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Capitulo: Sentimientos

Sintió los dedos de él, apartando el pelo de su cara y acariciando su rostro. Sentía su pecho pegado a su espalda, su aliento rozando su cuello, su brazo sujetando su cintura.

-Se que estas despierta -Le susurro al oído, mientras su mano bajaba para acariciar su brazo -¿Te duele la cabeza?

-Um -tosió cuando intento hablar -Un poco -su voz sonó forzada, ronca.

-Espera, te daré un poco de agua -Se aparto de ella, ayudándola a incorporarse, ante lo que Moira hizo una mueca. -Despacio.

Observo como el salía del colchón y cruzaba el lugar hasta llegar a la mesa, servía agua en un cuenco y cuando se giró hacia ella, se quedo mirandola unos instantes. Como si se obligara a cerrar la boca, apretó los labios y camino hasta ella de nuevo, se inclino y se sentó en el colchón a su lado, tendiéndole el cuenco.

-Que servicial -tosió de nuevo llevando la mano a su garganta, tomo el cuenco y bebió de él, despacio, cuando se lo entrego frunció el ceño -Voy a pensar que te preocupas por mi Cazador.

-Lo siento -el dejo el cuenco el suelo y la miro a los ojos -Debí haber estado aquí, debí haberte protegido... -se inclino hacia ella y alzo la mano, acariciando su mejilla -Pero no permitiré que ninguno de mis hombres se vuelva a acercar a ti.

-Ya ¿Y cómo piensas hacer eso? -ella alzo una ceja -Estoy en vuestra Isla ¿recuerdas?

-Estaré pegado a ti todo el tiempo -el sonrió levemente.

-Eso es un poco difícil si te vas a pasar la noche a otro lugar -y se arrepintió. Había sonado como un reproche, un reproche de una mujer celosa. ¡Y ella no quería reprocharle nada! ¡Y no estaba celosa!

-A partir de ahora pasare todas y cada una de las noches a tu lado -se inclino más sobre ella -Muy cerca.

-No creo que Antia le guste mucho eso -y volvió a abrir su gran bocaza. Ahora sería el mejor momento para tener a Marga a su lado y que le diera un pisotón cada vez que fuera a abrir la boca.

-Antia no está en la Isla, la desterré -se acerco mas, sus labios casi rozándose, el aliento de el acariciando su boca -Anoche dormí en el bosque, con algunos de mis hombres.

-No te he pedido explicaciones -Moira se tenso -No me importa.

El sonrió, divertido. Y terminando de acortar el espacio que les separaba, junto sus labios en un suave y lento beso, amoldando sus labios poco a poco. La mano de él bajo de su rostro, hacia su cuello y rodeo este lentamente, acariciándolo. Moira se inclino hacia el e hizo una mueca al sentir la punzada atravesar su cabeza.

-Cuidado -se aparto de ella, mirandola preocupado -No debes hacer movimientos bruscos.

-Pues no me incites a hacerlos -ella respondio demasiado rápido, para que su mente procesara lo que iba a decir. Cerro la boca.

-¿Te incito? -el alzo una ceja divertido.

-Si, a arrancarte la cabeza -y respondio enfurruñada, echándose hacia atrás y acomodándose contra la pared, inspirando aire al sentir el dolor en su cabeza.

-Buenas -Beth entro en la casa, cerrando la puerta y la miro, sonrió feliz -¡Estas despierta! -se acerco al colchón -¿Como te encuentras?

-Como una rosa -respondio con ironía, rodando los ojos .

-El dolor de cabeza pasara en unos días, aunque pude que algún que otro mareo siga después -ella busco en su bolso y saco una hierbas -Te hare un té para que descanses.

-No quiero dormir -frunció el ceño.

-Pero tienes que descansar -Beth suspiro.

-Hazselo-El cazador se levanto del colchón, caminando hacia la mesa.

-No me lo tomare -Moira entrecerró los ojos.

-Te lo tomaras -El la miro molesto -¿Por qué no quieres dormir? ¿Tienes algo mejor que hacer?

-Reformar el castillo -y cuando ella respondio, el abrió los ojos sorprendido y Beth abrió la boca al tiempo que las hiervas se deslizaban de su mano cayendo al suelo.-Ahora no te puedes negar.

-¿Me..? -el la miro unos segundos -Bien, pero eso puede esperar.

-¿Qué? -Beth se giro hacia el mirándole con los ojos abiertos de par en par.

-No quiero estar acostada y no quiero dormir -Moira suspiro.

