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2._Durmientes


Aquel sujeto no hablaba mucho,
pero decía lo suficiente para hacerse una idea, más o menos, clara de donde provenía. Por lo menos para Mary era así. Su ropa, sus modales, su lenguaje escaso y la forma en que miraba su entorno, así como limitarse a seguirla solo porque ella le dijo que podía ayudarlo, le gritaron a esa muchacha unas cuantas cosas.  

-Inagino que tu pueblo debe estar bastante aislado-le comento Mary, mientras se quitaba esos grandes audífonos blancos.

-Sí, no hay autobuses ahí-le respondió Broly bajando la mirada a la muchacha que iba a su lado, pero un paso adelante.

-Ya veo- murmuro Mary,
sonriendo al corroborar sus sospechas- ¿Y tu familia?

-Solo vivía con mi padre y murió hace unos meses- le respondió tranquilamente.

Mary supuso algo así, pero no que el pariente estuviera muerto. Escuchar aquello agitó los sedimentos en el estanque de la memoria de la muchacha que miró a aquel individuo para sonreír gentil y señalarle que estaban por llegar al taller ferroviario, donde ella trabajaba.

Broly miró al frente y vio un grupo de edificios que servían como almacén y taller de locomotoras, coches y vagones de carga, como también para guardar materiales para reparación de vías férreas. A unos tres kilómetros, al norte,
estaba la estación de trenes del pueblo. Mary lo llevó hacia unos viejos coches de pasajeros, sobre rieles en desuso, que fueron acondicionados como oficinas. Algunos trabajadores andaban por ahí esperando comenzara la jornada laboral. Podían llegar una hora antes, pero nunca empezaban hasta las ocho en punto, mas siempre salian treinta minutos antes de las seis.

Aquellos hombres envestidos con ropas acondicionadas para el trabajo por manchas, agujeros y todo lo que las jornadas de labor le echaban encima,
miraron a Broly de forma recelosa. Algunos lo saludaron con un sutil movimiento de cabeza, mientras soplaban las tazas humeantes que eran las tapas de termos maltrechos. Era obvio que conocían a Mary, porque le daban la bienvenida y le hacían comentarios jocosos cargados de buena vibra que ella respondía igual.

-¡Oye Pep! ¿Sabes dónde esta el jefe?- le preguntó Mary a un tipo narizon con un overol gris.

-En la oficina-le respondió el sujeto mordiendo su pan con carne-¿Y este mancebo de dónde la sacaste?

-Su nombre es Broly y será tu compañero- le contesto Mary.

Pep rio enseñando lo que masticaba y se encaminó en dirección opuesta a la muchacha y su singular acompañante. Ellos se detuvieron ante un coche antiguo, de madera pintada de rojo, con unas letras blancas que decían: "Carro comedor"

-¿Tienes tu identificación?-le pregunto Mary.

Broly reviso los bolsillos de su  pantalón, los del chaleco y luego reviso su linyera. Allí estaba el documento y sin ninguna desconfianza se lo dio a la joven que le dio una rápida ojeada.

-Vaya...eres bastante mayor- comentó disimulando la sorpresa- Yo que estimaba unos treinta y pico. Bueno yo hablaré con el jefe primero y tú ya sabes que decir.

Broly recibió su identificación y la miró algo dubitativo, recordando lo que ella le dijo durante el camino.

-¿Cree que este bien..?

-Todos mienten para conseguir un empleo- lo interrumpió Mary con una sonrisa avisada- Pero en tu caso es un poco diferente. Espera aquí.

La muchacha entró a aquella oficina y cinco minutos después lo llamó para que el jefe lo viera. Con mucho cuidado, pues la puerta era estrecha, Broly entró en aquel lugar. Inclinó la cabeza para no golpearse con el umbral y aquello le dio el aspecto de un gigante asomándose a una casa de muñecas.

El jefe, que era un hombre viejo y redondo como un melón, se echo hacia atrás al ver semejante mole frente a él. La cabeza de aquel individuo, de aspecto de rufián arrepentido,
prácticamente tocaba el techo y su estampa era intimidante, pero el jefe era un tipo que no se dejaba llevar por aspectos y primeras impresiones. Se puso las gafas, que llevaba colgando al cuello con una delgada cadena plateada, y miró en detalle a su candidato a empleado. Obviamente se trataba de un hombre muy fuerte, pero él se concentró en esos ojos negros con ese matiz de dureza triste y nostalgia candida. El jefe inclinó su cuerpo hacia delante para descansar los antebrazos sobre el escritorio, se tomo un minuto y luego le dijo:

-Muéstrame sus manos, joven.

