido en la misma cama un par de veces. Así de cercanos somos y jamás me habías hecho ninguna pregunta parecida. Así que antes de responder, necesito saber por qué preguntas.

—Solo... era curiosidad —Minseok murmuró.

—¿Curiosidad? ¿De qué exactamente?

—Olvida que lo pregunté —Minseok desvió su mirada hacia algún punto del jardín.

—Minseok —Kyungsoo lo llamó—. No puedo olvidarlo ahora, habla.

Minseok se encogió, como si quisiera desaparecer. Quería comprenderse a sí mismo, pero su único punto de referencia era su amigo y Kyungsoo tenía razón, si quería que le ayudara, debía ser honesto con él.

—Es... es que... es mi jefe... creo que podría... es que él... me... la otra vez... él...

Mierda. Minseok se cubrió el rostro, de pronto los retorcijones que había sentido cada una de las veces que Jongdae había invadido su espacio personal parecieron juntarse en su estómago y temió empezar a vomitar.

—Maldito Jongdae —Minseok murmuró con las manos temblorosas.

Los grandes ojos de Kyungsoo adquirieron brillo y una sonrisa casi diabólica empezó a formarse en sus labios.

—¿Intentas decirme que te gusta tu jefe?

Minseok abrió mucho los ojos y negó repetidas veces. 

—¿No sabes si te gusta, o no quieres que te guste? —Kyungsoo lo presionó.

—No sé... y no quiero...

Kyungsoo sonrió. Lo sospechó la última vez que hablaron, pero no quiso incomodarlo. Aunque ahora que Minseok lo había sacado a colación, no había vuelta atrás.

—Creo que necesitas ver al doctor Do —Kyungsoo dijo solemnemente buscando una hoja en blanco en uno de sus cuadernos.

—Por favor, no empieces con tus cosas —Minseok le suplicó.

—Esto es importante. Tenemos que documentar bien el suceso y los antecedentes —Kyungsoo murmuró mientras escribía—. Fecha: sábado diecisiete de septiembre, hora: diez de la mañana. Estado del paciente: muy nervioso y confundido...

—Kyungsoo...

—Shh, yo haré las preguntas. Muy bien, cuéntame, ¿qué te trae por aquí? ¿Lele panchita? ¿Lele conachón?

—Suenas como Baekhyun —Minseok protestó.

—Responde.

—Esto es difícil.

Kyungsoo lo miró comprensivo.

—Sí, puede ser difícil al principio, pero tienes que responder. ¿Qué es lo que sientes por el señor Kim?

—Lo que siento —Minseok rio amargamente—. Usualmente siento que quiero matarlo con mis propias manos o al menos golpearle el rostro y borrarle a golpes esa estúpida sonrisa de gato.

—Cuanta pasión —Kyungsoo comentó con una sonrisa—. ¿Tan mal jefe es?

—No es malo... Es solo que no para de decirme cosas que...

—¿Qué clase de cosas?

—Cosas... inapropiadas, en doble sentido, o cosas cursis y estúpidas.

—¿Cursis y estúpidas?

—Como que soy importante y... bonito... y atractivo —Minseok se quejó.

—Es que lo eres.

Kyungsoo concedió y su rostro se congeló de pronto.

—Espera. ¿Desde hace cuanto tu jefe ha estado coqueteando contigo? ¿No dijiste que era hetero?

—Se suponía que sí, pero un día me confesó que es bi.

—¿Cuándo sucedió eso? ¿Y por qué no me lo habías dicho? —Kyungsoo reprochó—. Los chismes no se cuentan fríos.

Minseok exhaló frustrado.

—El día en que me pusieron el yeso, en la noche. Como los niños no estaban, él puso este programa gay y cuando los tipos empezaron a desnudarse... de pronto él dijo que no le molestaba ver escenas gay porque a él también le gustaban los hombres.

—Vaya... ¿Y qué pasó después de eso?

