Capitulo: Una princesa
-¡¡El me empujo!! -gritó señalando con el dedo y mirando molesto.
-¡¡Tú me pegaste con un palo en la cabeza!! -y el otro niño respondió entrecerrando los ojos.
-¡¡Insulto a su hermana!! -y otro de los niños miró a Kristal pidiéndole que tomara partido en la discusión.
-¡¡Me llamo fea!! -y la niña se agarró al brazo de su hermano, llorando.
-¿Y cómo en medio de todo esto acabaste tu herida, princesita? -Kristal se agachó para mirar a la niña más pequeña, cuyas lagrimas se agolpaban en sus mejillas y que mantenía su dedo gordo entre sus labios.
-¡¡Fue culpa de él!! -y de nuevo discusión.
-¡¡Fue tuya!!
-¡¡Fue de los dos!! -y la otra niña miró a Kristal -¡Se estaban peleando y la empujaron!
-No llores cariño -con cuidado, paso sus dedos por la mejilla de la pequeña, limpiando los restos de las lagrimas. -Veamos que te has hecho. -y la tomó entre sus brazos, alzándola y sentándola en el filo de la mesa. La miró a los ojos y la vio mirandola con curiosidad, le sonrió dándole tranquilidad. Tomo el borde del vestido, alzándolo para ver las rodillas de la pequeña.
-¡Tiene sangre!¡¡Te van a castigar!! -La niña gritó al que la había insultado.
-¡¡Tu hermano también tiene la culpa!! -el apretó los puños.
-Ya basta -Kristal giró el rostro y le miró -Supongo que todos estáis preocupados por la pequeña, así que mantened silencio para que pueda curarla sin preocuparme de que volváis a pelearos. -y giró el rostro, fijándose en las rodillas de la pequeña -Solo es un rasguño -la miró a los ojos -Te lo curare y podrás volver a jugar como si nada.
Se apartó de la mesa, acercándose a su bolsa y tomándola para sacar lo que había en su interior. Regreso a su lugar, observando de reojo como los niños permanecían en silencio observándola.
-Vamos a lavar primero estas preciosas piernas -tomo un paño y tras mojarlo en el cuenco que había a su lado, lo paso con cuidado por las rodillas de la niña, limpiando la tierra y suciedad de ellas. -Eso es. ¿Te duele? -y la pequeña negó con la cabeza.
La puerta de la casa se abrió y ella no necesitó mirar hacia alli para saber que se trataba de Aidan. Su presencia la embriagaba cada vez que él llegaba, sabia cuando estaba cerca, cuando la estaba mirando. Escuchó la puerta cerrarse y sus pasos, miró de reojo a los niños, que se habían movido, hasta prácticamente esconderse tras la mesa.
Miró a los chicos, sonriendo, giró el rostro y miró al Frio, que alzó una ceja viendo a los niños y después miró a la pequeña sentada en la mesa.
-Una herida -Kristal habló y la mirada de él se poso en ella, tan intensa como siempre, entonces ella señaló a los niños con la cabeza -Una pequeña trifulca.
-¿Trifulca? -Aidan dio unos pasos mas, parándose tras ella, quedando frente a los niños. Ella aguanto la risa al ver como los dos que se habían peleado se escondían tras la niña, empujándola a ella delante de todos. -Los buenos guerreros no pelean entre ellos, se ayudan y están unidos para proteger a los suyos. -habló con rostro serio, mirando fijamente a los niños, que abrieron los ojos desmesuradamente. -¿Sois guerreros no? -y ellos asintieron nerviosos, miró de reojo a Kristal que estaba observando todo y dio un paso atrás, señalando la puerta y mirándoles de nuevo -Bien, regresad al arroyo, os estaban buscando preocupados.
Y los niños lo miraron dudando unos segundos, hasta que finalmente cruzaron la casa corriendo y salieron, olvidando por completo cerrar la puerta.
Kristal sonrió, negando con la cabeza, miró entonces a la pequeña y la cio con el rostro agachado, le acarició la mejilla y tomo uno de sus ungüentos, lo aplicó con cuidado en sus rodillas y después lo dejo en la mesa.
-Ya esta princesa -y la tomó en brazos y se giró para dejarla en el suelo, pero no realizó la siguiente acción ya que Aidan estaba parado justo ante ella. El miró a la niña, que se agarraba al cuello de Kristal, pegándose a ella y mirando al Frio seria.
Aidan alzo su mano, llamando entonces la atención de Kristal sobre lo que sostenía, y coloco una pequeña corona hecha con espigas de trigo.
-Toda princesa tiene su corona -y él habló, mirando fijamente a la niña y entonces la pequeña sonrió.
