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XIV

Alianza

Callum observó con cuidado el mapa frente a él. En la última semana el rey Igor decidió invadir Darkhir durante la noche. Sus fuerzas se dirigieron a Pozo Oscuro, al oeste de Caín, al que quemaron, asesinaron y tomaron a la fuerza a las mujeres, después partieron a la ciudad, la cual sitiaron; así como los bosques y la torre de Damon que se hallaba al noroeste de ahí. De inmediato el rey envió un halcón a lady Decker y su tía no tardó en actuar: los vasallos de su hijo y el ejército invasor se enfrentaron en el campo de batalla, pero ningún salió victorioso aún. La casa Roahar, Bonwell y Hawthorne, abanderados del joven lord Decker, sostenían la lucha a duras penas

Él analizó cada uno de los puntos con cuidado, las fichas estaban en diferentes posiciones donde se ubicaban sus tropas y las del enemigo. El sol, con rayos brillantes y calientes, entró por las grandes ventanas de la sala de guerra y a su vez tal luz bañó la piel morena del rey. Estaba al límite, su reino se encontraba bajo el yudo de dos ataques.

Las puertas dobles se abrieron y uno de los soldados que custodiaba la entrada dio un paso al frente, se aclaró la garganta y dijo con voz clara:

—La reina Freya está aquí, majestad.

Callum hizo un gesto de afirmación y Freya pasó al lado del guardia en dirección a su marido. Ella dibujó una pequeña sonrisa y Callum no dudo en devolvérsela, aunque lucía cansado. Él tomó la mano de la mujer y besó con delicadeza sus nudillos, luego acarició el vientre, que creció notablemente las últimas semanas.

—La matrona dice que es fuerte y que nacerá antes del verano. Debo confesar que me aterra un poco el parto, mi amor. He escuchado historias..., y luego recuerdo lo que le ocurrió a su madre. Rezo a los dioses para tener a su hijo sana y que pueda verlo crecer.

—Los dioses son crueles, Freya, no les reces. No dudaron en llevarse a mi madre ni a mi Ricardo. Para ese momento lady abuela estará de regreso o eso espero. Estará ahí, del mismo modo que lo estuvo conmigo y mi hermano. Ella será tu compañía mientras nuestro príncipe viene al mundo.

—¿Por qué solo lady Evina? Quiero que mi madre también este. La necesitaré.

—Hay costumbres, querida esposa. Solo los miembros de la familia real pueden estar presente. Ya podrás ver a tu madre luego de que pasen los siente días de purificación —una sonrisa genuina atravesó sus labios—. Se celebrará un gran banquete en honor a su nacimiento y para su primer onomástico se organizará una cacería en su nombre y durante una semana habrá fiestas y banquetes.

—Muchas celebraciones.

—Será mi heredero y futuro rey de este país, es lo menos que puedo hacer para festejar su llegada.

Freya tocó su vientre y miró el mapa en la mesa.

—¿Por qué no descansas un rato? Luces agotado, mi amor.

El rostro de Callum se endureció y regresó a su asiento.

—No lograré descansar hasta detener esta amenaza —dijo, con la mirada puesta en unas pequeñas figuras—. El ejército Leokeviano ha avanzado más de lo debido. Recibí un halcón del duque Ladomir al amanecer: Igor cruzó las fronteras marítimas y hay barcos rumbo al este. El maldito planea emboscarnos por el pueblo fantasma de Rouvre o tal vez por Valle de cielo.

—Podrían invadir con facilidad Sylvia.

La mirada de Callum se clavó en la de Freya. La reina tomó asiento a su lado y apretó con cariño su mano cubierta de anillos. Con el reciente informe el ataque podría efectuarse en cualquier momento y él no podía permitirse que su hermana corriera peligro. La opción más segura era enviar a lady abuela y la princesa a las Ciudades Costeras, sin embargo, todavía continuaba sin obtener noticias acerca del ritual; no debía arriesgarse a que algún lord descubriera la condición de Cleissy.

Estaba de manos atadas.

Freya se fijó en una carta abierta encima de la mesa.

—¿Puedo?

—Adelante.

La reina leyó con rapidez el contenido del papel y miró incrédula a Callum.

