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Capitulo 12: Padre y esposo

Connor suspiró sintiéndose en el paraíso. Su mano se apartó de la espalda de la pequeña para colocarse en la cintura de Lexia, debería ser con la intención de apartarla, sin embargó se quedo alli, sosteniendo su cadera para asegurarse de que permaneciera en ese lugar.

Podía sentir la suavidad de su trasero presionada contra él, a pesar de la sabana que cubría su propia desnudez y la camisola que cubría la de ella. Podía sentir el calor de su piel, sus nalgas apretadas contra esa parte de él, que estaba más que despierta.

Tragó saliva mientras movió su nariz, recorriendo el cuello de ella, inspirando su aroma. Sintió el momento exacto en que despertó cuando su cuerpo se tensó entre sus brazos y aunque se dijo a si mismo que debía apartarse y darle su espació, su nariz bajó por su cuello hasta su clavícula y sus labios se movieron solos, besando suavemente.

-Se que estas despierta -habló en un susurro, recorriendo ahora el camino de su cuello con sus labios, hasta pararse tras su oreja -Y si, como puedes notar despierto dispuesto a complacerte -sonrió levemente mordisqueando el lóbulo de su oreja para después susurrarle al oído -Pero no lo hare hasta que me lo pidas. -y entonces se apartó de ella y salía de la cama con tranquilidad.

-¿Como puedes hablar con tanta tranquilidad de...? -nerviosa ella giró el rostro para mirarle y sus ojos se abrieron al ver su apretado y perfecto trasero, alejándose. Se sonrojó y volvió a girarse, mirando a la niña que se removió dormida.

-¿De complacerte? -Connor sonrió mientras se ponía el pantalón -Porque eres mi mujer -y caminó hacia la mesa que había junto a la puerta, tomando una flor del jarrón que había ordenado que decoraran con flores todas las noches y bajó la atenta mirada de ella se acercó a la cama, por el lado en que dormía la pequeña -Y porque realmente estoy ansioso por complacerte -hablo mirandola a los ojos mientras se agachaba y entonces miró a la niña y movió la flor sobre el rostro de ella -Hora de despertar Juliet -sonrió viendo como la pequeña se estiraba y sus ojitos se abrían mirándole, le entregó la flor que ella apretó en su mano y miró a Lexia -Bajemos, quiero que desayunemos juntos antes de que vaya a revisar la recolección de la temporada.

Lexia le miró mientras él se incorporaba y se sentó en la cama, ayudando a la niña a sentarse a su lado, con la flor entre sus manitas.

-Tengo que vestirme -ella frunció el ceño -No puedo bajar así.

-No, no puedes -y el habló con voz ronca, mirando el hombro desnudo de ella, al haber resbalado la camisola por su brazo. Tragó saliva y se inclinó sobre la cama, tomando a Juliet en sus brazos, que sorprendentemente se había acostumbrado a la cercanía de él. -Te esperaremos abajo -caminó hacia la puerta y antes de salir giró el rostro para ver a Lexia moverse por la cama, sentándose en el filo, viendo sus suaves piernas al descubierto, con la camisola envuelta alrededor de sus muslos. Suspiró y salió cerrando tras él.


Después de vestirse y arreglar un poco su cabello, Lexia bajó para encontrarse a Connor sentado junto a Juliet cortándole un panecillo. Se quedo observándole, viendo la forma en que miraba a la niña, la delicadeza con que la trataba, su forma de hablarle, de transmitirle calor y protección. Entonces él alzó la miraba y la miró y se levantó de su lugar alzando una ceja.

Intentando ignorar la forma divertida en que él la observaba, al saber que había estado mirandolo como una tonta, caminó hacia alli, y contuvo el aliento cuando su marido coloco la mano en su cintura para guiarla a la silla que había ocupado minutos antes y después se sentaba a su lado.

-¿Crees que se recolectara suficiente para la temporada? -Lexia pregunto tomando su zumo para beber.

-Si, no lo dudo -asintió mirandola -Y aunque no fuera así, sabes que nunca os faltara. Entre los clanes nos ayudamos, pero Los Fergusson son nuestros mejores proveedores de ganado -se quedó pensativo unos segundos -Bueno, los MacAlister -sonrió mirandola -Siempre fue el clan que tuvo gran cantidad de ganado y abastecían a todos, por eso nunca les falto nada.

