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Capitulo : La Bestía


Tiro de sus manos con fuerza, alzo la pierna y situó su pie sobre la pata de esta, presionando con fuerza mientras tiraba hacia atrás.

-Te harás daño -la voz de una mujer la hizo girar el rostro. Una chica morena con el pelo en parte recogido y un sencillo vestido, estaba parada observándola, con una  bandeja en sus manos. -Hola -Parecía nerviosa, sin saber que decir. -Te traigo, carne, pan, queso y un poco de vino. -camino hacia la mesa y deposito la bandeja, dando un paso atrás, como si le tuviera miedo -Supongo que tendrás hambre. -Y al ver que ella no respondía, suspiro -Yo, soy Beth. -volvió a dar un paso adelante y empujo la bandeja hacia ella -Por favor, come algo. -se miraron a los ojos por unos segundos -El Cazador no quiere que...

-¡Me importa una soberana mierda lo que ese mercenario asqueroso quiera! -y ella se removió nerviosa, empujando con las manos la bandeja, que se deslizo hasta el filo de la mesa .-¡No quiero su comida! ¡No quiero nada que provenga de ese cerdo! ¡Que venga y se enfrente a mí! ¡Le cortare la lengua!

Beth suspiro y negando con la cabeza salió del lugar.

Moira siguió gritando, hasta pasados unos minutos, miro la bandeja y apretó la mandíbula. Su mirada se quedo perdida en la pared del frente.

-Marga -una lagrima resbaló por su mejilla -Se que estas bien, pero... ¿Donde estas?

Se inclino sobre la mesa para limpiar la lagrima con su brazo. No dejaría que él la viera débil, no permitiría que la tomara como una damisela sensible y asustada. Ella no estaba asustada, estaba enfadada, estaba furiosa. Quería su espada, su arco, quería cortar la cabeza de cada uno de estos idiotas que se habían atrevido a raptarlas, quería quemar su barco....




-¿Ha comido? -Se paro ante ella, mirando a la casa que quedaba a unos metros.

-Solo ha abierto la boca para insultarte -negó con la cabeza -Y amenazarte. -vio como el sonreía levemente y frunció el ceño -Dijiste que no sufrirían ningún daño y la hermana.... ¿y si está muerta?

-Esta viva -el hablo con rostro serio.

-¿Y eso como lo sabes? -Beth lo miro con culpabilidad.

-Ella lo ha dicho -el alzo la mano y acaricio su brazo

-¿Y porque ella lo diga es cierto? -Beth negó con la cabeza -Si ha muerto por nuestra culpa...

-Esta viva -el tomo su barbilla y la sostuvo, obligando a mirarle -La señora del Clan MacLairs es una Meiga. Si Moira dice que su hermana está viva, es que esa bruja se lo aseguro. No creo que permitiera que fueran a las tierras del norte si iban a sufrir algún daño.

-En cualquier caso -ella suspiro, y negó con la cabeza -Esto no es una buena idea.

-Eso has dicho desde el principio -el sonrió cruzándose de brazos.

-Y ahora estoy más segura -y ella le miro con el ceño fruncido -Los hombres... están molestos.

-Habla -el rostro de él se volvió, tenso.

-Te insulto, se escapo, te golpeo... bueno, en... en... te golpeo ahí -se sonrojo incapaz de decir donde -Y te volvió a insultar, a gritos. Y te... te... azoto -vio como el sonreía levemente y entorno los ojos -Y te... te...¿te mordió?

-Me mordió -asintió, sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Te mordió... en... -Beth se sonrojo aun mas -Te mordió...

-Me mordió el trasero - y el asintió mirandola a los ojos y con esa sonrisa en su boca.

-Te azoto y te mordió -ella se quejo.

-Muchas mujeres han ansiado tocar mi trasero -el se encogió de hombros -Ella simplemente escogió hacerlo de otra manera.

-Oh, eres....- y Beth rodo los ojos, sin poder evitar que una sonrisa apareciera en su rostro. Después suspiro y le miro fijamente -No está segura aquí.

-Estará vigilada en todo momento -El hablo pensativo.

-Ya. ¿Como en el barco? -y resoplo -Algunos de los nuestros no están contentos y lo sabes. Quieren matarla, ella quiere escapar y cortarte la lengua y sabe dios que cosas más.

-Puedo con ella -el apretó la mandíbula -Y puedo protegerla.

-El problema es que la has secuestrado y tienes que protegerla de tu propia gente al tiempo que la vigilas -ella miro a suelo -No se puede conseguir una paz fuera cuando hay una guerra dentro.

-¿Que has oído? -el dio un paso hacia ella.

-Están molestos, no confían en tu plan, solo quieren....sangre -ella le miro a los ojos -Supe que mataron a algunos guardias.

-Ya he castigado a los culpables -el apretó la mandíbula -Y no seguirán formando parte de mis guerreros.

-Tienes que tener cuidado -Beth tomo su brazo apretándolo.

-Se lo que hago -el asintió y volvió a mirar hacia su casa.

-Procura no acercarte mucho a ella -y se alejo caminando mientras negaba con la cabeza.

No pudo evitar sonreír mientras caminaba hacia la casa, aunque ya cerca, borro su sonrisa y miro fijamente a sus dos hombres de confianza, apostados junto a la puerta. Asintió hacia ellos y entro.

