Capitulo 15: Mía
Despertó en sus brazos.
Recostada sobre su pecho, sintiendo el latido de su corazón, con su brazo rodeándola, con sus piernas enredadas con las de ella. No pudo evitar sonreír, recordando como la noche anterior la había hecho suya.
Miró su propia mano, apoyada en su pecho, subiendo y bajando al ritmo de la respirazación de él. Sus dedos se movieron solo, sintiendo el tacto de su piel, rozando el bello de su pecho. Recorrió su cuerpo hasta llegar al cuello y volvió a bajar, hasta parar en su cintura, justo donde su muslo estaba subido sobre él.
Sus ojos se quedaron ahí, observando un poco más al lado, a cierta parte de él, que parecía haber despertado feliz. Incorporó su rostro, mirándole, viendo sus ojos cerrados, su boca entreabierta respirando con tranquilidad. Estaba dormido.
Se mordió el labio mientras una sonrisa maliciosa se instalaba en sus labios. Se movió con cuidado, deslizándose sobre él, moviendo su pierna hasta llegar al otro lado. Contuvo el aliento al notar el roce contra su parte intima, e ignorando la leve molestia que palpitaba entre sus piernas, se incorporo, sentándose a horcajadas sobre Lucien Bukchaman, que dormía plácidamente.
Se movió despacio, girando su cintura, sintiendo el roce y viendo como se removía bajo ella, pero aun con los ojos cerrados. Se sintió perversa teniéndole a su merced. Al futuro Laird Bukchaman, al libertino.
Apoyó las manos en su estomago y con cuidado movió su cintura, jadeando al notar como la estiraba, provocándole cierta molestia. Cerró los ojos, gimiendo cuando al fin se dejó caer sobre él. Y entonces escuchó su gemido, casi como un gruñido atascado en su garganta y abrió los ojos para encontrarse con los de él, somnolientos, pero fijos en ella.
-Buenos días -le sonrió alzando una ceja -¿Que tal has dormido?
-Eres lo más hermoso que he visto en mi vida -Lucien hablo, con expresión seria, mientras sus manos se movían por la cama, hasta llegar a sus muslos y subir por ellos acariciándola, hasta su cintura. Y sujetando su cintura se movió bajo ella, haciéndola jadear.
Las manos de ella se tensaron en su vientre, anclándose a él, mientras era guiada, para moverse sobre él, jadeando. Los dedos de Lucien cada vez se clavaban más en su cadera, moviéndola al tiempo que se impulsaba a su encuentro.
-Lucien -no pudo evitar gemir, alzando el rostro al techo.
-¿Estas bien? -él habló con la respiración acelerada , moviéndose de nuevo-Clere ¿te duele?
Pero ella no podía responder, solo podía gemir, tensándose sobre su cuerpo, respirando agitada.
-Clere -se incorporó, quedado sentado, pero sin dejar de moverse. Alcanzando su rostro -Clere contéstame.
Y ella inclinó su rostro hacia delante y le besó, un beso ansioso, al que él respondió con idéntica necesidad. Las manos de ella rodearon su cuello, abrazándose a él y juntos se movieron desesperados hasta tragarse el gemido de el otro y derrumbarse sobre la cama, sin aliento.
-¿Bien? -Lucien habló, con ella sobre su cuerpo, moviendo la mano para acariciar su espalda.
-Maravillosamente -respondió con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en su hombro.
-¿Prefieres que hablo yo a solas con tu padre o lo hacemos juntos? -y cuando él habló, ella se incorporó de golpe.
-¿Qué? -volvió a sentarse sobre él -¿Te has vuelto loco? ¿Quieres decirle a mi padre lo que hemos hecho?
-¿Crees que quiero suicidarme mujer? -el frunció el ceño -Quiero hablar con Ewan para decirle que nos casaremos. Quiero pedirle tu mano.
-Debería irme -Clere se apartó de él, bajando de la cama y tomando su camisola del suelo.
-Clere -Lucien se incorporó bruscamente, agarrándola del brazo.
-¿Quieres que nos descubran? -Ella miró hacia la ventana y de nuevo a él -Esta amaneciendo. Debo despertar en mi cama y darme un baño y bajar a desayunar.
-No hemos terminado de hablar -él soltó su brazo mirandola decidido.