-Alastair me hablo muchas veces de mi padre -ella habló pensativa -Me dijo que no era un guerrero. Brog MacAlister era un Laird pacifico, un buen hombre que era feliz guiando a su clan, disfrutaba con la cría de ganado. Muchas veces me he preguntado que habría sido de él si no hubiera conocido a mi madre, si yo no ...

-Brog estaría orgulloso de ti -Connor tomó su mano, haciendo que ella le mirara -Yo no le conocí, pero ¿quien no estaría orgulloso de ti? Cualquier hombre, estaría dispuesto a dar la vida por ti Lexia.

-Connor -Rehid entró a la sala y les miró con curiosidad -Perdón..

-Me retrase -Connor le miró y sonrió -Las mujeres siempre hacen que uno pierda la noción del tiempo -hablo señalando a las dos mujeres que ahora eran el centro de su vida, bebió un último trago de su zumo y se levantó. -No creo que pueda venir a comer -se inclinó sobre Juliet y beso su frente y después se dirigió hacia Lexia y se inclinó sobre ella besando sus labios para antes de apartarse susurrar en su oído -Pero te veré a la noche.

Después de terminar de desayunar, Lexia subió a la habitación a vestir a Juliet y después se reunió con Rhona en la sala principal donde comenzaron a coser algunos vestidos para la niña mientras ella jugaba en la alfombra. Comieron las tres juntas y Lexia decidió salir a pasear con la pequeña.


-Perfecto -Connor se cruzó de brazos observando los carros llenos alejarse en dirección a los graneros.

-Como siempre, tenemos de sobra -Rehid le miró de reojo -¿Por que estabas preocupado?

-No sé en qué situación se encontraran las tierras del Barón -suspiró -Tengo una nueva responsabilidad. No se cuanta gente dependa de ese título, no sé cuantos bienes son, no sé si necesiten ayuda.

-Serás un gran Laird Connor y un gran Barón -Rehid le palmeo el hombro y sonrió -Y ahora es un buen esposo y un buen padre y ve a la playa -señaló hacia el acantilado -Tu esposa y tu hija están alli con el resto de niños. -le miró -Ve, yo te avisó cuando nos traslademos al otro campo.

-Gracias Rehid -y Connor se giró y se alejó caminando con rapidez. Rodeó el acantilado, bajando por el otro lado y nada más pisar la arena escuchó los gritos y las risas. Vio a Lexia, corriendo por la orilla, con su hija en su cintura y su otra mano alzando su vestido ya mojado por las olas, mientras reía. Su pelo se agitaba con el viento mientras sus blancos pies dejaban huellas en la arena mojada, mientras los niños la seguían corriendo.

Sonrió caminando por la arena sin poder dejar de mirarla, hipnotizado por su sonrisa, por su suave piel sonrojada por la carrera, por su forma de sujetar a Juliet contra ella mientras jugaba con todos los niños.

-¡¡Ah!! -escuchó su grito cuando los niños la agarraron de la falda riendo, rodeándola mientras reían. Entonces ella alzó el rostro y le vio, le vio caminando hacia ellos con una sonrisa. La forma en que le miró, la forma en que le sonrió, hizo que algo dentro de Connor se retorciera, deseando estrecharla entre sus brazos y besarla, demostrándole que no la dejaría marchar de su lado. Y entonces la sonrisa de ella se volvió divertida y él frunció el ceño viendo como miraba a los niños -¡Mirad! ¡Ahí viene Connor! ¡y parece muy tranquilo!

-¡A por él! -y el niño gritó corriendo hacia él seguido por los demás.

Connor abrió los ojos con sorpresa, cuando vio al grupo de niños lanzarse sobre él, agarrándose a sus piernas y saltando sobre él, tirándole a la arena mojada. La miró entrecerrando los ojos, no pudiendo evitar sonreír al verla reir mirando como los niños se subían sobre él.

-¡Ahora veréis! -y Connor agarró a dos con sus brazos y los revolcó en la arena mientras se levantaba haciendo cosquillas al que se sujetaba su pierna. Después la miró y entrecerró los ojo, corriendo hacia ella. -¡¿Te estás riendo de mi esposa?!

-¡Ah! -Lexia se giró comenzando a correr con Juliet en sus brazos, que abrazada a su cuello miró a Connor corriendo tras ellas y sonrió. Ver la imagen de la niña sonriéndole hizo que su penco se anchara y pronto estuvo sobre ellas, abrazando a Lexia contra su cuerpo y sujetando a la pequeña mientras se lanzaba sobre la arena, cayendo el primero con ellas sobre su cuerpo. -¡Connor! -entonces las giró comenzó a hacer cosquillas a ambas -¡¡Para!! ¡¡Para!!

