Capitulo: La desesperación
Acantilado
El aullido de los lobos recorrió el lugar, mientras ellos salían del bosque, corriendo, llorando. Los caballos salieron de entre los árboles, detrás de ellos.
-¿Es aquí? -Kurgan preguntó a su hermano, mirando a su alrededor.
-Si -Kyle asintió, mirando al acantilado, al lugar exacto desde el que Aidan había caído.
El llanto de los lobos, sus aullidos, cicerón que todos miraran al lugar donde estaban parados. Los dos lobos, junto al lobo negro que yacía en el suelo, sobre un charco de sangre y con la flecha clavada en el.
-Oh, mierda -y Kurgan espoleó a su caballo, cabalgando con prisa y saltando del animal, al llegar alli. -Deigh -se arrodillo junto al animal y cuando alargó la mano hacia la flecha, el lobo le miró gruñendo, mostrando los dientes -Vamos amigo, ya se que no te gusta que nadie se acerque tanto, pero tengo que quitarte la flecha.
-Solo dejara que lo haga Aidan -Kyle se acercó, mirando al lobo, después a su lobo y al de su otro hermano, que estaban decididos a quedarse junto a Deigh.
-¿Y donde esta nuestro hermano? -Kurgan suspiró mirando hacia el bosque -Si se lo han llevado.
-Alli -y señaló hacia el acantilado, mirando fijamente el lugar -Cayó por alli.
-¿Qué? -Kurgan se incorporó, mirando al lugar asustado.
-Rodeemos el acantilado y bajemos por la parte de la playa -Kyle caminó hacia su caballo.
Un grupo de hombres se quedó con los lobos, aunque no muy dispuestos a acercarse a ellos, mientras Kurgan y Kyle, guiaban al resto de guerreros, rodeando los acantilados y llegaron a la playa.
-¿Y? -Kurgan miró a su alrededor -¿Estas seguro de que está bien?
-Si -y Kyle bajo de su caballo y su hermano le imitó.
Ambos se adentraron en la arena de la playa caminando por esta, mirando al agua al horizonte. Y entonces por el lado del acantilado, apareció la figura de alguien nadando en el agua.
Cuando estuvo cerca de la orilla, Aidan MacCarty se incorporó, caminando hacia la arena, con el agua chorreando por su pelo y su ropa mojada, con los ojos entrecerrados, la mirada llena de rabia. Todo un espectáculo, que sus hombres estaban presenciando, convirtiendo ese momento en una leyenda que contarían de padres a hijos.
El día en que Aidan, El Frio regreso del mar, dispuesto a tomar venganza.
-Jodido indestructible -Kurgan sonrió negando con la cabeza -¡¿Que tal el baño?!
-¡Se la han llevado! -su voz sonó furiosa, cargada de rabia.
-Deigh te necesita -Kyle observó a su hermano, cuando se paró ante él -La encontraremos.
-Lo sé -y él casi gruñó, como si fuera un lobo -Pero se han atrevido a tocarla.
-Y pagaran por ello -Kurgan se acercó y colocó la mano en su hombro -¿Estas bien?
Aidan le miró, bajo la vista a la mano que le tocaba y volvió a mirar al rostro de su hermano, que sonreía. No importaba cuantas veces le dijera que no le tocara, no importo cuantas veces le golpeo de pequeño para que no se acercara. Kurgan era su tortura constante.
-Perfectamente -suspiró y caminó hacia el grupo de guerreros que los observaba.
-¿Qué? -Kurgan se encogió de hombros viendo como Kyle le miraba fijamente, entonces se acercó a él, alzando la mano.
-Ni se te ocurra -y Kyle habló, girándose para caminar hacia sus hombres -Yo te la corto.
Cuando el Frio llegó con sus hermanos y seguidos por el resto de guerreros, el grupo de hombres que había quedado en el acantilado lo miraron con orgullo. Kerten, que estaba parado junto al grupo de lobos, miró a Aidan preocupado.
Aidan se acercó a los animales y los otros dos lobos se apartaron. Se arrodilló junto a Deigh y su rostro se contrajo, mirándole a los ojos. Acaricio su cuello.