Minseok exhaló recordando como casi había caído sobre él, la cercanía, su sonrisa, su mirada.

—Escapé, no iba a ver porno gay y mucho menos con mi jefe.

—No ocultes detalles, dime lo que pasó, ¿se prendieron al ver porno juntos?

Las mejillas de Minseok se calentaron y es que ese era el maldito problema, sí había sucedido, su cuerpo había reaccionado, pero no sabía exactamente a qué.

—¿Se pusieron cachondos? —Kyungsoo se cubrió la boca al notar las mejillas de Minseok.

—No... solo... sucedió una situación —Minseok exhaló frustrado—. Lo que pasó es que cuando quise huir tropecé con él y le caí encima.

—Uy, ¿cómo en una novela?

—Sí. El muy idiota estaba sonriendo y me tocó.

—¿Te tocó?

—No... puso su mano en mi cadera... para sostenerme... creo.

—¿Y...?

—Hui al sanitario —Minseok confesó—. El problema es que cuando llegué ahí me di cuenta de que... estaba despierto.

—¿Te excitaste? ¡Por qué me lo cuentas hasta ahora!

—Baja la voz —Minseok siseó y miró alrededor para verificar si alguno de los muchos estudiantes que pasaban por su lado los escuchaban—. No sé por qué pasó, no sé si fue él o el programa, como sea, se trataba de hombres, Kyungsoo. Y yo nunca he sentido atracción por hombres, jamás. Y ahora estoy volviéndome loco...

—¿Y no pasó nada?

Minseok negó. Kyungsoo hizo un gesto de decepción.

—No sé si él está jugando... o... no...

—Bueno, no puedo decirte lo que él siente por ti, pero estamos aquí para descubrir lo que tú sientes.

Minseok gruñó.

—De acuerdo, hay que intentar despejar todas las variables — Kyungsoo anunció escribiendo en su cuaderno—. Dime, ¿qué te parece el señor Kim? Me refiero a físicamente. ¿Crees que es atractivo?

—Kyungsoo...

—Solo responde, es importante para esta evaluación.

—No sé...

—Visualízalo.

Minseok miró a un punto fijo en la nada y evocó la imagen de Jongdae. Muchas imágenes se agolparon en su mente, imágenes de las distintas facetas de su jefe. El hombre que era por las mañanas, mientras le daba instrucciones y batallaba con su corbata antes de marcharse, dejando un tenue rastro de su colonia a su paso. Lo visualizó mientras preparaba la cena, cuando jugaba con sus hijos, cuando les hablaba, cuando sonreía, cuando lo miraba a él, también el Jongdae sin camisa que lo había atrapado contra una pared en el sanitario...

—Oh, por Dios... —Kyungsoo murmuró, logrando que la imagen de su jefe se evaporara—. Estás sonriendo.

—¿Qué? —Minseok preguntó con el ceño fruncido, cambiando el gesto de inmediato.

—Sonríes cuando piensas en él —Kyungsoo acusó y escribió algo en su libreta.

—Kyungsoo para ya, esto no está ayudando —Minseok se quejó, restregándose las mejillas.

—No te preocupes, no necesito preguntar más, los resultados son concluyentes.

Kyungsoo giró el cuaderno y le mostró la hoja en la que había estado garabateando todo el rato.

La hoja tenía un enorme "JD" encerrado en un corazón y decorado con un puñado de estúpidos corazoncitos dispersos por toda la página.

El rostro de Minseok se tornó de un violento rosa.

—Te gusta tu jefe —Kyungsoo aseguró—. Y te gusta mucho.

Minseok cubrió su rostro.

—Pero Lucy...

—¿Hablas de la novia a la que casi nunca ves porque prefieres quedarte a pasar las noches con los Kim?

—Yo no...

—Ni tu jefe, ni los niños pueden obligarte a quedarte, lo haces porque en el fondo es lo que quieres hacer.



Jongdae se cambió el celular a la otra oreja y levantó el panqueque del suelo.