-¡¿Te reías de mi eh?! -sonrió tumbado sobre ella, con sus manos moviéndose sobre ambas.

Entonces fueron conscientes de que no eran los únicos que reían, ambos miraron a Juliet que tumbada sobre la arena junto a Lexia reía mientras Connor seguía haciéndole cosquillas. Se miraron, ambos con la ternura reflejada en sus ojos y entonces él acercó su rostro al de ella y la beso, la beso despacio, saboreando sus labios.

Y los niños se lanzaron sobre él haciéndole jadear mientras ella volvía a reir.

-¿Sigues dispuesto a reclamar a todos los niños del clan? -ella le miró divertida, tumbada bajó él, con los niños sobre la espalda de Connor y Juliet tumbada a su lado, con el brazo de Connor sobre ella.

-Creo que no aguantaría mucho vivo -el hizo una mueca sintiendo como se movían sobre su espalda.

-Por suerte para ti, estos niños tienen a sus padres -ella se alzó, apoyando las manos en la tierra, acercándose a él y mirando sobre su hombro a los niños -¡Basta ya! ¡Bajad de la espalda de Connor niños!

El inspiró su aroma, inclinando su rostro sobre su cuello y movió sus labios hasta su mandíbula.

-Por tí haría lo que fuera -susurro esas palabras, besando su mandíbula.

-¡¡Connor!! -la voz de Rehid llegó a ellos y el suspiró, apartándose de ella y mirandola a los ojos -Tengo que seguir con mi deber -y volvió a besarla para después girarse e inclinarse sobre Juliet -Nos veremos a la noche pequeña -y beso su frente, incorporándose -¡Chicos, dejo a mis mujeres en vuestras manos! ¡Cuidadlas! -y se alejó caminando, mientras su mujer y su hija le observaban.


Tras una larga tarde trabajo y Connor llegó ya pasada la hora de la cena, no sin sentirse molesto por verse privado de cenar con su mujer y su hija. Nada más entrar, suspiró escuchando el silencio que le rodeaba, miró hacia la sala.

-Connor -Rhona salió del pasillo que daba a la cocina sonriendo -Lexia pidió que te dejáramos algo preparado para cuando llegaras. Te serviré la mesa.

-Gracias Rhona -pasó la mano por su pelo -¿Donde están?

-En la habitación, acaba de bañar a Juliet y pidió agua para su baño -Rhona se giró para regresar a la cocina -Voy por tu comida.

-¡No! -y al gritar vio que la mujer se giraba hacia él sorprendida, carraspeo -Quiero decir que no es necesario. No tengo hambre, gracias. -sonrió nervioso.

-De acuerdo -ella frunció el ceño mirándole unos segundos, finalmente asintió y se alejo.

-Buenas noches -Connor la observó alejarse y tras unos segundos, subió las escaleras corriendo, tropezando en el último escalón y agarrándose al baranda para no caer, giró con rapidez esquivando el jarrón que había en la esquina por muy poco y corrió por el pasillo, llegó a la puerta y entro rápidamente, haciendo que esta golpeara la pared.

-¡Dios! -Lexia le miró sobresaltada, llevando la mano a su pecho y con la otra mano sosteniendo el cepillo con el que estaba peinando el pelo a Juliet -¿Pasa algo?

-¿Eh? -él frunció el ceño, mirandola con el vestido puesto peinando a la niña. -No -carraspeó, cerrando la puerta tras él y caminando por la habitación -Nada.

-¿Has cenado? -Lexia continuó cepillando el pelo a la niña.

-No, no tengo hambre -respondió mirando al otro lado de biombo de madera, viendo el vapor salir de la bañera. La miró-¿Ibas a bañarte?

-Si, bueno ...-ella evitó mirarle incomoda.

-Trae -y él se acercó y le quitó el cepillo, quedando muy cerca, mirandola a los ojos -Yo me encargo, toma tu baño -al ver que ella se sonrojaba y miraba nerviosa al biombo de madre, sonrió levemente -Me portare bien, lo prometo. -arrastró un taburete tras la niña y se sentó -Estaré peinando a Juliet.

Tras dudar unos segundos, ella asintió y cogiendo la camisola, desapareció de la vista de él y la niña, entrando tras el biombo de madera. Connor miró a la pequeña y cepillo su pelo despacio, sonriendo al ver que ella peinaba a su muñeca. Entonces escuchó el agua y giró el rostro hacia ese trozo de madera que lo separaba de lo que más deseaba.