-Ahora eres toda una princesa -Kristal hablo, sin poder apartar la mirada del hombre que estaba ante ella, miró finalmente a la niña -Y ahora el remedió mágico -y acercó su rostro y depositó un beso en la frente de la pequeña, para después agacharse y dejarla en el suelo -Ve con tus papas, que deben estar preocupados.
En silencio ambos observaron como la niña salía de la casa y una vez se marcho, ella se giró hacia Aidan y le miró.
-Sabias que estaban aquí -no estaba preguntando, estaba segura de ello.
-Los estaban buscando asustados, les dije que estaban aquí -asintió.
-Y decidiste intimidarles -alzó una ceja, apoyándose en la mesa, mirándole divertida.
-¿Les intimido? -el se acercó un pasó, inclinándose sobre ella, apoyando los brazos en la mesa, a ambos lados de ella.
-Mucho -alzó el rostro, para poder mirarle a los ojos.
-¿Y a ti? ¿No te intimido? -acercó más su rostro, sus labios casi rozándose. Pero ella no respondió, sonrió levemente y beso sus labios despacio, lentamente. Cuando se apartó vio como él la miraba, maravillado -Nunca te hemos intimidado.
-¿Hemos? -Kristal frunció el ceño.
-Mi padre y yo -respondió sin dejar de mirarla, de esa forma tan intensa.
-Tengo ese recuerdo, de él sentado ante mí, con una corona de flores -sonrió pensativa, se mordió el labio -Recuerdo que se me rompió la mía y Aclair recogió flores y me ayudo a hacer otra, me la puso y me dijo...-se quedo mirando a Aidan -Toda princesa tiene su corona. -alzó la mano, acariciando la mejilla de él -Y entonces yo decidí que el seria también una princesa o un príncipe, supongo -rió -y le puse la corona y le invite a tomar el té.
-Siempre has sido especial para él -Aidan suspiro inclinando su rostro sobre la mano de ella, sintiendo el roce de sus dedos en su mejilla.
-¿Y para ti? -y cuando preguntó, sintió la mano de él sobre la suya.
-Para mí lo eres todo -y la beso, moviendo sus brazos, rodeando su cintura, estrechándola contra él. Su beso se volvió más intenso, sus labios se apoderaron totalmente de la boca de ella y pronto descendieron, besando su cuello.
-¡Aidan! -gritó al verse alzada del suelo, sentada sobre la mesa como hacia unos minutos había estado la niña. Sonrió mirándole a los ojos, apoyando la mano en su pecho, desnudo y sudado, por el duro trabajo de recolección -Necesitas un baño.
-No me meteré en ese cubo -Aidan señalo la bañera con la cabeza.
-¿Cubo? -Kristal rió divertida -Es una bañera totalmente decente.
-Olvidas -y el bajó la voz, inclinando su rostro sobre el de ella y alzando una ceja -Que soy demasiado grande. -y la Dulce volvió a sonrojarse, ante lo que el Frio sonrió.
-Me gusta tu sonrisa -y Kristal alzó los dedos, para acariciar sus labios.
-Es solo tuya -y Aidan tomo su mano sujetándola y beso sus dedos, que estaban sobre sus labios. -Vamos -y tirando de su mano, la bajo de la mesa y la guió hacia la salida de la casa.
-¿A dónde? -se dejó llevar por él.
-A bañarme -y Aidan respondió, caminando en dirección al arroyo.
-Ese agua estará helada Aidan -Kristal frunció el ceño.
-Soy el Frio -giró el rostro levemente para mirarla -¿Recuerdas?
Y veinte minutos después, Aidan MacCarty emergía imponente del lago, mostrando su cuerpo sin pudor alguno, mientras ella le observaba. Dudosa se acercó a la orilla y sus dedos rozaron el agua. Agua fría, helada. ¿Y por qué no la sentía tan fría?
Volvió a mirar a Aidan que la observaba, la esperaba.
Entonces ella lo supo. Lo haría, se sumergiera en aquel lago helado, en un lago en las tierras del norte. Dio un paso atrás y dejó caer su vestido, para después adentrarse despacio, conteniendo el aliento al sentir el frió acariciar su piel.
Y él vino a su encuentro, rodeándola entre sus brazos, estrechándola contra su cuerpo, tomando sus labios. Y el frío desapareció, se sentía protegida, cálida, en ese lugar, entre sus brazos, desnuda contra su cuerpo. Ese era su lugar.
-¿Y si nos ven? -se sonrojo al sentir las manos de él apretando su trasero, alzándola para que le rodeara con las piernas.
-Deigh está vigilando -le habló al oído, moviendo sus labios para besar su cuello.
Años atrás, ella había pregunta al Invencible, si eran hermosas las Tierras del Norte. Y hoy estaba aquí, en esas tierras, entre los brazos de Aidan MacCarty, el futuro Laird del Clan del Hielo.
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