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Capitulo 9: La unión

Sus pies se hundían en la húmeda arena mientras su mirada se perdía en el mar, un mar revuelto, como si estuviera mostrando su propio interior.

Las olas golpearon con fuerzas las rocas y las gotas volaron con el viento, llegando a ella, mojando su rostro, su pelo. Apretó el chal a su alrededor y alzó el rostro, dejando que el agua salada del mar se mezclara con sus lagrimas saladas.

Había pasado años escondiéndose, años viviendo una vida que no le pertenecía, siendo invisible para el resto y ahora, ahora que después de tanto desear alzar la cabeza con orgullo diciendo que era hija de Brog MacAlister, ahora tenía miedo. Porque no sería así.

Simplemente dejaría de ser la protegida de Alastair Ferguson, para pasar a ser la protegida de Connor Bukchaman. Debería seguir siendo la hija de Ernest Brandbury, la hija del hombre que mató a sus padres. Había nacido bajo el matrimonio de su madre y ese hombre, en la había reconocido como su hija y sabia que no la dejaría escapar. No ahora, que ella significaba la llave a lo que él tanto deseaba.


Connor paró su caballo al verla a lo lejos. Mientras controlaba las riendas la observó, caminando perdida en sí misma y algo se retorció dentro de él. Bajó del caballo y se quedó de pie observándola, hasta que un leve empujón le hizo dar un paso adelante. Se giró y observó a su caballo que relinchó como si le estuviera reclamando.

-A ti también te gusta eh -se acercó a su animal y le palmeó el hocico sonriendo levemente -Seguramente sea porque a los dos os encanta sacarme de mis casillas. -y tras suspirar se giró y camino hacia ella.

Se había sentado en una roca, con sus manos apretando la tela sobre sus hombros, mientras su mirada estaba en la arena. Se paro ante ella, sabiendo que veía sus botas enterradas la arena de la playa.

-Cogerás frio -extendió la mano, colocándola ante su mirada -Regresemos a casa.

-¿Cual es mi casa? -ella alzó el rostro le miró, con los ojos llenos de lagrima.

-Los Ferguson son tu casa y la de los MacAlister, estas tierras son tu casa, Alastair es tu casa, Rhona es tu casa, el castillo es tu casa -mantuvo la mano extendida hacia ella -Y ahora yo seré tu casa.

-No tienes que hacer esto Connor -se incorporó, sin tomar la mano de él -No tienes que protegerme.

-No, no tengo que hacerlo. Pero quiero hacerlo -dio un paso acercándose, alzando la mano para apartar su pelo, colocando tras su oreja -Eres tu quien debe proteger a los suyos. Eres la señora del Clan MacAlister, eres la Baronesa de Addington, esos títulos te pertenecen, pertenecían a tu madre y a tu padre. Son tu derecho y ha llegado el momento de que reclames tus derechos. -acarició su mejilla y frunció el ceño -Estas helada -y sorprendiéndola, tiró de ella, abrazándola contra su cuerpo.

-Esto no acabara porque sea tu esposa, solo empeorara -sintiendo las lagrimas caer por sus mejillas, apoyó el rostro en el pecho de él -Él no lo permitirá. -sintió como Connor apretaba su agarre -Y yo no quiero que nadie sufra por mi culpa.

-Si no hacemos nada, será cuando los tuyos sufran -miró al mar, sintiéndola entre sus brazos -¿Que crees que pasara cuando el sepa que tienes un clan? Los MacAlister harán lo necesario por ti. ¿Crees que el Marques no lo utilizara? Además de conseguir las propiedades de tu abuelo, tendrá a su disposición un clan en las Highlands, porque ellos obedecerán y cederán a lo que sea por protegerte. -se alejó unos centímetros para mirarla -Déjame ayudarte. Hagamos esto juntos -alzó su mano de nuevo.

-Esto no es buena idea -ella observó su mano, suspirando alzó la suya y la colocó sobre la de él -Nos mataremos el uno al otro en un matrimonio.

-Sera interesante -él sonrió apretando su mano y entonces la sorprendió alzándola para llevarla a sus labios -Además, ya sabes que me encanta complacerte.

-¿Y si te enamoras? ¿Y si conoces a la mujer de tu vida? -ella preguntó mirándole con la tristeza reflejada en sus ojos.

-Eso no pasara -respondió, aun con su mano cerca de sus labios.

-¿Y si soy yo quien conoce...? -habló observando como él bajaba su mano, sin soltarla.

-Eso no pasara -y la interrumpió, mientras pasaba el brazo por sus hombros y tiraba de ella hacia donde se encontraba su caballo. -Volvamos a casa, Juliet estaba preguntando por ti.

-Oh dios, mi niña, la deje sola -alzó las manos escondiendo su rostro entre ellas.