—¿Qué es esto?

Callum suspiró.

—Mi tío me presiona para que acepte su proposición. Piensa que soy orgulloso y que lo necesito. «Un niño jugando a la guerra».

—Tiene que ser una broma.

Callum rio con amargura.

—Piensa que soy débil e ingenuo.

La reina contempló preocupada a su esposo, la desesperación le surcaba el rostro; no obstante, Callum Barlovento era muy testarudo para admitir que su tío tenía la razón. Freya deseaba darle confort, mas no sabía cómo.

—Si no detengo al ejército invasor —suspiró—. Temo que habrá más muertes de las que puedo evitar.

A inicios del año 1007 un gran revuelo azotó el concejo real. La noticia de que las arcas reales estaban vacías conmocionó a los concejales una de las tantas mañanas que se reunían. Asimismo, ante la amenaza inminente que se cernía cada vez más sobre ellos, Callum ordenó que lord Lowell se presentara en el palacio de inmediato, el cual desapareció una noche.

Después de una ardua investigación e interrogatorios encabezada por Timothy Alfotch, suegro de su majestad, se dio la noticia de que Jasper Lowell, tesorero real, hizo negociaciones ilícitas con el dinero de la corona. Su copero lo había delatado luego de que lord Alfotch visitara la mansión del mismo y le ofreciera protección.

No se emitió juicio para el culpable, fue sentenciado a la muerte y dicha ejecución se llevó a cabo en el patio.

—Majestad, se lo suplico. Admito que tomaba algunas bolsas algunas veces...

—¿Así que confiesas tu crimen? —masculló Callum.

—¡Le han engañado, mi rey! —gritó mientras lo obligaban a arrodillarse—. Juro por los dioses que no robé todo ese dinero.

—¿Y cómo explicas los cofres repletos de monedas que se dirigían a tu mansión?

—¡Pensaba reponerlo! ¡Por favor, majestad! —chilló—. Yo no robé el dinero ¡Las serpientes han entrado en su casa y no se ha dado cuenta!

El patio estaba repleto de nobles de la corte. Dos guardias sujetaban de ambos brazos a lord Lowell. Callum comenzó a fastidiarse.

—Jasper Lowell, se te ha acusado de robo a la corona, un crimen imperdonable. Has traicionado a tu rey y tu país. Yo, Callum primero de la casa Barlovento, señor de este reino, te sentenció a muerte. Córtenle la cabeza al traidor y colóquela en una pica para que todos vean lo que les ocurre a los que me traicionan.

Jasper suplicó por su vida hasta el último aliento. Los guardias que lo sujetaban inclinaron su cuerpo y el verdugo blandió su hacha. Hubo chillidos de horror una vez la cabeza del traidor rodó por el pasto y el silencio de la muerte llegó a todo el palacio.

Un rato después, en la sala del trono, Callum mandó llamar a su suegro. Estaba sentado en el trono, con una hermosa espada a la que llamó en su juventud «Trueno». Freya se encontraba en su lado, ataviada de un hermoso vestido blanco con hilos de oro que le daba cierto toque angelical. La corona en su cabeza hacía juego con su cabello amarillo.

—Lord Alfotch da un paso al frente —la voz del rey se escuchó calmada; mas su seguridad hizo tiritar a muchos presentes—. Has demostrado ser un súbdito leal, no solo ante tu rey, sino también a tu país, y por consejo de mi reina he decidido nombrarte Protector del reino; desde ahora tú serás el segundo hombre más importante y poderoso después de mí. Acércate.

El hombre obedeció. Callum levantó su espada y con la punta le tocó con suavidad ambos hombros.

—Timothy Alfotch, te nombro Protector del reino de Darkhir. Desde ahora las propiedades y vasallos de Jasper Lowell se te serán concedidos.

—Me honra, majestad. Espero estar a la altura para complacer sus expectativas, mi rey.

Freya le tomó la mano y le dedicó una sonrisa orgullosa a su esposo. Callum salió lo más rápido que pudo de la sala del trono, estaba exhausto y necesitaba crear nuevas tácticas de guerras. El estrés cada día era mayor.