—Kenji no desperdicies la comida, ¿sí? —dijo cansado y se giró hacia Baekhyun—. Hijo, no los metas en la leche... Hana deja ya la miel...

Entonces, ¿vendrás? —su madre preguntó al teléfono.

Jongdae suspiró.

—No quiero ir, mamá.

—Todos los hijos de mis amigas del club vendrán a ayudar —la señora Kim protestó—. Y solo te pido que vengas y traigas a los niños.

Jongdae se lo pensó por un momento.

—De acuerdo, iré un rato.

—A los niños les gustará, ya verás. No olvides gastar mucho dinero.

—Claro —Jongdae murmuró.



Minseok se ajustó el portaplanos y la mochila sobre el hombro izquierdo y caminó por la grama perdido en sus pensamientos. La feria anual de beneficencia estaba bastante concurrida ese año, gritos resonaban desde los juegos mecánicos y olía a un montón de cosas dulces. Mientras se acercaba al puesto de globoflexia pensó en Lucy y en sus momentos juntos, los que últimamente además de escasos habían sido poco emocionantes. Un par de besos sin demasiada pasión y la última vez, aunque tuvieron la oportunidad de intimidar, ninguno dio el paso.

—Hola, guapo —Lucy lo saludó y le regaló una de sus cálidas sonrisas al verlo llegar—. ¿Quieres un globo?

Minseok sonrió y se inclinó sobre ella para besar sus labios brevemente. Fue un beso superficial, simplemente una forma de saludo que no provocaba ninguna emoción. ¿En qué momento la magia se había evaporado? ¿Por qué ya no se sentía en la necesidad de apretarla contra su cuerpo y acariciar su piel? ¿Y por qué cuando lo hacía no sentía mayor pasión?

—Oye, ¿ese de allá no es tu jefe? —Lucy preguntó.

Minseok miró al lugar que ella señalaba.

Por supuesto que era Jongdae. Vestía jeans y un suéter negro que se adhería a su cuerpo y que combinaba a la perfección con su cabello igual de negro. Llevaba a Kenji sobre su pecho, metido en una mochila portabebés que casi nunca usaba. En una mano sostenía una correa que del otro extremo estaba enganchada a una pequeña mochila que Baekhyun llevaba puesta. Estaba de pie fuera de un juego inflable en el que seguramente estaba Hana y mientras esperaba alimentaba a Kenji y a Baekhyun con alguna chuchería de la que él también comía.

Se obligó a no sonreír, aunque le fue difícil. Mierda, sí que estaba jodido.

—Iré a saludarlo.

—¿Puedo ir contigo? —Lucy pidió tímidamente.

Minseok asintió y ella le tomó una mano. Minseok se sintió muy incómodo, ahora que empezaba a reconocer lo que estaba sucediendo, gracias al DOctor corazón, empezaba a sentirse culpable. Además, no quería que Jongdae los viera tomados de las manos.

Qué idiota. 


Jongdae debía confesar que la única razón por la que había accedido a ir era la posibilidad de encontrarse con Minseok, pero cuando esa posibilidad se presentó ante él, tuvo que arrepentirse de su decisión. Minseok estaba ahí, sí, tan bonito como siempre, incluso caminando hacia ellos, pero de la mano de una chica.

¿Por qué eres tan cruel, amor mío?

—Hola, no sabía que vendrías —Minseok le dijo cuando estuvo frente a él.

—Yo tampoco —Jongdae les sonrió cortésmente a ambos, intentando no mirar sus manos unidas—. Mi mamá insistió en que los trajera.

—Ya... te presento a mi novia —Minseok dijo, asumiendo que Jongdae no recordaría su nombre, y le soltó la mano con disimulo.

—Un placer —Jongdae respondió, regalándole una pequeña inclinación de cabeza a su rival—. Kim Jongdae.

—Soy Lucy —ella dijo tímidamente—. Es bueno por fin conocerlo en persona. Lo reconocí hace un rato.

