Capitulo 9: El hombre
-¿Asustado? -Kenneth pregunto con la vista fija en las cartas que sostenía en su mano.
-¿Por la fiesta? -Kirk hizo una mueca, tomando una carta y dejándola sobre la mesa -Bailar, sonreír y aceptar las felicitaciones de todos. No será mucho peor que la fiesta anterior.
-Por la boda -Kenneth frunció el ceño mirando la carta sobre la mesa, suspiró tomando una de las suyas y lanzándola a la mesa.
-Otra fiesta -se encogió de hombros -De nuevo bailar, sonreír y aceptar las felicitaciones de todos.
-No por la fiesta de la boda -Kenneth dejo de mirar sus cartas y fijo la vista en el Indisciplinado-Sino por el matrimonio. -vio como Kirk le miraba frunciendo el ceño -¿No has pensado en ello? Vas a casarte. Con mi hermana. ¿Crees que todo va a seguir igual? -se inclinó hacia delante, dejando sus cartas en la mesa, bocabajo -Eres mi mejor amigo, te confiaría mi vida y ahora te estoy confiando a mi hermana. Sé que haces esto por ayudarla y debo darte las gracias, pero la harás tu mujer y ....-hizo una mueca tragando saliva -Si me entero que tocas a otra mujer a parte de mi hermana...
-¿Qué? Alto, alto -Kirk lo miró tenso -Yo no pienso tocar a Elsepth. -al ver que el Salvaje lo miraba en silenció, suspiró -Que no, de verdad. Yo, no la veo así. Estaré a su lado y tratare de hacerla feliz pero...
-¿Me estás diciendo que no vas a volver a tocar a una mujer? -Kenneth vio como él miraba sus cartas, alzaba la vista de nuevo mirándole y abría la boca levemente, para volver a cerrarla y mirar las cartas.
-¡No lo puedo creer! -Clere entró en la habitación mirándoles molesta -¡Alli abajo están empezando a llegar los invitados y vosotros aquí! -se paró ante ellos -¡Jugando a las cartas! ¡¿Es que no vais a madurar nunca?!
-Precisamente de eso estábamos hablando -Kenneth miró a Clere sonriendo -De madurar.
-Ya, y yo voy y me lo creo -ella rodó los ojos quitando las cartas a su hermano y lanzándolas a la mesa -¡Pero mira que pintas! Venga levanta, abróchate la camisa y el chaleco como corresponde y baja al salón a mostrar tu gran amor por tu prometida. Y tu -señaló a Kenneth -Tu madre estaba buscándote por todos lados.
-Entonces no la hare esperar -Kenneth se levantó de su asiento y se acercó a ella alzando la mano para pellizcar su mejilla -Estas adorable cuando te enfadas. -y después se inclinó hacia Kirk y apoyando la mano en su hombro susurro en su oído -Piensa bien en nuestra conversación, porque si le haces daño a mi hermana, si sufre por ser el cotilleo de la corte porque su marido esta de cama en cama, te arrastrare hasta alta mar, dejare que mis hombres te despedacen y lanzaré tus trozos uno por uno desde mi barco. -se irguió y palmeando el hombro de él, se alejó caminando hacia la puerta.
-Vaya -Clere se quedó observando como el Salvaje salía de la habitación -Eso ha dado miedo -miró a su hermano y frunció el ceño -Eh. ¿Estas bien? Oh vamos, Kenneth no sería capaz de eso.
-No estés tan segura -Kirk habló en voz baja.
-¡Venga! ¡Arréglate la ropa y bajemos! -y ella le miró fijamente.
-¿Que te preocupa? -Coira habló en voz baja, sentándose a su lado.
-Coira -Elsepth la miró y trató de sonreír. La miró de arriba abajo -Estas preciosa.
-Y tu estas muy hermosa -se inclinó hacia ella bajando aun más la voz-Y muy triste. Puedo verlo en tus ojos.
-Está tardando en bajar-Elsepth habló desviando la vista hacia la entrada del gran salón.
-Ya sabes cómo es Kirk, Clere estará regañándole por la ropa, o por el pelo -Coira le sonrió con dulzura -Estará aquí enseguida.
-Precisamente por eso. Se como es. -giró el rostro para mirarla -He estado tan sumida en solucionar lo que cause, en no causar daño a la corte, a la corona que no pensé en el daño que podría causarle a él.
-Elsepth -Coira movió su mano sobre el sillón, hasta tomar la suya.
-Yo debo asumir las consecuencias de mis actos, no él. -cerró los ojos intentando contener las lagrimas -Es mi deber, no el suyo.
-Confías en él -Coira negó con la cabeza -Sabes que él te apoyara y estará a tu lado.
-Lo sé. Si hay un hombre al que confiaría todo lo que depende de mí, es Kirk. Pero ¿Que hay de él? -la miró a los ojos -¿Que hay de lo que él quiere? Un matrimonio real, amor. -al ver como Coira alzaba una ceja sonrió levemente -Esta bien. Mujeres. Libertad. Siento que le estoy arrebatando todo eso y me da miedo. Me da miedo que en el futuro, me odie por ello.
-Eso no ocurrirá -Coira sonrió apretando su mano -Kirk te quiere, él haría lo necesario por protegerte. Sé que esto funcionara, todo acabara bien. -se miraron a los ojos -Olvídate que es él.
-¿Qué? -Elsepth frunció el ceño.
-Deja de pensar que es Kirk, el Kirk con el que te criaste, el niño con el que jugabas. Mírale como es ahora -le sonrió -Mira al hombre en que se ha convertido. Sigue disfrutando a su lado, siendo vosotros cuando estáis juntos, pero deja de mirarlo como al niño de tu pasado y míralo como al hombre del presente y como tu futuro.