Por la noche, el rey y la reina compartieron más que solo besos. Él deslizó con suavidad el vestido de Freya y la colocó con delicadeza en la cama. Callum tocó cada centímetro de su esposa mientras dejaba suaves caricias en su piel. La hizo suya en medio de las luces parpadeantes de las velas. Poco tiempo después, ella acariciaba con la punta de sus dedos el vello del pecho de Callum.

El joven rey le dio un beso en la mejilla y salió de la cama, enseguida se vistió con un simple jubón y caminó al balcón. El cielo estaba despejado y la luna llena era muy brillante.

—Vuelve a la cama, mi amor —suplicó la reina.

Al no obtener respuesta de su marido, Freya abandonó la cama y se unió a él en el balcón. Sus brazos abrazaron a Callum por los hombros.

—Te noto tenso.

—Se me acaban los recursos: Ser Draven ha asegurado La Esperanza junto a Rudolf, mas Norfolk todavía le sigue la pista a los Herejes y la lucha en las tierras de Caín va de mal a peor. Hemos tenido muchas bajas y se me ha informado que dos aldeas cerca de las montañas han sido incendiadas —dijo, molesto—. Necesito hombres. He proclamado un edicto: cada joven mayor de trece años será reclutado; tomará tiempo entrenarlos y no puedo esperar, es posible que terminen como señuelos para los más experimentados. Además de estas insoportables pesadillas que me acosan en las noches que hacen que me duela la cabeza.

—Puede pedirle al Sanador que prepare una infusión para usted.

Él negó con la cabeza.

—No se marcharán —Callum pensó en Lavana y la profecía que recitó hacía unas lunas—. Esa mujer... dijo cosas que me atormentan.

—Solo era una Hereje, majestad. Vino con el único propósito de infundir el miedo.

—Estoy enfrentándome a una guerra que Lavana me advirtió. Habló de dragones y... traiciones.

—¿Con que fin querrían traicionarlo, majestad? Usted y nuestro príncipe son los únicos herederos de la casa Barlovento, nadie puede quitarle ese derecho. Todo saldrá bien. Se lo aseguro.

Callum apretó los dedos en el borde de piedra.

—El rey Igor viene por ti y nuestro hijo, Freya, podría hacerles cosas atroces a ambos. ¡No permitiré que alguien los toque! Necesito asegurar el país.

Entonces a Freya le brillaron los ojos, pues recordó algo que su madre le dijo en la mañana.

—¿Y si busca una alianza? Una que le brinde la fuerza que necesita.

—No iré a humillarme frente al rey Baltasar.

Freya soltó los hombros de Callum, acomodó el pliegue del jubón y lo miró a los ojos. El rey estaba absorto ante la belleza de la mujer frente a él.

—No me refiero al rey de Olkesland, majestad.

—¿Qué insinúas?

—Escriba a su primo Dorian y prométele la mano de la princesa a cambio de hombres y la suma de dos mil monedas de oro, ganado y grano. Entiendo que Kuryev es un desierto y la comida puede escasear —respondió, solemne.

—Dorian y su madre fueron exiliados de este reino por orden de mi abuelo.

—Según tengo entendido, usted y él compartieron varios años juntos durante la niñez.

—Eso fue antes de la revuelta Amirita.

—Callum, sé que es un hombre orgulloso, sin embargo, las guerras no se ganan con el orgullo. Necesita hombres y Dorian Weber es el único que puede dárselos. Son familia. Pienso que ya es tiempo de dar fin a su enemistad —ella acunó la mejilla del rey—. Permítele la entrada y ganará la guerra.

—Lady abuela no confía en mis tías. La brecha es muy grande; hay años de odio de por medio.

—Querido, lady Evina no confía en nadie, ni siquiera en mí, que soy tu reina y te daré un hijo —suspiró—. Mi casa ha demostrado lealtad y todavía no es suficiente —la mirada de Freya era triste.

—El amor puede cegarnos. Lady abuela es una mujer anciana que toda su vida solo ha conocido lo que es la perdida —Callum acarició con el pulgar la línea del mentón de Freya y sonrió con seguridad—. Tienes razón, una alianza con el reino de Kuryev brindará fuerza a mi victoria en la guerra. Le escribiré a mi primo y le ofreceré la mano de la princesa.

