Capitulo: Familia
Se removió entre las sabanas, frunció el ceño, aun con los ojos cerrados, su brazo se deslizó, en busca del cuerpo que le había dado calor durante la noche y al no hallarlo, sus ojos se abrieron. Se incorporó en la cama, sosteniendo la sabana contra su pecho y miro a su alrededor. Vio la silueta, sentado en el sillón, mirando hacia la ventana, hacia la noche que aun les envolvía.
Aparto las sabanas y mantas y sintió el frío recorrer su cuerpo. Tiro de la piel que cubría su cama y se rodeo con ella, procurándose calor. Caminó descalza hasta parase a su lado, le miró, para encontrarse con su mirada perdida.
-Te mentí -Logan no la miró, seguía con sus ojos fijos en el horizonte, en aquel cielo oscuro que se extendía ante ellos -Te dije que podía ayudarte, que encontraríamos a tu hermana. Ni siquiera sé que ha sido de esos mercenarios estos años, ni quien es su líder. -cerro los ojos con fuerza -Esperaba encontrarme con un viejo decrépito, el hombre al que podría gritarle cuanto le despreció.
-Me has ayudado -Marga extendió la mano, tomando su barbilla, girando su rostro hacia ella, para que le mirada. -Me has dado un nuevo hogar, mi hogar. -se acercó y se sentó en sus piernas, cubriendo a ambos con las pieles -Cuéntamelo.
-Mi tío en una de sus muchas decisiones erróneas, propuso un matrimonio entre Sinclair y mi madre, pero él no aceptaba un matrimonio. Así que simplemente se la entrego. Como una posesión mas, le entregó a mi madre -habló, pasando la mano por la espalda de su esposa, hasta posarla en su cadera, sujetándola contra él, -El muy idiota pensaba que de esa forma tendría un gran aliado. Era la mano derecha del Laird en ese momento. Su clan estaría protegido de los abusos, tendría un lugar especial y puede que incluso más poder. Era un avaricioso, capaz de sacrificar a su propia familia. -la miró a los ojos -Mi madre convivió con ese hombre por meses y entonces... Todo cambió. El Invencible recuperó su lugar, estableció orden, los mercenarios tuvieron que huir. Y el simplemente, se largo. Y cuatro meses después nací yo. Yo, un bastardo, hijo de un mercenario exiliado. Yo, una mancha para el clan.
-Tu, el Laird -alzo la mano acariciando su mejilla -Uno no es Laird solo por nacer heredero. Un autenticó Laird, protege y respeta a su pueblo, cuida de ellos y se sacrifica por su bienestar. -sonrió levemente -Tu clan te quiere Logan. Puede que tuvieran miedo, miedo a que pudieras ser como tu tío o tu padre. Pero han visto el hombre que eres, ellos te quieren y te respetan.
-No todos -y el sonrió con ironía.
-Idiotas hay en todos los clanes -ella suspiro -Y más de los que hacen falta.
-¿Como puedes hacer que todo parezca tan fácil? -susurro aquellas palabras, acercando su rostro al de ella, casi rozando sus labios.
-Porque nosotros decidimos que es difícil y fácil. -se incorporo, parándose ante él y extendiéndole la mano -Nosotros decidimos levantarnos, cuando nos caemos.
Logan la observo, bajo la vista a su mano y la tomo. Se levanto del sillón y la siguió, dejándose llevar por la habitación, hasta llegar a su cama. Se deslizó bajo las mantas, tirando de la mano de ella, guiándola hasta el hueco en su brazo, sintiendo su cuerpo acomodarse al suyo para después poder abrazarla.
Marga suspiró, sintiendo el aliento de él rozar su cuello, su brazo sujetándola por la cintura, el calor de su cuerpo en su espalda. ¿Que había pasado con ella? Hace unos meses, por una mentira menos importante, le habría cortado la lengua al hombre que se había atrevido a engañarla. Y allí estaba, en sus tierras, en su castillo, en su cama, entre sus brazos. Y no quería marcharse, sabía que ese era su lugar.
Aquí estaba su clan, aquí estaba su familia, aquí estaba su nueva vida.
Pero tenía mucho que resolver antes.
Sabía que su hermana estaba bien, su tía Sienna jamás las habría mandado hacia el peligro, pero, si su destino estaba aquí, siendo la señora del Clan MacGanigan. ¿Donde estaba el de su hermana?
"Te seguirán, serán tu pueblo"
Entrecerró los ojos, mirando hacia la ventana. Y una leve sonrisa se dibujo en su rostro.
Se deslizó por la cama suavemente y salió de esta, girándose para comprobar que su marido dormía. Tomó la ropa, la misma que había utilizado para el encuentro con los mercenarios y tomó su espada. Miró una última vez la cama, viendo mucho más que un lugar vacío junto al hombre al que amaba, viendo un futuro, una vida, viendo su vida. Salió de la habitación, cerrando con cuidado de no hacer ruido y atravesó el pasillo, moviéndose con sigiló. Cuando salía del castillo vio a Mitch, sentado en el último escalón, pensativo.
Silenciosamente se acercó a él y deslizo la espada sobre su hombro, dejando que pudiera ver la hoja junto a su rostro. Sonrió al ver que se tensaba.
-Deberías estar más atento -aparto la espada y bajo el escalón para pararse ante él.
-No suelen atacarme los de mi propio clan -el respondio, alzando la vista, para mirarla, frunció el ceño -¿No deberías estar en la cama de...? -y cerró la boca al ver como ella le miraba.