-¿Todo bien? -Clere se acercó a ellas sonriendo, frunció el ceño mirando a Elsepth -¿Te encuentras mal?
-No, no, es solo que...-y entonces ella le vio aparecer por la entrada de la sala. Con su pelo recogido, una camisa oscura perfectamente abotonada y el chaleco entallado, definiendo el fuerte cuerpo del guerrero que se escondía tras la tela.
-Aquí esta -Coira habló en voz baja en su oído y después se incorporó y tomando a Clere del brazo se alejaron de allí.
Kirk miró a su alrededor cruzándose con todas las miradas de los nobles puesta en el, suspiró dando un paso adelante. Frunció el ceño al ver como Coira le miraba con una inmensa sonrisa y después giró el rostro para ver a su madre observándolo con orgullo. Caminó hacia ella, que se encontraba junto a Eara, la reina y el rey, pero entonces sus ojos se fijaron en Elsepth.
Estaba sentada al final de la sala, con un precioso y elegante vestido, extendiéndose sobre el sillón. Una leve sonrisa se instaló en su rostro mientras la observaba, pero entonces fijó la vista en su rostro. Sonreía, estaba sonriendo, de una forma tan tensa, que supo que algo iba mal.
Ni siquiera saludo al pasar junto a su madre o la reina, tampoco se dio cuenta cuando el príncipe fue a decirle algo. Simplemente siguió caminando, cruzando el salón ante la mirada de todos, hasta llegar hasta ella.
-Estas muy elegante -Elsepth siguió sonriendo forzosamente -Nadie diría que eres el Indisciplinado.
-Y tu estas muy hermosa -frunció el ceño levemente mirando su rostro, dio un paso adelante y tomó su mano, llevándola a sus labios, para después tomar asiento a su lado.
-¿No deberías haberme invitado a bailar o pasear? -ella habló mirando al frente, consciente de que todos los miraban.
-¿Que está mal? -Kirk preguntó con la vista al frente, recorriendo con su mirada el salón. Sus ojos se encontraron con los de Kenneth y ambos se sostuvieron la mirada.
-Yo...-Elsepth inspiró aire y cruzo sus manos sobre su regazo -Si quieres dejar todo esto, solo tienes que hacerlo.
-¿Qué? -Kirk se giró hacia ella, olvidando al resto de las personas en la sala.
-Vete Kirk -ella giró el rostro y le miró a los ojos -Si quieres escapar, aun estas a tiempo. Márchate, no te lo recriminare y explicare a todos lo que pasó.
El se quedó en silenció mirandola confundido, viendo como ella le miraba con tristeza, entonces se incorporó haciendo que Elsepth cerrara los ojos. Pero en lugar de marcharse el Indisciplinado tomó su mano, obligándola a levantarse y la guió por el salón, ignorando las miradas y los murmullos.
-Kirk, ¿Que haces? -preguntó caminando a su lado nerviosa -Te estas saltando todos los protocolos.
-Me importan un pimiento los protocolos -y caminando con ella a su lado, esquivo a Alexander Algart que caminaba hacia ellos frunciendo el ceño y que fue retenido por su esposa cuando se dispuso a seguirlos.
Salieron a la terraza lateral y él la guio hasta quedar apartados de los ventanales, entonces giró para estar ante ella y la soltó.
-¿Por qué me has dicho eso? -la miró a los ojos -¿Quieres que me marche? Si no quieres que nos casemos solo tienes que decírmelo.
-Incluso ahora, me preguntas lo que quiero. -las lagrimas desbordaron sus ojos -¿Y qué pasa con lo que tú quieres Kirk?
-¿Qué? -la miró desconcertado.
-Te estoy obligando a atar tu vida a mí, a cambiar todo lo que siempre has querido -negó con la cabeza -No tengo derecho a pedirte eso y sin embargo lo hice. Lo siento.
-Elsepth -alzó las manos para colocarlas en sus mejillas y limpiar sus lagrimas.
-No quiero que me odies -le miró a los ojos -No quiero que un día despiertes y te arrepientas de lo que hicimos, que me odies por haberte arrebatado la vida que deseabas.
-¿Quieres saber lo que yo quiero? -volvió a pasar los pulgares por sus mejillas -Quiero no volver a verte llorar nunca más. -y la abrazo, estrechándola en su pecho y envolviéndola en sus brazos, mientras apoyaba la barbilla en su hombro.
Se quedaron abrazados en silencio por minutos, hasta que él se apartó, aun sin soltarla y le sonrió.
-Ahora entremos a nuestra fiesta y demostremos a estos nobles estirados, como se celebra un compromiso -le quinó el ojo y tomó su brazo, para guiarla hacia el interior del salón.
Nada más ingresar al interior, todas las miradas estuvieron en ellos. Kirk miró al rey y asintió, guiando a su futura esposa hasta llegar a él.
-¡Señoras y señores! ¡Me complace anunciar la unión de dos familias muy importantes para mí! ¡El Condado de Winston y El Ducado de Bedford estarán aun mas unidos de lo que ya están, pues hoy se hace público el compromiso de Kirk MacClain y mi querida sobrina Elsepth Algart!-Robert habló con orgullo, alzando su copa -¡Por una vida feliz y plena para los futuros esposos!
Y todos alzaron sus copas brindando por ellos, mientras Elsepth miraba de reojo a su ya oficialmente prometido, dejando a un lado a aquel niño con el que había compartido tanto y viendo al fuerte guerrero, al hombre que hoy era.
Entonces él la miró, sonrió y tras guiñarle un ojo, se inclinó hacia ella y la invitó al primero de muchos bailes de la noche. Una noche en la que él la haría reir, en la que disfrutarían juntos, no siempre cumpliendo los protocolos, pero des pues de todo, era el Indisciplinado.
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