-Yo también estoy preocupado por ella -siguió acariciando su pelaje hasta llegar a la flecha -Tengo que arrancarla. -y sus dedos rodearon la madera y tiró con fuerza. El gemido del lobo resonó con eco el acantilado y todos se encogieron al oírlo. -Ya está. Te vas a poner bien.
-Iona me dijo que te diera esto -Kyle se paró a su lado, dejando un bolso junto a su hermano.
Aidan no respondio, tomo el bolso y rebusco en su interior. Saco un frasco, que vertió en la herida, sujetando la pata del lobo.
-¿Desde cuándo entiendes de curas? -Kurgan frunció el ceño, mirando como limpiaba la herida del lobo y después miró a Kyle.
-Nos lo llevaremos a casa -Kyle señalo a sus hombres, que estaban preparando una camilla con ramas, para poder llevar al lobo. -Estará bien.
-Gracias -Aidan terminó de curar su herida y después cargó al lobo en sus brazos, caminando hacia la camilla que estaba atada al caballo de Kyle. Lo depositó alli con cuidado y cuando este lloró, acarició su cabeza -Yo iré por ella.
-Ten cuidado -Kyle le miró unos segundos, antes de subir a su caballo.
-Bien -Kurgan llevó la mano a su machete -¿Hacia dónde vamos?
Sur de las tierras del Norte
El tiempo parecía transcurrir de una manera extraña.
Estaba cansada, veía el paisaje a su alrededor, mientras caminaba por aquellas tierras, el aire rozaba su piel, haciéndole consciente de que aun podía sentir. Sentir... Sentía el dolor, la desesperación, la agonía de recordar ese instante, su rostro contraído al tiempo que el aullido de dolor de Deigh inundaba el lugar, ver su cuerpo, tambaleándose, cayendo hacia atrás, hacia el vacio.
-¡Camina! -sintió el tirón de su brazo y antes de pensar, su cuerpo reacciono, apartándose bruscamente, librándose del agarre de ese hombre -Vaya -la miró con una ceja alzada -¿Es que tienes genio princesita?
-Mi padre te matara -lo miró con odio -Aclair MacCarty te destrozara.
-El Diablo -él negó con la cabeza -Tu papi, no hará nada, porque querrá recuperar a su hija sana y salva. Y si quiere que sea así, tendrá que ayudarnos. No nos inclinaremos ante el Invencible.
-Has matado a su hijo -apretó los puños, avanzando hacia el -Has matado a Aidan MacCarty.
-Si -y el sonrió con superioridad -Hemos acabado al Frio. No es tan invendible como su padre, después de todo.
-¡¡Bastardo aquereso!! -se lanzo sobre él, golpeándole. -¡¡Ahg!! -gritó cuando él la agarraba por los brazos con fuerza -¡¡Eres un desgraciado!! ¡Cobarde! -y le escupió a la cara.
-¡Suficiente! -y él la golpeó, lanzándola al suelo -¡¡Tu hermanita se convirtió en una piedra en mi camino, no dejare que tú seas otra!! ¡Vamos! -y se giró dándole la espalda.
Otro de los hombres la agarró del pelo y la levantó bruscamente, tirando de su pelo.
"Tu hermana se convirtió en una piedra en mi camino"
-¡¡Eres tú!! ¡El idiota que no aceptaba a Logan como Laird!! -Kristal gritó, intentando librarse del agarre de su pelo. -¡El cobarde que no se atrevió enfrentar a su Laird y escapó!
-¡Cierra la boca! -Brod se giró, mirandola furioso, caminó hacia ella, parándose a apenas unos centímetros -Por más que grites, no regresara. Esta muerto. Y parece que te duele demasiado. ¿A caso el Frio llego a conquistar tu dulce corazoncito?
-El es mucho mas hombre de lo que tu llegaras a ser jamás -ella le miró con asco.
-Voy a demostrarte lo hombre que soy -y la agarro con fuerza del brazo tirando de ella hacia los arbustos.
-¡¡Suéltame!! -Kristal gritó, pataleando, mientras era arrastrada por la tierra.
