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✎ CAPITULO 4

◤Primer día de clases◥

15 años después.

El sol brillaba sobre aquella moderna isla, dónde antes había una villa, ahora hay una gran ciudad. Los radiantes brillos de la gran estrella del día era lo que destaca y que lograba hacer que todos los habitantes empezarán su día con energías.

En cierta casa de dos erizos felizmente casados, en una habitación estaba dormida una eriza de púas azúl marino claro, que al escuchar el sonido de su alarma ella despertó con una sonrisa. La chica se levantó de la cama mientras acomodaba sus rebeldes y despeinadas púas en una coleta para que no estorbara. Ella parecía feliz de empezar su día.

En la habitación que se ubicaba frente la habitación de la eriza azúl estaba dormido en la cama un erizo de púas azules como las de su padre y con notables mechones rosas que heredó de su madre. Él dormía plácidamente, oyendose sus ronquidos en el entorno de su habitación, hasta escuchar el sonido de su puerta ser tocada.

─ ¡Nick! ¡Despierta! ¿Quieres llegar tarde en el primer día de clases? ─ Hablaba la eriza azúl del otro lado de la puerta.

─ Si se trata de volver a esa cárcel llamada "escuela", entonces sí. ─ Contestaría el erizo de púas azules y rosas, cubriendo su rostro con su almohada.

La eriza mayor al escuchar esa respuesta de su hermano ella suspira de manera forzada y enojada. A ella no le gustaba llegar tarde a cualquier cosa, pero su hermano no es el mismo caso.

La azulada había abierto la puerta del cuarto de su hermano menor y abrió las cortinas de su cuarto para que entrara la luz del sol, pero había visto que Nick tenía la almohada sobre su rostro para que la luz no llegara a posar en su rostro. Zoey se molestó por eso.

─ Nick, arriba. ─ Demandó quitándole la almohada a su hermano.

─ ¡Oye! ¡Eso es invasión a espacio privado!

─ No me importa. Por tú culpa llegaremos tarde. ─ Empezó a buscar la mochila de su hermano en todo su cuarto, el cual está desordenado, por cierto.

─ Aaay... Zoey, es el primer día. Nadie va el primer día. ¿Por qué no te relajas un poco?

─ Y es por esa actitud por la cual tenías más de 10 suspensiones el año pasado.

─ Pff... Exagerada.

La mayor al oír esa respuesta de su hermano fue lo que la había hecho enojarse mucho más, pero había tomado aire para calmarse. Zoey después se colocó a un lado de la cama y empezó a empujar a Nick de la misma para que cayera al suelo y despertara.

─ ¡Au! ¡¿Qué te pasa?!

─ Levántate, arréglate y baja a desayunar. ─ Encontró la mochila de su hermano, por lo que la dejó en su cama.

─ Tendrás que ser mucho más inteligente para sacarme de aquí. Si no es así, no me iré a ningún lado.

•------☆------•

─ ¡¡Nooooooooooo!! ─ Exclama Nick quién es arrastrado por sus piernas por su hermana.

─ ¿Quieres callarte? ─ Quejó la mayor, empezando a bajar las escaleras mientras llevaba a sus hermano por los pies. Nick empezaba a quejarse por como su cabeza chocaba con cada escalón.

─ ¡Suéltame! ¡Mamá! ¡Papá! ¡El monstruo quiere llevarme a la cárcel! ¡¡Ayúdenme!!

Zoey se molestaba por la manera tan infantil de su hermano de pedir ayuda, por lo que siguió su camino hasta llegar a la planta baja y caminar hasta la cocina, soltando las piernas de su hermano.

─ Hola, mamá. ─ Saludó a su madre, dándole un abrazo y un beso en la mejilla.

─ Hola, cariño. ¿Estás emocionada por hoy?

─ Bueno, no tan emocionada, pero tengo el presentimiento de que este será mí año.

─ Eso espero. Oye, ¿Y tú hermano?

─ ¡Aquí estoy, ma...! ─ Alzó la voz el menor que estaba tirado en el suelo.

─ No me digas, ¿El bebote no quería levantarse?

─ ¿Es necesario que responda?

─ ¡Puedo escucharlas! ─ Se levantó el chico arreglando su desordenado flequillo, siendo igual al de su madre.

─ Ay, no te enojes, Nicky. ─ Se acercó su madre hacia él para llenar su rostro de besos.

─ ¡Mamá, no! ─ Quejó el menor con cierto rubor en sus mejillas. Él no es de mucho contacto físico.

