Javrik MacClain Bukchaman.

Barón de Archivald.

Un niño salvaje, que se había convertido en un Barón, que regía sus tierras, heredadas de su madre, que lo había reclamado como hijo suyo ante su clan. Ese era el, un guerrero, un aristócrata y un señor. Un hombre, un hombre que se había ganado un lugar en la alta sociedad, a pesar de su procedencia. Acudía a fiestas, a la corte, su relación con el Conde y el Duque le procuraban una buena posición. Sus tierras se habían convertido en prosperas y sus habitantes lo admiraban. Y era un trofeo, un ansiado trofeo de las damas sin rango de la corte, que veían en el un titulo, aparte de ser un hombre apuesto. Y el se había sumergido en ese mundo, viendo por su pueblo, por lo mejor para ellos, pero no sin dejar atrás sus raíces. Su hogar, sus hermanos, sus padres. Visitando a menudo Las Highlands, pero siempre una visita corta, demasiado corta. 

Isobel MacPearson.

La Hermosa.

Sus rasgos, tan idénticos a los de su madre, delataba su procedencia inglesa, pero su corazón la convertía en toda una MacPearson. Adoraba a su padre, con el que cabalgaba y cazaba, al que respetaba más que a nadie. Había crecido convirtiéndose en toda una beldad, "La Hermosa" así la llamaban. Los hombres la admiraban al pasar y la deseaban. Y no solo su belleza les llamaba, sino su puro corazón. Amable y risueña, valerosa y con coraje, esa era ella. La chica que había querido hacer algo con su vida y había decidido aprender, aprender el arte de la cura. Comenzó con su madre y termino por convertirse en la aprendiz de Marga, visitando a menudo las tierras Bukchaman para ejercer a su lado y aprender todo lo necesario. Todos la adoraban, la chica dulce y de sonrisa eterna. Que solo deseaba ser mirada por un hombre, un hombre que parecía haber olvidado su existencia. Un hombre que no la había vuelto a ver, desde que era una niña.