-¡¡Cállate!! -la amujo contra un árbol, lanzándose sobre ella, apretándola contra el tronco del mismo y tratando de besarla.-¿Quieres ver que tan hombre soy? -sus manos apretaron su piel.
-¡Agh! ¡Asqueroso! -clavó las uñas en su brazo, sintiendo como rasgaban la piel del brazo de él. Su pierna se alzó justo en el instante en que él se movían ante el dolor de los arañazos en su brazo y golpeo con fuerza su estomago. Le empujo a un lado, cuando se inclinó ante el dolor y había conseguido dar varios pasos cuando la tela de su vestido fue sujeta por su mano. La tela crujió, rasgándose, al tiempo que él la empujaba al suelo, alzando su cuerpo sobre ella. -¡¡Ah!! -su mano se movió por el suelo, mientras sus piernas trataban de golpearlo. Entonces sus dedos rozaron la afilada roca y sin dudar un segundo la agarro y con todas sus fuerzas le golpeo en la cabeza.
-¡Agh! -Brod gritó al tiempo que se caía a un lado, llevando la mano a su cabeza, donde brotaba la sangre.
Kristal se arrastró por el suelo, con la respiración acelerada, ignorando el dolor en sus manos, ya heridas cuando se deslizo por el acantilado. Se incorporó y corrió, corrió alejándose de aquello, sin una dirección concreta, sin un lugar al que ir. Solo huyendo.
Escuchó los gritos y su corazón se aceleró sabiendo que vendrían por ella. Se golpeó con un árbol, pero siguió su camino, consciente de que no debía dudar. Rodeó un árbol gigante y chocó con un cuerpo. La tensión la invadió y el miedo, pero sobre eso, la ira, la rabia y la fuerza ganaron.
-¡Ahg! -gritó empujando el cuerpo del hombre que la había agarrado por los hombros y como sus hermanas le habían enseñado, echó el brazo hacia atrás y le dio un puñetazo.
-¡Mierda! ¡Kristal! -se congeló al escuchar esa voz, dio un paso atrás, ignorando el dolor en su puño, en su muñeca y alzo el rostro para mirarle.
-¿Kurgan? -su cuerpo tembló, las lagrimas acudieron a sus ojos -¡Oh! ¡Kurgan! -y se lanzó hacia él, abrazándolo con fuerza.
-¿Eh? -Kurgan MacCarty se congeló, con los brazos en alto y ella abrazándole, frunció el ceño -¿Estas bien?
-Aidan, Aidan -ella se apartó para mirarle, con las lagrimas recorriendo su rostro -Le han matado, han matado a Aidan.
-Mi hermano está bien Kristal -el sonrió levemente, giró el rostro, mirando hacia la dirección de la que provenían los gritos -En estos momentos debe estar decapitando a ...
-¡¿Está vivo?! ¡¿Está bien?! -sintió la presión en su pecho -¡Esta bien! -y se lanzo de nuevo a abrazar a Kurgan. El volvió a tensarse, con los brazos abiertos, dudando. Finalmente sus manos se movieron y con indecisión, dio unas palmaditas a la espalda de ella. -¡Tengo que verle! -y se giró y corrió.
-¡¡Espera!! -Kurgan corrió tras ella.
Escuchaba los gritos y corría hacia ellos. Sabía que en aquel caos, estaría él, luchando buzándola. No importo la escena que vio ante ella cuando llego al lugar. Ver a Aidan MacCarty con sus manos y rostro llenos de sangre, masacrando a sus enemigos como un animal salvaje.
-¡¡Aidan!! -gritó y él la escuchó.
Y no importó correr sobre la sangre que cubría el suelo, esquivando a los guerreros luchando, peleándose. Solo importaba él, él. Estaba vivo, estaba alli, por ella.
Se lanzó hacia su cuerpo, abrazándolo, sabiendo que la sangre que le cubría la manchaba. Pero eso no importaba, solo que estaba allí a su lado. Que sus brazos la envolvieron, que su cuerpo la estrechó contra él.
-Estoy aquí -el susurró las palabras, con los brazos apretando su cintura.
Y ella alzó el rostro y le miró.
Aidan MacCarty inclinó el rostro, besándola.
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