-Estas preocupado -envainó su espada, sin apartar la vista de él -Crees que nos atacaran.
-Hoy mismo -se incorporó mirandola -Y son muchos. Nuestro clan no tiene muchos guerreros, tampoco estamos muy entrenados. Han movido el barco y lo han situado por el otro acantilado, el más cercano a la aldea. Conocen nuestras tierras...
-Pero no me conocen a mi -y ella se giró y caminó hacia los establos.
-¡Espera! -la siguió nervioso -¡¿A dónde vas?!
-A buscar refuerzos -y cuando ella respondió, él se quedó parado en el patio, viendo como desaparecía en el interior del establo, para unos minutos después verla salir cabalgando.
-¡¿Y qué le digo a Logan cuando pregunte por ti?! -gritó al ver qué pasaba ante él rápidamente.
-¡Que volveré para el desayuno! -y respondio alejándose al galope del castillo.
No tuvo que cabalgar demasiado para salir de las tierras MacGanigan y se sorprendió al no encontrar guardias vigilando. Seguramente tras los años, los MacGanigan había sido relegados a un clan tranquilo, sin dar más problemas que lo referente a cazar fuera de su temporada correspondiente.
Rodeo la aldea, para evitar que la vieran y se cruzó con un grupo de guerreros, se ocultó en la lejanía, observándolos y sorprendiéndose al encontrar a su objetivo entre ellos. Dejo al caballo atado en la parte trasera de los jardines y se adentro en estos en silencio. Vio al guardia junto a la puerta de la cocina, claramente aburrido. Se acercó y le sorprendió colocando la espada en su cuello.
-La habitación del Laird -sonrió sintiendo como el hombre se tensaba -¿Cual es?
-Pasillo de la derecha, segunda puerta a la izquierda -y cuando tuvo la respuesta, le golpeó, sujetándole para sentarle en el suelo.
-Gracias -y caminó hacia la puerta, la abrió despacio y observo a la cocinera amasando el pan, esperó y cuando esta se adentro en la despensa, entró y cruzó la estancia con rapidez. Se movió sigilosamente por el castillo, hasta llegar a la habitación. Entró y frunció el ceño, viendo el fuego encendido y la bañera preparada. Se dirigió hacia el sillón que había al fondo y se sentó en la oscuridad. Paso un buen rato, hasta que escuchó los pasos y entonces se abrió la puerta. Le observó en la oscuridad, sin duda había cambiado. Cuando vio que comenzaba a quitarse ropa, decidió demostrar su presencia.
-Por favor, evítame el mal trago de verte desnudo -habló con tranquilidad, sentada en el sillón.
-¡¡Que demonios...!! -Kurgan MacCarty llevo la mano a su espada entrecerrando los ojos para ver en la oscuridad.
-Tu seguridad deja mucho que desear -se incorporó y caminó hacia la chimenea, para que él pudiera verla. Vió como la miraba fijamente, como fruncía el ceño al reconocerla -Si, soy una de las MacClain ¿pero cuál?
-No eres Ayleen -y el respondio inclinando el rostro a un lado para mirarla.
-No me sorprende -Marga río -Siempre estabas molestándola.
-Eres una de las gemelas -Kurgan dejó su espada y caminó hacia ella -Y tienes a todas las malditas Highlands buscándote.
-¿Insomnio? -pregunto avivando el fuego.
-No necesito muchas horas de sueño -el respondió molesto -¿Como has llegado aquí?
-No ha sido muy difícil -suspiró caminando hacia el -Soy Marga por cierto.
-Marga MacClain en mis tierras -rió divertido -¿Una visita de cortesía?
-Marga MacGanigan -y al responder vió como él la miraba sorprendido -Si, soy la señora del Clan MacGanigan, soy la esposa del Laird y tu -le señaló -Vas a dejar de ser un dolor en el culo para mi marido.
-¿Y por qué iba a hacer eso? -él alzo una ceja.
-Soy mayor que tu ¿recuerdas? -sonrió divertida.
-Solo dos años -el respondio encogiéndose de hombros.
-Aunque seas el Laird y tu papi pensara que aunque seas joven, estás listo para dirigir a tu clan. Sigues estando a las ordenes del Invencible -y ella caminó hacia el mirándole divertida -Y no creo que te gustara explicarle a tu padre porque te convertiste en mi enemigo.
-¿Crees que le tengo miedo a mi padre? -el rodo los ojos -Ni a él, ni a todo el maldito ejercito que ha traído tu padre hasta el norte, por cierto, para encontrar a sus mocosas malcriadas que se dejaron secuestrar.
-Vas a hacer mucho mas Kurgan MacCarty -y se paró ante él, mirandolo a los ojos -Vas a luchar a mi lado, tu clan luchara por los MacGanigan. Se avecina una batalla y os necesitamos.
-¿Y por que íbamos a ayudaros? -Kurgan se cruzó de bravos.
-No voy a decirte que porque no permitirás que mueran inocentes, que unos mercenarios arrasen una aldea llena de niños -sonrió -Nos ayudaras porque es lo que hacen las familias. Y para nuestra desgracia -su dedo le golpeo el pecho -Tu y yo, somos considerados familia -y caminó hacia la puerta -Ah y el principal motivo. Si yo soy la señora del Clan MacGanigan, Ayleen vendrá a menudo a visitarme. -abrió la puerta -Por cierto, sigues siendo un idiota MacCarty. Prepara a tus hombres, la batalla está cerca.
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