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Capitulo: Los Sinclair

Se adentro en la habitación, recorriéndola con la mirada. Sus ojos se enfocaron en aquella cama y sonrió.

Se estaba convirtiendo en una ingenua, suspirando y sonriendo por los rincones, cada vez que algo le recordaba a ese hombre. Cada vez le costaba más ser brusca con él. Mentira, cada vez disfrutaba mas siendo brusca con él, sobre todo porque Sloan la buscaba constantemente.

Sloan Sinclair, sabia su nombre. El mismo se lo dijo y sabia que aquello significaba mucho mas, aunque ambos quisieran ignorarlo.

Pero, ¿cuanto más?

Se acerco al ventanal y miro al exterior, estaban acabando, el castillo estaba prácticamente listo. Todos habían volcado sus expectativas, su esfuerzo y al poco tiempo también la ilusión. Podía ver en los ojos de los hombre, mujeres y niños de esta aldea la esperanza de estar convirtiendo aquel lugar en el castillo de su Laird.

Giro el rostro y sus ojos se quedaron mirando la marca en la piedra. Estaba segura de que ella lo sabía, sabía que su hijo seria el Laird, que el iniciaría el camino para cambiar la vida de esta gente.

Sintió la tristeza invadirla, preguntándose si le habría querido, si tan solo podría haber sentido algo de amor por Sloan. Había sido sometida, destruida, obligada. Podía cerrar los ojos e imaginar cómo le habían arrebatado todo. Pero si, ella se había vengado, le había arrebatado al monstruo que la destruyó, lo que mas anhelaba.

Eso era lo que le demostraba, que al final no quedaba mucho de bondad en ella. No había acabado con su vida cuando dio a luz a Sloan, espero, espero a llevar en su vientre al siguiente hijo, al hijo que si sería el monstruo que ese hombre quería. Y había esperado, para que viera como se lo arrebataba. No salto de aquella torre para acabar con su desgracia, aguanto su desgracia, sabiendo cual era el final. Pero siguió soportando su vida, solo para poder acabar con la vida de ese bebe, de su hijo.

Puede que se hubiera convertido en un ser como su padre, pero no dejaba de ser su hijo, un bebe.

Cerró los ojos con fuerza, aguantando las lagrimas en su interior. Quizás no se dio cuenta, pero en su venganza también arrastro a Sloan. El no recibió mas que el desprecio y maltrato de su padre y después supo que ella simplemente había seguido sobreviviendo para matar a ese niño.

-El castillo está casi listo -abrió los ojos al escuchar la voz de él, sintió los pasos acercándose.

-Ahora solo queda que su Laird lo ocupe -miro al exterior por el ventanal -Es lo que desean, lo que esperan y lo que necesitan.

-Pero no hay un Laird -el hablo, parado tras ella, con su pecho tocando su espalda.

-Si lo hay -respondio sonriendo -Estas aquí.

-Yo no soy su Laird -paso las manos por su cintura, llegando a su vientre, tirando de ella para pegarla a su cuerpo, su nariz acaricio su cuello.

-Lo eres -inspiro aire, sintiendo el cosquilleo en su cuello -Siempre lo has sido, es tu lugar Sloan.

-Merecen algo mejor -beso su cuello despacio.

-Has cuidado de ellos, has procurado cambiar sus vidas, luchas por darles un hogar seguro, dignidad -se mordió el labio -Quieres convertirles en un clan. Pero ya lo son, son tu clan y tu eres su Laird.

-Un Laird necesita una señora -y la giro para besar sus labios, después la miro a los ojos, viendo la sorpresa en ellos.

-¿Sabes lo que estás diciendo? -Moira lo miro fijamente.

-Si -y el respondio en voz baja, sosteniéndole la mirada.

-¡¿Que hacéis aquí?! -Beth entro en la sala sonriendo -¡Están preparando todo para la fiesta! ¡Ya está anocheciendo!

-Vamos -y Sloan tomo la mano de Moira y tiro de ella, guiándola hacia la puerta.

-Todavía están algo asustados porque la noche nos dé el encuentro en el castillo -Beth hablo siguiéndoles y mirando sus manos unidas.

-Se les pasara en cuanto estemos disfrutando de la fiesta en el patio y no aparezca ningún fantasma -el respondio con la vista al frente.



La noche llegó y por primera vez en años, el castillo no estaba sumido en una oscuridad silenciosa. Las hogueras y antorchas en el patio iluminaban el lugar, la música resonaba en el lugar, los hombres bebían y cantaban, gritaban felices. Los niños corrían, jugando y las mujeres bailaban alrededor del fuego, alzando sus manos, dando palmadas y saltando en círculos alrededor de las llamas.

Moira observo al grupo de mujeres bailando y sonriendo, una jarra de cerveza apareció ante su vista y la tomo, sino de dejar de mirar al frente.

-¿No bailas? -Morris estaba parado a su lado, sonriendo.

-¿Y tú? -ella le miro de reojo.

-Soy más de observar con una buena jarra de cerveza fría -y alzo su jarra hacia ella.