-Hablaremos cuando quieras -y ella respondió sonriendo, mirando de reojo aquella parte de él que parecía haber vuelto a la vida. Se giró y sabiendo que él observaba su trasero, se colocó la camisola y tras mirarle y sonreírle, se dirigió a la puerta y cerró tras salir.
Caminó con rapidez por los pasillos, intentando no hacer ruido. Entró a su habitación, cerrando la puerta con cuidado, con una sonrisa.
-¿Que tal? -y la voz sonó tras ella.
-¡¡Ah!! -gritó girando rápidamente, pegando su espalda a la pared. Vio a su prima Elsepth tumbada en su cama, mirandola con una sonrisa -¿Que haces aquí?
-Vine a verte anoche y no estabas, así que pensé en quedarme por no llegabas a tiempo por la mañana ocupar tu lugar. -se encogió de hombros -Me habría tapado todo lo posible y hecho la dormida. Movería la mano para que la criada preparara el baño y te esperaría. -se cruzó de brazos -¿Y bien? ¿Como es?
-¿Como es que? -Clere caminó hacia ella, sentandose en la cama, mirandola.
-¿Como es hacer el amor? -Elsepth alzó ambas cejas -¿Que creías que te preguntaba? -y al ver como su prima se sonrojaba hizo una mueca -No me interesa para nada como son los atributos de nuestro primo.
-No es nuestro primo -y cuando respondió tan rápido, al ver la sonrisa de ella, se mordió el labio -No lo es.
-No, no lo es -y Elsepth asintió sonriendo.
Dos golpes en la puerta anunciaron que las sirvientas venían a ayudarla. No se sorprendieron al verlas juntas y se dedicaron a preparar el baño.
-¿Que habéis hecho con las sabanas? -Elsepth se inclinó hacia ella para hablar en voz baja.
-¿Que pasa con las sabanas? -ella frunció el ceño.
-La sangre -la miró con obviedad y al ver el horror en su cara suspiró -Yo me encargaré.-se incorporó y salió de la habitación con rapidez
Lucien apoyó la cabeza en el filo de la bañera, con una tonta sonrisa en su rostro, cerrando los ojos feliz. Y entonces.
La puerta se abrió de golpe y él saltó en la bañera mirando hacia allí sobresaltado.
-¡¿Es que no sabes llamar?! -Miró a Javrik molesto.
-¡Calla idiota! -Javrik le ignoró, dirigiéndose a la cama y dejando unas sabanas sobre la mesita, tiró de las que estaban en la cama. -¡¡Ya hablaremos tu y yo!! -alzó las sabanas mostrando la prueba de lo ocurrido esa noche y mirándole con los ojos entrecerrados -Las nuevas las pones tu, no pienso hacerte la cama.
-Joder -Lucien pasó la mano por su pelo -Gracias.
-Si, ya -con las sabanas envueltas en otra que llevaba caminó hacia la puerta -Estamos en paz por tu ayuda con Isobel. -le miró antes de salir -Pero haz las cosas bien hombre. Prefiero ir a una boda que a un entierro. -y salió cerrando.
Entró al comedor con una sonrisa, que se congeló en su cara al ver a Adrian sentado a la mesa, charlando animadamente con Alec.
-Buenos días -el Marques de Sutherland la miró con una radiante sonrisa y ella se sintió muy mal.
-Buenos días -trató de sonreír disimulado, mientras tomaba asiento, frente a él.
-Hola -Lucien entró a la sala y sus ojos se posaron en Adrian, haciendo que se tensara bruscamente. Caminó a paso decidido y arrastró bruscamente la silla junto a Clere, haciendo que todos le miraran.
Javrik tosió levemente mirándole y después fijó la vista en su tío Ewan tratando de distraerle.
-Recibí carta de mi padre -Javrik sonrió divertido -Moira está embarazada.
-Vaya, la segunda hija -y el alzó su copa, haciendo que todos rieran.
-Si Duncan no consigue un hijo pronto -Alexander negó con la cabeza -Lo va a pasar muy mal.
-¿Y se puede saber porque? -Eara miró a su marido de reojo.
-Porque nosotros nos encargaremos de burlarnos de él -y Ewan respondió sonriendo.
-La maldición del Diablo -Helen rodó los ojos.
-Hasta Robert pregunta si tiene algún nieto en la Corte -Constance Algart habló y todos la miraron -él también se divierte a costa del Diablo.
