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Capitulo 15: Sangre

Tierras MacClairs

-Puede hacerlo -Lachlan miró a su madre -Nosotros estaremos a su lado, la protegeremos mama.

-¿Como hemos protegido a Ayleen? -Sienna miró a su hijo fijamente -Nos ciega Lachlan.

-Pero a ella no -él caminó hasta su madre -Catriona puede hacerlo mama.

-Puedo hacerlo -y cuando ella habló, ambos la miraron.

-No -Sienna miró a su hija y negó con la cabeza -No sabemos hasta donde llega su magia, no sabemos lo que podría hacerte.

-Es Ayleen, mama -caminó hacia su madre, hasta pararse ante ella -Si fueras tu, si pudieras hacerlo. Lo harías.

Las lagrimas desbordaron los ojos de Sienna, mientras colocaba sus manos sobre los hombros de su hija.

-Prométeme que si algo va mal, pararas -se agachó para quedar a la altura de ella, mirandola a los ojos -Tu, tienes un inmenso poder en tu interior, pero nunca olvides, que también es una carga, debes saber cuándo parar.

-Lo sé mama -y Catriona sonrió -Tu me has enseñado a ser una Meiga.

Sienna y su hijo se apartaron, alejándose de ella, dándole el espacio que necesitaba.

-Thig chun dorchadas agam, bidh mo sholas a 'soilleireachadh dhut, mar a chì mi.-Catriona pronunció las palabras, abriendo los brazos, cerrando los ojos y alzando el rostro al techo.

-Ven a mi oscuridad, mi luz te ilumina, el camino veo -Sienna repitió sus palabras en voz baja, como si la estuviera animando.

Por un instante todo quedó en silencio, hasta que un fuerte viento abrió ventanas y puertas, llegando a Catriona, rodeándola, encerrándola en el centro de un fuerte tornado. Mientras Sienna y Lachlan se apartaban sujetándose con fuerza a la pared. Una fuerte luz comenzó a brillar.

-¡¡¿Que pasa?!! -Niaj entró a la sala corriendo y se quedó mirando a su hija asombrado.

El viento se hizo más fuerte y su cuerpo se elevo unos centímetros del suelo y de repente, todo quedó en calma. Y una fuerte luz la rodeo, estallando, haciendo que todos cerraran los ojos.

Y Catriona abrió los suyos.


Montañas Dunaat Head

-¡¡Hemos peinado toda la montaña y no hay nada!! -Kurgan gritó furioso.

Una leve brisa se levantó y todos miraron a su alrededor nerviosos.

-¿Que está pasando? -Logan miró a su mujer.

-No lo sé -Marga habló mirando a Aidan MacCarty.

El Frio se había quedado parado, mirando a la nada, pero con sus ojos fijos, como si estuviera viendo algo. Kyle MacCarty, al otro lado, alzó la mano, sintiendo el viento rozar sus dedos.

El aullido de los lobos inundo la montaña y ambos hermanos se miraron.

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-Puedes resistir, puedes hacerlo -Ayleen hablo mirándole -Irvin, no te rindas.

-Serás una gran Señora para el clan y un gran dolor de cabeza para Kurgan -sonrió levemente, tosiendo.

-¡No hables como si fueras a morir! ¡No vas a hacerlo! ¡¿Me oyes?! -gritó con las lagrimas en los ojos -¡Te lo ordeno!

-Le has tomado gusto a ordenarme cosas -el la miró alzando una ceja -No debería habértelo dicho ¿verdad?

-Probablemente -sonrió levemente.

-No soportare otro interrogatorio -cerro los ojos con fuerza.

-¿Por que te interrogan? -ella frunció el ceño.

-Quieren saber puntos estratégicos para entrar al castillo -el tosió.

-No tiene lógica -Ayleen negó con la cabeza -Ellos no quieren el castillo, no quieren el clan MacGabe.

-Eso es exactamente lo que quieren -el la miró confundido.

-No, ella....-y Ayleen cerró la boca -Los está utilizando.

-Eres lista, como tu madre -la voz de la bruja inundo la cueva y ambos miraron a la parte oscura, donde ella permanecía escondida, claramente observándoles. Avanzo hasta pararse junto a ella. -Dime, ¿que piensas?

-Les utilizas, les prometiste el clan, pero no es eso lo que quieres -Ayleen la miró con despreció -No te importan.

