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Capitulo: Un beso

Sus ojo se abrieron, observando su propia mano, sobre el pecho de él.

Tenía la sensación de que cuando volviera a casa, a su cuarto, a su cama, echaría de menos su calor, su piel, su cuerpo. Echaría de menos dormir entre sus brazos.

Y entonces, se dio cuenta.

No quería regresar a casa.

Le sintió moverse y alzo el rostro para mirarle, y como cada vez que amanecían juntos, se miraban en esos segundos de silencio. Y entonces Aidan alzó la mano y acarició su mejilla, con sus dedos recorriendo su rostro muy despacio. Cerró los ojos, inclinando el rostro hacia sus dedos, sintiendo la maravillosa sensación que recorría su piel y entonces lo recordó. "No le gusta que le toquen" " Evitamos causarle dolor"

Abrió los ojos, encontrándose de nuevo con los de él, su mano se movió, alzándose del pecho del Frio y quedando en el aire. Por un momento, tuvo la sensación de que Aidan sentía su vacilación y como si quesera decirle que lo hiciera, su mano se deslizo de su rostro hasta su cuello, acariciando su nuca.

La mano de ella avanzó hasta tocar la mejilla de él, sintiendo la barba bajo su palma.

-No te gusta que te toquen -y habló en un susurro, moviendo sus dedos sobre la piel de él.

-Tu si -y él respondió, apartando su mano del cuello de ella y llevándola hasta posarla sobre la de ella, en su propio rostro.

-Puedes ver, puedes ...-y ella lo entendió. Aidan MacCarty lo sentía, sentía lo que los demás tenían en su interior, sus miedos sus frustraciones, sus pasiones ...-Lo sientes.

-Puedo ver lo que pasara, puedo saber lo que hay dentro de una persona, lo que desea, lo que teme, lo que anhela, lo que hará o lo que no hará. -y el la miró fijamente -Pero cuando están demasiado cerca, cuando les toco... Puedo sentir lo que ellos sienten, todo.

-Debe ser un caos -y ella movió la mano, deslizándola hasta su frente -Escuchar todo eso en tu cabeza.

-Es peor -y el tomo su mano y la llevo a su pecho -Sentirlo aquí. Cuando les toco. Cuando lucho, cuando... cuando mato a alguien. Puedo sentir su agonía, su miedo en el momento en el que le estoy arrebatando la vida.

-Aidan -y ella sintió las lagrimas acudiendo a sus ojos.

-Se que soy un monstruo -podía notar el dolor en su voz, a pesar de que su rostro no mostraba absolutamente nada.

-No eres ningún monstruo -y ella negó con la cabeza sintiendo las lagrimas deslizándose por su rostro.

-Me has visto, has visto lo que puedo llegar a ser, la sed de sangre que siento -y el llevo la mano a su mejilla, para limpiar sus lagrimas -No llores por mí.

-Yo puedo tocarte....tu...-sintió la caricia de su dedo, retirando la lagrima de ella.

-Tu me das calma -inclinó su rostro hacia ella, con su aliento casi rozando sus labios, sus ojos mirándose -Tu me transmite tanta paz.

Kristal movió la mano en su pecho, apoyándose en el, deslizándose sobre él, acercando su rostro. Sus labios estaban a punto de rozarse y entonces ella vio el cambió. Vio en él cambio en su mirada.

Se apartó unos centímetros, dejándole espació y cuando Aidan giró el rosto para mirarla, ella vió la indecisión en sus ojos.

-¿Que pasa? -se incorporó, sentándose.

Escucho un leve llanto, y giró el rostro para ver a Deigh acercarse a ellos, con la cabeza gacha y mirando a Aidan. Volvió a mirarle a él.

-Van a atacar una pequeña aldea -Aidan habló en voz baja.

-Tenemos que ir, tenemos que ayudarles -Kristal fue a levantarse y entonces vió que él no se movía. Miró a su alrededor, a los hombres que estaban acostados junto a la hoguera y de nuevo a Aidan. -Tienen que ir ellos. -se acercó de nuevo a él, tomando su mano -Tu hermana dijo que me vió tomando la flor en el acantilado. Tengo que ser yo, yo la que baje a por ella. Tienes que mandarles a salvar a esa pobre gente -lo miró a los ojos -Pase lo que pase, se que tu me manteras a salvo Aidan. -y se inclinó hacia él y deposito un suave y dulce beso en sus labios, apartándose sonrojada.

Y el lobo aulló, haciendo que todo el campamento se alarmara, mirándolos.

Kristal miró a Deigh y de nuevo a Aidan, que permanecía ante ella, mirandola fijamente. Apenas fue un roce, un leve roce de sus labios, sin embargo su corazón aun latía con fuerza y sentía el cosquilleo en su boca.

Consciente de la mirada de todos los guerreros puestas en ellos, Kristal alargó la mano, tomando la de Aidan y él bajó la vista, mirando sus manos unidas, para volver a mirarla. Entonces se levantó, llevándola con él. Y sin soltar su mano, se acercó a sus hombres.

-¡¡Recoged todo rápido y partid para la Aldea de Noam!! ¡¡Van a atacarla y necesitan que los protejáis!! -Aidan hablo y sus hombres se movieron con rapidez.

-Pero señor...-Kerten dudó mirando los caballos -Algunos hombres deberían quedarse.

-Necesitaras a todos los hombres -y Aidan le miró fijamente -Cuando terminéis allí, venid a nuestro encuentro.

