Capitulo 14: Perdido
Kendrick y Charles se quedaron observando en silenció al recién llegado, cuando el rey le indicó con la mano que se adentrara al despacho. Las puertas se cerraron tras él.
-Majestad - Lord Cameron Morrinson, Duque de Kent hizo su inclinación ante el rey y después asintió al príncipe y después a Kendrick.
-¿Algo nuevo? -Robert lo miró fijamente.
-El marqués de Collingwood no ha hecho ningún movimiento mas -negó con la cabeza manteniéndose parado ante los tres hombres -No ha vuelto a intentar averiguar donde exactamente esta su hija y tampoco se ha acercado por las tierras Addington.
-Bien -Robert suspiró caminando por la sala -Pero no se estará quieto.
-Quizás espere a que Connor Bukchaman y su esposa vengan a la corte -Charles miró a su padre frunciendo el ceño -Pero sigo sin entender. Es su hija...
-Ernest nunca se ha interesado por ella -Robert observó al exterior a través de la cristalera de su despacho -Cuando su esposa...
-¿La hija del Barón Addington? -Kendrick preguntó mirando a su tío pensativo.
-Si, la hija del barón -Robert asintió, girándose para mirarles -Cuando murió, la niña era el menor de sus problemas, simplemente la ignoró, no existía. -entrecerró los ojos -El Barón no tenia más hijos, así que él como su yerno fue apropiándose cada vez de más poderes, mas tierras.
-Y entonces el Barón enfermo -Kendrick asintió -Y sin ser su hijo, el Marques no podía heredar nada.
-Puede hacerlo como tutor de la nieta, como padre de la nieta del Barón, ella hereda todo que queda a cargo de su padre, hasta que se case -el Duque de Kent respondió haciendo que todos le miraran -Entonces, fue cuando el Marques comenzó a buscarla, a investigar donde estaba su hija.
-Pero si nunca la quiso a su lado -Charles se quedó pensativo -¿Por qué Lord Addington no la acogió? ¿Por qué no buscó a su nieta?
-Porque cometió muchos errores -y Robert cerró los ojos suspirando -Con su hija y con su nieta.
-¿De qué murió su hija? -Kendrick pregunto mirando al rey con cierta curiosidad.
Robert abrió los ojos, mirándole, una mirada que hizo que tanto él como el príncipe sintieran algo retorcerse en su interior.
-Lady Mary Aldrich por aquel entonces, Lady Brandbury Marquesa de Collingwood, fue ajusticiada por su marido cuando escapó con su amante -Robert respondió apretando la mandíbula -Ambos murieron.
El silenció se extendió por la habitación, mientras las palabras del rey hacían que los tres hombres se encogieran.
-¿Y el Barón lo permitió? ¡Era su hija! -Charles negó con la cabeza -¡El Marques la mato!
-Era su derecho como marido, por adultera -Kendrick respondió con voz baja, tensa, mirando a Robert con tristeza.
La puerta del despacho se abrió y la reina se paró en el umbral mirando a ambos con una sonrisa, que se desvaneció de sus labios al ver los rostros de todos.
-¿Ocurre algo? -Alisa se acercó a su esposo, quien tomó sus manos y las llevo a sus labios.
-Nada querida -Robert palmeó sus manos, sonriendo levemente.
-Todo está listo, deberíais estar en los jardines y disfrutad del campeonato -Alisa miró a su hijo y después su mirada recorrió a Kendrick y al Duque -¿Participareis?
-Por supuesto tía -Kendrick asintió -Ya sabes que no puedo resistirme al tiro con arco.
Salieron del despacho, intentando dejar el ambiente turbio que les había embargado y se dirigieron a los jardines. Nada más salir al exterior Kendrick observo a Davinia sonriendo mientras hablaba con el capitán de la guardia que masajeaba su espalda.
-¿Listo para mostrar tus habilidades? -Charles dio una palmada en la espalda de Kendrick, observando como el Duque de Kent caminaba directo hacia Davinia. -Aunque aquí el Duque parece haber decidido empezar a mostrarlas.
-No os preocupéis, he recibido peores golpes -Oliver se inclinó despidiéndose de ella-Disfrutad del campeonato.
-Gracias Capitán -y ella le sonrió y asintió, observándole mientras se alejaba, para girarse después y chochar con un cuerpo -Disculpe.
-Discúlpeme a mi my lady-el Duque se inclinó ante ella tomando su mano y alzándola hacia su boca -Esta preciosa.
-Lord Morrinson -Davinia se sonrojó levemente sonriendo cuando él se incorporó pero permaneció sosteniendo su mano -Gracias.
Le observó centrándose en sus penetrantes ojos verdes, sintiendo el tacto de su mano, que le agradaba. Pero bastó la imagen de Kendrick tras él, mirandola, mientras se acercaba, para hacer que su tacto se sintiera demasiado frío y aspiró. Para hacerla olvidar sus ojos verdes y simplemente perder observar lo guapo que estaba hoy Kendrick, vestido con la ropa adecuada para un Conde.
-Me haría un honor si aceptara dar un paseo conmigo por los jardines después del campeonato -Lord Camerón volvió a atraer su atención, aun sosteniendo su mano con delicadeza.
-Sera un placer -y ella sonrió, tensándose cuando Kendrick se paró junto al Conde, con rostro serio y mirando como sostenía su mano.
-Hasta después entonces -y el Duque de Kent volvió a inclinarse besando su mano y soltándola suavemente con una sonrisa, alejándose despegues.
Davinia le observó alejarse y cuando giró su rostro se encontró con esos ojos, esos ojos que no la dejaban dormir por la noche, que la atormentaba, solo que en esta ocasión no vio lastima en ellos.
