Capitulo 15: Decisones
Lexia se removió en el reconfortante calor que la rodeaba, mientras un suspiro salía de sus labios. Sintió la mano dejar de acariciar su brazo, para apretar levemente su piel, como si estuviera sujetándose a ella. Volvió a removerse y una mano se poso en su cintura, sintiendo como le clavaban los dedos en la cadera, inmovilizándola.
-No soy de piedra cariño -Connor habló con voz ronca, a su oído, haciendo que el aliento le rozara el cuello.
-¿Um? -aun adormilada, se removió, girando el rostro para mirarlo. Y con ese movimiento, sintió aquello que se presionaba con bastante insistencia contra su trasero. Sus ojos se abrieron, encontrándose con la mirada de él, una mirada cargada de deseo. -Yo...-frunció el ceño -¿Y tu pantalón?
-Lo intenté -el suspiró, aun con la mano clavada en su cintura, inmovilizándola, quizás para que ella no volviera a rozarse contra él, o para que no se apartara alejándose de esa parte que tan feliz se apretaba contra sus nalgas. -Pero no puedo dormir vestido.
-¿Estas desnudo? -se sonrojó incomoda.
-Igual que las otras noches -se inclinó hacia ella, ignorando como los músculos de su abdomen se tensaba al notar el roce de sus cuerpos, su nariz rozo la mandíbula de ella, bajando por su cuello.
-Si, pero ahora es distinto, estas.... estamos ...-Lexia tragó saliva, mortificada por el calor de su cuerpo, por su mano que la sujetaba con fuerza asegurándola en esa posición, por la nariz de él rozando el cuello de su piel -Estamos bajo la misma sabana -se mordió el labio conteniendo la respiración cuando él depositó un lento mordisco en su hombro -Y... estamos solo.
-Cierto -Connor alzó el rostro para mirarla -Estamos solos -y tomó sus labios en un beso exigente, cargado de necesidad, sintiendo como su dulce sabor le invadía. Jadeó cuando ella se apretó contra él, enterrando aun mas esa parte de él en su trasero, cubierto solo por la blanca y fina camisola que estaba pegada a su piel. -Cariño -apenas fue un susurro mientras bajaba con sus labios por su mandíbula, hasta su cuello, mientras ella se arqueaba contra su pecho, moviendo de nuevo su cadera y haciéndole gruñir. En un rápido movimiento, sin dejar de besar sus labios la había girado recostándola sobre el colchón y estaba sobre ella, sintiendo sus manos subir por sus brazos hasta sus hombros. -Me estas matando Lexia -mordisqueó su cuello, bajando por el escote de la camisola, mientras sus manos se movieron solas a sus piernas, subiendo por la suavidad de su piel, arrastrando la tela de la camisola.
-Connor -ella gimió su nombre cuando sintió el choque de sus cuerpos y esa parte que había estado pegada a su trasero, se rozó entre sus piernas, haciéndola sentir que su vientre se contraía, deseando tenerle pegado a ella. Sus dedos se clavaron en los hombros de él mientras sus piernas se movieron solas, alzándose rodeando las caderas de él y arqueándose hacia su cuerpo, gimiendo de nuevo al sentir ese magnífico roce.
-Joder -Connor jadeó ante ese leve contacto mientras sus manos llegaban a su trasero y lo acariciaba, como tantas veces había soñado. Alzó el rostro para verla y la visión que había ante él, rompió el poco control que aun poseía. Su esposa tenía el rostro alzado hacia atrás, con los ojos cerrados, los labios entreabiertos y su magnífico pelo revuelto. Sus labios estaban hinchados, por los besos y mordiscos que él le había dado, la camisola había abierto sus lazos, dejando al descubierto la parte superior de sus pechos, donde él acababa de estar colocando sus labios. Se tensó cuando ella se arqueó de nuevo, haciendo que sus cuerpos chocaran y sintiendo como sus talones se clavaban en su trasero, tirando de él. Gruño mientras se abalanzaba sobre sus labios sus manos tiraban de nuevo de la camisola, alzándola hasta que estuvo arrugada sobre su cadera y tras moverse sobre ella, escuchándola gemir, se movió sobre ella, sintiendo el roce justo en su entrada, conteniéndose para no adelantarse y clavarse en ella lo más profundo posible. Siguió besándola mientras inclinó sus caderas hacia delante, apenas empujando un poco. Y entonces, ese leve sonido que había oído de fondo varias veces, les hizo conscientes de que habían llamado varias veces a la puerta.
Tenso, apretando la mandíbula, con las piernas de su esposa rodeando sus caderas y en el momento perfecto en que sus cuerpos se unirían, vio como ella le miró, como la lujuria dio paso a la comprensión en sus ojos. Pero el miedo a que se asustara de lo que había estado a punto de ocurrir se evaporó cuando ella movió las manos de sus hombros a sus brazos, sujetándose a ellos y miró hacia la puerta, sonrojada y con la respiración acelerada.