-Está bien -Connor se paro junto al caballo y tomó sus manos para apartarlas de su rostro, mirandola -Rhona se encargó de ella, no te preocupes. -y entonces la tomo por la cintura y la alzó, subiéndola al caballo. Después subió tras ella y tomo las riendas, inclinando su rostro hacia ella, rozando la nariz contra su oreja-Al menos todo esto ha servido para algo -y al ver que ella giraba levemente el rostro para mirarle, sonrió -Para que montes conmigo en mi caballo.

Y Lexia le observó durante unos segundos, apoyando después la cabeza en su hombro, sintiendo el calor de su cuerpo envolverla, mientras cabalgaban de regreso al castillo. Mientras se dirigían a cambiar su futuro y sus vidas.

Dos horas más tarde Rhona se acercaba a Lexia, que estaba parada ante el espejo observándose.

-¿Estas bien? -alargó las manos y colocó las flores en el pelo de ella, después colocó la mano en su hombro -Estas preciosa.

-No sé qué decir -Lexia se giró para mirarla -No sé qué decir Rhona.

-Solo deja que hable tu corazón -Rhona alzó la mano y acarició su mejilla -Se que es demasiado rápido, pero mírale y di lo que piensas.

-¿Estas lista? -Alastair abrió la puerta y la observó, una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro -Estoy orgulloso de ti Alexandra.

Y ella le miró durante unos segundos, asintiendo finalmente y acercándose para tomar su brazo y dejar que la guiara hasta el patio del castillo donde de imprevisto, aunque no con menos expectación el clan Ferguson se había reunido para observar la ceremonia de unión.

Cuando Lexia se paró en lo alto de las escaleras, agarrada del brazo de Alastair observó a Connor agachado ante la pequeña Juliet que sostenía dos flores en sus manos. Entonces él giró su rostro y la miró, se incorporó sin dejar de mirarla a los ojos y ella ni siquiera se dio cuenta de que estaba bajando la escaleras del brazo del hombre que la había criado. Solo dejó de mirarle cuando la niña corrió hacia ella y soltándose de Alastair se agacho para abrazar a la pequeña y entonces Juliet le dio una de las flores, que ella tomó sonriendo y tras besar su frente, volvió a tomar el brazo de Alastair mientras la niña corría junto a Rhona que la observaba con lagrimas en los ojos.

-Cuídala -Alastair colocó la mano de ella sobre el brazo de Connor, mirándole a los ojos.

-Lo hare tío -y el asintió, para después mirarla a ella.

-Os quiero -y Alastair miró a ambos y después salió del castillo seguido por Rhona con la niña.

Connor y ella se colocaron ante la puerta, mirando al frente con decisión.

-¿Lista Señorita MacAlister? -Connor la miró de reojo.

-¿Y usted señor Bukchaman? -y ella giró el rostro para mirarle.

Y tras mirarse durante unos minutos, volvieron la lista al frente y caminaron, saliendo por las puertas del castillo, ante la multitud que les esperaba en el patio y que gritaba cuando les vio aparecer.

Parados en lo alto de las escaleras que daban acceso al castillo, se pararon uno frente al otro, con las manos unidas y Alastair se acercó para colocar sobre ellos la fina cadena alrededor de sus manos uniéndolas.

Lexia miró como la cadena se entrelazaba sobre sus manos y alzó la vista hacia él, para ver su intensa mirada.

-Yo Connor Bukchaman, te tomó a ti Alexandra MacAlister como mi esposa -recalcó el apellido de ella haciendo que los MacAlister lo miraran con orgullo -Juro que te protegeré con mi vida, juro que te daré el lugar que te pertenece, nunca mas volverás a esconderte porque yo estaré a tu lado, orgulloso de quien eres. -su voz bajó levemente -Caminaremos juntos, lucharemos juntos y sonreiremos juntos. Porque te prometo que hare lo necesario para verte sonreír por el resto de nuestras vidas. -se inclinó hacia ella susurrando en su oído -Y estaré encantado de complacer a mi esposa. -ante lo que ella no pudo evitar sonreír mientras todos fruncían el ceño observándole.

-Yo Alexandra MacAlister, te tomó a ti Connor Bukchaman como mi esposo -lo miró a los ojos y sonrió levemente -Caminaremos juntos, lucharemos juntos, sonreiré cuando me complazca hacerlo -y todos rieron mientras él alzaba ambas cejas -Se que a tu lado estaré a salvo, sé que me protegerás y sé que apoyaras. Nunca podremos agradecerte lo que haces por nosotros, lo que haces por mí, pero llevare con orgullo tu apellido, seré con orgullo tu señora, porque estoy orgullosa de mi clan, de mi gente y lo estaré de mi marido.

Y el patio estalló en gritos y aplausos mientras ellos se miraban. Entonces ella sonrió, girando el rostro para mirar a su gente y antes de poder saber lo que pasaba, los brazos de él la envolvieron y al mirarle, su rostro se inclinó sobre el de ella y la beso.

La beso de forma lenta, recorriendo sus labios con los suyos, pasando la lengua suavemente, consiguiendo adentrare en su boca.

Sumergida en las sensaciones que recorrían su cuerpo, Lexia escuchó en la lejanía los gritos y aplausos, mientras el calor de sus brazos la envolvía. Hasta que se vio apartada de la calidez de sus labios y vio su mirada, una mirada intensa y entonces el sonrió. No como sonreía a menudo, no burlándose de ella, no con diversión, sino con autentica felicidad.

-Hijos -Alastair se acercó a ellos y se apartaron mirándole, aun con las manos unidas. Alastair les abrazó y después les hizo girar hacia el patio y tomo sus manos unidas y las alzó.

Durante un buen rato, Connor y Lexia fueron secuestrados por la multitud, que les felicitaba, les abrazaba y celebraban felices la unión, mientras se repartía la bebida y comida que había dado tiempo a preparar.

-Connor -Alastair se acercó a él y colocó la mano en su hombro -Debo partir. Es mejor que vaya cuanto antes a la corte a llevar el papel.

-Lo había olvidado -Connor le observó frunciendo el ceño -Tenemos que firmar ese documento.

-Si -Alastair miró al frente y sonrió, entonces Connor siguió su mirada e hipnotizado caminó a su lado, sin dejar de mirar a la mujer que ya era su esposa, sonreír mientras caminaba por el jardín junto a Rhona. -Connor

-¿Eh? -el respondió sin dejar de mirarla.

-Deberías ir a ver a tus padres -y cuando Alastair habló, él abrió los ojos y le miró.

-Mis padres -alzó la mano pasándola por su pelo -Me he casado sin ellos.

-Bueno, ha sido algo rápido, improvisado -Alastair suspiró -Yo les pediré disculpas, no podíamos arriesgarnos a que la unión se supiera fuera del clan. No sé si estén vigilándonos, no sé si el Marques este tramando algo. Hasta que no entregue este documento al rey, no estaremos seguros.

-Lo entenderán -pero Connor respondió frunciendo el ceño.

Entonces llegaron hasta Rhona y Lexia.

-Alexandra, tenéis que firmar el documento -Alastair la miro con cariño y ella asintió, evitando mirar a Connor, lo que le hizo fruncir el ceño de nuevo.

Entraron al castillo y se dirigieron al despacho, para firmar el documento que llevaba el sello real y ante el que Robert reconocía el matrimonio de ambos. Lo firmaron si dudar y Alastair se despidió de ellos abrazando a ambos y prometiendo estar pronto de regreso.

Lexia se paro en la puerta del despacho observándole alejarse.

-Estará bien -Connor se acercó a ella, parándose detrás y colocando las manos en sus brazos, sintiendo como ella se tensaba. Sonrió levemente, inclinándose sobre su cuerpo susurrándole al oído -¿Estas evitando mirarme?

-Me besaste -Ella se apartó de él, mirándole a los ojos.

-Es lo que suelen hacer los maridos, besar a su mujer -y el miró sus labios -Y yo he descubierto -se acercó, inclinando su rostro sobre el de ella -Que me encanta besar a la mía -y volvió a apoderarse de sus labios.

Lexia alzó las manos colocándolas en su pecho para apartarle, pero en lugar de hacer fuerza, sus manos se quedaron alli apoyadas, mientras sus labios se unían. Cuando las manos de él se posaron en su cintura, ella se tensó y se apartó mirándole con la respiración acelerada.

-No vuelvas a hacer eso -y se giró y se marcho rápidamente mientras él la miraba con una sonrisa.

Durante el resto de la tarde, ella intento evitarle, aprovechando que había tanta gente celebrando su unión, aunque Connor se las arreglaba para encontrarla y ponerla nerviosa. Abrazándola, pasando la mano por su espalda, colocando la mano en su cintura e incluso sonriendo cuando les vitoreaban y besaba rápidamente sus labios.

Al empezar a anochecer, Lexia se escabulló, entrando al castillo y cansada se retiró a su habitación, donde se quitó el vestido y se alistó para dormir.

-Muy bien preciosa -dejó el vaso de leche sobre la mesa, ante Juliet que estaba sentada en el sillón -Ahora bébete la leche y nos vamos a dormir. -depositó un beso en su cabeza y se dirigió hacia la cama. Estaba destapándola cuando la puerta se abrió y Connor entró bostezando. Y cerrando tras él, comenzó a quitarse el chaleco. -¿Que haces aquí?

-No dio tiempo a que preparan nuestra habitación y ya que tú has decidido que durmamos aquí esta noche -se encogió de hombros sentándose en la silla y quitándose las botas -Aquí estoy.

-No voy... no vas... -ella rodeó la cama cruzándose de brazos -No vamos a dormir juntos.

-¿Ah no? -y entonces el la miró y se quedó en silencio. Sus ojos recorrieron su cuerpo, cubierto solo por la camisola bran, llegando hasta su cabeza, viendo su pelo rojo suelto -No, no vamos a dormir.

-¿Que? -ella se miró y jadeó, dando un paso otra y colocándose tras la cama -No vas a dormir en mi habitación.

-Eso es lo que hacen los matrimonios cariño -y el se incorporó quitándose la camisa.

-¡¿Quieres dejar de desnudarte?! -grito sonrojándose -¡Dormirás en tu habitación! ¡No voy a dormir contigo!

-Por supuesto que lo harás -y él la miró alzando una ceja mientras dejaba la camisa caer sobre la silla -Nos hemos casado hoy y no voy a dejar que todos piensen que no duermo con mi mujer. Además ¿Que crees que pasara si el Marques se enterara de eso? -alzó ambas cejas -Así que vamos a dormir juntos, tu y yo -y se quitó el pantalón.

-¡¿Que haces?! -gritó al ver que se desnudaba y corrió hacia la niña para tapar sus ojos.

-¡Joder! -Connor corrió hacia la cama tomando la sabana para cubrirse -¡¿Que hace aquí la niña?!

-¡¿Que crees que hace?! -ella mantuvo la mano en los ojos de la pequeña.

-¿Duerme contigo? -Connor frunció el ceño.

-Por supuesto que duerme conmigo -y ella sonrió señalando la cama con la cabeza -Así que como ves, no hay sitio para ti. No cabemos tres en esa cama.

-Pues yo creo que cabemos perfectamente -y el se metió en la cama, cubriéndose con la sabana y alzando los brazos para colocarlos bajo su cabeza.

-¡Que estas desnudo! -gritó apartando la mano de los ojos de Juliet.

-Si, no me gusta dormir con ropa -se acomodó en la cama -Y ahora si estáis listas para dormir, estoy agotado, ha sido un día lleno de emociones.

-Sal de ahí -caminó hacia la cama con las manos en la cintura.

-No -y respondió mirandola divertido -Estoy muy cómodo.

-Si no sales ....-apretó los labios en una fina línea.

-¿Que? -se incorporó, haciendo que los ojos de ella bajaran a su musculoso pecho y sonrió con suficiencia, al verla desviar la vista y mirar hacia la puerta suspiró- -Oye mira, podemos dormir los tres aquí perfectamente, la cama es grande. No nos conviene que haya rumores sobre nuestro matrimonio o ese Marques puede utilizarlo para anularlo. -al ver que ella dudaba alzó las manos -Mantendré mis manos quietas.

-Estas desnudo -ella miró su cintura cubierta por la sabana y se sonrojo.

-Bueno, estoy cubierto con la sabana -ladeó su sonrisa -tu puedes dormir sobre ella y cubrirte con la manta.

Tras unos minutos en los que claramente ella estudió sus posibilidades, finalmente se dio la vuelta y camino hacia la pequeña tomándola en brazos.

-Vamos a dormir cielo -se acercó a la cama y se sentó en ella. Se metió bajó la manta acomodando a la niña a su lado, abrazada con su brazo y apagó la vela.

Connor sonrió en la oscuridad, mirando de reojo, viéndola lo más alejada posible de él.

-No tienes que estar tan lejos eh -habló en la oscuridad sin poder borrar su sonrisa.

-Cállate -y ella le respondió tensa.

Entonces se quedaron en silencio.

Y tras unos minutos, la sintió moverse a su lado y al ver que acomodaba a la niña su sonrisa se suavizo sin poder dejar de observarlas. Entonces ella comenzó a tararear una canción, claramente para dormir a Juliet y como un idiota, se arrastró por la cama, intentando acercarse para escuchar su preciosa voz.

Cuando Lexia terminó de cantar, la respiración relajada de la niña dejó saber a Connor que se había dormido. Y tras lo que parecieron horas en los que ella tensa, se removía, su respiración se calmó y él se incorporó y se acercó, mirandola y sonriendo al ver que se había dormido. Volvió a acostarse y se removió acomodándose de lado.

Durante unos minutos la observó hasta que finalmente se movió por la cama y se acercó, alzó su brazo y lo dejó caer sobre su cintura, mientras su mano descansaba en la espalda de la pequeña que estaba abrazada a Lexia.

Y así, abrazado a ambas y con la nariz sumergida en el cuello de ella, oliendo su suave aroma, dejó que sus ojos se cerraran con una gran sonrisa en su rostro. 

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