Capitulo: Mi tormenta
Sintió que todo temblaba.
Abrió los ojos de golpe y se incorporo, demasiado rápido, ante lo que inspiro aire dejando que el mareo pasara. Bajo la vista, al pecho de él, donde habÃa estado durmiendo plácidamente, abrazada por su brazo.
Vio como su pecho subÃa y bajaba acelerado, sus puños apretados, su rostro contraÃdo.
-¿Cazador? -alargo la mano hasta apoyarla en su pecho -¡Cazador! -le zarandeo y escucho el jadeo de él, aun temblando -¡Despierta! -golpeo su hombro -¡Despierta! -y alzo la mano y le dio una bofetada.
El abrió los ojos de golpe y la miro sorprendido.
-Estabas teniendo una pesadilla -Respondio con el ceño fruncido.
-¿Y tenias que despertarme con un golpe? -el parpadeo varias veces y miro a su alrededor, como si estuviera asegurándose que todo era real.
-¿Y como si no? -Moira suspiro arrastrándose por el colchón hasta sentarse en el filo.
-Con un beso -el se sentó a su lado, atando sus zapatos.
-Tu sigue soñando -ella rodo los ojos.
-Dijiste que tu quieres que te bese -el giro el rostro y la miro sonriendo.
-Yo no he dicho eso -ella lo miro molesta.
-Si, lo has dicho -el asintió.
-No, no lo dije -negó con la cabeza.
-Lo dijiste poco antes de dormirte -y el alzo una ceja.
-Mentira -ella frunció el ceño -Yo no....
Pero no pudo continuar porque él se inclino y la beso. Un beso fugaz, un roce de los labios, seguido de un leve mordisco en el labio inferior de Moira. Después el se aparto y se levanto.
-Buenos dÃas -Beth entro en la casa y miro a Moira sonriendo -¿Estas bien?
-Si -ella se levanto molesta y miro de reojo al Cazador
-Vale -Beth frunció el ceño, mirando a uno y otro -¿Que tal tu cabeza? Puedo prepararte otro..
-No voy a tomar más te de ese -y ella respondio rápidamente y al escuchar la risa de él , giro el rostro y le miro con los ojos entrecerrados -¿Y tú de qué te rÃes?
Y sin dejar de sonreÃr, dio una zancada, parando ante ella y se inclino besándola rápido.
-¿Eh? -Beth abrió la boca sorprendida
-¡¿Que haces?! -Moira grito empujándole y miro a Beth sonrojada.
-Yo....-Beth miraba de uno a otro.
-Al fin en pie muchacha -Murray entro a la casa y le sonrió, frunció el ceño mirando a su alrededor -¿Que pasa?
-¡Nada! -y Moira respondio rápidamente.
-Todos están esperando para empezar con sus labores en el castillo -Murray hablo, mirando al Cazador -Están un poco nerviosos, la verdad. Supongo que tu no vas a querer estar presente.
-Pero yo si -Moira coloco las manos en su cintura con decisión.
-Tu te quedas descansando -El Cazador la miro serio.
-Yo voy a ir alli y estar dirigiendo la reforma del castillo -le miro de forma desafiante.
-¿Vas a seguir llevándome la contraria? -El dio un paso hacia ella.
-Siempre que pueda -y ella sonrió feliz.
El Cazador entrecerró los ojos y antes de que ella reaccionara, la tomo de la cintura y tiro de ella, pegándola a su pecho y besándola.
-¿Y esto? -Murray miro a su hija y de nuevo a ellos.
-¡Deja de hacer eso! -Moira grito frustrada cuando él se aparto sonriendo.
-¿Ahora que se que te gusta? -el sonrió divertido - No
-Si vuelves a...-le miro amenazante pero no pudo terminar su frase.
El volvió a abalanzarse sobre ella, solo que esta vez cuando se fue a apartar, Moira alzo la mano y el fue rápido en sujetar su muñeca, pero ella alzo la otra mano y la bofetada le llego por el otro lado, dejándole sorprendido.
-Joder -El cazador la soltó y dio un paso atrás, llevando la mano a su mejilla -Te has levantado con la mano ligera hoy.
-Vámonos -Ella camino hacia Murray ignorándole -Si se acerca a mà de nuevo lo mato.
Riendo Murray tendió el brazo, cediéndole el paso y tras mirar al Cazador y negar con la cabeza, la siguió
El miedo se notaba en el ambiente, cuando todos atravesaron el puente, claramente tensos y cuando dudaron en entrar al castillo. Hasta que ella caminó con decisión y empujo la puerta, uniéndose Murray para ayudarla.
Poco a poco, el temor de despertar a los fantasmas del pasado fue pasando, aunque aun se notaba la tensión de todos trabajando.