Sentado, inclinó su espalda hacia atrás estirando el cuello, lo suficiente para ver tras la madera. Contuvo el aliento cuando una sedosa y blanca pierna se alzó en el aire, mientras las manos de ella la recorrían. Entonces ella se inclinó sobre el agua y pudo ver su perfil, sus brazos tomando el jabón y la parte superior de sus pechos, sobre el agua, contuvo el aliento tensándose y el bancó se movió, inclinándose hacia atrás.

El golpe hizo que Lexia se sobresaltara, mirando hacia el biombo de madera rápidamente.

-¡¿Connor?! ¡¿Que ha pasado?! -ella gritó frunciendo el ceño.

-¡Nada! ¡Nada! -respondió sentado en el suelo y miró al frente para ver a Juliet girada hacia él mirándole. Se sonrojó, tosiendo levemente y levantándose, colocando bien el banco y volviendo a sentarse para seguir peinando a la niña.

Minutos después Lexia apareció ante ellos, con su camisola puesta y su pelo recogido en alto, claramente para que no se mojara en el agua.

-Déjame a mi anda -ella sonrió acercándose a él, sin ser consciente de que se había acercado tanto que sus piernas se rozaron. Extendió la mano pidiendo el cepillo y él se lo entregó, apartándose para que tomara asiento.

Dando varios pasos atrás, Connor la observo, peinar a la niña con delicadeza. No pudo evitar que sus ojos recorrieran una y otra vez el cuello de ella ahora a la vista. Entonces se acercó, colocó otro bancó tras su esposa y se sentó tras ella. Colocó la mano en su hombro y la vió girar el rostro para mirarle, viendo como sus labios se abrían levemente cuando movió sus dedos por su cuello, hasta llegar a su pelo y tirar de la cinta que lo mantenía atado, dejando que sus rizos rojos se deslizaran por su espalda.

La miró a los ojos mientras alzaba el cepillo, mostrándoselo. Entonces ella le sonrió, volviendo a mirar al frente, a la niña, mientras seguía peinándola.

Y Connor alargó sus dedos, para acariciar su pelo, para que sus bucles se enredaran entre ellos y finalmente, alzó el cepillo y peino su cabello con cuidado, sin poder dejar de pensar en la maravillosa imagen que eran. El peinando a su esposa mientras ella peinaba a su pequeña.

Suspirando, alzó las manos y apartó el pelo de ella, colocándoselo sobre el hombro, inclinándose y besando su cuello despacio, subiendo hasta su oreja.

-Es hora de irnos a dormir -le habló en voz baja alargando los brazos, encerrándola entre ellos, mientras sus manos cubrían las de ella, quitándole el cepillo de la niña y abrazando también a la pequeña, estrechándola contra el cuerpo de ella, mientras la obligaba a apoyar su espalda en su pecho, aprovechando para volver a besar su cuello.

Y permanecieron así, en silencio, hasta que la respiración pausada de Juliet les dijo que se había quedado dormida y tras un último beso en su cuello, Connor se incorporó y cogió a la niña en sus brazos, llevándola a la cama y acostándola.

Lexia se levantó y caminó hacia la cama, observando a su marido que se dirigía hacia el biombo de madera.

-¿Vas a bañarte? -se sonrojó no pudiendo evitar imaginarlo desnudo, frunció el ceño -El agua debe estar fría ya.

-No importa, estoy acostumbrado -la miró durante unos segundos, como si quisiera decir algo mas, pero finalmente desapareció tras el biombo de madera.

Y durante un buen rato, Lexia estuvo atenta a cada sonido, acostada junto a su hija, mirando el biombo de madera que le impedía ver a su marido. Cuando él apareció ante ella, llevaba la toalla envuelta en su cintura y esta vez le miró, observó los músculos de su vientre, visiblemente tensos.

No pudo evitar sonrojarse, imaginando como él sonreiría de forma petulante viendo como lo observaba, pero cuando alzó la vista a su rostro, Connor no la estaba mirando. Por primera vez en mucho tiempo, él se movió por la habitación apagando las velas y evitando mirarla. Y se dijo que estaba equivocada cuando vio algo de vergüenza reflejada en su rostro, antes de apagar la ultima vela, junto a la cama.

Entonces él cuerpo de él se sumergió bajo la sabana y ella esperó, más tiempo del que acostumbraba, hasta que él finalmente las abrazo y Lexia se relajo contra su pecho.  

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