Jongdae le dio una mirada de confusión. Desde que llegó había notado que lo miraba, al igual que otro puñado de personas a las que seguramente les extrañaba ver a un hombre con tres niños, pero no imaginó que lo hacía porque lo reconocía.

—Es que Minseok no para de hablar de ustedes todo el tiempo y tiene un millón de fotografías en su celular —Lucy aclaró.

—¿Ah sí? —Jongdae miró a Minseok, pero este rehuyó su mirada.

Ella asintió mirando a Baekhyun, que a su vez la miraba a ella con curiosidad.

—Tú debes ser Baekhyun —ella le dijo con una sonrisa. Baekhyun asintió y le enseñó el oso que abrazaba—. Qué bonito, ¿es el señor oso?

Baekhyun asintió de nuevo, complacido de que a ella pareciera gustarle su oso.

—¿Señor Kim? ¿Puedo cargar a su bebé? —Lucy preguntó mirando a Kenji con anhelo.

—Claro —Jongdae accedió de inmediato y empezó a soltar las correas del cargador.

Este es tu momento Kenji. Llora, arráncale unos cuántos pelos o vomítale encima.

Le pasó a su hijo y ella lo cargó con la misma emoción que un niño recibiría a un oso de peluche. Jongdae esperó, creyendo firmemente que Kenji iba a rechazarla, pero el muy traidor incluso le sonrió.

—¡Eres tan lindo! —ella exclamó—. ¿Quieres un globo? ¿Puedo darle un globo?

Jongdae asintió con una media sonrisa y ella empezó a alejarse con el bebé en sus brazos. Demonios, era atractiva, simpática y al parecer le gustaban mucho los niños.

Minseok observó a su novia marcharse y cuando se giró hacia su jefe, notó que todo rastro de amabilidad se había evaporado de su rostro.

—Es muy bonita —Jongdae comentó.

—Disculpa lo de las fotos —Minseok dijo avergonzado—. Iba a decírtelo.

—¿Tienes fotos mías también? —Jongdae preguntó—. Ella dijo que me reconoció y ha estado mirándome desde que llegué.

—Sí, apareces en algunas —Minseok murmuró, aunque tal vez "algunas" no era la palabra correcta para describir el número real—. Tengo varias del día que fuimos al zoológico.

—¿En qué momento las tomaste? —Jongdae preguntó, no recordaba haberse tomado ninguna fotografía ese día.

Minseok pareció muy incómodo.

—Mientras estabas distraído viendo animales... —Minseok confesó—. Si te molesta puedo borrarlas.

Jongdae lo miró y le regaló una mirada de esas. Joder, Jongdae, ahí no. Estaban en público, su novia estaba a unos metros y... ¿Qué? ¿Qué mierda estaba pensando?

—No me molesta que tengas fotos de mis hijos, ni que se las enseñes a la gente —Jongdae aclaró con ese tono bajo que le ponía los vellos de punta—, pero me preocupa un poco lo que puedas hacer con fotografías mías cuando estás solo en tu habitación.

Minseok lo miró con confusión.

Jongdae se llevó a la boca uno de los dulces que había estado comiendo, sin quitar su mirada del niñero, y pudo ver el momento exacto en el que este comprendía sus palabras. Su rostro entero se tornó rojo en un latido.

—No empieces con tus estupideces —Minseok siseó.

—¿O qué?

Minseok lo miró con el ceño fruncido.

—Llegará el día en que pueda vengarme —aseguró.

—Esperaré ansioso —Jongdae murmuró con una mirada llameante.

Lucy volvió en ese momento con Kenji, quien traía un globo atado a una muñeca. Al notar a su niñero, Kenji empezó a estirar los brazos para alcanzarlo.

—Ven aquí —Minseok le dijo sacándolo de los brazos de su novia. 

Ella flexionó los brazos.

—Es pesado —comentó y luego se agachó frente a Baekhyun para atarle en la muñeca uno de los dos globos extra que traía.