Y apoyada en el árbol, observó como los hombres obedecían la orden del Frío, recogiendo el campamento para encaminándose hacia una nueva batalla. No le paso desapercibida la mirada de preocupación de Kerten y como cuando se dio cuenta de que ella le observaba la miró y asintió.

Sus ojos se desviaron hacia Aidan, estaba agachado junto al lago. Le observo levantarse y caminar hacia ella con un cuenco en la mano. Cuando estuvo parado a unos centímetros, le mostró el agua en el cuenco.

-Curemos tu espalda antes de partir -habló, mirandola fijamente.

Kristal observo el agua que sostenía y sonrió, llevo la mano al tirante de su vestido y comenzó a girarse cuando escuchó su voz.

-Aquí no -sonó brusco, fuerte, mientras su brazo se extendía, apoyándose sobre el árbol, casi encerrándola contra él. Ella frunció el ceño, entonces fue consciente de que Aidan se había cernido sobre ella, impidiendo que los guerreros y ella pudieran verse. Sonrió, mirándole con cierta diversión. Y por primera vez en mucho tiempo, Kristal pensó, que podía dejar la modestia y la perfección a un lado. Merecería la pena solo por ver la reacción de Aidan MacCarty. Y entonces se inclino hacia él y poniéndose de puntillas, rozo sus labios. Un toque suave, beso dulce, leve. Un momento tierno seguido del ruido de los cacharros cayendo al suelo. Momento en el que ella se aparto y se inclinó a un lado para ver a tres guerreros mirándoles con la boca abierta mientras Kerten los empujaba para que recogieran todo. Sonrió y cuando volvió a mirar a Aidan, la sonrisa se congelo en sus labios. Podría decir que había fuego en sus ojos. Inconscientemente se pegó la espalda contra el árbol, al sentir como le encerraba, como su cuerpo se cercanía sobre ella. Y entonces Aidan MacCarty la beso, no un roce, no toque. Sus labios se amoldaron a los de ella, rozándose de una forma lenta, sensual.

Y un grito sonó tras ellos seguido por un golpe. Aidan se apartó aun mirandola y entonces tomo su mano y la guió hasta donde estaba su caballo.

Kristal giró el rostro para ver al pobre guerrero que se había caído del caballo, claramente al ver al Frio besarla. Giró el rostro rápidamente hacia delante, siendo consciente de que todos los estaban mirando.

Se pararon tras el caballo, donde ella deslizó los tirantes de su vestido, sosteniéndolo con sus manos sobre su cuerpo, solo para dejar libre su espalda. Sintió los dedos de Aidan, cuando después de lavar la herida, estaba colocando el ungüento. Y después, sintió el roce de su aliento en el hombro, el de su nariz, recorriendo su cuello hasta la nuca y sus labios posándose allí, de una forma delicada, pero tan intima.

Y Aidan desapareció, dejándola confusa, apretando con fuerza el vestido sobre su cuerpo y con la respiración contenida. Entonces escuchó su voz, al otro lado del caballo y supo que estaba hablando con Kerten. Se arreglo su vestido y su pelo y pronto se unió a ellos, llegando en el momento justo en que se despedían.

-Kerten -se acerco a él, tendiéndole un frasco -Póntelo en la herida, todos los días.

-Gracias señora -asintió, tomando el frasco y caminando hacia el grupo de guerreros que le esperaban montados ya en su caballo.

Kristal observo al grupo de jinetes alejarse, sintió como Aidan tomaba su mano y giró el rostro para mirarle.

-Debemos partir -se acercó toman ola por la cintura y alzándola, para sentarla sobre el caballo -Tenemos por delante al menos dos días de viaje.

-¿Es ese? -Ella preguntó sintiendo como subía al caballo y como siempre, colocaba la mano en su cintura. Se apoyó en su pecho -Es el acantilado al que vamos ¿verdad?

-Si -y él respondió, volviendo a colocar una manzana ante ella.

Kristal la tomó y la mordió al tiempo que iniciaban el viaje, con Deigh situándose junto al caballo.


Pararon solo para comer, de nuevo algo de queso y fruta y volvieron a cabalgar hasta alcanzar un precioso bosque en el que Aidan dijo que pasarían la noche.

-Iré a buscar leña y a cazar algo para cenar -Aidan habló acomodando las pieles en el suelo.

-¿Y si lo hacemos juntos? -y ella se paró ante él, mirándole fijamente.

-No tengo arco -la miró fijamente -Cazo con las manos y mi machete.

-Vale -y ella frunció el ceño -¿Que tal si yo recojo leña? Deigh me acompañara.

Y finalmente ella se interno en el bosque, recogiendo ramas, por supuesto acompañada del lobo.

Cuando Aidan regresó al campamento que habían improvisado, la hoguera estaba encendida y Kristal agregaba leña, para que no se apagara. Después de cenar, avivaron la hoguera para que durara toda la noche y ella se sentó en las pieles, observando como el lobo la miraba, pero en lugar de ir con ella, se alejaba hacia el bosque. Entonces miró hacia el caballo, donde estaba Aidan, él se giró hacia ella y la miró.

Se sostuvieron la mirada mientras caminaba hacia ella y al llegar, Kristal se hizo a un lado, esperando que él se sentara a su lado.

-Tienes que descansar -Aidan habló acomodándose a su lado.

-Tu también -y ella se recostó contra su pecho, con el brazo de él rodeadnos sus hombros.

Permanecieron en silencio, mirando las llamas moverse en la oscuridad, hasta que Aidan se dejo caer hacia atrás, arrastrándola con él y después tiró de las pieles, cubriéndola. Kristal se removió acomodándose contra él y posando la mano en su pecho. 

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