Las Highlands.
Tierra mítica, plagada de historias, batallas y leyendas. Dibujada por colinas cubiertas de turba, hierba y agua. Donde sopla implacable el viento. Donde predominan montañas cubiertas de nieve, en las cuales descienden cascadas y ríos salvajes de aguas limpias.
Un paisaje agreste, casi salvaje, salpicado de lagos y viejos castillos que cuentan las historias de sus clanes, sus gentes. Ellos, considerados tan salvajes como las tierras en las que viven.
Son tierras salpicadas de sangre, de mil batallas, de guerras entre clanes, entre hermanos, amigos, familias. Amores condenados, por el odio y la sed de venganza.
Ocho clanes, divididos, enfrentados, por engaños, mentiras, muertes y desgracias. Conviviendo en una misma tierra, sobre la que clamaban sus gritos de guerras.
Cuentan las leyendas, que enterraron sus armas en la fría tierra, cuando la mujer Inglesa, se clamo protectora de aquellas. Cuando su sangre, unió una tierra salvaje a una aristócrata, cuando su amor, unió dos clanes enemigos, cuyo odio se vertía a raudales. Cuando su lucha por la venganza, unió a todos en una misma batalla, logrando que enemigos lucharan codo a codo, como en tiempos ancestrales, lo había hecho.
Un mito. Una leyenda, con nombre. La Guerrera. La protectora de esa tierra, la heredera de un titulo, la que con su amor, unió dos lazos de sangre de guerreros. La mujer ante la que clanes y extranjeros, se habían inclinado.
Y fue ella la que inicio una nueva era en aquella tierra, su llegada marco un inicio, su partida una verdad, su regreso una batalla, y su reclamo como madre y esposa, marcaria una nueva alianza, una que con el tiempo se convertiría en una familia.
Lo inimaginable había ocurrido, los clanes más lejanos, habían venido a luchar juntos, el hombre del corazón de Hielo, se había postrado ante La Guerrera, la mujer de dos nombres y que había escogido quien era. Y ella también cambiaria su vida, haría que El Invencible, el guerrero frio e implacable, el Laird del Norte, ansiara calor, amor. Y lo encontraría en la venganza, en el odio de un pueblo hacia su sangre, hacia él y su clan. Y la historia de una mujer Laird, de un clan casi extinguido, la mujer capaz de atravesar al Invencible con su puñal, recorrería cada rincón de las Highlands. Porque ella se había convertido en la Señora del Clan del Hielo, desde el momento que derramo la sangre de él.
Leyendas, simples palabras, historias de una esposa, dispuesta a entregar su amor incondicional, para unir dos clanes enemigos. Un corazón puro y dulce, que quería limpiar el odio y los recuerdos de la sangre que había vertido. Una esposa, otra guerrera, a la que habían arrebatado su propia sangre, pero que siguió adelante, como señora de un nuevo clan. Su leyenda, conocida en todos los rincones, una guerrera dulce y bondadosa. La Esposa.
El tiempo iba pasando y el destino hacía que la sangre de esa tierra se alzara en lugares en los que nunca había existido. Un conde sin serlo, con sangre salvaje, gobernando un castillo, apartado de la corte, del rey, de sus leyes. Y tan cerca de ello, sin imaginarlo. Escogido como esposo, por la joya de la corona. Ella Lady Lancaster, Dama de La Casa de Essex, El Rubí, cuya historia era un rumor conocido por todos en Inglaterra. Hija de sangre real, pero sin derecho a ser reconocida. Ella que lograría que un salvaje fuera nombrado Barón por el propio rey, que conquistaría el corazón de los clanes y que uniría su sangre a ellos, convirtiéndose en la esposa del Conde.
Y como el pasado nunca se puede dejar atrás, esté decide cuando regresa y como. Y fue el pasado que en el caminó a Las Highlands, decidió poner a La Duquesa, ante el único hombre que nunca inclinaría la cabeza ante ella y la obedecería. Pero lo haría ante su mujer, la mujer que llevo a un autentico salvaje a la corte, convertido en un Duque. La mujer que sacrifico su vida, por llevar a casa el pasado. El pasado que arrastraría otra batalla, pero que uniría al fin dos almas perdidas, que nunca deberían haberse separado. El Laird proclamaría como su esposa a La Inglesa y como suya, también, a su hija.
Y la paz al fin llegaba a los clanes.
Sin saber que la autentica guerra estaba por llegar.
Que el mal acechaba y que aquella, que había visto cada paso en sus vidas, Iria a ellos, reclamando su lugar, alzándose como señora y llevando a su protector a su lado. Ella, la Meiga, que les mostraría que había mucho mas allá, que la magia estaba más cerca de lo que imaginaban. Ella que traía las visiones del futuro y que les guiaría en la batalla final. La autentica batalla en la que la familia unida, vencería y la luz se alzaría.
La Bruja, a la que todos respetan, a la que todos buscan.
Ella que todo lo ve y que sabe que las leyendas de sus vidas perdurarían, que serian contadas de generación en generación. Ella que alzaría un nuevo mundo, que crearía una nueva dinastía de Meigas.
La Bruja, que sabía que sus leyendas no eran más que el principio. El caminó hacia el destino, el que llevarían a cabo sus hijos.
Los Hijos de Las Highlands.
Y en una tierra pacifica, llena de vida y felicidad, han pasado los años. Mostrando nuevos guerreros, señoras, guerreras, brujas, condes, duques, Ladies. Todos ellos, con un destino marcado y unidos entre sí.
Pero no hay que olvidar, que siempre hay enemigos...
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