—Sí, ya tiene un año y medio —Minseok dijo, intentando evitar que Kenji mordiera el globo.

Jongdae notó que Minseok tenía problemas para cargar a su hijo y sus pertenencias con un solo brazo, así que se acercó para quitárselo de encima.

—Dámelo —le pidió amablemente y juntos volvieron a poner al niño en el portabebés que Jongdae todavía llevaba sobre su pecho.

Lucy los observó. Era extraño verlos con los rostros tan cerca mientras trabajaban en sincronía para poner al bebé en el cargador.

Jongdae observó a Minseok ajustar la última correa, pero Minseok se negó a mirarlo. Tan pronto como terminó dio un paso atrás.

Jongdae se giró y notó que Lucy los observaba.

—¿Todavía no camina? —ella preguntó.

—Hace unos días dio sus primeros pasos —Jongdae comentó con orgullo—. Minseok tomó un video, ¿no te lo ha enseñado?

—Todavía no —ella dijo mirando a Minseok con cierto reproche.

—Te lo enseñaré después —Minseok ofreció con incomodidad.

Y es que existía una buena razón para no habérselo mostrado todavía: el video no solo contenía los primeros pasos de Kenji. Minseok no había tenido oportunidad de detener la grabación cuando Kenji se le fue encima después de caminar por su cuenta, en ese momento Minseok simplemente olvidó que la cámara estaba encendida. Después, cuando Jongdae los abrazó, el celular había quedado atrapado entre sus cuerpos, que bloquearon la cámara, pero las palabras de Jongdae habían quedado grabadas, también el momento en que besó su mejilla y luego una toma descuadrada de él mirándolo de una forma demasiado comprometedora. Y aunque debió haber recortado el video, no tuvo el valor de hacerlo. Para ser honesto, prefería guardar ese precioso momento para sí.

—¡Hola, Minseok! —Hana gritó saliendo del inflable.

—¡Zapatos! —Minseok y Jongdae exclamaron al mismo tiempo, al notar que la niña corría descalza por el pasto, olvidando ponerse sus zapatos.

—¿Puedes? —Jongdae le pidió a Minseok ofreciéndole la correa de Baekhyun, para ayudarle a su hija.

Minseok asintió de inmediato y notó que Baekhyun intentaba comerse una paleta llena de tierra y césped.

—Oye, no —le dijo, agachándose para estar a su altura—. Eso ya no sirve, no te lo comas.

Hana saltó sobre Minseok aprovechando que estaba a su altura. Le rodeó el cuello con sus brazos, besó una de sus mejillas y le puso un sujetador con forma de mariposa en el cabello. Jongdae se adelantó para quitárselo y se lo devolvió a Hana.

—Minseok no puede usar de estos en público —Jongdae le recordó a su hija—, menos frente a su novia.

Hana, sin soltar el cuello de Minseok, se giró para mirar a la mujer que su padre señalaba. 

—Hola Hana, ¿quieres un globo? —Lucy preguntó ofreciéndole el último que le quedaba.

Hana lo tomó con cautela y murmuró un agradecimiento.

—¿Ella es tu novia? —Hana le preguntó a Minseok con una mirada cargada de reproche—. ¿La trajiste a una cita?

—No —Minseok se apresuró a negar—. Yo acabo de llegar, ella trabaja aquí, en el puesto de los globos.

Hana entrecerró los ojos, no convencida con aquella respuesta y de pronto nadie supo qué decir.


—Tengo hambre —Jongdae dijo, salvando el momento—. Creo que venden pizza por allá, ¿por qué no vamos a ver? 

—Vamos —Hana le dijo a Minseok, tirando de su mano—, tal vez tienen con piña.

Jongdae sonrió divertido al ver como su hija arrastraba a Minseok por el lugar.

—Hana se parece mucho a usted —Lucy comentó.

Jongdae miró a la chica, que de alguna forma había acabado con la correa de Baekhyun en sus manos.

—No sabes cuánto.


Gracias por leer!

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