-¡¿Qué?! -Connor gritó jadeando, intentando no moverse ni un milímetro y conteniendo la respiración cuando ella se movió intentando mirar hacia la puerta y se mordió el labio conteniendo el gemido. -No te muevas Lexia -habló en voz baja, conteniéndose.
-¡¡Connor!! ¡¡Lexia!! -Rhona hablaba de forma incomoda al otro lado de la puerta -¡¡Alastair ha vuelto!! ¡¡Os espera abajo!! ¡Dice que es importante! ¡Debéis bajar cuanto antes!
-Maldita sea -la miró vió como todo lo que le había hecho sentir minutos antes desaparecía, dando paso a la vulnerabilidad y el miedo, esos que había olvidado durante estos días. -¡Ya vamos! -respondió girando el rostro hacia la puerta y se tensó de nuevo. Tragó saliva, tentado de terminar, con solo un movimiento, un instante, lograr estar dentro de ella y después... Después no le bastaría, no tendría el tiempo que necesitaba y quería para hacerla suya y para hacerla gritar, suspirar y gemir. La miró -Terminaremos lo que hemos empezado -la habló en apenas un susurro, moviéndose, apartándose de ella y viéndola suspirar cuando se apartó. -Maldita sea, no te dejare así cariño -y se lanzó sobre su boca, besándola con fuerza mientras su mano se movió a su centro.
Lexia gimió nada mas sentir el roce donde había sentido el frío al apartarse Connor segundos antes. Sus manos se clavaron en los brazos de él, sintiendo la sensación que atravesó su cuerpo y cuando su boca abandonó sus labios para besar su cuello y morderlo, jadeó moviendo inconscientemente las caderas. Sintió que todo a su alrededor comenzó a dar vueltas, aspiró aire bruscamente, clavando las uñas en los brazos de él y cuando el rayó de éxtasis la atravesó y su grito fue a salir de los labios, la boca de él se cernió sobre la de ella, tragándose su éxtasis.
Sorprendida, relajada, con sus brazos sobre el colchón y su respiración desacelerándose, sintió que el beso en su boca se volvía lento y suave, para deslizarse después por su mejilla, hasta su oreja.
-No te imaginas el esfuerzo que tengo que hacer para apartarme de ti ahora - besó el lóbulo de su oreja y se apartó, girándose cayendo al otro lado de la cama y saliendo de esta, caminando hacia la silla donde estaba el pantalón, obligándose a no mirarla, para no verse tentado de regresar a su lado, a su cuerpo y dejar a Alastair esperando. Tras ponerse el pantalón y sabiendo que ella le observaba, tomó la camisa y la paso por sus brazos mientras caminaba hacia la puerta, la abrió y giró el rostro para mirarla antes de salir. -Vístete -la forma en que ella le miró, esa manera de mirar que había deseado ver en su rostro, le hizo contener el aliento -Estaré con Alastair abajo, esperándote -la vio asentir y salió de alli cerrando la puerta y apretando la mandíbula, tragando saliva.
Cuando llegó al despacho se encontró con Alastair pensativo, con una copa en su mano y mirando varios papeles que había sobre la mesa.
-¿No es algo temprano para beber? -Connor entró cerrando la puerta tras él.
-He cabalgado durante toda la noche -le miró cansado -Estoy viejo para esto.
-¿Que te preocupa? -Connor se acercó a la mesa y se apoyó en ella, mirandolo a los ojos -¿Algún problema con nuestro matrimonio?
-No, Robert estaba bastante aliviado de saber que todo estaba arreglado -dejó el vaso sobre la mesa y señaló los papeles -El papel firmado por el fallecido Barón de Addington y con el sello real, en el que se os reconoce a su nieta y el esposo de esta como herederos. El documento con el sello real que reconoce vuestro matrimonio. Y un documento del rey, un salvoconducto para cualquier problema que os surja, para que estéis bajo su protección.
-Bajo su protección -suspiró -Debemos viajar a las tierras del Barón.
-A vuestras tierras -Alastair lo miró fijamente -Y a la corte, donde Robert os nombrara Barón y Ernest Brandbury tendrá la oportunidad de ver que su hija se a casado y confirmar el matrimonio.
-No quiero que se acerque a ella -Connor entrecerró los ojos.
-Ni yo -asintió visiblemente abatido -Pero no podemos hacer mas. Yo no puedo hacer mas Connor. Te la entregue a ti y ahora tú debes guiarla y protegerla en esta siguiente etapa.-volvió a tomar el vaso y miró el liquido en su interior -Es la primera vez que no voy a estar a su lado, que no velare por ella. Es la primera vez que no puedo hacer nada.
-Pero lo estás haciendo -se acercó a él y colocó la mano en su hombro -Lo has hecho todos estos años, por ella y por mí. Y lo seguirás haciendo, porque eres su familia Alastair. Eres su padre.
-Para mí, es mi niña -miró a su sobrino a los ojos -Y me hace muy feliz que sea tu esposa.