-¿Y por que iban a importarme? -rió negando con la cabeza -Son despojos, animales sedientos de sangre y lucha.

-No ibas a entregarles el clan -miró a Irvin, viendo como él las observaba confundido.

-En realidad si -se encogió de hombros -No me importa lo que le pase a esa aldea, pueden quemarla. Simplemente utilizaría a ese clan y a tu querido Kurgan -sonrió al ver como apretaba la mandíbula -para que el Frio tuviera que estar de mi lado. Con su poder y el de Iona, podría llegar hasta La Poderosa -se paseó por la cueva y de nuevo la miró divertida -Y entonces -la señaló -Apareciste tu. Tu. -rió a carcajadas -Tu, que has hecho que mis planes se cumplan antes de lo previsto.

-¿De que estas hablando? -Ayleen entrecerró los ojos.

-Pobre inocente. ¿De verdad crees que necesito tu ayuda? -alzó un dedo, moviéndolo ante ella, de un lado al otro -No niña. ¿Iba la gran Sienna a dejarte a tu destino? No. La dulce e inocente Catriona, usaría todo su poder para traspasar mi oscuridad, para llegar hasta ti. Y ahora, yo también puedo llegar a ella.

-No -Ayleen tiró de las cuerdas con fuerza -¡No te acerques a ella! ¡Te matare!

-Alégrate, ya vienen por ti. El Laird MacGabe viene dispuesto a luchar y rescatarte, viene a salvarte -se acercó más, dejando su rostro a unos centímetros -Por rescatarte a ti, han sacrificado a la pequeña Catriona.

-¡No! ¡No te acercaras a ella! -gritó, viéndola alejarse, caminar a su alrededor.

-Kurgan MacCarty está ansioso por verte, por tenerte en sus brazos -se paró tras ella -Es una pena que no vaya a lograrlo.

-¡¡¡Noooo!!!! -Irvin gritó, tirando de las cadenas, lanzándose hacia delante, tirando con toda su fuerza.

El rostro de ella se alzó, sus ojos se abrieron, igual que su boca, desde donde el gemido brotó desde los más profundo de su ser. Las lagrimas desbordaron sus ojos mientras escuchaba los gritos, los gritos de Irvin. Sus ojos bajaron, observando la hoja de la daga que había atravesado su vientre, viéndola desaparecer y sintiendo el fuerte dolor cuando fue retirada. La sangre broto, cayendo al suelo, en un charco. Las fuerzas la abandonaron, sintiendo su cuerpo desvanecerse, quedando sujetos por las cuerdas. Los gritos aumentaron, gritos del exterior, gritos de lucha.

-Hasta nunca Ayleen MacClain -y la bruja se sumergió en la oscuridad.

-¡¡Noo!! ¡¡Ayleen!! -Irvin seguía tirando de las cadenas, sin importar la sangre que brotaba de sus muñecas.

Todo comenzó a dar vueltas, le veía ante ella, mirandola, llorando, sus labios se movían. Sabía que le estaba hablando, pero no podía oírle. Sentía el frío atenazando su piel, tenía miedo. Quería a su padre, quería estar entre sus brazos, sentir que la protegería. Quería ver el rostro de Kurgan, ver su sonrisa cuando lograba enfadarla. Quería ver a su sobrina, la hija de Kristal. Quería entrenar de nuevo con las gemelas. Quería volver a golpear a Lucien por hacer trampas al ajedrez.

-¡¡Aquí!!¡¡Aquí!! -Irvin gritaba mirando hacia la salida de la cueva -¡Ayuda!

-¡¡¿Irvin?!! -la voz de Aidan resonó en la oscuridad y pronto sus pasos se hicieron sonar, hasta que apareció, manchado de sangre, con el machete en la mano.

-¡¡Ayleen!! ¡¡Esta herida!! -Irvin gritó desesperado, mirandola.

El Frio la miró y sin dudarlo, corrió hacia ella, apoyándola contra su cuerpo con un brazo y cortando las cuerdas con el machete. Se arrodillo en el suelo apoyándola sobre sus piernas. Sus ojos se posaron en la herida, en su vientre y rápidamente coloco su mano en ella, apretando. La miró a los ojos.

-Ca...Catriona -Ayleen alzó la mano, agarrando su brazo, apretándolo -Avisa ...avisa a Sienna...va por Catriona.

-No, no, no -Irvin los miraba llorando.

-¡Aidan! -Kyle entró a la cueva y se paró, viéndolos. 

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