-Y yo no quiero que se reforme el maldito castillo -el se cruzo de brazos mirandola molesto.

-Iguales, son iguales -Beth tomo las hiervas y se alejo dispuesta a preparar el té.

-Ya, pero tu accediste a que lo hiciera -y ella sonrió triunfal -Yo no he accedido a quedarme aquí encerrada y tumbada, aburrida.

-¿Aburrida? -El alzo ambas cejas -Bien, me quedare contigo y hare lo necesario para que no te aburras.

-Bien -y ella sonrió mas.

-¿Bien? -Frunció el ceño, empezando a preocuparse.

-Si, bien -asintió -Me tomare el té, si tú te quedas y me entretienes hasta que me duerma.

-Esto está listo -Beth dejo el cuenco sobre la mesa, miro a uno y otro y suspiro -Como veo que sobro en esta conversación, me marcho. -camino hacia la puerta.

-Puedo imaginar mil formas de entretenerte -y el alzo una ceja sonriendo -Pero ninguna te dejaría descansar.

-Oh yo tengo una que si -y le miro a los ojos -Me tomare el té y permaneceré en la cama si tu -le señalo -Me cuentas sobre tu historia. Tu padre y... tu madre.

Y todo se quedo en silencio.

Beth que ya había abierto la puerta, se giro hacia Moira, mirandola con los ojos abiertos de par en par. Después miro al Cazador, le vio tenso, con la espalda recta y el rostro serio.

-Hasta que te duermas -el respondio con voz tensa.

-Como si fuera un cuento -y ella asintió.

Suspirando él se giro caminó hacia la mesa y tomo el cuenco, después volvió a girarse hacia el colchón y caminó hacia ella. Beth salió, cerrando la puerta despacio y una vez fuera, sonrió.

En silencio, se sentó a su lado, con la espalda apoyada en la pared y le tendió el cuenco. Ella le miro y negó con la cabeza y el suspiro.

-¿Que quieres saber? -siguió sosteniendo el cuenco ante ella.

-Tu madre -ella respondio, tomando el cuenco.

-Murió cuando yo tenía cinco años -el respondio con la vista fija al frente.

-Eso lo sé -rodo los ojos, mirando el cuenco -Pero ¿Como murió? Porque según parece nadie sabe o nadie quiere hablar de ello.

-Se lanzo de la torre más alta del castillo -y cuando el hablo, ella giro el rostro mirándole sorprendida. El la miro y luego miro el cuenco -Bebe

Moira se quedo mirándole a los ojos, finalmente giro el rostro y bebió del cuenco.

-¿Por...? ¿Por qué...? -Moira se sintió incomoda, quería saber pero, no quería preguntar.

-¿Tu porque crees? -el volvió a mirarla y de nuevo giro el rostro mirando al frente -Mi padre la secuestro, la alejo de sus hermanas. La obligo a casarse con él y a darle un hijo. La mantenía prisionera en el castillo y la golpeaba cuando... cuando no hacia lo que el quería. Nunca quiso estar con ese monstruo, nunca quiso pertenecer a esta isla y nunca quiso darle un hijo.

Moira cerró los ojos con fuerza, intentando que las lagrimas no brotaran de ellos. Cuando los abrió le miro, voy su perfil, sus ojos perdidos en los recuerdos. Se inclino hacia el lado con cuidado, apoyándose contra él, contra su hombro.

El Cazador giro el rostro, mirandola desconcertado e instintivamente, alzo el brazo y lo paso por los hombros de ella, acomodandola bajo su brazo y contra su pecho.

-Tengo pocos recuerdos de ella -hablo pensativo -Él intento borrármelos todos. La maldecía, decía que era la culpable de que yo fuera tan débil, que había querido vengarse de él, teniendo un hijo que no le serbia para su propósito. Siempre quiso que fuera como él.

-No eres como el -ella hablo en un susurro, sintiendo la pesadez de sus parpados.

-Te secuestre ¿recuerdas? -la miró con una sonrisa.

-Y ya te daré la paliza que te mereces por ello -se acomodo en su pecho suspirando -Pero no eres como él.

-Algunos de mis hombres piensan que estoy haciendo lo mismo que el hizo con mi madre -su brazo se movió, acomodándola.

-Esos no son tus hombres -bostezo.

-Te he besado -hablo en voz baja, apoyando la barbilla en la cabeza de ella.

-Pero yo quiero que me beses -y termino a frase en un leve susurro, durmiéndose. 

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