-Hay algo que deberías saber -Connor se quedó pensativo unos instantes -Juliet...
-La habéis reclamado -Alastair sonrió -Desde que vi como Lexia cuidaba a esa niña, supe que ya era su hija. No puedo imaginar una mejor familia y hogar para ella. Es una niña con suerte, tendrá una gran familia.
-Si, tiene unas tías locas que esperó no pasen demasiado tiempo con ella o lo lamentaré, un tío que se que la protegerá como si fuera su hija, mis padres la quieren y la malcriaran, mis abuelos mucho mas. -sonrió -¿Y sabes porque será aun más afortunada? Porque tendrá otro abuelo, a su lado, que la cuida y la quiere desde el principio. Tu.
-Estoy muy orgulloso de ti, hijo -Alastair le observó con lagrimas en los ojos y le abrazó sintiendo como correspondía a su abrazo.
-Y yo de ti, tío -Connor sonrió, apartándose y volviéndose serio -Ahora dime porque necesitamos la seguridad de un salvoconducto.
-No me fío del Marques, sabe que tenéis que viajar a la Corte -Alastair miró de nuevo los papeles sobre la mesa -No sé si intentara algo, pero si lo hace... si manda a alguien...
-Ese documento hará que cualquiera se piense dos veces acercarse a mí y a mi esposa -asintió entendido
-Algo mas -Alastair le miro a los ojos -Deberías partir de noche. No creo que piense que viajareis de noche, además, seria mas difícil reconocerla. He comprado algunos vestidos y una capa para el viaje, idea de Robert.
-¿Una capa? -frunció el ceño.
-Alexandra se parece demasiado a su madre -suspiró -No te quepa duda que nada más verla sabrán quien es. Cuando vi el cuadro en el castillo del Barón, la imagen de su hija, parecía estar viéndola a ella.
-¿Y ahora debo esconderme tras una capa? -ella habló parada en el umbral, mirando a ambos hombres.
-Alexandra -Alastair la miró y se acercó a ella, tomando sus manos -Solo será para el viaje, una vez que os presentéis en la corte y recibáis la confirmación de vuestro titulo, nada ni nadie podrá hacerte daño.
Ella le miró unos segundos, finalmente asintió, sin poder ocultar la tristeza y el miedo en su rostro. Entonces se abrazaron y mientras ella estaba sumergida entre los brazos del hombre al que consideraba su padre, sus ojos se encontraron con los de Connor.
-Hay algo más que deberías saber -tragó saliva, apartándose y mirandola a los ojos -Lady Simone Addrich, tu abuela, está allí. -al ver que ella se tensaba, alzó la mano y acarició su rostro -No es una mala mujer, me ayudó a convencer a tu abuelo para que firmara y te cediera todo. -tomó su barbilla -Cielo. No ha sido más que una mujer sometida a su marido toda su vida. Solo, conócela.
-Lo intentare -respondió sintiendo las lagrimas en sus ojos.
-Bien -besó su frente y se giró volviendo a la mesa, a tomar su vaso.
Entonces Connor se acercó a ella y pasó el brazo por sus hombros, pegándola a su cuerpo, dándole su calor.
-Compre algunos vestidos para ti, del tipo de la corte y ...-se giró para mirarla y se quedó en silencio unos segundos, viéndoles, entonces sonrió -Rhona debe estar subiéndolos a vuestra habitación.
-¿Por qué no vas a organizar tus cosas? -Connor habló mirandola a los ojos -Partiremos esta noche, cuanto antes mejor.
-De acuerdo -ella se aparató para marcharse, pero él sujetó su muñeca y sin ningún pudor, se inclinó sobre ella y la beso, un lento y corto beso. Después se apartó y la observó marchar, para mirar a Alastair y ver la satisfacción en su rostro
-¿Podemos fiarnos de esa mujer?
-Si -Alastair asintió -Y creo que a Alexandra le hará bien conocerla.
-De acuerdo -asintió no muy convencido -Si salimos al anochecer llegaremos a las tierras Addington al atardecer.
-Cuando estéis alli, enviad un mensajero al rey para que os de una audiencia -Alastair asintió -Connor, hay algo que deberías saber. -se miraron durante unos segundos -Las tierras Addington no están en su mejor momento, ni el castillo en su mejor estado. El Barón estuvo enfermo estos últimos años y no pudo hacerse cargo, así que el Marques estuvo encargándose de todo.
-Tuvimos una cosecha excelente -Connor le miró a los ojos -Si estás de acuerdo...
-Connor este es tu clan, no tienes que pedirme permiso para nada -Alastair le sonrió -Organizare todo para que algunos hombres vayan con víveres, material y armas.
-Yo reconoceré las tierras, conoceré a sus aldeanos y veré como arreglar todo -miró hacia la puerta, por donde su esposa acababa de marcharse -Pero si ella no quiere permanecer alli....
-Buscaremos la forma de llevar el titulo y el clan, adelante -Alastair asintió.
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