—No se arrepentirá.

Callum confiaba en que todo lo relacionado a Cleissy se resolviera pronto para sus futuros planes

El rey Callum reunió al concejo al día siguiente y declaró la propuesta de una alianza con el reino de Kuryev. La noción fue apoyada por el capitán Soltvedt y su suegro al tiempo que aseguraban que esa unión sería beneficiosa para poner fin a la guerra con el rey Igor y de igual modo a los asaltos de los Herejes. Callum envió mensajeros a Kuryev con el contrato matrimonial e invitó a su primo y tía de regreso al país. Su esposa tenía razón, el apoyo de Dorian le brindaría la fuerza que necesitaba.

Al final del concejo, después de que cada uno de los lords y el sumo sacerdote se retiraran, Rudolf Soltvedt permaneció ahí.

—¿Majestad?

Callum levantó la mirada de los pergaminos y mapas.

—¿Qué sucede Rudolf?

—No quería preocuparlo, mi rey, no obstante, tengo un informe de Sylvia que debo reportarle.

Al escuchar el nombre de la región, Callum dejó a un lado los pergaminos y prestó atención al capitán.

—¿De qué se trata?

—Herejes, majestad —Rudolf volvió acomodarse en su asiento—. Atacaron el castillo donde se encontraba la princesa y lady Evina hacía un par de días. Pienso que pronto...

—¿¡Cómo es eso posible!? ¿Por qué no se me había informado con anterioridad?

—Ya hay suficiente tensión con el asunto del robo y la guerra, mi rey. Anunciar en medio del concejo que la princesa esta desparecida podría suponer el desequilibrio de su reino.

—¿Desaparecida? —Callum se puso de pie, enfurecido—. ¡La princesa está perdida y no había sido notificado de ello! ¿Desde cuándo se me ha ocultado la verdad?

—El ataque sucedió por la noche, mientras dormían. Los soldados no han parado la búsqueda y temo que vuelvan a terminar lo que iniciaron. Los Herejes son sucios y traicioneros, son como ratas, pueden encontrarse ahora mismo en Sylvia y pasar desapercibidos. Si el pueblo y lo nobles sabes... Si el rey Igor sabe que la princesa se halla lejos de la protección del rey, el reino se sumergiría en el caos y sus enemigos tomarían eso a su favor. Este asunto debe permanecer en secreto

—La princesa debe volver al palacio de inmediato. Sana y salva —terció Callum—. Envía a alguien de tu total confianza. No se pueden cometer más errores.

—Pensaba en ir por ella yo mismo, majestad. Rouvre está cerca de allí, por tanto, los Herejes conocen como la palma de su mano el área. Llevaré a la princesa y lady Evina a las Ciudades Costeras y de ahí al palacio. El camino es mucho más largo, si bien es seguro.

—Ve y trae a mi hermana —Callum escribió en un trozo de pergamino, lo enrolló y colocó su sello—. Entrega esto a lady abuela. Ella sabrá tratar el tema del matrimonio.

Callum no entendía porque Callum White ni lady abuela le escribieron contándole la situación. ¿Será que lady Ronnetta falló? ¿Y si Cleissy se encontraba oculta en otro lugar dado a los efectos colaterales del ritual? Callum se atrevió a preguntar que sabía la fuente de Rudolf.

—No mucho, mi rey —respondió—. Parece ser que después de la cena les dio un profundo sueño del cual no despertaron hasta el otro día, cuando lo hicieron encontraron el castillo hecho un caos y la princesa desaparecida.

Callum se acarició las sienes.

Aquello no tenía sentido. Si los Herejes los hubieran atacado realmente, lady abuela sería una rehén o estaría perdida al igual que hicieron con su hermana, mas no lo era. Todo fue un engaño. Solo esperaba que la mentira fuera el resultado beneficioso.

—Parte de inmediato.

—No fallaré —el capitán se levantó y caminó hacia la entrada.

—¿Rudolf? —Callum llamó al hombre antes de que atravesará la puerta. Él se dio vuelta en círculo—. Si vuelves a ocultarme algo, no dudaré en enviar tu cabeza con el verdugo.

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