-Davinia -Kendrick alzó la mano, con la clara duda de que decir.
-¡Kendrick! -y Lady Hemsley se acercó a él tomándole del brazo y logrando desestabilizarle, haciendo que la mirara -Os estaba buscando -y le sonrió parpadeando excesivamente para después mirar a Davinia -Oh Davinia querida, estas muy hermosa hoy. -sin soltar el brazo de Kendrick se inclinó hacia ella -He pensado hacer una pequeña reunión para damas en mi casa, por supuesto cuento contigo. -amplio su sonrisa -Sera muy divertido.
El sonido de las trompetas anuncio el inicio en breve del campeonato y Kendrick miró hacia donde las dianas estaban dispuestas, viendo como los escuderos acercaban las flechas y arcos a los participantes. Volvió a mirar a Davinia con la duda en su rostro.
-El campeonato va a comenzar -Chales se acercó a ellos, frunciendo el ceño al mirar como Kendrick la miraba a ella y como Lady Hemsley tiraba de su brazo.
-¿Me dedicaras tus tiros? -Ignorando a los otros presentes centro sus ojos en Kendrick.
-Deberías ir a tu puesto -Charles fijó la vista en su primo, después en la mujer que tiraba de su brazo insistentemente -Me temó que mi primo necesitara su brazo para participar en el torneó Lady Hemsley.
-Oh, si, por supuesto -y ella le soltó y Kendrick suspiró mirando una última vez a Davinia y alejándose entre la multitud. -Iré a ocupar mi lugar, quiero poder ver bien cuando Kendrick gane y ser la primera en felicitarle. -y se marchó tras él.
-¿Ya no hay reverencia, ni inclinación, ni siquiera saludo al príncipe? -Charles la observó alejarse, entrecerrando los ojos.
-Lady Hemsley ya se ve convertida en Condesa -Davinia respondió con el rostro girado, observando cómo se marchaba y apretando sus manos en puños, ante su vestido.
-¿Te ha dicho algo? -Charles colocó la mano en su brazo.
-Si, me ha invitado a su casa a una reunión con otras damas -volvió a mirar al frente, sintiendo las lagrimas agolparse en sus ojos -Sera muy divertido.
-Seguro que está pensando qué tipo de veneno echarte en la copa en esa reunión -Charles habló frunciendo el ceño -No vas a ir.
-¿Crees que quiero ir? -y cuando ella habló, una lagrima resbaló por su mejilla y al ver que él la miraba con lastima, alzó su brazo y limpió su rostro -No voy a llorar mas. -y agarrando el brazo del príncipe tirando de él hacia la pared de palacio, donde ambos permanecieron observando el torneo, que a pesar de ser muy reñido, Kendrick Algart se coronó como campeón, efectuando un último tiro perfecto, dando en el centro de la diana.
Instantes después el lugar se llenó de aplausos y él se inclinó agradeciendo para al incorporarse, tener la las manos de Lady Hemsley en su brazo, hablándole sonriente y sorprenderse segundos después cuando la mujer lo abrazó ante todos.
Kendrick se quedó parado sorprendido, con los brazos de ella rodeándole y sus manos alejadas, abiertas, mostrando no estar tocándola. Sus ojos se movieron, hasta verla a ella, hasta ver como Davinia les observaba, con rostro lleno de tristeza que tras un parpadeo se volvió regio, apartando cualquier vestigio de sentimiento y entonces Charles se inclino hacia ella.
-Si quieres mi opinión, el parece tan incomodo como si un oso le estuviera estrangulando -le habló en voz baja, incomodo.
-Ojala le estuvieran estrangulando -y ella se alejó caminando, dejando a Charles observándola sorprendido. Por primera vez en su vida Davinia había tenido unas palabras, sin dulzura y amabilidad.
Y con toda la furia, desesperación y rabia que tenía en su interior, Davinia MacClain se acercó a Lord Cameron Morrinson, aceptando su brazo y alejándose de la multitud hacia la parte más tranquila de los jardines, bajo la mirada de Kendrick Algart, que al fin había podido apartarse del abrazo de aquella mujer.
Por cosas del destino, o quizás por decisión de ella misma, Kendrick no había podido estar a solas con Davinia en lo que duró la velada. Por varias horas estuvo desaparecida, paseando con el Duque de Kent, uniéndose después a los reyes para hablar con ellos, siguiendo con Charles y otros grupos y siempre tomada del brazo de ese hombre que solo la dejo sola unos instantes para tomar alguna copa para ella.
La desesperación le hizo apartarse de la multitud y la celebración. Pero se preguntaba a si mismo, ¿desesperación ante qué? ¿Ante la continua insistencia de Lady Hemsley de tocarle, de estar tomada de su brazo, de perseguirle? ¿Ante la imposibilidad de hablar con Davinia, de poder estar a solas con ella? ¿Ante la imagen de ella tomada del brazo de ese hombre y verla sonreírle a él? ¿O ante lo que el mismo llevaba sintiendo desde que ella le había mirado y le había dicho que estaba más lejos de él que nunca? Porque no quería tenerla lejos, porque le dolía, le dolía demasiado. Y todo eso, todo lo que sentía, todo lo que su cabeza le gritaba, le hacía ahogarse en si mismo, por primera vez en su vida perdiéndose, sin saber cuál era el camino correcto.
Y así esa noche, había terminado en el despacho, sentado tras la mesa, aunque no había documentos sobre ella, solo un vaso de licor y un libro, un libro que había escogido para ella, un libro que solo dejaba de mirar, para alzar la vista hacia el sillón ahora vacio con la manta doblada sobre él.
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