Sin cuestionar aquello, Broly dejó su linyera en el piso y le enseño sus manos, a simple vista, maltratadas. Los ojos claros del jefe confrontaron los de aquel hombre en un juicio silencioso que duro bastante, tanto que Mary fingió toser para romper esa atmósfera de analisis. El jefe le hizo las preguntas rigor y Broly respondió lo que Mary le dijo, mientras le enseñaba su identificación de la que ese hombre, anoto los detalles en una hoja de papel de color verde.

-¡Bien!- exclamó el jefe al devolverle el documento- Estarás a prueba una semana. Te enviare con la cuadrilla de remoción de durmientes- añadió tras una breve pausa- Mary te llevara con ellos. Estarán en la misma sección ¿Estas de acuerdo?

-Si, señor- le respondió sin disimular su alegría por conseguir un trabajo.

-Llevalo a buscar algún overol ¿Quieres Mary? A ver si encuentras algo de su talla.

-Como diga, pero y ¿Qué hay del otro asunto?- le preguntó la muchacha y el jefe la miro un instante.

-Puede quedarse. Vagón cinco-le señalo el hombre quitándose las gafas.

-¡Gracias! Ven, que casi es hora de comenzar-le dijo Mary a Broly tomando su brazo.

Él también le dio las gracias al jefe y siguió a la muchacha que apenas salió de esa oficina, le comenzó a explicar algunas cosas respecto al trabajo.

Mary lo llevó a los camerinos,
que estaban en una pequeña y vieja casa, de adobe, al costado de los rieles. Caminaron unos cinco minutos a través de viejos coches en desuso. Algunos tan deteriorados que solo podían considerarse chatarra, pero que estaban allí como el esqueleto de un animal que murió en el campo. Moles de metal o madera con la historia ferroviaria del país, a cuestas, pero que a nadie le importaban. Era un paisaje triste y poético, en cierta forma, muy particular para alguien como Broly.

Contra todo pronostico, Mary encontró un traje de la talla de aquel hombre. Había pertenecido a un extranjero que estuvo por ahí unos meses. Un poco apretado, pero le calzo y al salir de esos vestidores se encontró con la muchacha
vestida con un overol azul sobre el que llevaba un chaleco reflectante ¿Dónde se cambio? Broly no lo noto, pero habían dos camerinos. La muchacha tenía dos cascos en las manos y le dio uno diciéndole que se lo pusiera, luego se echo a andar en dirección a donde los esperaba el vehículo que los llevaría a la faena. 

El trabajo de Mary, y su cuadrilla, era remover los durmientes de madera para sustituirlos por los de hormigón. Quitar los viejos maderos se hacia a mano y era bastante pesado, mas para un tipo como ese el esfuerzo físico no parecía algo extenuante. Al principio sus compañeros lo miraron con bastante desconfianza, pues todos lo habían visto en la calle varias semanas y, como muchos en el pueblo, lo veían como un expresidiario o un fugitivo de la ley. Claro que su buena disposición y bríos para el trabajo rápidamente relajo a varios, pero estaban aún lejos de verlo sin recelo. En cuanto a Mary lo único que le llamó la atención de Broly fue que no le cuestionara que ella trabajara ahí. 

Cerca de la una se hacia una pausa para el almuerzo. Fue cuando apareció el jefe con unas bolsas en la mano y haciendo un gesto con la mano, llamó a Mary que fue a su encuentro.

-Dale esto a tu amigo- le dijo entregando a ella, las bolsas-Yo iré a una reunión y no podré comer lo que cocino mi esposa.

La muchacha recibió las bolsas y las abrió para dar un vistazo.

-Es pastel de pollo, come un poco si quieres-le dijo el jefe y ella se sonrió-¿Puedo preguntar algo?

-Lo acaba de hacer...-le contesto ella y rio divertida.

El hombre se sonrió y rasco la cabeza nada más.

-¿Por qué trajiste a ese hombre aquí?

La muchacha lo miró un momento y luego dirigió sus ojos a Broly que estaba sentado sobre los durmiente extraídos, que apilaron junto a las vías desnudas.

-No estoy segura-dijo en voz baja.

-Supongo que es ese tipo de persona- comentó el jefe y se alejo por las vías.

Mary caminó hacia Broly y a sus espaldas, en los rieles paralelos a los que seguía el jefe ,un tren de carga paso pesadamente haciendo temblar el suelo.

 

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