De pronto, la puerta de aquella casa había sido abierta, dejando ver a un erizo azul que se estiraba y jadeaba un poco por la sed que tenía. Llegaba de correr como lo hacía todas las mañanas.

─ ¿Donde esta mi familia? ─ Llamaba el héroe de Mobius, escuchando sonidos en la cocina.

─ ¡Papá! ─ Exclamaron los dos jóvenes corriendo hacia su padre para darle un abrazo, recibiendo del mayor una risa.

─ Hola, chicos. ─ Su voz sonaba contenta, dándole ciertas caricias en la cabeza a Nick y un beso en la frente a Zoey.

─ ¿Llegando de correr? ─ Se hizo notar la rosada mientras dejaba en la mesa unos platos con el desayuno. Unos ricos waffles con frutas y mermelada.

─ Si. ─ Respondió con naturalidad, acercándose a su esposa y abrazarla por detrás, apoyando su mentón en la cabeza de la menor.

─ Je, bueno, chicos, aquí tienen el desayuno.

─ Gracias, mamá. ─ La eriza azúl de púas rebeldes se sentó en la mesa para empezar a comer.

─ Si, gracias, ma. ─ Contestó el menor también tomando asiento y empezando a comer su desayuno con hambre.

La eriza rosa se reíria por ver cómo su hijo comía, era igual a su padre. Hablando de él, empezaba a esconder su rostro en el cuello de su amada, sacándole una risita por eso.

─ Sonic... ¿No vas a desayunar? ─ Le susurraba ella a su marido, recibiendo de él unos besitos en su cuello.

─ Eso estoy haciendo. ─ Le susurraba de regreso a su esposa. Le gustaba mucho darle varios besos y algunas mordidas a ella por la mañana, señalando de que Amy era su comida favorita.

─ La comida, Sonic, la comida.

─ Bueno, está bien. Perdón, Ames, pero no puedes evitar ser tan caliente. ─ Bromeaba Sonic con un toque coqueto en su voz para tomar su plato y empezar a comer.

─ Sonic...

Los dos hermanos se habían volteado a ver con respecto a la escena que acaban de ver sus ojos, por lo que terminaron de comer con rapidez. Algunas veces esos momentos que tenían sus padres les incomodaban.

El día seguía con normalidad, hasta ahora siendo que los jóvenes se despidieron de sus padres para empezar a caminar en dirección a la parada del autobús escolar, encontrándose en la parada a varios estudiantes que irían al mismo instituto que ellos.

Un erizo de púas color carmín se abría acercado y desordenaria las púas bien peinadas de la chica para fastidiarla, oyendo de ella un grito de enojo.

─ ¡Gelder! ─ Gritó ella el nombre del agresor a su peinado, oyendo de ese erizo una estruendosa carcajada.

─ Ese es mi nombre, niña, no lo mal gastes. ─ Responde el contrario, colocando sus manos en los bolsillos de su chaqueta escolar.

─ Gelder, déjala en paz... ─ Expresaba con enojo el hermano menor de la chica, mirando con rabia a su agresor.

─ Ou... ¿Necesitas de tu estúpido hermano para defenderte?

─ ¡¿Cómo me llamaste?!

Ese grito había captado la atención de los demás jóvenes que esperaban su transporte. Algunos miraban la escena con preocupación, otros con emoción y otros sin interés. Nick, con los anillos de sus muñecas, había invocado su martillo con la intención de golpear con eso a Gelder, pero fue detenido por su hermana.

─ Tranquilo, Nick.

─ ¡¿Qué?! ¡Pero... Te está molestando! ¡Y me insultó! ─ Quejaba él. ─ Voy a darle lo que se merece.

─ Estoy esperando. ─ Insistía el erizo de púas carmín.

─ Nick, no. Sólo empeorará las cosas. ─ Le susurró al oído al menor, logrando hacerlo recapacitar y que desvaneciera su martillo.

Todos los demás estudiantes que veían esa escena quedaron callados, pero al escuchar el sonido del autobús escolar frente a ellos, subieron a su transporte. Los dos hermanos Hedgehog Rose también subieron, tratando de ignorar el asunto que acaba de suceder.

•------☆------•

─ Y esa, es la razón por la cual deberían considerar que la luna está hecha de queso.

─ Luke... ¿Dormiste bien? ─ Cuestiona algo confundida la equidna hacia su hermano mayor que decía hechos algo cuestionables.

─ ¿Dormir? ¿Quién pudo dormir anoche? ─ Dijo con un tono de voz coqueto que señalaba lo que podría haber hecho ese murciélago la noche anterior.

─ Algún día, mamá y papá se van a enterar de que metes chicas a la casa. ─ Le recordaba Ruby a su hermano.

─ Por favor, no lo sabrán. Sé lo que hago.

─ Agh, sigo pensando que deberías dejar de jugar con las chicas si "supuestamente" estás con Skyler.

─ ¿Y que? Eso le quita la diversión a la vida. Además, Sky no se dará cuenta.

─ Si lo hará ─ Sonríe burlona.─ , sí se lo digo primero.

─ Lo haces y te juro que...

Un fuerte golpe se escuchó en el pasillo, viéndose que era Gelder nuevamente molestando a Zoey, quien fue ella la que había golpeado el casillero y notando que su pelaje azul se tornaba ligeramente oscuro. La equidna había reaccionado por eso.

─ Eh... Te veo después. ─ Se alejó Ruby de su hermano, corriendo hacia la escena.

─ ¡Te he dicho miles de veces que me dejes en paz! ¡Hasta te he amenazado con clavarte un tenedor en la mano! ¡¿Cuál es tu obsesión conmigo?!

─ No es obsesión, Hedgehog. Solamente lo hago porque sé que no eres capaz de hacer lo que dices. No después de lo que pasó hace un año, ¿Recuerdas?

Lo que había dicho el erizo carmín había hecho que la menor entrara en un trance al recordar lo sucedido el año pasado. No... No quería que eso sucediera otra vez, pero sus emociones no cooperaban.

─ Eres un...

─ ¡Zoey!

Ese grito había sido de la equidna de ojos bicolor, logrando captar la atención de su amiga.

─ ¿Ruby...? ─ Su voz sonaba sorprendida por ver a su amiga de frente.

─ Ay, cielo. ¿Estás bien? ─ Preguntaba la chica hacia la menor cual madre, recibiendo de ella un suspiro. ─ ¿Qué crees que haces, idiota?

─ Oh... Hola, hermosa ─ Hablaría con un toque coqueto en su voz hacia la equidna. ─ , ¿Cómo has estado?

─ Nada de "hermosa", imbécil. Aléjate de Zoey y de mí, sino, seré yo quien te de una lección.

─ ¿En serio? ¿Y cómo lo harás, querida?

Un golpe seco se escuchó nuevamente, logrando que muchos estudiantes observaran la escena en silencio. Fue Ruby que había golpeado el rostro de Gelder, el golpe fue tan fuerte que había visto que su labio estaba sangrando.

─ Así.

Fue lo último que ella pudo responder, llevándose a Zoey lejos de la escena.

─ En serio, deberías decirle a tus padres y a la directora Vainilla que ese tipo te está molestando.

─ Créeme, es mejor así...

─ ¡¿Qué?!

─ Ruby, entiendo que me ayudas con él por lo que hace, y lo aprecio...

─ ¿Pero?

─ No quiero ocasionar un problema más grande...

─ ¿"Problema más grande"? Más bien te librarias de él.

─ Escucha, sé que él es tu ex de hace tres años por engañarte con tres chicas diferentes, pero esa no es razón suficiente para que yo tenga que hacer algo.

─ Bluey, escúchame, está abusando de tu paciencia, te acosa aquí en la escuela y busca maneras de enojarte al grado de que tu pelaje se ponga... Así.

Hablaba la equidna para poder señalar donde era visible el pelaje de su amiga, específicamente sus púas que en las puntas se reflejaba un aspecto oscuro. Eso no era buena señal.

─ Lo sé... ─ Suspira la menor, escondiendo su rostro en su largo flequillo. ─ lo sé...

─ Desde lo del año pasado, insiste en colapsarte. ─ Recordaba hacia Zoey. ─ Tienes que hacerlo parar.

─ Mira, es que yo...

La campana había sonado, indicando que debían de volver a sus respectivos salones para poder continuar con sus clases. Ambas chicas se miraron.

Ruby decidió acompañar a Zoey a su salón, abrazándola al colocar uno de sus brazos sobre sus hombros. Zoey por otro lado miraba la mano que uso para golpear el casillero, notando que sus nudillos estaban algo manchados de su propia sangre, manchando de ese líquido rojo sus guantes.

─ Sólo... Tengo que encontrar una forma de sobrevivir a esto...

─ Zoey, aún pienso...

─ Nada. No digas nada, por favor... Tengo demasiado en la cabeza...

Apesar de que no estaba de acuerdo con lo que hacia su amiga, no quería llenarla de más angustias, por lo que siguieron su camino en silencio, solo tratando de que su compañía fuera su único refuerzo.

•------☆------•

─ Amigo ─ Hablaba el murciélago hacía un erizo negro de vetas amarillas. ─ , ¿Escuchaste lo que sucedió hace rato?

─ ¿Qué cosa? ─ Cuestiona Marcus.

─ Gelder estuvo molestando a Zoey y ella golpeó un casillero, pero lo mejor fué, ¡Ruby le dió un puñetazo en la cara!

─ Con lo que tenga que ver con la Faker no me interesa en lo más mínimo, pero ¿Ruby golpeando a alguien?

─ ¿No es genial? ─ Hablaba el murciélago con emoción. ─ ¡Tenía tantas ganas de darle su merecido a ese idiota por aprovecharse de mi hermana!

─ De cualquier manera, tú haces lo mismo que él hizo con Ruby, ¿O me equivoco?

Oír esa voz seria y a la vez razonable del erizo de vetas amarillas, el murciélago había puesto su vista violeta en su mejor amigo, quien estaba cruzado de brazos y con una ceja alzada tras decir su anterior enunciado que había dejado un silencio notable en el ambiente.

─ Ay, por favor, otra vez con eso...

─ Lukas The Bat, creo que deberías dejar de caer tan bajo y hacer eso de "juego íntimo" parar. Te vendrán consecuencias si sigues.

─ ¿En serio? ¿Cómo cuáles? ─ Hablaba el albino con despreocupación. ─ Lo único que se me viene a la mente es un serio puñetazo de parte de papá. Créeme, lo tengo bajo control.

─ Sólo por el hecho de que digas eso hace que me preocupe más...

─ ¿En serio estás preocupado? Tu cara dice que estás enojado.

─ Pueden ser ambos.

─ Entonces... Estás "Enojupado".

─ Enoju... ¿Qué?

De manera inesperada, una eriza de color gris plateado con mechones morados y una gran sonrisa llegaba hasta los dos chicos, y abrazó de manera imprevista a aquel erizo negro, el cual se sorprendió y casi pierde el equilibrio. Sabía quién era.

─ Hola, Sam...

─ ¡Mark! ¿Cómo está mi mejor amigo en el mundo? ─ Cuestionaba la chica con esa hermosa sonrisa que la característica y esos grandes ojos dorados.

─ Estoy bien, niña... ─ Hablaría él como si no le interesara, pero un sutil gesto de felicidad se notaba en su rostro.

─ Me alegro. ─ Fue cuando la menor había notado al murciélago y le otorgó una sonrisa a él también. ─ Hola, Luke.

─ Hola, pequeña. ¿Cómo te encuentras? ─ Hablaba con esa sonrisa galante suya, pero su tono de voz era amigable.

─ Estoy más que bien ahora de verlos a ustedes. ─ Habría dicho la menor con dulzura, haciendo que los dos chicos se miraran entre si con una pequeña sonrisa en sus bocas. Samantha podía ser bastante adorable.

Los tres amigos caminarían juntos por el pasillo, cada uno en dirección a sus salones, aunque les gustaba hacerse compañía mutuamente.

Habría pasado por el salón de Sam, siendo el lugar donde se despedirían. Luke y Mark estudiaban en el mismo salón, Sam estudiaba unos años menos que ellos.

Sam irradiaba alegría que contagia a cualquiera, aunque su atención había ido hacia Zoey que estaba sentada en su asiento junto a Leo Prower; el hijo mayor de su tío Tails. Leo estaba intentando calmar a Zoey mientras ella estaba con una expresión de angustia y molestia.

─ Hola, chicos... Em... ¿Todo bien?

─ ¿Te parece que todo está bien? ─ Había respondido de mala manera la eriza azúl, aunque terminó reaccionando a como contestó. ─ Perdón, Sam, no eres tú, es solo...

─ No, tranquila. Entiendo. ─ Respondió ella con una sonrisa para sentarse al lado de su amiga y colocar una de sus manos en sus hombros.

Fué en ese momento en el que por el pasillo pasaba Gelder junto a sus amigos. Ellos estaban en otra clase. Al pasar por la puerta del salón, Gelder había sacado el dedo del centro de su mano mientras sacaba la lengua de manera burlona había Zoey. Ella solo suspiró y recostó su frente contra la mesa de su asiento.

─ En definitiva, será un año escolar muy largo... ─ Diría el conejo con cansancio.

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