Los hombres empezaron a restaurar las escaleras, techos y paredes, mientras las mujeres ayudaban con los muebles y limpiando la cocina y habitaciones.
Moira camino por el lugar, pudiendo ver en su mente el maravilloso castillo que podÃa ser. Ordenó que tiraran todo lo que habÃa en la habitación que habÃa pertenecido al padre del Cazador y también que tapiaran las mazmorras.
Cuando todos estaban concentrados en su trabajo, ella caminó por el lugar, sin poder negarse a sà misma que sentÃa algo al recorrer los pasillos de ese lugar. Llego a las escaleras que subÃan a la torre y sin saber porque, subió por ellas. Cuando llego a la torre sus ojos recorrieron todo lo que la rodeaba.
Un lugar vacio, no habÃa nada y sin embargo parecÃa haber tanto.
Su mirada se poso en el ventanal y despacio camino hacia el, sin poder dejar de mirarlo. Se paró a unos pasos, viendo el resplandor que entraba por ese lugar.
-¿Te lo contó? -escucho la voz de Murray tras ella, pero no se giró, siguió mirando el ventanal.
-¿Era una mala mujer? -no pudo evitar preguntar.
-No -el hablo con pesar -Probablemente no hubiera una mujer mas buena que ella, pero su bondad se consumió. Ãl la consumió.
Una lagrima resbaló por la mejilla de Moira, sin saber exactamente el motivo.
-Debemos irnos, esta atardeciendo -Murray coloco la mano en su hombro -Se están empezando a poner nerviosos, no quieren que les pille la noche en el castillo.
-Bien -alzo la mano y limpio su mejilla, se giro y le miro.
Caminaron en silencio, bajando los 198 escalones que llevaban a lo alto de la torre, los habÃa contado al subir y ahora lo hacÃa de nuevo al bajar. Recorrieron el pasillo, que ya se estaba sumiendo en la oscuridad y al pasar ante la puerta de una habitación, sin saber porque, paro. Dejo de caminar y giro el rostro para mirar las puertas de madera.
-Aun no se atreven a entrar ahà -Murray hablo mirando las puertas -Era la habitación de ella.
-Ve con ellos -se giro hacia la puerta y su mano se alzo, posándose en la madera, acariciándola.
-No voy a dejarte aquà sola -el negó con la cabeza.
-No va a pasarme nada -y ella giro el rostro y le miro -Ve. -y empujo la puerta, adentrándose en la oscuridad de la habitación.
Escuchaba su propia respiración, mientras caminaba, sus ojos revisaban todo a su alrededor, solo iluminado por la leve luz que entraba por el ventanal. Miró la cama con dosel, una inmensa cama blanca, caminó hacia el tocador y sus dedos recorrieron el mueble de madera, acaricio el cepillo y el espejo.
Sus ojos se movieron por el lugar y cuando giró el rostro hacia el ventanal, estos volvieron instintivamente hacia atrás, hacia la marca que estaba en la piedra junto al ventanal.
Sintió como su corazón se encogÃa y sin siquiera pensar se acerco y sus dedos temblando acariciaron la marca.
-No puede ser -susurro en voz baja.
-Este era su lugar -al escucharse se giro hacia el mirándole sorprendida -Ni siquiera él entraba aquÃ.
-Esta marca -volvió a mirar la piedra y de nuevo a él -Era una de ellas. Tu madre era una Meiga -lo miro a los ojos, frunció el ceño y caminó hacia el -Cuando dijiste que la secuestro, que la aparto de sus hermanas. Te referÃas a ellas. Por eso la secuestro, tu padre querÃa tener a una bruja a su lado -vio como él la miraba fijamente -No, no querÃa una bruja solo, te querÃa a ti. QuerÃa que su descendencia tuviera su sangre, que tuviera su poder.
-Pero mi madre no le dio lo que querÃa -el hablo con los ojos lleno de dolor -Estaba embarazada cuando salto de la torre, sabÃa que tendrÃa a un monstruo como él y que ese hijo si tendrÃa su poder. -sonrió con rabia -El siempre dijo que su venganza fue esa, acabar con la vida de lo que el tanto habÃa ansiado y dejarle una carga. Un hijo que no tenia ningún don y que era tan débil como ella.
-Pero tu si lo tenias -y ella estaba parada ante él, muy cerca -Tu si ves -no estaba preguntando, se lo estaba asegurando -Dijiste que yo les convertirÃa en un clan. Lo viste. Estas seguro de ello porque lo viste.
-Solo tengo sueños -el respondio mirandola a los ojos -Sueños que se cumplen.
-Ella quiso protegerte, por eso quiso que fingieras ante tu padre que no tenias ningún don -alzo la mano y la apoyo en la mejilla de el -Pero lo tienes. Ella es parte de ti.