Se quedo parado a unos pasos de la puerta, observándola.

Veía su espalda curvada, su cabeza echada sobre los brazos apoyados en la mesa y su melena extendida por la madera.

Caminó despacio, en silencio hasta ella, se inclino sobre su cuerpo y la observo. Escucho su pausado respirar, vio sus ojos cerrados. Frunció el ceño, alargo la mano y con dos dedos retiro algunos mechones que le cubrían el rostro. Se inclino más, fijando la vista en aquella gota, una lagrima que había quedado sobre su mejilla. Sus dedos se movieron solos, para capturarla. Se tenso, sintiendo la suavidad de su piel.

Se aparto y la observo unos segundos, finalmente rodeo la mesa, se paró a su otro lado y se agacho. Desato el agarre a la mesa, aunque no sus manos, no era tan confiado para eso. Se levanto y volvió a mirarla por unos segundos, finalmente suspirando, paso las manos bajo sus piernas y su espalda y al cargo contra su pecho.

Atravesó la estancia hasta el colchón y se inclino, depositándola sobre él. Viendo como su melena se expiada sobre el colchón y su rostro caía hacia un lado. Su vista bajo por su cuello, hasta su pecho, que subía y bajaba con su respirar, siguió por su vientre, su cintura, sus muslos. Cerró los ojos y tosió levemente, se giro dándole la espalda y caminó hacia la mesa, sentándose y tomando la jarra de vino para servirse un poco.



Espero.

Espero unos minutos y entreabrió los ojos. Vio su espalda, relajada, mientras alzaba el brazo para beber, sus ojos se quedaron fijos en su bíceps y parpadeo varias veces. Alzo la mano para llevarla a la mejilla, donde el había acariciado minutos antes.

Entorno los ojos, miro la puerta y volvió a mirarlo a él.

Se movió despacio sobre el colchón, alargo la mano y tomo el candelabro que había en el suelo. Lo apretó con fuerza en su mano, mientras salía de la cama. Camino de puntillas y se paro tras él. Le escucho suspirar, mientras alzaba el brazo y lo bajo con fuerza, golpeándole en la cabeza.

-¡Agh! -El cazador se derrumbo sobre el banco, cayendo al suelo y llevando la mano a su cabeza -¡Mierda!

Corrió hacia la puerta, por donde apareció otro guerrero al que tiro el candelabro, dándole en la cabeza y al salir se encontró con otro, que antes de que pudiera reaccionar, alzo la rodilla y golpeo su entrepierna. Y se alejo corriendo, escuchando los gemidos de su ultimo contrincante.

-¡¡Joder!! -El cazador se incorporo, tambaleándose y mirando su mano con sangre, salió de la casa con dificultad -¡¿Por dónde?! -no tuvo tiempo de compadecerse de su guerrero, que señalo con un brazo, mientras el otro se mantenía sujetando sus partes.




Moira corrió, corrió por aquel bosque que no conocía, tropezando con dificultad por un terreno rocoso. Miro hacia atrás para asegurarse de que no la seguían y entonces choco y sintió unos fuertes brazos sujetándola. Giro el rostro y vio Morris.

El la miro primero sorprendido, después alzo una ceja y sonrió divertido.

-Supongo que no has salido a pasear ¿Verdad? -apretó mas su agarre alejándola para que no pudiera golpearle con la pierna en el estomago u otro lugar más sensible. -¿Que le has hecho esta vez?

-¡Suéltame! -grito moviéndose entre sus brazos.

-¡¡Agh!! -y el grito del Cazador llego hasta ellos. Ambos le vieron, aparecer entre los arboles con los ojos entornados y fijos en ella, con una mano manchada de sangre y un hilo de la misma bajando tras su oreja. -¡¡Tu te lo has buscado!! ¡Se acabo la amabilidad!

-¡Por mi puedes meterte tu amabilidad por...! ¡¡Ahh!! -grito cuando él se abalanzo sobre ella y al cargo sobre su hombro -¡¡Suéltame idiota!!

-¡Si te atreves a morderme te aseguro que me encantara devolverte el favor! -y llevo la mano hacia el trasero de ella y lo azoto.

-¡¿Como te atreves?! ¡Te matare! -Moira gritaba pataleando.

Cuando llegaron a la casa, varios guerreros estaban alli, observándoles sorprendidos, además del que ella hirió con el candelabro, que estaba sentado fuera, siendo atendido y el que golpeo con la pierna, que estaba apoyado en otro compañero, aun con el rostro contraído.

Todos se apartaron dándoles paso.

-¡Tu lo has querido! ¡Iba a permitirte dormir conmigo en el colchón! -grito entrando en la casa.

-¡Antes dormiría con los cerdos! -ella se removió intentando saltar al suelo.

-¡Como quieras! -y la tiro al suelo, sentándola de culo, ante lo que ella hizo una mueca, y ato la cuerda a uno de los pilares de madera de la casa -¡Tu cama!

-¡Bruto! ¡Imbécil! -grito viéndole caminar hacia la puerta -¡Bestia! -y no pudo decir más.

Recuerda esto, a veces la bestia, solo es el monstruo por las consecuencias. Quizás solo necesite que alguien, le enseñe como podría ser la vida por otro camino.

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