-¿Por que brindamos? -ella alzo su jarra imitándole.

-¿Por el nuevo clan? -el le sonrió aluzando ambas cejas.

-Por los Sinclair -y ella alzo mas su jarra y después la llevo a sus labios, bebiendo sin dejar de observar al hombre que la miro con supresa y después sonrió y bebió de su jarra.

-¿Le has convencido? -Morris fijo la vista en Sloan, que reía hablando con dos de sus hombres.

-No tengo que hacerlo -ella también le miro -Es su lugar.

-Y el tuyo es a su lado -y cuando el respondio ella se giro para mirarle.

-¡¡Ven a bailar Moira!! -Beth llego hasta ellos, agarrándola de la mano y tirado de ella.

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-¿Eh? No, yo no...-ella negó con la cabeza, entonces Morris le quito la jarra de su mano y sonrió.

-Ve a bailar, tu clan te espera -y se inclino hacia ella para susurrar esas palabras.

Prácticamente arrastrada por Beth, Moira se encontró incorporada al círculo de mujeres que la miraban felices. Algo se encogió dentro de su pecho, recordando las palabras de Morris.

La música comenzó a sonar de nuevo y siguiendo los pasos con ellas, Moira coloco las manos en su cintura y se balanceo de un lado al otro, hasta que el ritmo cambio, haciéndola saltar de lado hacia delante y dar dos palmadas, de nuevo hacia atrás y repetir hacia el otro lado. Pronto estuvieron dando vueltas alrededor del fuego, saltando, alzando las piernas y los brazos, dando palmadas y riendo.

Moira giro tomo las manos de Beth y otra mujer que había a su lado y alzándolas juntas giraron hacia un lado y después al otro. Soltaron sus manos y palmearon de nuevo. Entonces empezaron a girar sobre sí mismas, al tiempo que giraban alrededor del fuego.



-Es una gran mujer -Morris se paro junto a Sloan, mirando como bailaba.

-Lo es -el respondio, mirandola fijamente, observando cada detalle de ella, cada movimiento.

-Es probable que cuando os encontréis con su padre, se oponga a que te la lleves de nuevo -bebió de su cerveza tranquilamente.

-Que me lo impida si puede -la vio dar vueltas alrededor de fuego.

-Es el Diablo -Morris suspiro.

-Y yo el Cazador -no pudo evitar sonreír al ver como ella reía.

Pronto los hombres se incorporaron al baile, cada uno acercándose a una mujer e inclinándose pidiendo permiso. Para sorpresa de todos Murray se acerco a ella y se inclino, cuando ella entrecerró los ojos, el dio un paso atrás, pero entonces ella extendió la mano y tomo la de él, para empezar a bailar.

Los observaron bailar alrededor del fuego, ella giro sobre sí misma y sus ojos se encontró con los de Sloan, ambos mirándose.

-Pero ella no es una presa amigo -y Morris coloco su jarra en la mano de él y sonrió -Ahora si me disculpas, ya que tu no vas a bailar con tu mujer, estaré encantado de hacerlo yo. -y camino hacia el grupo que bailaba y tras dar una palmada en la espalda de Murray, este se aparto sonriendo y él le tendió la mano.

Juntos comenzaron a dar vueltas bailando y riendo. La música acelero el ritmo y Moira no pudo más que reír cuando ellos aceleraron el paso, sintiendo todo dar vueltas a su alrededor y su pelo mecerse a la velocidad que giraban. De repente se vio libre de sus brazos y antes de reaccionar, otros brazos que conocía perfectamente bien, la tenían sujeta.

Alzo el rostro para mirarle y sonrió, viendo la sonrisa del. Se dejo llevar, sintiendo el ritmo bailando juntos, disfrutando como niños. Como todos esa noche estaban disfrutando.

Cuando la música cesó, ambos estaban casi sin respiración. Se miraron divertidos, como retándose el uno al otro. El resto se había separado, pero el seguía sujetando su mano.

-Hora de comer -Morris se acerco a ellos sonriendo.

-Me muero de hambre -y El Cazador respondio, con la vista fija en ella.

Soltando sus manos, caminaron hacia la multitud, que rodeaba la mesa plagada de comida. Moira se acerco a tomar algo de carne y pan y negó con la cabeza cuando Beth le mostro una copa. Termino de comer su porción y se alejo del grupo, internándose en el bosque, ante la necesidad de aliviar su vejiga. Cuando hubo terminado camino con tranquilidad de regreso y cuando pudo vislumbrar a lo lejos a todos celebrando y riendo, se quedo observándoles.

Y entonces sintió el tirón en su pelo y una daga afilando se poso en su cuello.

-Es peligroso que una dama ande sola por el bosque -una voz de hombre susurro en su oído.

-Pero yo no soy una dama -ella no dudo, golpeo su pierna y agarro su muñeca, girándosela arrebatándole la daga y tomándola para clavársela en la otra pierna.

Se giro para correr pero vio el puño venir hacia ella, sin tiempo de esquivarlo. El dolor recorrió su cabeza en el instante del golpe y se vio arrojada al suelo.

Todo se volvió negro. 

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