El cerro los ojos, sintiendo la calidez de la mano de ella en su mejilla.
Y entonces Moira se acerco y apoyándose en su pecho, alzo el rostro y unió sus labios en un largo e intenso beso.
Cuando el beso ceso, apenas se separaron unos centÃmetros y se miraron a los ojos.
Ella sonrió y enlazo los brazos en el cuello de él, volviendo a unir sus labios y él rodeo con los suyos su cintura, apretándola contra su cuerpo, mientras se besaban.
Su beso se volvió más exigente, las manos de el recorrieron su espalda, subiendo y bajando hasta su trasero, apretándolo. Sin pudor ninguno, Moira introdujo las manos bajo la camisa de él y tiro de ella hacia arriba, ante lo que el aparto los brazos, dejándola hacer.
Con la respiración acelerada, el Cazador la miro con los ojos llenos de pasión y ella le miro con intensidad, alzo sus manos y las poso en el pecho de él. Lo acaricio despacio, subiendo y bajando hasta su vientre y sin apartar la mirada de él, sus manos se movieron sobre el pantalón, haciéndolo caer al suelo.
Dio un paso atrás, mirandolo totalmente desnudo y con una sonrisa, llevo las manos a su chaleco y lo desato, haciendo que resbalara por sus brazos, quedando en el suelo. Asà continuo, prenda por prenda, ante la mirada ardiente del, hasta que quedo tatamente desnuda. Le miro mientras se acercaba a él, poso la vista en su pecho y de nuevo lo acaricio, sintiendo como el temblaba bajo su tacto. Sin pensar, se inclino y beso su clavÃcula, sintiendo como el inspiraba aire bruscamente. Subió hasta su cuello y con una le sonrisa, beso y moridlo su cuello.
Sintió el gemido en su pecho, al tiempo que las mano de él se lanzaron a por ella y la alzo, ante lo que ella enredo las piernas en su cadera sin poder evitar reÃr. El sonrió mientras caminaba hacia la cama y los dejo caer sobre esta, procurando no dejar todo su peso sobre ella.
La miro sonriendo y beso sus labios, succionando su labio inferior y después mordiéndolo. Moira le respondio gimiendo, mientras sentÃa las manos de el acariciando su piel, bajando por su cintura hasta sus muslos, acariciando estos, sus piernas y volviendo a subir. Se arqueo hacia él, alzando el rostro y suspirando cuando sus besos recorrieron su cuello y su lengua la lamio.
Su respiración se volvió mas acelerada cuando sintió la mano de él, acariciando su vientre y bajando mas allá. Le miro, vio su rostro suspendido sobre el de ella, mirandola maravillado y jadeo cuando sintió sus dedos acariciando su centro. Gimió al sentir las suaves caricias y sin poder evitarlo movió sus caderas, mientras sus manos se sujetaban con fuerza a sus hombros.
Vio la sonrisa de satisfacción de él y se mordió el labio conteniendo un gemido, ante lo que él se lanzo de nuevo a por sus labios, mordiéndolos por ella. Gimió sin poder contenerse más y araño los hombros de él, tirando de su cuerpo contra el de ella. Sintiendo su aliento rozando su cuello y su respiración acelerada acercándose a su oÃdo. Hizo presión con sus piernas, clavando los talones en su trasero, empujándole hacia ella.
-Voy preciosa -el le hablo al oÃdo con voz ronca.
Un pequeño grito se deslizo de su garganta cuando sintió la presión que el ejercÃa, adentrándose despacio en su interior. Apretó con fuerza sus manos, sujetándose a él, conteniendo el aliento.
-Tranquila -le costaba hablar, lo notaba en su voz. Volvió a gritar cuando le sintió avanzar hasta el final y escucho el gruñido de él. -Vas a matarme.
Moira permaneció tensa bajo su cuerpo, respirando acelerada y con las uñas clavadas en su piel. Se mordió el labio y gimió cuando sintió que el se movÃa despacio. Jadeo, se arqueo, sintiendo su movimiento suave, delicado. Conteniendo la respiración cuando él salió casi completamente de ella, bajo sus manos por su espalda y al llegar a su trasero tiro de él, logrando que se adentrara de una sola vez.
Gimió, escuchando el jadeo de él.
-Eres mi jodida tormenta -y el gruño en su oÃdo cuando comenzó a moverse con rapidez.
Ella se unió a él, moviéndose a su encuentro, guiada por sus impulsos, mientras unÃan sus bocas de nuevo en un profundo beso.
Sus respiraciones y jadeos inundaron la habitación, mientras sus cuerpos se movÃan chocando en su encuentro, con el sudor bañando su piel.
Sus gritos recorrieron el vacio castillo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro