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Capitulo 20: Poemas

-Me quedare aquí para apoyar a Connor cuando llegue el momento -Alexander habló con decisión.

-Mi hijo estará aquí -Ewan habló mirando a Robert, por primera vez no intentando reclamar que Alec tuviera que permanecer en la corte -Me dijo que tiene que hacerse cargo de ciertos asuntos con la guardia, así que permanecerá aquí.

-Bien -Robert asintió pensativo. -¿Creéis que Connor Bukchaman sabrá llevar todo esto?

-Connor es un buen muchacho -Alexander miró al rey a los ojos -Se ha criado preparado para ser el Laird de los Fergusson. Protegerá a su esposa con su vida.

-Estoy seguro de que sabrá llevar su nuevo título y cuidar sus posesiones -Ewan asintió.

-Desde luego -Robert le señalo -Si tu pudiste, cualquiera puede.

Ewan le miró molesto, entrecerrando los ojos.

-¿Como esta ella? -Robert miró a ambos hombres.

-Lo cierto es que parecía feliz -Alexander sonrió levemente -Es una mujer revitalizante y sin duda sabe poner a Connor en su sitio.

-Fue toda una sorpresa cuando Connor se presentó alli con ella y con la niña -Ewan río divertido -Mail se quedó sin habla.

-Pero entendió todo después -Alexander lo miró de reojo negando con la cabeza y después volvió a mirar al rey -Además, creo verdaderamente que son perfectos el uno para el otro.

-Alastair me contó algunas cosas -Robert sonrió aliviado.




Davinia salió por la puerta trasera de palacio respirando aliviada al haber podido huir de todo. Había pasado toda la mañana eligiendo flores, lazos, telas, manteles, cubertería. Su madre, Eara y la reina estaban enfrascadas en convertir su boda en el evento del año. Y mientras Clere se había marchado de picnic con su marido, Elsepth se había ido a cabalgar con Kirk y Constance parecía muy ocupada en algún asunto de palacio, del cual no hablaba.

Y Kendrick había estado vigilado todo el tiempo por Ewan, como si no pretendiera darles la mínima oportunidad de que pudieran verse a solas.

Caminó tranquilamente, inspirando el aire y sintiendo los rayos de luz bañar su rostro y cuando pasó ante el laberinto, un brazo la agarro y tiró de ella al interior.

-¡Ahg!-gritó cuando se vió empujada contra el alto seto, pero su boca esbozó una sonrisa al ver a Kendrick mirandola divertido -¿Que haces?

-Esconderme -el respondió, moviendo las manos sobre su cintura acariciándola, mientras sus rostros se acercaba mas.

-¿Y de que te escondes? -sus manos se movieron colocándose en su pecho y subiendo hasta sus hombros.

-De tu padre y ...-le dio un leve beso en los labios y sonrió -Te vi por el jardín y esperaba poder secuestrarte.

Davinia rió abrazándose a él, cruzando los brazos tras tu cuello e inclinando sus labios hacia él. Sin dudar de la habitación, Kendrick tomó sus labios, deleitándose con un beso lento y profundo, saboreándola.

Escucharon los pasos, que eran claramente de los guardias que patrullaban por el palacio. Y Kendrick se apartó rápidamente de ella y tomándola de la mano tiró de su cuerpo, guiándola por los pasillos del laberinto mientras escuchaba su risa.

-Nos perderemos -Davinia hablo mirándole feliz.

-Me conozco perfectamente el laberinto pequeña -y llegaron al centro del mismo, donde un precioso y pequeño jardín era bañado por el sol con una fuente en el centro de él y un precioso árbol frente a esta, rodeado de suave césped. Su paso se ralentizo, alzando el brazo y pasándolo por sus hombros, piándola a su pecho -¿Ves?

-¿Y pretendes que nos quedemos aquí escondidos? -ella apoyó la cabeza en su pecho sonriendo.

-Me quedaría aquí escondido contigo los días que faltan para la boda -respondió depositando un beso en su cabeza. -Pero me conformare con unas horas.

-¿Y qué pretendes hacer en unas horas? -y ella alzó la cabeza para mirarle

-He pensado en todo pequeña -y el sonrió llevando su mano al interior de su chaqueta y alzando un libro. -Lo seleccione para ti y llevó muchos días deseando escuchar tu vos leyendo estos poemas.

-¿Quieres que te lea? -Davinia le miró sorprendida.

-Si -el depositó un pequeño beso en sus labios y entonces se apartó y sin dejar de sonreír se dirigió hacia el árbol, se quitó la chaqueta y dejándola en el suelo, después se quito las botas. Se dirigió hacia ella y la tomó en sus brazos haciéndola reír -Pero antes -se acercó a la fuente y dejándola de pie en el borde, se agachó ante ella y le tomó un pie. Davinia sonrió mirando cómo le quitaba los zapatos y los dejaba junto a la fuente. -No está tu hermano para tirarnos al agua -se levantó y se subió a su lado, inclinándose para doblar sus pantalones y después bajando al interior con el agua mojando sus pies. Se giró hacia ella sonriente -Pero podemos recordar viejos tiempos.

-También podemos traer a Kirk, estoy segura de que estará encantado de tirarte al agua -ella le miró divertida.

-Y Alec si hubiera estado aquí hace unos días, me hubiera ahogado en ella -le tendió la mano.

Y Davinia la aceptó, alzando su vestido con la otra mano y bajando despacio al agua, sintiendo la frescura en sus pies. Kendrick la observó maravillado, mientras ella sosteniendo su vestido por encima de sus rodillas, caminaba por el agua. Entonces se giró y le miró mordiéndose el labio y entonces se agacho y sumergiendo su mano en el agua, le lanzo unas gotas mojándole la camisa y salió corriendo de la fuente sin poder parar de reír, sabiendo que él la perseguía.

Kendrick la alcanzó y tomándola en sus brazos la cargó sobre su hombro y la llevó hasta el árbol para bajarla apoyándola contra él y besarla de nuevo, esta vez un beso más exigente. Para terminar deslizando los labios por su barbilla, besando su mandíbula.

Y se apartó agarrándola de la cintura y tirando de ella hacia el suelo, quedando él sentado apoyando su espalda contra el tronco y ella entre sus piernas, reclinada sobre su pecho.

-¿Vas a darme el placer de escuchar tu voz? -le habló al oído sin ignorar como ella temblaba al notar su aliento rozándola.

-Déjame ver que seleccionaste para mí -y Davinia tomó el libro que estaba a su lado, abriéndolo y comenzando a leer en voz alta el primer poema.

Te mirare así, sin decirte nada.

Hablándote con los ojos exhaustos

de palabras como si todo estuviera

dicho, como si la intención fuera clara.

Como si el hambre viviera encarnada

en la mirada. Te mirare así, diciéndote todo

sin decirte nada.

Terminó de leer conteniendo el aliento al sentir los labios de el deslizándose despacio por su cuello, besándola, llegando a su hombro. Entonces Kendrick acercó los labios a su oído y susurro.

Cuando esta oscuro,

tu eres mi luz,

cuando voy por mal camino,

tu eres mi luz,

cuando me deprimo tu fe en mi me ilumina.


En todo tu eres mi luz,

eres mi luz en mi camino.

Mi vida no tiene sentido sin tu luz.

Y el depositó un beso tras su oreja, mientras ella pasaba sus dedos por el libro, sobre los versos del segundo poema escrito, ese que él acababa de recitar en su oído.

-Lo has leído -habló en voz baja suspirando ante el roce de sus labios su mandíbula.

-Cada noche que no has estado leyendo a mi lado -y le respondió besando su mandíbula y cuando ella giró el rostro hacia él, tomando sus labios.

-¡¡¿Davinia?!!

-¡Davinia!

Las voces de Elsepth y Clere llegaron a ellos y les quedó claro que su tiempo a solas había terminado.

-¿Quieres quedártelo para leerlo esta noche? -Kendrick se incorporó ayudándola.

-No -y ella le miró a los ojos -Guárdalo tu y lo leeremos juntos, esta noche.

Y esa noche igual como muchas otras pero tan diferente a ellas, Davinia MacClain atravesó el palacio descalza, hasta llegar al despacho, donde Kendrick, la esperaba junto al fuego de la chimenea con el libro en la mano.

Pero esta vez, él se sentó a su lado en sillón, la arropo contra su pecho apoyo la barbilla en su cabeza, mientras la escuchaba leer. 

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