-Clere -Adrian habló mirandola con una leve sonrisa -¿Te apetecería dar un paseo por el jardín?
-¿Eh? -ella ignoró el golpe del tenedor sobre el plato, que Lucien acababa de dar y con la vista en Adrian asintió -Si, es una buena idea.
-¿Que haces? -Lucien habló en voz baja.
-Cállate. ¿quieres que te escuchen? -y ella le dio una patada en la espinilla y se incorporó rápidamente, sabiendo que debían salir de alli rápidamente -¿Vamos?
-¿Ya? -Adrian frunció el ceño.
-Si, yo ya terminé de desayunar -ella asintió, apartándose de su silla y alejándose así de Lucien, al ver que su mano se había movido hacia ella, claramente con la intención de agarrarla.
-De acuerdo -y Adrian se incorporó y miró a todos asintiendo -Con permiso. -y caminó hacia ella, extendiendo su brazo para que se agarrara. Y juntos salieron de la sala y del castillo, dirigiéndose a los jardines traseros.
Caminaron en silenció por un largo rato, hasta que finalmente ella suspiró.
-Adrian yo...-giró el rostro para mirarle.
-No vas a aceptarme -él la miró, sonriendo levemente. Dejó de caminar, pero tomó sus manos -Adelante, habla.
-Yo ...-se sintió la peor mujer del mundo, mirándole allí.
-Puedes hablar conmigo Clere -alzó la mano y acarició su mejilla -Nos conocemos hace mucho. Puedes confiar en mí. Lo sabes.
-Eres un hombre maravillo Adrian, harás feliz a la mujer que conviertas en tu esposa. Pero esa no soy yo -sintió como una lagrima resbalaba por su mejilla -Nunca quise hacerte daño, te quiero mucho pero, no te amo.
-Lo sé pequeña -alzó la mano, limpiando su mejilla -Todo está bien, no te preocupes -la abrazó -Es un hombre afortunado.
-¿Quien? -se apartó de su abrazó, mirándole sorprendida.
-Bukchaman -y él le guiñó el ojo -Volvamos adentro antes de que venga a buscarme con su espada.
Pero cuando regresaron al castillo, Lucien parecía haber desaparecido. Y nerviosa, Clere le buscó en el despacho, la sala de piano, el salón, la biblioteca. Y cuando pasaba ante la escalera la puerta del armario de servicio se abrió una mano la agarro del brazo y tiró de ella.
-¡Ah! -gritó pero una mano se posó en su boca.
-No grites -Lucien la habló al oído, mientras la empujaba de cara a la pared, quedando él detrás.
Clere quiso preguntarle que hacia pero la mano seguía sellando sus labios, se removió contra él, sintiendo su pechó contra su espalda.
-¿Te gusta volverme loco? -Lucien le habló al oído, colocando la mano en su cintra, presionando para que ella dejara de moverse -¿Te vas a pasear con él? ¿Que piensas que puedes jugar conmigo Clere? -ella movió la cabeza intentando librarse de su mano, encantes la mano que él tenía en la cintura se movió, bajando hasta tomar su vestido y levantarlo. Liberó su boca, para mover rápidamente la mano y levantar el otro lado del vestido, sujetándola por la cintura.
-Solo hemos hablado, teníamos que hablar -Clere giró el rostro para mirarle -Tenia que decirle ...-jadeó al sentir como él se adentraba en ella y sus mano se tensaron sobre la pared.
-¿Tenias que? ¿Tu no tienes nada que hablar con él? -Lucien arremetió contra ella, empujándola bruscamente contra la pared y besando su cuello. Volvió a moverse haciéndola gemir -Eres mía Clere.
-Ah -gimió sintiendo las manos de él apretando su cintura -Lucien.
-No grites -el siguió moviéndose con necesidad -Vas a casarte conmigo Clere-ella jadeó escuchando sus palabras en el oído -Dilo -volvió a empujar -Dilo Clere. -pero ella era incapaz de hablar, incapaz de pensar, solo de sentir. -Dilo. Te casaras conmigo.
-¡Si! Si -gritó cuando su cuerpo se convulsionó -Me casaré contigo. -apoyo su frente en la pared, sintiendo el cuerpo de él sobre ella, su respiración acelerada en la nuca. Y entonces Lucien beso su cuello, bajo su oreja.
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